Sodomizada por mi compañero de trabajo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me encontraba un poco "desesperada" ya que la última relación sexual que tuve fue decepcionante. Después de besos y abrazos, caricias y demás, no se le paró. Fue con mi exnovio, supuestamente un polvo de despedida, vaya despedida. Y recordé que tenía un "enamorado" en el trabajo, que siempre me escribía e invitaba a salir, y yo ignoraba. La verdad es que se le veía buen paquete, y ya me había mencionado que le gustaban mis tetas, punto a favor. Le hablé por mensaje de texto y después de un par de mensajes de coqueteo, quedamos en ir a una pensión el jueves después de cenar. Me dijo que quería verme bien depilada, que me tenía una sorpresa, lo que me extrañó, pero accedí. De igual forma, no me gusta estar peluda.
Llegó el dia. Después de una cena rápida, llegamos a la pensión. El cuarto estaba lleno de espejos. Déjenme explicarles. Él es alto, moreno, fuerte pero delgado. Venía en pantalón ejecutivo, camisa, zapatos y una bolsa algo pesada. De la bolsa sacó cuerdas y un vibrador. Enseguida me miró con cara de lujuria.
-Espero que no te de miedo esto, tengo preparado algo especial para ti
-No… Claro que no… -dije, algo preocupada-
-Ya verás, ya verás -en tono de burla-
Me tiró a la fuerza a la cama. Me quitó la falda y rompió mi camisa. Me dejó en ropa interior y en los tacones. Sacó la cuerda, y me amarró los brazos a la espalda. Me amarro cada pie a la pata de la cama, dejándome en posición de perrito, mirando hacia el espejo que estaba frente a la cama. Me tomó fotos, y comenzó a quitarse el cinturón. Se bajó el pantalón y se sacó la verga, lo más delicioso que había visto. Grande, gorda y depilada. La puso frente a mi cara, lo suficientemente cerca para verla bien, pero no para saborearla, y yo la quería tener en mi boca
-Cuéntame, que te parece mi herramienta -mientras la pasaba por mis mejillas-
-La quiero dentro de mi. quiero lamerla, dámela -estaba realmente mojada ya-
-Pídemela
-Dame tu maldita verga ya
Sacó una fusta, que yo no había visto, y me pegó en el culo 3 veces, grité como loca
-Me hablarás como lo que soy, tu amo y señor, y me vas a respetar como tal
-Si, amo -repliqué, mas mojada aún
-Esto es por todas las veces que me ignoraste cuando te invitaba
Sacó una tijera, y cortó mi ropa interior. Estaba totalmente desnuda. El estaba jugando conmigo. Metió 2 dedos en mi vagina, después los metió en mi boca. Encendió el vibrador, y lo pasó por mis pezones, por mi barriga, y después lo puso en mi cosita. Nunca había usado un vibrador, siempre me negué a darme placer con una máquina. Estremecía mi cuerpo entero, una sensación indescriptible. Cuando estaba a punto de venirme, lo quitó, y luego se paró delante de mi, y me metió a la fuerza su verga en la boca. Estaba deliciosa. La chupé todo lo que podía, hasta que se vino. Después la sacó y me restregó los huevos en la cara
-Mírate en el espejo, maldita zorra. Mira como estás, y aún no llegamos a lo más importante
Desamarró las cuerdas de mis pies, pero aún tenía los brazos amarrados. Me dió la vuelta y quedé mirando al techo. Mordió mi boca, mi cuello, miró mis pezones y los apretó hasta hacerme chillar. Lamió mis tetas con avidez, apretando una y lamiendo la otra. Se levantó, y comenzó a tocar mi entrepierna. Me estaba masturbando, oh Dios, me vine a los segundos, era demasiado delicioso, y el disfrutaba verme así, a su merced.
Le supliqué que me lo metiera, y accedió. Pasó su enorme animal por mis piernas, por mi clítoris, pero no le dije nada por miedo a que me pegara de nuevo. Finalmente me ensartó, lo metió tan fuerte que solté alaridos de placer y dolor, Era enorme para mi cosita tan pequeña. Bombeó tanto que pensé que me iba a partir. Tener esa salchicha tan grande saliendo y entrando, diciéndome al oído que era una maldita perra y él era mi dueño, me excitó aun más, si es que eso podía ser posible. Me vine una vez más, y el salió de mí, y se vino en mi boca, me hizo tragarme toda su leche. Estaba un poco amarga, pero el sabor no me importó. El maldito bastardo este me había tratado como prostituta, usándome como el quizo, y me había encantado. Era la primera vez que que era sodomizada.
Me obligó a lamerle la verga hasta dejarla limpia, me desamarró los brazos y me tiró en la cama. Estaba realmente muerta de cansancio. Hizo una llamada, y cuando colgó, me dijo
-Esto es realmente muy poco a lo que voy a hacerte ahora
Yo no lo escuchaba ya, había tenido varios orgasmos y había sido golpeada, me dolían los brazos, pero aún quería más. Se sentó sobre mí, haciendo una paja rusa con mis tetas. Me pasó la verga por la cara y luego se fué al baño. Al rato apareció de nuevo, con un bote de vaselina y condones. En ese momento tocaron la puerta, y entró una mujer vestida de cuero, con zapatos de tacón rojos. Lo primero que pensé es que sería la esposa de Miguel, mi amo, hasta que ella me miró a los ojos y dijo
-Esto apenas empieza, putita barata….
Continuará
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