Siempre quise ser bien popular…
Una estudiante universitaria en su afán de ser bien popular, asistió a una fiesta en la que tras emborracharse, tuvo sexo con varios de los presentes en la fiesta. .
Siempre quise ser bien popular…
Hasta hace poco, mi mayor interés era ser la chica más popular en la universidad, por lo que cuando me invitaron a una celebración, de no sé qué, acepté.
Esa noche comencé a beber desde bien temprano y terminé haciendo un sinfín de cosas de las que desgraciadamente no me puedo olvidar.
Apenas comencé mi primer semestre en la universidad, mis padres me alojaron en una residencia para señoritas, la dueña una señora muy formal, desde el primer día nos leyó la cartilla a todas.
Nada de hombres en la casa, se cierran las puertas a las 10 de la noche, y no se permite que las pupilas, o sea las estudiantes, anden en paños menores dentro de la residencia.
En fin, la señora era más estricta que mi propia madre, quizás por eso mis padres, conociéndome escogieron esa residencia para mí.
Bueno realmente me adapté muy bien, pero como ya les dije quería ser una chica bien popular, por lo que cuando me invitaron a esa celebración, no dudé en ir.
Aun a sabiendas de que me tocaría quedarme fuera de la residencia esa noche, a lo que no le di importancia.
Apenas llegamos a la casa donde se estaba celebrando la celebración, me ofrecieron un trago, mientras que la mayoría se dedicó a bailar o escuchar la música, yo trataba de relacionarme y conocer más gente.
Así que continué bebiendo, hasta que me di cuenta de que me estaba sintiendo de lo mejor, y cuando uno de los chicos que me invitó me sacó a bailar, lo hice.
En mi vida había perreado, pero cuando la música comenzó a sonar y yo a ver como las demás chicas movían sus caderas, y las restregaban contra el cuerpo sus respectivas parejas, no me quise quedar atrás y también me puse, como dicen a perrear.
Así que entre perreo y perreo, continué bebiendo y bebiendo, ya no en un vaso, sino que a pico de botella.
A medida que seguía sonando la música yo seguía perreando, pero a diferencia de las otras chicas yo estaba usando una corta minifalda.
La que mi pareja levantaba y frente a todos comenzó a mostrar mis nalgas y restregarlas contra su cuerpo, apenas cubiertas por mis pantis, hasta que no sé quién se le ocurrió decir. “A que no se quitan las blusas, para que veamos cómo se mueven esas tetas.”
De todas las que estábamos bailando, solamente dos chicas y yo lo hicimos, es más, una de ellas, ni sostén llevaba puesto, por lo que de inmediato llamó la atención de todos los presentes.
A medida que movía sus grandes tetas de un lado a otro, mientras que las mías apenas y se bamboleaban.
Yo por no quedarme atrás sin que nadie me lo pidiera zas, que me quité el sostén, y también me hicieron rueda, hasta que paró la música.
Yo me puse mi blusa nuevamente, sin idea de donde pudo haber caído mi sostén, pensé en irme a la residencia, pero ya eran más de las doce de la noche, así que busqué donde quedarme sentada, mientras se me pasaba el mareo.
Pero mi acompañante me entregó otra botella, la que sin detenerme a pensarlo continué bebiendo, mientras que él me fue conduciendo a una retirada habitación.
Ya dentro me preguntó que, si hacía mucho que yo bebía, y la verdad es que no era mi primera vez, y así se lo dije.
De manera simpática continuó hablando conmigo, preguntándome que me provocaba hacer en esos momentos, aparte de seguir bebiendo, y lo cierto es que de tanto beber sentía un calor tremendo, y cuando se lo dije, me propuso que me volviera a quitar la blusa, lo que sin pensarlo realmente hice.
Quedándome nuevamente con mis tetas al aire, las que él sin tocármelas, comenzó a alabar diciéndome lo linda que se veían, a lo que yo bien orgullosa sacando pecho se las acerqué tanto, que su cara quedó entre las dos.
Y tras acariciarlas ligeramente, mientras me hizo volver a tomar asiento, me volvió a preguntar, bien y aparte de eso mientras te das otro trago, no te gustaría quitarte la falda para que yo pueda ver tu lindo cuerpo.
Riéndome como una verdadera tonta, al tiempo que desprendí el broche de mi falda, le dije. “Lo que tú quieres es verme desnuda.”
Él medio sonriéndose me dijo. “Eso es cierto, pero dime quien quiere ver desnuda a una ballena, refiriéndose a la chica de las grandes tetas, nadie verdad, quizás por curiosidad la vea un rato. Pero cuando una chica como tú, con un cuerpo tan lindo se desnuda, uno está en el deber no tan solo de verla, sino que de admirarla.”
Sus palabras hicieron eco en mi mente, y sin dudarlo por un instante, tras darme otro trago de vino, no tan solo me quité la falda, sino que también mis pantis, quedándome únicamente con mis medias negras puestas.
Él me siguió preguntando que más me gustaría hacer, y sin decir palabra me puse a bailar tal y como me encontraba, a medida que él continuaba alabándome y diciéndome una y otra vez lo sexi que yo era.
Pero había bebido tanto que más fueron los tras pies que di que lo que bailé realmente, quedándome finalmente sentada en el piso con mis piernas bien abiertas y con la botella de vino vacía entre mis manos.
A todas estas mientras estuve bailando entraron a la habitación un par de chicos más, que al verme haciendo todo eso, se quedaron en silencio mirándome.
Yo estaba ya tan borracha, que como si ellos tres no estuvieran presentes, me puse a toquetear mi coño con el pico de la botella, metiéndomelo apenas un poquito y sacándomelo de inmediato.
Así que cuando él me preguntó, qué si yo quería que entre los cuatros tuviéramos sexo al mismo tiempo, muerta de la risa le pregunté cómo, y a medida que ellos tres se me fueron acercando, quitándose los pantalones.
Yo me quedé sin saber qué hacer, hasta que como si lo hubiéramos realizado en infinidad de ocasiones, uno a uno me fue penetrando por las distintas partes del mi cuerpo.
Sin que yo ofreciera la menor resistencia, sin ponerle atención al dolor que sentí cuando el primero de ellos tres me clavó su verga por el culo, y sin la menor repulsión de mi parte a ponerme a mamar la verga del segundo.
Mientras que el tercero comenzó sádicamente a introducirme prácticamente toda su mano dentro de mi coño, para luego de sacarla completamente mojada, clavarme su verga.
En medio de mi borrachera, no dejaba de mover todo mi cuerpo, y apenas al que le estaba mamando la verga, la sacaba de mi boca, yo misma volvía a tragármela casi totalmente.
Así estuve por quien sabe por cuánto tiempo, lo último que recuerdo fue que una vez me pusieron a mamar nuevamente, dos de ellos, al mismo tiempo, no sé cómo se las arreglaron, para enterrarme sus vergas dentro de mi coño.
Cuando desperté al siguiente día completamente desnuda en esa oscura habitación, con todo mi cuerpo adolorido, y llena de lamparones de leche por todas partes.
Al final logré conseguir mi falda, mis zapatos, y mi blusa, de mis pantis sostén y medias, ni idea tengo a donde fueron a parar.
En uno de los baños como pude me medio lave, y también como pude regresé a la residencia, donde tras darme una buena ducha, me quedé dormida.
Durante los siguientes días, no hice otra cosa que arrepentirme de haber bebido tanto, y recordando lo mucho que en medio de todo disfruté, de lo que esos tres chicos me habían hecho.
Cuando llegó el siguiente fin de semana, estaba por entrar a la residencia, cuando un chico, me saludó de manera tan confiada, que supuse que lo debía conocer de alguna clase.
En ese mismo momento me invitó y que a comernos un helado, y como ya no tenía ningún compromiso, lo acompañé.
Pero en lugar de entrar a una heladería, me invitó a pasar a una tienda de video, y ya dentro, para mi sorpresa me dijo que lo acompañase al fondo que deseaba mostrarme algo.
Estuve a punto de salir de la tienda, hasta que llamándome por mi nombre me dijo. “Te aseguro que el video que veras te va a llamar la atención.”
Y la curiosidad hizo que lo siguiera, hasta una pequeña habitación donde tras prender un televisor plasma, me entregó una cerveza, la que yo misma destapé y comencé a beber por cortos sorbos, mientras comenzaron aparecer las imágenes en la pantalla.
Al principio no reconocí a nadie, pero después de un corto rato, me vi bailando en medio de un montón de gente que no conocía, perreando y dejando que el mismo chico que me estaba presentando el video, manoseara todo mi cuerpo mientras que yo bebía a pico de botella.
No bien terminé la cerveza, cuando apareció otra en mis manos, la que, sin quitar la vista de la pantalla, continué bebiendo.
Vi claramente como él levantaba mi corta falda y les mostraba mi culo a los presentes, como yo misma me quité tanto mi blusa como mi sostén, el que él se guardó en el bolsillo, y luego como con mis tetas al aire, la gente me estuvo haciendo rueda hasta que terminó la música.
Pensé en paramé y pedirle una explicación, pero justo antes de que lo hiciera me entregó ya no una lata sino una botella de cerveza la que continué bebiendo a medida que seguía observando el video.
Como dentro de aquella habitación, él continuó prácticamente entrevistándome mientras que yo seguía bebe que bebe.
Como en un dos por tres, no tan solo me quité la blusa, sino que mi falda y hasta mis pantis, para quedarme toda desnuda bailando ridículamente.
Mostrando mi culo a la cámara, para luego quedarme sentada explorando mi propio coño con la botella que me al parecer me había tomado yo sola.
No bien terminé de beberme toda la cerveza, él me preguntó. “Que prefieres, cerveza o vino.” En lugar de levantarme y salir de ese lugar, ya algo picada le dije que prefería el vino, y de inmediato sacó de una pequeña nevera una botella de vino, la que me entregó mientras continuábamos viendo el video de todo lo que yo había hecho esa noche.
No bien hubo terminado me dijo. “Que te parece si te quitas toda la ropa, y continuamos donde lo dejamos la otra noche.”
El escuchar decirme eso y el yo obedecerle fue prácticamente lo mismo, ya completamente desnuda, él nada más le bastó señalarme su verga con sus labios, para que yo me pusiera a mamar.
Y entre tragos de vino, continué mamando su miembro, cuando nuevamente otros dos chicos entraron a la pequeña habitación.
El chico que me invitó ahora es mi novio, al que no le molesta, si yo me acuesto con alguno de sus amigos, siempre y cuando lo deje grabar, lo que únicamente hago cuando estoy bien borracha como una perra.
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