SIN QUE ELLA LO SUPIERA IV. *
Sigue nuestro protagonista con su loca y obscura aventura. .
Desde que dormí en dos ocasiones a mi esposa para compartirla con unos amigos, haciendo lo mismo con mi sobrina, aquello se estaba volviendo un vicio; tanto, que sólo pensaba en la próxima aventura.
Para entrar en materia, recordarán que mi esposa Sonia es algo llenita, no gorda, con unos generosos pechos, trasero grande y bien formado, piernas de campeonato, de cara fina, labios carnosos, cabello a los hombros, de piel canela.
Era día de nuestro aniversario, pero, resulta que no teníamos planes y como no tenemos hijos, podíamos ir o hacer lo que se nos viniera en gana cualquier día de la semana, por lo que simplemente optamos por no salir.
Por la mañana llamó por teléfono la prima menor de mi esposa, avisando que iría de vista.
Sólo puedo resumir que Andrea de sólo 23 años de edad, de piel morena, tenia un cuerpo casi perfecto.
Esta de mas decir que mi ya perverso instinto, me sugirió hacerle lo ya costumbrado.
Al caer la tarde llega esta prima, no vistiendo nada sugerente, pero, esos pantalones de mezclilla cafés entallados me dejaban todo a la imaginación.
Obviamente después de la plática, chistes y demás rituales en cuanto a visita se refiere, use la artimaña de rigor.
Con la pastilla bien digerida en las bebidas de ambas mujeres, luego de hacer que esta sintiera los efectos del alcohol. (Al menos Andrea)
Espere pacientemente para poner manos a la obra.
La primera en caer fue la prima.
Sonia me pidió que la llevará a la habitación donde se quedaban las visitas; en vez de eso, la llevé a la nuestra.
Como puede, convencí a mi mujer que nos acostáramos más tarde, poniendo música de su agrado y platicandole cualquier estupidez que se me venía en mente.
Al notar que ella casi era vencida por el somnífero. Espere a que estuviera totalmente inconsciente, admirando su cuerpo vestido por unas mallas negras, su playera amarilla, la cual era marcada por sus pechos.
De nueva cuenta el nerviosismo me invadió por lo que estaba apunto de hacer.
Al llevarla a la recamara, la senté en el mismo sillón donde disfrute de ver cómo la cogía mi amigo en ese estado de inconsciencia.
Me puse encima de Andrea, metiendo mi lengua en su boca, sintiendo la suya.
Mis manos recorrian su cuerpo firme, hasta que decidí desabrochar su pantalón, viendo una bragas rosas.
Olía cada parte de su delicioso cuerpo, pasando mi boca entre sus piernas, para llegar a su peludita vagina.
Su sabor fue más embriagante que el alcohol que había bebido.
Le saqué su suéter blanco, su sostén y fui directo a sus pezones que ya comenzaban a erectarse.
Mis dedos jugaban con su clitoris, hasta que simplemente la clave.
Estando así por unos minutos, salí de ella para traer a mi mujer a la cama.
Volví a penetar a la prima, para luego meterle el falo a mi esposa en la boca.
Las acomode para seguir clavando la boca de Sonia; en lo que yo mamaba esa rica vulva de Andrea.
Ahora mi mujer se hayaba desnuda y yo en posición invertida, a la de hace un momento.
Algo más en el cuerpo de Andrea que me atraía era su culo; por lo que luego de dilatarlo, lo fui perforando poco a poco.
Mis dedos jugaban en el hoyo de mi esposa, teniendo así, dos ricos culos para mi.
Para darle variedad a esto.
Perforaba el ano de la prima y luego la vagina de Sonia, para después invertir las estocadas.
Esos cuatro senos eran chupados, mordisqueados y hasta apretujados con mis manos.
Las cuatro nalgas también tuvieron su atención.
Luego, me concentré más en Andrea, pues sabía que esto tal vez no se iba a repetir.
Mis estocadas asia ella eran duras, pero a la vez llenas de lujuria. Muy en el fondo sabía que tal vez me taeria consecuencias; pues a partir de esa fecha no volvería a ver a esta prima igual.
Su esfinter estaba tan dilatado que entraba y salía sin problema, su vagina estaba inundada de nuestros juegos, sus pezones se veian rosados de tantas chupadas y mordiscos, sus nalgas rojas por algunos manoteos.
Casi. Para terminar, le hice el rutinario sesenta y nueve, follando duro su boca, metiendo la lengua hasta el fondo de su vagina.
Di una última repasada por su culo y vagina; sólo que sin importarme nada. Me vacíe dentro de ella, teniendo otro placentero orgasmo, como cuando estuve con mi sobrina.
El siguiente round; como en aquélla ocasión de la sobrina, fue para mi esposa, haciendo lo mismo que con Andrea.
Sólo que por una extraña razón, mi orgasmo fue más duradero y delicioso.
No quise tirarme a descansar, por miedo a que el efecto de la pastilla pasará.
Acomode y lleve a la prima de Sonia a la habitación de a lado. Pero. Oh sorpresa! Tuve otra ereccion.
Sólo se la metí en la boca y luego de dos o más minutos termine ahí.
Ahora si me fui a descansar.
Lo curioso es que cuando desperté Andrea ya se había marchado y mi mujer se hayaba preparando algunas cosas.
Mi duda fue que si Andrea se sentía adolorida o si le quedó el sabor de mi leche.
Me hubiera gustado verla para saberlo.
Ahora mi nuevo problema era apagar es instinto.
Más que nada por precaución.
Vladimir escritor.
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