Sesiones de entrega I
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por SirValen.
con la luz tenue que emanaba de las lamparas del techo, con una musica que hacia que aquel ambiente inspirara devocion y respeto, estaban ellas,… Mis esclavas. Ambas estaban con sus collares en el cuello, con sus muñequeras, con sus tobilleras y con sus corses, realzando sus bellos pechos, haciendo que estos se mantuvieran elevados, rigidos y ofrecidos a ser azotados si a Mi el Amo de ambas me apetecia.
Ambas estaban alli porque sentian la necesidad de mostrame su entrega total y absoluta, porque necesitaban mostrar sus deseos de pertenecerme, porque su devocion y sumision hacia Mi les hacia estar alli para hacerme feliz.
Con una mantengo una relacion 24/7. Con la otra estoy mantenido una relacion virtual y real, esto ultimo cuando nos ha sido posible, y para esta ocasion ella se habia desplazado expresamente 600 Km. para estar ahi. Era la primera vez que ambas estaban juntas, en una misma mazmorra, era la primera vez que compartirian unas mismas sensaciones, unos mismos sentimientos, unas mismas pruebas y disciplinas.
Una fue colocada en la rueda giratoria, de cara a Mi, con los brazos en cruz y sus piernas bien abiertas, dejando su coño perfectamente expuesto y asequible tanto a mis caricias, como a los azotes. La otra esclava me ayudo a colocar los arneses de los brazos, de las piernas, del pecho y la cintura para dejarla bien sujeta, puesto que esa rueda una vez libre de su freno, gira sin ninguna dificultad a derecha o izquierda, dependiendo del mas minimo movimiento que la esclava realice y haciendo que esta quede boca abajo. Me separe un par de metros y tome el latigo, es un latigo flexible de 1,5 Mts, acabado en cuatro tiras de cordon de cuero de unos 15 cm cada una.
Al agitarlo en el aire produce un silbido que acaba en un sonido seco, como el de un disparo cuando asi se desea hacerlo sonar, solo ese sonido ya hacia estremecer a ambas esclavas y mas a la que estaba sujeta en la rueda, pero alli estaba, totalmente ofrecida a mis deseos. Ella sabia que Yo la podria azotar si eso me apetecia y estaba alli para eso…para complacerme. La segunda esclava se retiro de la rueda, poniendose a Mi lado de rodillas y ese latigo rasgo el aire, la punta del mismo con las cuatro tiras se dirigio hacia donde estaba la esclava de la rueda y ese impacto seco se estrello a escasos centimetros de su brazo derecho, lo cual produjo un leve movimiento de la misma hacia su izquierda, suficiente para que la rueda girase rapidamente dejandola en la posicion invertida. De este modo, quedo con su coño perfectamente ofrecido y expuesto.
Me acerque a palpar ese coño, estaba mojado y abierto, sin duda estaba excitada y decidi que era muy pronto para que estuviera asi, con lo que lentamente, volvi a la posicion donde habia estado. Rasgue el aire de nuevo con el latigo, lo hice sonar con aquel chasquido que solo los que lo han sentido saben las sensaciones que eso produce y vi como la esclava de la rueda cerraba sus ojos, como señal inequivoca de aceptacion de lo que Yo decidiera hacer. De nuevo el latigo se desplazo por el aire…de nuevo se dirigio hacia ella y se estrello a escasos centimetros de su coño, esta vez no se inmuto, estaba dispuesta, aceptaba lo que fuera con tal de mostrar su entrega. Por tercera vez el latigo impulsado por Mi mano reprodujo la secuencia pero esta vez…impacto contra su coño, tan solo un leve sonido escapo de su boca.
– “¿Que has dicho esclava?”- fue Mi pregunta.
Sus labios dejaron escapar la respuesta.
-“Gracias Amo”,- habia pronunciado la frase con sumision y agradecimiento.
Realmente aquella esclava estaba contenta de serlo, asi que esta vez con algo mas de fuerza, hice que el latigo impactase contra su coño.
– “Gracias Amo”- Volvio a repetir la esclava, esta vez con mas devocion, y agradecimiento y eso me complacia.
Tres veces mas su coño fue flagelado y cada vez ella se mostraba mas entregada. Sus pechos, en parte por la posicion se mostraban erectos y sus pezones terriblemente erizados. Lentamente me acerque a ella, me aproxime para ver aquel coño, que se mostraba rojo, inflamado. Un suspiro de placer salio de sus labios cuando lo roce con la palma de Mi mano. Estaba mojado, chorreante, hervia en sus propios flujos, un gemido salio de su boca cuando Mi dedo indice recorria solo rozando, sus labios externos. Aquel coño azotado, flagelado, dolorido, se habria cada vez mas al contacto de Mis dedos.
La respiracion de la esclava era muy agitada, sus pechos se balanceaban en el aire y sus pezones se erizaban al contacto de mis pantalones de piel. Un ahogado y temeroso grito de deseo se escapo cuando mi dedo lentamente se fue hundiendo entre aquellos labios. Yo podia notar como de aquel coño emanaba cada vez mas flujo a medida que el dedo penetraba en el. Alli estaba ella, con el cuerpo cabeza abajo, con la sangre impulsada por su acelerado corazon llegado a oleadas a su cabeza, con los brazos y piernas bien abiertas, totalmente expuesta, con el coño flagelado y babeante de flujo, con el deseo a flor de piel, con la mezcla de dolor, placer y entrega, todo en un mismo cuerpo,
– “¡No te corras, No tienes Mi permiso, perra!”- le ordene, y ella aguanto.
Se le notaba el tremendo esfuerzo fisico y psiquico que estaba realizando para obedecer aquella orden, lo cual hacia que su deseo creciera aun mas,
– “Por que soportas esto, por quien lo haces, perra?”,- pregunte,
– “Por Ti, por mi Amo” -respondio ella.
Realmente estaba con el coño babeante. Sus flujos, debido al acompasado ritmo de entrar y salir mi dedo en su coño, incluso empezaban a desbordarse y se deslizaban por su ano y por su vientre. La perra tenia unas ganas enormes de correrse. Pese a la posicion, las convulsiones de su cuerpo asi lo indicaban,
– “¿Necesitas correrte, verdad perra? “- indique,
– “Solo si mi Amo me da permiso podre hacerlo” -grito en plena desesperacion,
Yo estaba orgulloso, realmente habia hecho de ella una buena esclava, una buena perra. En ese momento deje de hundir mi dedo en el coño, separe mi mano del mismo y me retire un par de pasos lentamente, su cara mostraba un anhelo terrible, un deseo casi descontrolado.
Ordene a mi otra esclava que la volviera a colocar cabeza arriba, que la soltase de sus arneses, cosa que hizo puntualmente mientras su cara reflejaba una mezcla de envidia y deseo por haber deseado estar ella en esa rueda. La ayudo a sostenerse de pie unos breves segundos y a continuacion ambas se arrodillaron ante Mi. Ambas flexionaron sus cuerpos hacia delante colocando sus manos en sus riñones, hasta tocar con sus frentes el suelo,
– “¿Decidme esclavas, os veis capaces de ofrecerme mas para ser realmente Mias? “- pregunte,
– “Deseamos ser mas Tuyas, que nos hagas mas esclavas, y que nos permitas hacerte feliz, Amo”, -fue la respuesta que me dieron.
Me quede complacido observandolas, podia estar orgulloso de aquel par de zorras, que efectivamente cada dia serian mas esclavas mias. Y ahora le tocaba el turno a la otra, de mostrarme hasta donde era capaz de ofrecer y entregar, por Mi.
SirValen
Autor: SirValen
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