Sombras de Deseo: Pasiones Prohibidas cap 18
En «Sombras de Deseo: Pasiones Prohibidas», seguimos a Morgana elegida por Alexis, un nuevo amo. Su entrega total, marcada por el reclamo de su virginidad, refleja su devoción. Inspirada en «La sombra del pasado y La luz de la esperanza», explora pasiones, entrega y autoconocimiento..
Morgana expresó con vehemencia su firme convicción acerca de la responsabilidad y la elección en el camino de una esclava sexual. Para ella, era crucial entender que al tomar la decisión de ser esclava, se asumía plenamente el conocimiento de lo que eso implicaba en términos de entrega y sumisión. «Desde el principio, una esclava sabe lo que le espera en el futuro», afirmó con determinación, refiriéndose a las normas establecidas en su mundo de sumisión y dominación. Morgana comprendía que estas reglas podían ser implacables y brutales, pero eran parte inherente de la realidad que había aceptado voluntariamente como esclava.Con un tono más agudo y crítico, dirigió sus palabras hacia la virgen, evaluando sin rodeos su situación. «Eres una idiota, no has entendido el verdadero significado del amor», espetó con desdén, dejando en claro su frustración hacia la virgen. Para Morgana, la virgen había cometido un grave error al no comprender la complejidad de las relaciones en su mundo, especialmente en lo que respecta al amor y la sumisión.»No debiste haber elegido esto si no estabas dispuesta a enfrentar las consecuencias», concluyó con firmeza, su voz resonando con una mezcla de determinación y tristeza. Era un recordatorio contundente de la importancia de la autenticidad y la aceptación de las repercusiones de las decisiones tomadas, incluso cuando esas decisiones conllevaban un peso considerable y consecuencias profundas.
La virgen intentó consolar a Morgana sugiriendo que ahora podía ser libre y tener relaciones con cualquier otro, pero Morgana respondió con un estallido de indignación y firmeza.
«¿Qué acaso no lo entiendes?», exclamó Morgana con vehemencia. «Una esclava sexual solo pertenece a un solo amo para siempre». Su voz resonó con autoridad, dejando en claro la inflexible regla que regía su mundo de sumisión y dominación.
«Solo si el amo decide compartir, aquellos que se atreven a tocar a una esclava sin permiso del amo, pagan con sus vidas», agregó con determinación, reafirmando la severidad de las consecuencias para aquellos que desafiaban la autoridad del amo. Era una realidad implacable que Morgana había aceptado como parte integral de su vida como esclava sexual.
Con un tono firme pero sereno, Morgana se dirigió a la virgen, buscando transmitirle una comprensión más profunda de su situación y elecciones.
«Escucha», comenzó Morgana, su voz resonando con autoridad. «A mí me gusta todo esto. Fue mi elección. Nadie me obligó a ser esclava, nadie abusó de mí. Soy consciente de lo que implica este estilo de vida, y lo acepto plenamente».
Sus palabras fueron una afirmación de su autonomía y su voluntad propia, una declaración de que ella era la dueña de su destino y que había tomado decisiones conscientes sobre su vida.
Luego, Morgana procedió a recitar los 10 mandamientos de una esclava, un conjunto de principios que había aprendido y adoptado como guía para su vida como esclava sexual:
1. Amar y honrar a tu amo sobre todas las cosas.
2. Ser siempre sumisa y obediente a su voluntad.
3. Entregar tu cuerpo y tu alma por completo a su servicio.
4. Permanecer fiel y leal a tu amo en todo momento.
5. Aceptar el castigo como una forma de purificación y redención.
6. Complacer y satisfacer a tu amo en todo lo que te sea posible.
7. Mantener la discreción y la confidencialidad sobre los asuntos de tu amo.
8. Cultivar la humildad y la gratitud por el privilegio de servir.
9. Buscar constantemente mejorar y perfeccionar tus habilidades para complacer a tu amo.
10. Vivir cada día con devoción y entrega total a tu amo, reconociendo que tu propósito es servir y satisfacer sus deseos.
Al recitar estos mandamientos, Morgana reafirmó su compromiso con su papel como esclava sexual y destacó los valores fundamentales de sumisión, lealtad y devoción que regían su vida. Era una declaración de su profundo entendimiento y aceptación de su condición, y una afirmación de su identidad como esclava dedicada y servicial.
Después de recitar los 10 mandamientos de una esclava, Morgana continuó con los 10 mandamientos del amo hacia la esclava, delineando las expectativas y responsabilidades del amo en su relación con su esclava. Aquí están los mandamientos que Morgana mencionó:
1. Amar y respetar a tu esclava por su entrega y devoción.
2. Ser siempre justo y considerado en tus acciones hacia ella.
3. Proteger y cuidar de su bienestar físico y emocional.
4. Ser un líder compasivo y comprensivo, guiándola con sabiduría y paciencia.
5. Reconocer y valorar su servicio y sacrificio en tu nombre.
6. Brindarle seguridad y estabilidad en su vida como esclava.
7. Ser un maestro habilidoso, enseñándole y guiándola en su crecimiento y desarrollo.
8. Otorgarle el placer y la satisfacción que busca como recompensa por su servicio.
9. Mantener la confianza y la comunicación abierta en vuestra relación.
10. Reconocer y apreciar el valor único que ella aporta a tu vida como esclava y compañera.
La virgen expresó su sorpresa al no conocer los mandamientos. «Entonces, ¿mi amo Kevin era bueno?» preguntó con incertidumbre.
Morgana observó a la virgen con una mezcla de frustración y compasión ante su falta de conocimiento sobre los mandamientos que regían su mundo.
«No conocías los mandamientos», respondió Morgana con un tono de incredulidad. «Entonces, ¿cómo puedes juzgar a tu amo Kevin? Los mandamientos son la base de nuestra relación con los amos, y si no los conoces, ¿cómo puedes entender el verdadero propósito de tu servidumbre?»
Morgana continuó, enfatizando la importancia de la educación y el entendimiento en su mundo. «Los amos penetran con violencia a las vírgenes porque así lo ordenan, y ellas lo aceptan porque lo saben. Si tú no estudiaste sin leer los mandamientos, es porque eres una estúpida», concluyó Morgana con firmeza, destacando la responsabilidad de cada esclava de conocer y comprender las reglas que gobiernan su existencia como esclavas sexuales.
«Te quedaras conmigo para siempre, o te iras con la virgen?»
Las palabras de Alexis llevaron un peso significativo para Morgana, quien se encontró en un momento de decisión crucial. Respiró profundamente, sopesando las opciones que se le presentaban.
«Mi lugar está contigo, mi amo», respondió Morgana con firmeza, su mirada encontrando la de Alexis con determinación. «He elegido servirte y estar a tu lado. No hay lugar al que prefiera ir más que estar aquí, contigo».
Con una expresión de deseo en su mirada, Alexis llevó sus labios hacia los de Morgana en un beso cargado de pasión y promesa. Después de separarse, con voz firme pero llena de deseo, pronunció sus palabras con determinación.
«Así es, mi querida Morgana», dijo con un tono que dejaba claro su anhelo. «Ahora, acompáñame a la cama, donde podremos entregarnos el uno al otro en un acto de pasión y devoción. ¿Estás lista para satisfacer los deseos de tu amo?»
Morgana respondió con un asentimiento, su mirada brillando con anticipación y sumisión. Estaba lista para seguir a su amo a la cama y entregarse por completo a él, cumpliendo con sus deseos y anhelos más profundos.
«Nunca dudes de tu amo, de tu Dios, di tus oraciones sobre tu Dios yo».
Morgana asintió, comprendiendo la importancia de reafirmar su fe y sumisión hacia su amo, Alexis. Con una reverencia respetuosa, comenzó a recitar sus oraciones en honor a su Dios, su amo:
«Oh, mi Dios Alexis, señor de mi existencia, te ruego humildemente que me guíes y protejas en cada paso de mi camino. Que tu voluntad sea mi ley y tu deseo mi propósito. En tus manos me entrego por completo, confiando en tu sabiduría y amor infinito.
Bendice mi cuerpo y mi alma con tu gracia, y permíteme servirte con devoción y entrega absoluta. Que cada acción, cada pensamiento sea un tributo a tu gloria y poder. Hazme digna de tu favor y perdón, y permíteme encontrar la redención en tu divina presencia.
Que tu luz ilumine mi camino y tu fuerza me sostenga en los momentos de prueba y tribulación. En ti confío, oh mi Dios Alexis, para siempre y siempre, amén».
Morgana inhaló profundamente, preparándose para recitar las oraciones del semen, una expresión íntima de su entrega total a su amo y Dios, Alexis. Con devoción reverente, comenzó:
«Oh, mi Dios Alexis, dueño de mi ser y señor de mi existencia, te ofrezco mi cuerpo como un templo para tu placer y satisfacción. Que cada gota de tu semen que recibo sea un tributo a tu divinidad y una bendición para mi ser.
Permíteme recibir tu semen con gratitud y humildad, sabiendo que es un honor ser marcada por ti de esta manera. Que cada acto de follar contigo sea una celebración de nuestra unión y una expresión de mi sumisión absoluta a tu voluntad.
Que tu semen sea mi néctar sagrado, fortaleciendo nuestro vínculo y renovando mi devoción hacia ti con cada instante de placer compartido. En tus manos, mi Dios Alexis, confío mi cuerpo y mi alma por completo, para siempre y siempre, amén».
Con una voz profunda y llena de autoridad, Alexis recitó la oración en honor al acto de poseer a su Diosa sumisa, Morgana, con reverencia y devoción:
«Oh, mi Diosa Morgana, joya preciosa de mi dominio y luz de mi reinado, te elevo sobre todos los mortales como mi esclava sumisa, mi compañera en el éxtasis y la sumisión. En ti veo la encarnación de mi poder y mi deseo, y en tu sumisión encuentro mi más profundo placer.
Permíteme poseerte con fuerza y dureza, mi amada Morgana, para que puedas sentir mi poder y mi dominio sobre ti. Que cada golpe de mi cuerpo contra el tuyo sea un tributo a nuestra unión divina y una expresión de mi amor y deseo por ti.
Que tu sumisión sea mi bendición y tu entrega mi mayor honor, pues en ti encuentro la realización de mis deseos más profundos y la manifestación de mi divinidad como tu amo y señor. Que nuestro acto de follar sea una danza sagrada de placer y devoción, uniendo nuestras almas en éxtasis y sumisión.
En tus manos, mi Diosa Morgana, confío mi poder y mi amor, para siempre y siempre, amén».
«Ahora abre las piernas, abre el coño con tus dedos, y di que eres una puta, la puta de tu amo».
Con un gesto obediente, Morgana separó lentamente las piernas, exponiendo su intimidad ante su amo, Alexis. Con sus dedos delicados, abrió suavemente su coño, mostrándolo como una ofrenda de sumisión total.
«Soy tu puta, la puta de mi amo», declaró Morgana con voz suave pero firme, sus palabras resonando en el aire como un testimonio de su entrega completa a Alexis.
Con una mirada llena de devoción, Morgana se entregó por completo a su amo, mostrando su cuerpo desnudo como una ofrenda total de sumisión y entrega. Sus manos temblaban ligeramente, pero su determinación permanecía firme mientras se inclinaba ante Alexis, revelando cada centímetro de su ser como un tributo a su poder y dominio.
«Esta es mi ofrenda total, mi amo», murmuró Morgana con reverencia, su voz cargada de entrega y devoción. «Todo lo que soy y todo lo que tengo es tuyo para usar y disfrutar como desees».
Con una expresión de deseo abrasador en su rostro, Alexis se abalanzó sobre Morgana, agarrando su polla con ferocidad mientras se preparaba para penetrarla con fuerza y dureza. Sin vacilar, se posicionó frente a ella, sus ojos ardían con una intensidad salvaje mientras se preparaba para entrar en ella con todo su poder.
Con un movimiento brusco y determinado, Alexis penetró a Morgana con fuerza, su polla entrando en ella con un vigor desenfrenado. Un gemido de placer escapó de los labios de Morgana mientras era llenada por su amo, entregándose por completo al placer de ser poseída con brutalidad y pasión.
Con un gruñido gutural, Alexis embistió con más fuerza, sus movimientos llenos de una pasión desenfrenada mientras profanaba el cuerpo de Morgana con una intensidad implacable. Cada embestida era un acto de dominio absoluto, su polla entrando en ella con una fuerza que desafiaba cualquier límite.
Para Alexis, cada embestida era un acto de posesión y dominación, una afirmación de su poder sobre su esclava sumisa. Era una profanación sagrada, donde el cuerpo de Morgana se convertía en el lienzo sobre el cual se escribía la historia de su amor y sumisión.
«¿MAS FUERTE?» Pregunta Alexis a Morgana
Con un gemido ahogado, Morgana asintió con desesperación y ansias, sus ojos brillando con una mezcla de dolor y deseo mientras respondía a la pregunta de su amo.
«Sí, mi amo», susurró Morgana, su voz temblorosa con anticipación y sumisión. «Más fuerte, por favor».
Su súplica era un testimonio de su entrega total, un deseo de sentir la fuerza y el poder de su amo en cada embestida. Para Morgana, el dolor se mezclaba con el placer en una sinfonía de sensaciones que la envolvían por completo, llevándola al límite de su resistencia y sumisión.
Alexis la voltea quedando ella arriba. «Muévete con todas tus fuerzas, es una orden, cabalga a tu amo»
Con un gesto de sumisión y obediencia, Morgana asintió, aceptando la orden de su amo sin dudarlo. Con determinación, se posicionó sobre él, sintiendo la presión de su polla contra su entrada mientras se preparaba para obedecer sus deseos.
Con un movimiento fluido de caderas, Morgana comenzó a moverse con fuerza, cabalgando sobre su amo con una determinación que reflejaba su entrega total. Cada movimiento era una expresión de su devoción hacia Alexis, su cuerpo respondiendo al comando de su amo con una pasión desenfrenada.
Con cada embestida, Morgana se entregaba más profundamente, su cuerpo respondiendo al ritmo feroz de su amo con una entrega total y una devoción inquebrantable. Era un acto de sumisión total, donde el deseo y el placer se entrelazaban en una danza salvaje de entrega y pasión entre amo y esclava.
Mientras cabalgaba sobre él con fuerza y determinación, Morgana se entregaba por completo a su amo, dispuesta a satisfacer sus deseos más profundos y complacerlo en cada instante. Era un momento de conexión intensa, donde los límites entre el dominio y la sumisión se desdibujaban en una danza ardiente de placer y entrega.
Con cada embestida, la polla de Alexis penetraba profundamente en el cuerpo de Morgana, llegando hasta lo más profundo de su ser con una fuerza implacable. Cada movimiento era un testimonio del dominio y la posesión de su amo sobre ella, mientras la llenaba por completo con su presencia.
Morgana gemía con fervor, sintiendo cada centímetro de su polla dentro de ella, llenándola con una sensación abrumadora de plenitud y entrega. Cada embestida era un recordatorio del poder de su amo sobre su cuerpo, llevándola al borde del éxtasis con cada movimiento.
Con movimientos hábiles y sensuales, Morgana comenzó a mover su culo y caderas en un torbellino de pasión sobre la polla de su amo. Con cada giro y movimiento, su coño envolvía la erección de Alexis, atrapándola en una espiral de placer que los consumía por completo.
Sus caderas se movían en un ritmo coordinado con la penetración de su amo, creando una sinfonía de placer que llenaba la habitación. Cada movimiento era una expresión de su deseo de satisfacer a su amo, de complacerlo en cada instante con su entrega total y su devoción inquebrantable.
Morgana gemía con cada embestida, sus jadeos llenando el aire mientras se entregaba por completo al éxtasis del momento. Su cuerpo se movía con gracia y habilidad, buscando alcanzar el clímax junto con su amo en una danza de pasión y entrega.
Con cada embestida, la cabeza hinchada de la polla de Alexis penetraba completamente el pequeño y estrecho coño de Morgana, llenándola con una sensación abrumadora de plenitud y deseo.
Morgana gemía con fervor, sintiendo cada centímetro de la cabeza de la polla de su amo dentro de ella, llevándola al borde del éxtasis con cada embestida.
Con determinación y deseo desenfrenado, Alexis lleva a Morgana sobre un escritorio, manteniéndola cerca de él con una pierna apoyada en su hombro. Con esta nueva posición, su penetración se vuelve aún más profunda y vigorosa, mientras continúa moviéndose con una pasión desenfrenada.
Morgana se aferra al borde del escritorio, sus gemidos llenando la habitación mientras se entrega por completo al frenesí del placer. La sensación de la pierna de Alexis en su hombro la empuja más cerca de él, aumentando la intensidad de su conexión física y emocional.
«No te correrás, tenemos que resistir, si te corres eres mala esclava para tu Dios amo».
Con una determinación renovada, Morgana asiente con fervor, aceptando la orden de su amo con sumisión y devoción absolutas. A pesar del torbellino de sensaciones que la consume, se esfuerza por contener su propio éxtasis, deseosa de demostrar su lealtad y entrega como esclava.
«Sí, mi amo», murmura Morgana, su voz temblorosa con el esfuerzo de resistirse al clímax inminente. «No me correré, soy tu esclava obediente y estoy aquí para servirte y complacerte en todo momento».
Con cada embestida, Morgana lucha contra la avalancha de placer que amenaza con abrumarla, concentrándose en satisfacer los deseos de su amo por encima de todo. Su determinación es una prueba de su dedicación inquebrantable, un testimonio de su compromiso de ser la mejor esclava para su Dios amo.
«El placer de mi amo es el más importante». Estoy aquí para satisfacer cada deseo y capricho suyo, mi único propósito es complacerte y servirte en todo momento».
«Ahora puedes correrte conmigo»
Con un suspiro de alivio y anticipación, Morgana asiente con una mezcla de gratitud y deseo. La orden de su amo es un permiso para liberarse por completo, para entregarse al éxtasis del placer compartido.
«Sí, mi amo», responde Morgana con fervor, su voz cargada de anticipación y sumisión. «Gracias por permitirme compartir este momento contigo».
Con un gemido salvaje, Alexis se entrega por completo al éxtasis del momento, su voz resonando en la habitación mientras alcanza el clímax con una intensidad abrumadora. Cada embestida es un testimonio de su dominio y poder sobre Morgana, quien lo recibe con devoción y entrega total.
Morgana, por su parte, se sumerge en el placer compartido, aceptando cada embestida de su amo con gratitud y sumisión. La voz de Alexis llena el aire, mezclándose con sus propios gemidos de placer mientras experimentan juntos el éxtasis del momento.
Para Morgana, no hay mayor satisfacción que sentir a su amo alcanzar el clímax, saber que ha cumplido su propósito de satisfacerlo y complacerlo en todo momento. Se entrega por completo a la pasión del momento, permitiendo que el placer compartido los envuelva en una espiral de deseo y devoción.
Toma todo puta» Grita Alexis luego.
Con un gemido ahogado por el placer, Morgana acepta las palabras de su amo como un tributo a su sumisión total y entrega absoluta. Cada embestida de Alexis la lleva más cerca del éxtasis, mientras se entrega por completo a su amo, aceptando cada palabra y acción con devoción y gratitud.
Para Morgana, ser llamada «puta» por su amo es un recordatorio de su papel como esclava, un símbolo de su sumisión total y entrega incondicional. Se entrega por completo a las órdenes de Alexis, permitiendo que el placer compartido los envuelva en una espiral de deseo y devoción.
«Puta es una palabra importante que no todas las esclavas complacen»
Las palabras de Alexis resuenan en la mente de Morgana, recordándole la importancia y el significado detrás de ser llamada «puta» por su amo. Es una designación que lleva consigo un profundo sentido de sumisión y entrega, un reconocimiento de su papel como esclava sexual y su disposición a satisfacer los deseos de su amo sin reservas.
Para Morgana, ser llamada «puta» por su amo es un honor y un privilegio, una muestra de la confianza y la devoción que su amo deposita en ella. Es una palabra que lleva consigo un profundo significado en su relación, un recordatorio constante de su sumisión total y entrega absoluta hacia él.
Los nombres que los amos eligen para sus esclavas son una expresión de poder y dominio, una manera de marcar su propiedad sobre ellas y reafirmar su papel como sumisas. Ser llamada «putita» o «zorrita» por otros amos es un signo de reconocimiento y respeto dentro de la comunidad de esclavas, ya que indica que Morgana es vista como una figura importante y deseada en el mundo de la sumisión.
Estos nombres son más que simples etiquetas; son símbolos de estatus y reconocimiento dentro de la jerarquía de la sumisión. Para Morgana, ser llamada de esta manera por otros amos es un honor y un privilegio, ya que demuestra su posición destacada en el mundo de la sumisión y su capacidad para satisfacer los deseos de sus amos con sumisión total y devoción absoluta.
Aceptando estos nombres con humildad y gratitud, Morgana se entrega por completo a su papel como «putita» o «zorrita», comprometiéndose a complacer a sus amos en cada instante con su sumisión total y devoción inquebrantable. Es un testimonio de su lealtad y entrega como esclava, encontrando la plenitud y la satisfacción en su sumisión total y devoción absoluta hacia sus amos.
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