Sofi, mi esclava #1
Sofi, mi prima lejana que conocí en un velorio se convirtió en mi esclava.
Estábamos en el velorio de la abuela pancha, nunca fui muy cercano a ella por lo que realmente no sentí demasiado ese día. Mi madre murió hace muchos años y mi padre no se lleva bien con la familia así que terminé yendo solo, pero estuvo lejos de ser algo malo ya que gracias a eso empecé a hablar con Sofia, una prima lejana de la que no tenía idea que existía, pero al parecer le tenía aprecio a la vieja. Hablamos un rato y conseguí su celular, terminé descubriendo que iba a mi misma escuela así que durante muuucho tiempo me olvidé de que era una familiar lejana. Pasaron las semanas y poco a poco nos fuimos conociendo; era una chica normal pero muy linda. Pelo rubio, ojos casi grises, blanca, delgadita y no muy alta, de tetas chicas así como el culo pero eso no quitaba que fuera sorprendente como con 14 o 15 años todavía no hubiese experimentado el sexo con algún chico. Tenía un aire a virgencita y en nuestras tantas charlas descubrí que ella realmente no estaba interesada en tener sexo o una pareja, pobre primita no tenía idea de mis ideas.
Un día después de la escuela la invité a mi casa mientras mi papá estaba de viaje por el trabajo, puedo decir que gracias a su ausencia tengo una vida acomodada con hasta un sótano solo para mi, ya se van imaginando para que lo usaría a futuro, pero no nos vayamos por las ramas. Llegamos a mi casa, entramos y ella se sentó en el sofá esperando por mi y unos cafés. Vestida con el uniforme de la escuela la tenia en el sillón completita para mi. Claro que le lleve café, y también se lo tire encima mientras simulaba tropezarme con la mesa. Aproveche eso para acercarme a ella y tocarle todo el cuerpito. Me alejo y yo seguí insistiendo.
La agarre de los brazos y le desabroche los botones de toda su ropa, le saqué su chomba y su pollera para dejarla en ropa interior, zapatos y medias. Ella estaba sorprendida por mi actitud y me pedía explicaciones a gritos mientras me decía que me detenga, acompañando esto con insultos de su tierna boquita, tierna boquita que complementaba la figura infantil de su casi desnudo cuerpo. Le metí uno de mis dedos en la boca y comencé a moverlo mientras le sacaba el corpiño y luego su tanga. Cuando intentó zafarse de mi la empuje contra la silla y luego empecé a masturbar su vagina mientras me gritaba que me detenga, que estaba loco, y cosas así.
—Sofi, desde ahora yo, Hernan, soy tu dueño —le dije mientras le mordía el pezon izquierdo con mucha fuerza.
Empezó a llorar y patalear, la tire al suelo y la terminé de desnudar para luego llevarla del pelo hacia el sótano y luego al baño del sótano. Me baje los pantalones y la comencé a golpear en su cara con mi pene para luego ponérselo en su boca. Le ordene que me la chupe, y con dificultad mientras lloraba me hizo caso. Antes de yo acabar le metí su cabeza en el inodoro y acabe en su cuello. Luego la dejé encerrada en ese baño hasta la noche, pero eso ya va para otro relato.
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