Solo paseaba – III
Yo solo paseaba. Solo quería fumar tranquilamente absorta en mis pensamientos juveniles, pero….
Mi respiración era agitada todavía, mi tío Igor me había dado una paliza impresionante con sus manazas y su fuerza en mi culo y mis piernas, poniendo de color granate intenso mis glúteos y muslos. Dos veces se había corrido dentro de mí, dos veces le había mamado su enorme pollón y tres veces me había penetrado esta tarde. Aunque eso sí, jamás olvidaré los cinco orgasmos que me provocó, el placer que me dio y el cansancio que me produjo esta tarde de follaje «fin de curso».
Hacía ya más de dos meses que me había entregado a tío Igor, y este no solo mandó mi virginidad a las profundas fosas marinas, sino que me empezó a entrenar para ser una sumisa, una esclava sexual de él, y de todos aquellos y aquellas que pagasen para complacerles yo todos sus deseos y perversiones sexuales. Y yo había tenido suerte, iba a empezar a ser puta la misma semana que cumplía 14 años ¡qué envidia tendrían mis amigas de mí y de mis constantes folleteos!
– Bien Marta, mañana empezarás tu vida pública -dijo mi tío-. Mañana no serás exactamente una puta, porque no se es una puta hasta que no se cobra por follar, pero ya que el sábado cumples 14 años, vamos a celebrarlo con una pequeña fiesta. Te va a follar un amigo mío, un hombre que conoces como a tantos otros del pueblo. Hará contigo todo lo que quiera y tú le complacerás en todo. Y el domingo por la tarde, follarás con dos o tres hombres más y como te pagarán, ya serás puta oficialmente ¿lo tienes claro o tienes miedo? Pero además, mañana vendrá también una mujer que te enseñará a maquillarte, a vestirte provocativa, y a educarte para ser lesbiana, porque las mujeres también pagan para follar con niñas.
Yo estaba exultante de alegría. Terminó mi entrenamiento, ya iba a ser puta. Y precisamente cumplía ya mis 14 años ¡ya era mujer! Tío Igor me follaba casi a diario, sin condón. Su enorme pollón entraba y salía ya con toda facilidad de mis agujeros. Mi boca dejaba penetrar esa polla para que se vaciase bastante profundamente, pero era demasiado gorda para meterla toda en mi boca adolescente.
Al mismo tiempo, mis amigas, que ya sabían que yo no era virgen, me incitaban a participar en las mini-orgías de los alumnos mayores con ellas, pero mi tío no me dejaba hasta que no fuese más «profesional». Tío Igor quería que yo fuese la mejor puta de la historia del instituto, que les deslumbrase desde el primer día. Pero en el cole, sin saberlo él, yo me dejaba tocar, me dejaba besar, mamaba algunas pollas. La verdad es que necesitaba ser usada, disfrutaba siendo usada, complacerles me volvía loca…
Mi tío me trataba duro. Me follaba con fuerza, me metía su polla hasta el fondo y cuando me penetraba analmente, me la metía tan profundo que sus huevos chocaban contra mis labios vaginales. Sus manos golpeaban con fuerza mis muslos y culo, agarraba mis tetas y me levantaba toda. Me hizo durante estas semanas bastante daño, a veces, el dolor me hacía llorar, pero lo fui aguantando todo. Me tragué litros de su orín y limpié con mi lengua su culo decenas de veces, hasta tres o cuatro veces, me hizo comer algo de su mierda.
Yo quería ser puta y mi tío quería que no solo fuese puta, sino una puta muy especial, una puta especializada en orgías y gang-bangs depravados. Y que yo fuese sumisa, muy sumisa a las órdenes de quienes me pagaran para complacerles en todo… y de quienes quisieran disfrutar de mi cuerpo en ese disfrute del bdsm.
Y en las últimas semanas, me notaba vigilada por mi madre y mi abuelo, su padre, ya que vivíamos juntos en la gran casona. Y entre esa vigilancia y la de mis amigas que deseaban saber quién era mi amante, cada vez me costaba más verme con mi tío. Y a ese miedo, se añadía el miedo que tenía de quedarme preñada, porque a mi edad y tener el coño lleno de semen casi cada día… pues eso ¡me quedaría preñada pronto!
Y al día siguiente, apenas abandoné el instituto, me dirigí rauda y veloz hacia mi casa. Sabía cómo entrar y salir sin ser vista. No tenía tiempo para ducharme, me lavé bien la cara, me maquillé los labios, me arreglé el pelo, me ajusté la falda y el polo y por supuesto, eliminé el sujetador y las bragas, cosa que hacía con bastante frecuencia. Me miré en el espejo y me gusté una vez más.
Y sabía que le gustaría a quien me follase ese día que además, no me importaba quien fuese, porque fuese quien fuese, cuando el domingo follase por dinero, yo ya sería una putita más de las que había en el pueblo. Incluso en mi casa lo sabrían ¡cosa de pueblos!
Me presenté unos minutos antes de la hora prevista. Mi corazón palpitaba de alegría. Mi coño deseaba probar otra polla que la de mi tío. Y en mi cabeza había una sola pregunta en esos momentos ¿sería esa polla más grande y gruesa que la de Igor? Porque aunque fuese más larga no me importaba, estaba segura de tragármela toda, toda, pero si era más gorda… joder ¡qué mi boca era de solo casi 14 años! Y con mi tío terminaba con la mandíbula destrozada por el dolor de abrirla tanto.
Me besé con mi tío sin importarme el desgaste del pintalabios. Él era mi maestro, mi gran follador, mi entrenador. Cogió su cámara y subimos a la habitación «especial», la que él había preparado para que yo follase con sus clientes. Bastante más grande que la suya habitual y con una cama redonda enorme. No tenía ventanas, gruesos muros de piedra y solo dos puertas, la de entrada y la que daba al baño ¡y menudo baño! Hasta un jacuzzi para seis personas.
Empezó Igor a grabar y me fui desnudando al son de la suave música, me parecieron unos boleros de Antonio Machín, ya que mi madre siempre tenía música de baile en casa. Me subí, totalmente desnuda a la enorme cama y me sorprendí que todavía no hubiese llegado mi primer casi cliente porque el timbre no había sonado. Pero de repente se abrió la puerta y entraron dos personas:
– ¡¡¡ ABUELO !!!
– ¡¡¡ MAMÁ !!!
Y sí, desgraciadamente para mí, el hijoputa de mi tío Igor, una vez se aprovecho de mí y me folló todo lo que quiso, me había denunciado a mi madre y a mi abuelo ¿será cabrón? Pero no era yo muy exacta en mis pensamientos, ya que mientras pensaba yo todo eso y me ponía a llorar pidiendo perdón y casi, casi, la extremaunción por si me mataban, mi madre se acercó a mí y si, ¡me dio una ostia de cojones! Joder, qué fuerza tenía mi madre en sus manos, y mientras me decía:
– ¿Es que a caso no sabes que si quieres ser puta tienes que ser entrenada por tu madre y tu abuelo? Menos mal que mi primo Igor se ha encargado inicialmente de ti y nos ha tenido puntualmente informados de tus avances sexuales ¿A saber en manos de quién podrías haber terminado follando?
Yo me quedé patidifusa y sin saber qué hacer o decir. Pero el caos se extendía por mi cabeza, vi como el abuelo se desabrochaba el cinturón y pensando que me iba a pegar con él, les dije gritando:
– A mi padre, si me pegáis ¡se lo diré a mi padre!
Y mi madre, riéndose a carcajadas, señaló con su dedo a mi abuelo y me dijo:
– ¡ESTE ES TU PADRE! Dile lo que quieras, porque el que pasa por ser tu padre solo es un señuelo pagado para que no sepan en el pueblo lo muy puta que soy. Y a partir de mañana, lo muy puta que vas a ser tú. Ya que los fines de semana trabajarás de puta en el bar de la antigua báscula del polígono.
Y con una sorpresa brutal, desconcertante, vi como mi abuelo Samuel, de 58 años (mi madre me tuvo a los 19) estaba ya completamente desnudo y su polla era algo más larga que la de tío Igor, pero no parecía más gorda. Subió a la cama sonriendo con esa polla completamente empalmada y mientras avanzaba hacia mí, vi como mi madre, de 33 años ahora, se desnudaba también. El tío Igor ni apareció.
Mi abuelo-padre se puso entre mis piernas, las separó y le preguntó a mi madre:
– Estrella cielo, me follo a nuestra hija con dolor o sin dolor?
– Que aprenda papá lo que es ser puta. Nadie la tratará con cariño, solo con deseos de follarla a tope, con deseos de satisfacerse sexualmente ¿por qué no nos la tenemos que follar nosotros igualmente y disfrutar de nuestra hija? ¿Acaso no la cuidamos y le damos de comer todos los días? ¿No vamos acaso a ser sus entrenadores? Rómpela, pártela, que llore, que sufra y vea su futuro.
Apoyó mi abuelo su glande sobre mi coño y simplemente se dejó caer sobre mí. Le importó un huevo la estrechez aún de mi vagina, tampoco le importó su corta profundidad adolescente, casi me la metió en el estómago, pero el dolor de su brutal penetración más los 98 kilos de peso suyo, me hizo gritar salvajemente, tan fuerte, que ¡por fin! tío Igor se asomó, pero solo se apoyó en la puerta sonriendo mirando la escena.
Su polla entraba y salía de mi vagina arrastrando las paredes vaginales, mis músculos estaban dilatándose extraordinariamente. Yo solo sentía dolor, un profundo y penetrante dolor, agravado cada vez que su polla chocaba contra el fondo de mi cueva de los placeres. Yo suplicaba que parase, que se corriese y me dejase, pero mi abuelo, azuzado por mi puta madre, su hija, le gritaba con fuerza:
– ¡Más papá, más fuerte, destrózala, rómpela!
Y mi abuelo seguía follándome mientras las risas de los tres y sus insultos, aún me humillaban más.
No entendía nada de aquella escena surrealista. Me estaba follando mi abuelo, que según mi madre y él mismo era realmente mi padre. Y mi madre, su hija, estaba allí desnuda esperando que él terminase de follarme para hacerlo ella como mujer para hacerme lesbiana, y tragarse de mi coño, el semen de mi abuelo-padre. Y el tío Igor, desde la puerta, fumando uno de sus asquerosos puros, riéndose y meneándose su endurecida y conocida polla.
Cómo era posible que mi tío me hubiese seducido, me hubiese dado gotas durante un tiempo para aumentar mis deseos sexuales y desinhibirme sexualmente, me hubiese follado sin contemplaciones, me hubiese abierto mis agujeros a lo bestia, me hubiese enseñado tantas cosas sobre el sexo, y cómo entregarme a los hombres para darles el mayor placer posible y ahora, me hubiese entregado, sin decirme nada, a mi propia familia, que eran más pervertidos que yo.
Pero aunque yo no me daba cuenta, lo que estaba pasando en esa habitación y lo que iba a pasar en las siguientes semanas, tan incomprensibles sexual y familiarmente para mí, me iban a endurecer en grado sumo. En pocas semanas yo iba a madurar años. Sí, es cierto que me convertí en una puta adolescente sin moral alguna, y dispuesta a hacer lo que me pidiesen si lo pagaban bien. Y eso me ha convertido en lo que hoy soy y de lo que me siento tremendamente orgullosa.
En una de esas ocasiones que mi abuelo se dejaba caer para que su polla se clavase en lo más profundo de mi coño, arrancándome alaridos de dolor, pasó lo más inesperado que podía pasar. Levanté como pude mi cuerpo, lo ladeé ¡y empecé a vomitar! Vomitaba compulsivamente y sentía un enorme y profundo dolor en la parte baja del estómago, incluso puse mis manos allí como si me agarrase las tripas. Y mi tío Igor dejó de pajearse, se acercó a nosotros y en voz alta dijo:
– Fredo, Estrella, ¡la niña está preñada!
Como si una bomba hubiese estallado allí, todos se callaron. El silencio era absoluto. Incluso mi abuelo sacó su polla de mi coño. Mi madre se acercó, me miró, sonrió y le dijo a nuestro padre:
– Ahora es papá el mejor momento de follártela. Putéala, demuéstrale que el mundo en el que va a entrar no es un mundo para débiles. Igor fue el primero en derramarse dentro de ella, sé tú el primero en hacerlo dentro de tu propia hija preñada. Y después de ti me la follaré yo y luego, os lo folláis Igor y tú, cada uno por un agujero distinto a la vez, será su primer doblete. Y mañana podremos ofrecer en el bar la mayor puta adolescente de la historia del pueblo, empezar a los 14 años recién cumplidos, a ser una puta preñada.
Y si así lo quiso mi madre, así fue. Mi madre se metió en su boca la polla de su padre y en menos de 30 segundos la tenía totalmente dura otra vez. Se acercó a mí sonriendo y sin problema alguno me penetró totalmente. Yo estaba mareada, olía mal, habían vómitos no solo en el suelo, sino también en la cama y a nadie le importaba. La polla de mi abuelo penetraba profundamente, chocaba contra el fondo de mi cérvix incluso con tanta violencia, que deseé que me arrancase el malparido ovario que estaba fecundando una nueva vida que yo no deseaba. Y con una grito de victoria, como si le hubiese arrancado la cabellera a un indio, se corrió dentro de mí.
Se levantó de entre mis piernas con una sonrisa de orgullo y mi madre vino a sustituirle. Mi madre era guapa, posiblemente de joven era preciosa, pero a sus 33 años y follando varias veces cada día sin parar y siendo una habitual de las orgías (como supe horas más tarde), su cuerpo y su rostro ya no eran tan atractivos. Se agachó y pegó sus labios superiores contra los míos inferiores y no tardó nada en penetrar su lengua, que empezó a moverse como arrastrando el semen de mi abuelo hasta su boca y tragándoselo.
Mientras, sus manos acariciaban mi cuerpo, luego se extendían por mis tetas y tiraban de los pezones. Y ahí empecé a conocer los innumerables placeres del sexo entre mujeres. Pero la muy puta no se estaba quieta. Cuando consideró que ya se había bebido todo el semen de su/nuestro padre, su lengua penetró en mi ano y además, lo hizo muy bien, tan bién lo hacía, que yo misma empecé a calentarme. Pero más tarde, el cuerpo de mi madre subió por encima del mío y sus labios empezaron a chupar, morder y tirar de mis pezones, mientras su mano acariciaba mi coño y sus dedos se metían dentro para jugar con mi clítoris, y con lo caliente que yo estaba ¡tuve el mejor orgasmo de mi corta vida!
Mi madre cogió con sus dedos mis fluidos y con ellos acarició mi ano y lo fue penetrando poco a poco mientras les daba un sentido de rotación. Aquello me produjo cierto dolor y un calor enorme, y cuando mi abuelo subió de nuevo a la cama, yo ya no tuve dudas. Me levanté cansada, él ocupó mi puesto en la cama boca arriba con la polla más dura aún que antes, yo me arrodillé entre sus piernas y ayudado por él mismo, apoyé la entrada de mi ano sobre su puntiagudo y gordo glande. Ante mi sorpresa, mi abuelo me cogió de mi cintura y mi madre de las piernas ¡me tenían sujeta en el aire con su polla en la entrada de mi culo!
Y poco a poco, mi abuelo me fue bajando mientras su polla se metía dentro de mi ano. Lo estaba haciendo lentamente. El tío Igor me había dilatado muy bien ese agujero (en realidad, los tres) y con los fluidos que mi madre me había metido, más las rotaciones de sus dedos en mis músculos anales, ayudados por mis alrededor de 48 kilos, mi cuerpo fue descendiendo y la polla se fue clavando. Y aunque empezó a aumentar el dolor, era tan fabulosa esa manera de follarme, que yo mismo les animaba:
– Así, así abuelo, sigue así que ya ha entrado mucha y la quiero toda.
– No te preocupes cabrona que la tendrás toda hasta los huevos -decía mi abuelo-
Y efectivamente, hasta que su polla no se clavó en mi culo hasta los mismos huevos, no dejó de empujarme. Mi madre, entonces le dijo a tio Igor:
– Ahora te toca a ti Igor, a ver si entre los dos la preparáis para una exhibición mañana de alta temperatura.
Igor se subió a la cama, me miró sonriendo y a mi vez, le sonreí también. Yo estaba destrozada, cansada, sudada como nunca, mareada, mi boca sabía tan asquerosamente que parecía un cubo de basura, pero Igor era mi verdadero maestro y aunque mi cuerpo era delgado y la polla de mi abuelo ya estaba dentro de mí, estaba segura que Igor no me haría daño. Cuando llegó a mi altura, me separó bien las piernas mientras me decía:
– Y ahora Marta, vas a demostrar a tu madre y a tu padre-abuelo, lo puta que eres. Sé que estás cansada, pero como puta lo estarás muchas veces y siempre debes agradar a tus clientes. Así que cierra tu mente, olvida lo que es el dolor y abre la fuente perversa de tus placeres ¿te acuerdas de todo lo que te he ido enseñando?
– Si tío, adelante y disfruta follándome como siempre.
Y joder si disfrutó. Me agarró de la cintura mientras su polla empezaba a entrar. Pero mis agujeros no estaban aún suficientemente dilatados para las dos pollas, así que tuvo que empujar, y empujar, y empujar. Mi abuelo movía mi cuerpo agarrado desde atrás, hacia un sitio y otro para que cupiese la polla, mejor aún el enorme pollón de tío Igor. Y entre sollozos míos, gritos de ánimo de mi puta madre, para que me follaran a lo bestia y me preñaran ¡joder si ya estaba preñada! La polla de mi tío entró hasta chocar con el fondo, ya era imposible más. Pero aún querían más.
– Ahora Fredo, golpea con tus manos los glúteos y nalgas de tu hija. Marta debe saber sufrir, ya que la voy a convertir en una puta sumisa. Aguanta muy bien los golpes y hasta se corre con ellos.
Y las manazas de mi abuelo empezaron a caer sobre mis glúteos y mis muslos. El dolor me invadió. Mi abuelo me tendió sobre él y mi tío se tumbó encima mía. Y sus dos cuerpos de casi 100 kilos cada uno empezaron a moverse. Y ya os podéis imaginar cómo me movía yo que estaba en el centro de los dos y aguantando la enorme presión de sus brazos y sus cuerpos, además de sus golpes. Y encima, la puta de mi madre no se quiso perder la fiesta. Y se puso encima de mí, de rodillos y con su coño sobre mi boca.
Yo nunca me había comido un coño, como sabéis, mi tío me había prometido que hoy una mujer me iniciaría en el lesbianismo ¡joder, era mi propia madre! Mi inexperiencia la combatí con la mente. Intenté recordar como un rato antes mi madre chupaba mi coño y empecé a hacerlo.
Y no debí empezar mal porque mi madre cambió su respiración. Pero yo estaba loca de deseo. Tenía a mi madre chupándole el coño. A mi abuelo, que es mi padre y su padre, lo tenía debajo mío con su polla en mi culo, y follándome por el coño, a mi tío Igor ¡si esto no era incesto…! Y además estaba preñada por tío Igor.
Mi abuelo fue el primero en correrse, a continuación mi tío, y al final mi madre, que tuvo tan gran orgasmo, o tal vez fue un squirt, que de su coño salió tanto líquido que me ahogaba, y me provocó un nuevo, aunque ligero vómito.
Me limpió mi madre la boca, los dos hombres se desacoplaron de mí y mientras veía sus desnudos y sudorosos cuerpos con sus pollas languideciendo lentamente, mi propia madre me dio un cigarrillo y le prendió fuego ¡era la primera vez que fumaba delante de mis padres reales y no me regañaron! Mi madre se sentó a mi lado en la cama y su mano me acariciaba las tetas y jugaba con mis pezones ¡quería correrme de nuevo! Y mientras me acariciaba, me dijo:
– Has estado sensacional. Mañana hablaremos con los que iban a ser tus primeros clientes y te prepararemos una fiesta especial de cumple. Un gang-bang de ellos cuatro contigo y toda la Viagra que quieran. Te follarán muchas veces, pero no solo eso, otros muchos lo verán pagando, y serás no solo la mejor puta adolescente del pueblo, sino la más cara. Igor será tu Maestro en la sumisión. Tu abuelo y padre, y yo, lo seremos en el sexo. Serás una perra pervertida y me siento orgullosa de haberte parido.
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Gracias querid@s lector@s por vuestras cartas. Sé que se me acumulan muchas, pero siempre intento responder lo más rápido posible. Ya sabéis que para cualquier experiencia o contacto: [email protected] espera saber de vosotr@s . Besitos.
Espero con ansias el cumple de esta esclava
La verdad es que no fue lo que imagine del relato y este capítulo no fue de mi agrado, creo que perdiste la idea general de tu relato, igual suerte con los siguientes.