Sombras de Deseo: Pasiones Prohibidas capítulo 2
En «Sombras de Deseo: Pasiones Prohibidas», seguimos a Morgana elegida por Alexis, un nuevo amo. Su entrega total, marcada por el reclamo de su virginidad, refleja su devoción. Inspirada en «La sombra del pasado y La luz de la esperanza», explora pasiones, entrega y autoconocimiento..
«Aquel que te mire, será enfrentado por mí», gruñe con pasión, su mirada fija en los ojos de Morgana mientras jura protegerla con cada fibra de su ser. Morgana lo contempla con admiración y ternura, su corazón lleno de gratitud por el firme compromiso de su amo. «Nadie más me contemplará, porque eres tú y solamente tú quien posee mi corazón, amo», murmura con dulzura, sus labios rozando los de Alexis en un beso cargado de pasión. «Jamás permitiré que alguien te cause daño», declara. Morgana se aferra a él con fuerza, sintiéndose segura y amada en los brazos de su amante. «Eres mi guardián, mi héroe, mi amo», susurra con gratitud, su corazón latiendo al unísono con el de Alexis.
Una de las reglas fundamentales es que los amos, en su calidad de vampiros, tienen el poder de morder y eliminar a aquellos hombres que observen o se involucren sexualmente con sus esclavas.
«Prometo estar a tu lado en cada batalla, amado mío, mi amo, mi rey», murmura Morgana con voz suave pero firme, su mano acariciando la mejilla de Alexis con ternura. «Y juntos, navegaremos por los mares del tiempo y el espacio, enfrentando cada desafío con valentía y determinación».
Las palabras de Alexis, cargadas de deseo y pasión, llenan la habitación, envolviendo a Morgana en un torbellino de excitación y lujuria. Con un gemido ahogado, ella se estremece ante la intensidad de su pedido, su corazón latiendo con fuerza mientras se sumerge en el frenesí del deseo compartido.
Con una mirada ardiente, Morgana se acerca a él, preparada para satisfacer los deseos de su amante. «Con todo mi ser, te entrego mi poder», susurra con voz seductora, su aliento cálido rozando la piel de Alexis mientras se entrega a la pasión del momento.Alexis la observa con deseo, ansioso por probar su dulce néctar. «Sí, ámame con tu poder», murmura con fervor, esperando saborearla con devoción mientras se sumerge en el deseo compartido.Morgana se estremece ante sus palabras, anticipando el contacto íntimo. Con movimientos ágiles, se acerca a él, su esencia embriagadora llenando el aire mientras se prepara para satisfacer los deseos de su amante.Cuando finalmente se entregan al éxtasis del momento, sus cuerpos se convulsionan en una explosión de placer compartido, sus gemidos resonando en la habitación mientras se entregan al amor y la pasión desenfrenada. En ese momento de unión total, Morgana y Alexis se fusionan en un océano de placer y deseo que los deja sin aliento, ansiosos por más.
«Acércate, Morgana, y permite que tus atributos me proporcionen tu esencia vital. Es mi imperativo, como tu señor.»
Las palabras de Alexis se erigen como mandatos que no pueden ser ignorados por Morgana. Esta, sumergida en un mar de excitación y lujuria, no puede sino rendirse ante la intensidad de las órdenes de su amo, su corazón palpitando con fuerza en su pecho mientras se entrega al fervor del deseo compartido.Con una mirada cargada de deseo, Morgana se aproxima a él, dispuesta a satisfacer los más profundos anhelos de su amo. «Concédeme tu poder, ámame con toda tu pasión», susurra con voz seductora, su aliento cálido rozando la piel de Alexis mientras se sumerge en la pasión del momento.Los ojos de Alexis brillan con deseo, su anhelo evidente en cada gesto y mirada. «Sí, otórgame tu poder, tu elixir divino», murmura con fervor, su boca anhelante por saborearla y adorarla con reverencia mientras se adentra más en el torbellino del deseo compartido.
Con movimientos ágiles, Alexis deja fluir su orina dorada, llenando la boca de Morgana con su esencia más íntima. Un suspiro de éxtasis escapa de sus labios mientras experimenta la sensación de entrega total y la conexión profunda que comparten en ese momento de intimidad compartida.
Morgana, embriagada por el sabor y el aroma de su amo, saborea cada gota con devoción y pasión. Un susurro de gratitud y adoración escapa de sus labios mientras se sumerge en la experiencia única de recibir el regalo íntimo de Alexis.
Una regla crucial gobierna la relación entre amo y esclava: ningún hombre tendrá el privilegio de mancillar o profanar el cuerpo de la esclava, protegiéndolo con celo el amo. Este mandato se erige como un pilar fundamental en el vínculo entre ambos, asegurando la integridad y el respeto hacia la esclava por parte de cualquier otro individuo.
Con un gesto protector, Alexis rodea a Morgana con su brazo, irradiando una determinación feroz mientras la lleva a través de la multitud de vampiros y hombres que los rodean. Morgana, sintiéndose segura en los brazos de su amo, recuerda sus palabras con un asentimiento silencioso, su mirada desafiante barriendo el entorno con una intensidad incandescente.
Cada hombre que se atreve a posar sus ojos en Morgana recibe una advertencia silenciosa: una mirada penetrante que habla de peligro inminente y consecuencias graves. Con un gesto sutil, Morgana asegura su posición como la compañera de Alexis, una fuerza a tener en cuenta y una diosa cuya mirada sola puede congelar el corazón más valiente.
Mientras caminan juntos, los murmuros de admiración y deseo se desvanecen ante la presencia imponente de la pareja. Cualquier hombre que se atreva a desafiar la advertencia implícita de e la ira de Alexis y la furia de Morgana.
Con un gesto caballeroso, Alexis ayuda a Morgana a subir al tren, sus manos fuertes y seguras sosteniéndola con delicadeza mientras atraviesan el umbral. Morgana le sonríe con gratitud, apreciando el gesto de su amado mientras se acomoda en su asiento con elegancia.
Una vez dentro, Alexis observa con atención las puertas del tren, consciente de la importancia de mantenerse alerta en un ambiente tan cambiante como el de la noche. Con un gesto protector, se asegura de que las puertas estén bien cerradas, garantizando la seguridad de Morgana y la suya propia mientras viajan juntos en este medio de transporte tan peculiar.
Morgana observa con admiración la determinación de Alexis, su corazón lleno de gratitud por su constante cuidado y protección. Se acomoda junto a él, sintiéndose segura y amada en sus brazos.
«Deseo satisfacer mi apetito carnal contigo en este momento. Es una orden», declara Alexis con firmeza.
Con un destello travieso en su mirada, Morgana responde con una sonrisa juguetona, sintiendo la anticipación de la promesa de placer y pasión que se avecina.
«Entonces, ¿qué esperas?», murmura Morgana con voz seductora, su aliento cálido y embriagador rozando los labios de Alexis. «Estoy ansiosa por sentirlo, amo. No hay nada que desee más en este momento».
Con un gemido de anticipación, Alexis se acerca a Morgana, sus manos ansiosas deslizándose por sus muslos con deseo ardiente. Con un gesto apasionado, la atrae hacia él, deseoso de saborear la esencia de su amada en el éxtasis del momento.
«Abre tus piernas, esclava. Mi deseo será tu deleite», ordena Alexis con fervor, su voz resonando con autoridad.
Con un gemido de anticipación, Morgana obedece las palabras de su amado, separando lentamente sus piernas para darle acceso completo a su ardiente deseo. Su corazón late con excitación mientras espera ansiosamente el contacto de Alexis, deseosa de sentir la fuerza de su amante en el éxtasis del momento.
Los ojos de Alexis arden con intensidad, su deseo palpable en cada mirada y gesto. Con determinación, se acerca a Morgana, su virilidad ansiosa por encontrar placer entre sus piernas entreabiertas.
El tren continúa mientras Alexis sigue empujando con firmeza. «¿Sientes el poder de mi semen?», pregunta con voz ronca, su tono cargado de lujuria.
Con un gemido de éxtasis, Morgana se aferra a Alexis, entregándose al placer del momento. Sus ojos brillan con una lujuria ardiente mientras siente cada embestida de su amante, su cuerpo vibrando con la intensidad del deseo compartido.
«Sí, oh sí», murmura Morgana con voz entrecortada, su aliento cálido contra el cuello de Alexis. «Siento tu poder, tu fuerza, en cada movimiento. Eres mi todo, mi amor, mi fuente de placer».
Con cada embestida, el placer se intensifica, envolviendo a Morgana en una ola de éxtasis indescriptible. Siente la tensión acumulándose dentro de ella, cada fibra de su ser vibrando con anticipación por el clímax inminente.
«Oh, sí, me encanta que actúes con tanta pasión», murmura Morgana con sensualidad, sus ojos brillando con excitación salvaje. «Hazme tuya, llámame como quieras. Estoy aquí para satisfacer cada uno de tus deseos, para entregarme por completo a ti».
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