Sexo con mi amiga suicida
La ocasión en la que salí con una amiga para que no se sintiera triste ni sola y de como eso nos llevó a tener sexo.
Cuando iba en el bachillerato conocía a una amiga. Delgada, alta, piernas largas, cabello corto y pies grandes. Cuando digo delgada, es, realmente delgada. Sus brazos, piernas, manos, todo su cuerpo, de apariencia calavérica, pero no era anorexica ni nada, simplemente ella su complexión era así. Sus doctores le habían dicho que su metabolismo era muy rápido y era dificil ganar peso para ella.
Ella siempre se mostró como una niña dulce y amable. Derramaba amor y ternura, y lo digo de la forma menos cursi posible.
El caso es que hasta hace unos pocos meses me enteré de la noticia de que ella había intentado suicidarse, pues estaba en un estado de depresión grande y ya no le encontraba sentido a la vida.
Intenté comunicarme con ella para poder apoyarla. Así que empezamos a hablar casi a diario y a todos ratos. Me contaba de su día, de sus vivencias, cosas con su novio, con su familia, básicamente nos entreteníamos con chismes y anécdotas.
Todo ocurrió un fin de semana que ella me pidió que nos viéramos. Levábamos tiempo sin salir y dijo que sería lindo vernos. A lo que yo accedí. La verdad es que yo la pasaba muy bien. No estaba enamorado ni nada, ni siquiera me atraía ¿saben? Era tal cual una visita desinteresada de viejos amigos.
Fuimos a un parque cerca de su casa. Estuvimos en los columpios, jugando en el sube y baja. Hablando y pasando tiempo juntos. Ya más tarde, por ahí de las 18:00 horas, estábamos sentados, ella recostada en mí, solo contemplando el atardecer. Cuando en ese momento sonó su teléfono, eran unos mensajes, pero no pude leer de quienes eran, de su novio supuse.
- Podemos ir a la casa. Dijo de golpe y presurosa.
- Claro, ¿todo está bien?
- Si, no es nada. Debemos darnos prisa
- Okey vale. – Agarramos nuestros envueltos de fresas con crema y nos fuimos caminando rápidamente a su casa.
Al llegar me pude percatar de que estaba vacía su casa, cuando anteriormente estaba su mamá allí. Al parecer había salido y fue ella quien le había avisado a mi amiga de que saldría.
No estaba oscuro del todo, pero si se notaba que a pesar de que las cortinas estaban abierta, la luz ya estaba comenzando a escasear, pues la noche venía. Pero aún era buena hora para regresar a casa.
- No piensas irte ya ¿o sí?
- Pues ya estas aquí en tu casa. No se que más podríamos hacer.
- Nada, estoy cansada y solo quería recostarme en el sillón y ver una peli o un anime.
- Pues, supongo que aun puedo quedarme a ver una peli, si se hace tarde tomaré un taxi.
- Ay niño, por eso no te preocupes, si se hace muy tarde mi mamá puede llevarte.
- Sí, pero no quiero abusar de ella.
- Jaja… ¿como? – dijo ella de manera pícara.
- Jajaja no seas mensa, sabes lo que quise decir
- Si si ajá. Pervertido.
- Jajaja, ya tonta, que yo respeto a ti y a tu familia
- Jaja okey okey, está bien – en eso hace un gesto de sacar la lengua en forma de burla.
Después de eso se recostó y prendimos la tele. Ella traía una faldita, no muy corta pero si arriba de la rodilla, de cuadros, y unas calcetas de zebra. Además traía puesto unos tenis converse y un top corto de calavera. Ella tenía el pelo corto.
En eso de un cajón pequeño sacó otro control para bajar las persianas de su casa, y pude ver una tiara.
- Oye que bonita, es tuya
- Sí, es mía, ya ves que luego me gusta disfrazarme, pues es de princesa.
- Jaja a ver
- Pues míralaaa
- No, digo, a verte a ti vestida de princesa
- Ay no niño, ni tengo fotos, lo hago solo por mí y por que me gusta hacerlo, pero no le muestro a nadie
- Andaleee, por favor
- No no no no… además no quiero tomarme el tiempo de ponerme todo el vestido, las medias, los guantes, ay no que pereza.
- Jajaja, ay no, que mala, se te ha de ver bonito.
- Ay no, y menos que estoy flaca y el pelo corto.
- Oye, hablando de todo un poco, no te da frío ahorita que anda así, incluso con el pelo corto
- Un poco, jaja, más que nada siento frío en mis piecitos.
- A ver, trae
En eso tomé sus pies y le quité sus tenis.
- Espera menso, han de oler feo por que estuvimos jugando afuera
- Jajaja no mames, tu tranquila, deja que te de un masaje
Yo quería distraerla y pasar lo mas que pudiera de tiempo para que no se sintiera sola ni deprimida, así que si darle un masaje y ver animes con ella iba a ayudar, pues por mí adelante.
- Jaja, espera que soy muy cosquilluda.
- Bueno a ver, te hago suave
- Anda mejor mejor
- ¿Así está bien?
- Mmm ah, sí, mucho mejor… ah
Al escuchar eso no pude evitar tener una erección. Por dios, era la primera vez que me sentía así por ella. No podía creerlo, y no quería. Así que trataba de disimular y esperar que acabase pronto el masaje, pero ella parecía disfrutarlo mucho. Solo en un momento en que me perdí, me quedé viendo sus pies. Los pliegues de sus calcetas y lo suave que se sentían. Yo estaba haciéndome un montón de ideas y fantasías. Quería meter su pies en mi boca, y que se pusiera sus calcetas como guantes y me hiciera un paja con una mano y con la otra me diera a oler su otra calceta, metiéndola en mi boca.
Puedo casi jurar que no fue mucho tiempo en que me quedé viendo sus pies, cuando reaccioné y la ví a ella viéndome, se dió cuenta de lo que pasaba, y cuando reaccioné por segunda ocasión al instante, pude ver que ella estaba masajendo sus pechos con una mano.
En ese momento y sin pensarlo mucho ella alzó su pierna y metió su pie en mi boca. Pude notar una cara de exitación pero además una sonrisa de dominación y picardía. Ella movía sus dedos dentro de mi boca, mientras que el otro pie lo puso en mi nariz para que lo oliera.
Saqué su pie de mi boca, solo para quitarle su calceta, y meterlo nuevamente. Ella tomó su calceta y la amarró en mi ojos, y pude sentir como ella se quitó su otra calceta y la colocó en mi nariz al rededor; mientras que con su otro pie empezaba a frotarlo en mi pene por encima de mi pantalón.
Ella tomo uno de mis pies, me quito mi tenis y empezó a olerlo también. Sin mucho espera, comenzó a tallarlo por su pecho, cuello y cara, hasta meterlo poco a poco a su boquita. En eso con sus dientes quitó mi calcetín y comenzó a chupar mi pie. Nunca me había pasado, pero me sentía tan excitado que no me importó y la dejé hacerlo.
En eso una explosión de testosterona me invadió y con mis fuerzas la tumbé en el sillón y la comencé a besar, ella tomó la media que estaba en mis ojos y la bajo para que pudiera verla. Ella tomo el calcetín que me había quitado, se lo puso como guante y comenzó a masturbarse.
Saqué mi pene y comencé a frotarlo contra su vagina por encima de sus panties y su mano, pues ella seguía masajeando su clitoris con mi calcetín. En eso tome mi otro calcetín y se lo metí en la boca, ella solo soltaba gemidos y le gustaba que la estaba tratando como una perra.
Después de ello tuvimos sexo durante media hora. después de estar esos treinta minutos cogiendo, comenzó a lamer mi pene y a dilatar su ano con sus dedos. En eso, ella misma se dio la vuelta para estar en misionero, y tomó mi pene para meterlo por su culo. En una sola embestida entró. Ella dio un grito de dolor, seguido de solo gemidos mientras seguíamos en el acto.
Después de otros diez minutos lo saqué y salió con caca y semen. Ella lo tomó y lo limpió todo con su lenguita. Después de eso nos besamos y nos acostamos el resto de la tarde noche.
- Me gustas mucho… gracias por hacerme pasar un lindo rato, y … por no burlarte de mis fetiches jeje – dijo ella
- Tu también me gustas mucho… – dije – espero pasar mas tiempo así contigo.
- Claro que si tontito, y haremos todavía más cosas…
En eso volvió a tomar sus calcetas de zebra que estaban a un lado, se las puso de guantes y comenzó a besarme y acariciarme con ellas. Tomó sus panties y me la puso como mascara a lo largo de mi boca y nariz, y con todo su fluido vaginal nos besamos a través de esa telita suave y rica.
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