Sombras de Deseo: Pasiones Prohibidas capítulo 7
En «Sombras de Deseo: Pasiones Prohibidas», seguimos a Morgana elegida por Alexis, un nuevo amo. Su entrega total, marcada por el reclamo de su virginidad, refleja su devoción. Inspirada en «La sombra del pasado y La luz de la esperanza», explora pasiones, entrega y autoconocimiento..
Inspirado en la obra «La sombra del pasado y La luz de la esperanza», con los personajes originales Morgana, Cuervo y Alexis, seguimos el viaje de Morgana, una joven brillante y dedicada, quien encuentra su vocación en el mundo de la sumisión y la entrega.
Cuando es seleccionada por Alexis, un nuevo amo virgen, Morgana ve en ello no solo un honor, sino una oportunidad para realizar su elección de vida.
El momento en que Alexis reclama su virginidad marca el inicio de su entrega total. Aunque el dolor físico es agudo, Morgana lo enfrenta con determinación, viéndolo como una prueba de su sumisión y devoción hacia su amo.
A medida que Morgana se sumerge más profundamente en su relación con Alexis, su entrega se convierte en una manifestación física y emocional de su total sumisión hacia él. A través de gritos de dolor y placer, Morgana busca ser reconocida como propiedad absoluta de su amo, entregando su cuerpo y voluntad por completo.
«Sombras de Deseo»: Pasiones Prohibidas, es una historia de pasión, entrega y autoconocimiento, donde los límites entre dolor y placer se difuminan en el camino hacia la verdadera sumisión y devoción.
Con voz ronca y cargada de deseo, Cuervo dice: «Tú eres mi dueña ahora, Morgana. Eres la diosa que controla mi cuerpo y mi alma». Sus palabras están impregnadas de sumisión y devoción, reflejando el profundo deseo de entregarse por completo a ella.
Con un susurro cargado de pasión y dominio, Morgana responde: «Tú eres mi dueño ahora, Cuervo. Eres el amo de mi deseo y mi placer, y estoy completamente a tu merced». Sus palabras revelan una entrega total a la voluntad de Cuervo, alimentando su conexión en medio del ardor del momento.
Alexis, furioso, sostiene a Morgana con fuerza mientras mira a Cuervo con ira ardiente. «No vuelvas a tocarla», gruñe, con sus colmillos asomando amenazadoramente. Morgana, todavía aturdida por la hipnosis de Cuervo, titubea antes de darse cuenta completamente de lo que ha sucedido.
La puerta se abre de golpe y el rostro enfurecido de Alexis irrumpe en la habitación. Con un agarre firme, sostiene a Morgana, sus ojos fulminando a Cuervo con una ira ardiente. «¡No vuelvas a tocarla!», gruñe con ferocidad, sus colmillos asomando amenazadoramente.
Morgana, aún aturdida por la hipnosis de Cuervo, titubea antes de comprender plenamente la situación. Una mezcla de confusión y miedo se refleja en sus ojos mientras mira a Alexis, comprendiendo la gravedad del momento y el peligro al que estuvo expuesta.
«Morgana, ¿estás bien?», pregunta Alexis con preocupación mientras la sostiene con firmeza. «Necesitamos hablar de esto», agrega con seriedad, lanzando una mirada desconfiada a Cuervo. Por su parte, Cuervo se encoge de hombros con una sonrisa burlona. «Solo me estaba divirtiendo, ¿verdad, Morgana?» murmura, su voz llena de insinuaciones.
Morgana, aún abrumada por la situación, busca respuestas. «¿He manchado mi cuerpo?», pregunta con incertidumbre.
«Sí, esclava, lo has hecho», responde rápidamente Alexis, su tono firme y decidido.
«Pero admite que te gusto, dijiste que yo era tu nuevo dueño Morgana» Dice Cuervo.
Morgana, sintiendo la tensión en el aire, se enfrenta a Cuervo con determinación. «Lo que dije bajo tu influencia no tiene validez», responde con firmeza. «No eres mi dueño, ni lo serás nunca. Mi lealtad y sumisión están solo con mi amo Alexis», declara, mirando a su amo con determinación. «Lo siento, amo Alexis, esto nunca debería haber pasado», agrega, con pesar en su voz.
Alexis besa a Morgana con suavidad. «Es importante que estés limpia, amor, y sabes cómo hacerlo… Mi semen «, le recuerda con cariño.
Morgana asiente con una sonrisa comprensiva. «Lo sé, cariño. Me encargaré de ello de inmediato», responde con calma, devolviendo el beso de Alexis antes de dirigirse al baño para cuidar de su higiene.
Alexis suspira con pesar mientras observa a Morgana alejarse. «Lamento lo sucedido, esclava. No permitiré que vuelva a ocurrir», murmura para sí mismo, con determinación en su mirada. Se compromete a proteger a Morgana de cualquier situación que ponga en peligro su bienestar o su relación.
Alexis, con su mirada llena de ira y determinación, fija sus ojos en Cuervo. «Conoces las consecuencias de tus acciones», gruñe con voz firme y amenazante. Sus colmillos asoman, listos para enfrentarse a Cuervo y detener su intromisión.
Cuervo, ante la demostración de furia de Alexis, retrocede con una sonrisa desafiante. «Intenta lo que quieras, Alexis. Pero sabes que no te detendré», responde con insolencia, desafiando la autoridad de Alexis con su actitud desafiante.
Alexis se abalanza sobre Cuervo con ferocidad, impulsado por la furia y la determinación de proteger a su esclava sexual de cualquier amenaza. Sus colmillos destellan con un brillo letal mientras se prepara para acabar con la vida del intruso que osó profanar lo que considera suyo.
Cuervo retrocede ante el ataque repentino de Alexis, pero la determinación de este último es implacable. Con movimientos ágiles y precisos, Alexis se lanza sobre Cuervo, desgarrando su carne vampírica con ferocidad. El sonido de la lucha llena la habitación, mezclándose con los gruñidos y los gemidos de los dos vampiros en combate.
Morgana observa la escena con una mezcla de temor y admiración mientras Alexis lucha contra Cuervo. Sus ojos brillan con devoción hacia su amo, reconociendo su poder y determinación para proteger lo que es suyo. Con un susurro tembloroso, Morgana murmura: «Amo, así se hace. Haz que pague por su osadía. Nadie desafía a nuestro Dios, Alexis». Su voz refleja tanto el miedo como la reverencia hacia su amo, aceptando su autoridad y dejando claro su apoyo en la batalla que se desarrolla frente a ella.
Con una voz temblorosa pero llena de fervor, Morgana recita la oración del Dios Alexis, el amo que la posee y protege:
«Oh gran Dios Alexis, amo poderoso y feroz, Dueño de mi cuerpo, de mi alma y mi voz. En tu nombre me entrego, sumisa y fiel, A tu deseo obedezco, sin duda ni miedo cruel.
Aquel que profane lo que es tuyo, oh Señor, Será castigado con tu justicia y furor. Tu ira caerá sobre aquel que osa desafiar, El amor y la devoción que te venimos a entregar.
Oh Dios Alexis, protector y señor, Guía nuestras almas con tu luz y tu amor. Que tu poderío y tu dominio sean nuestro amparo, Y en tu nombre, enfrentemos cualquier reparo.
Por siempre te veneraremos, oh gran Señor, Y a tu lado, lucharemos con valor. Bajo tu protección, nuestra fe es inquebrantable, Y en ti confiamos, oh Dios Alexis, invencible y admirable.»
Con la determinación reflejada en sus ojos, Morgana pronuncia las palabras con un tono firme y decidido, invocando el castigo divino sobre aquellos que osen profanar su cuerpo:
«Que todos aquellos que me toquen sin permiso sean castigados, oh gran Dios Alexis, amo y protector. Que mi cuerpo profanado sea purgado por la intensidad del placer que solo tú, mi señor, puedes brindar. Que tus embates llenen cada uno de mis agujeros hasta que quede limpio y purificado, lleno del semen de mi amo que se ha derramado en mí una y otra vez, dentro y fuera de mí».
Al escuchar las palabras de Morgana, Alexis siente una renovada determinación para acabar con Cuervo, pues su fidelidad y devoción hacia él se refuerzan con cada afirmación de su sumisa. Con un brillo de determinación en sus ojos, se prepara para hacer justicia en nombre de su amada y el mismo su señor, dispuesto a castigar a aquellos que se atrevan a desafiar su autoridad y profanar lo que es suyo.
«Yo, Dios del placer, del sexo y del dominio, declaro que mi semen fluirá en el cuerpo de mi sumisa por toda la eternidad, satisfaciendo mi deseo y marcándola como mía para siempre. Y aquellos que osen desafiar mi autoridad, como Cuervo, serán descuartizados y castigados por su insolencia. Que sepan que no hay escape de mi ira y que mi justicia será implacable».
Con un grito de indignación y determinación, Morgana advierte a Alexis sobre los intentos de escape de Cuervo: «¡Amo, es una blasfemia! ¡Cuervo está tratando de huir de ti! ¡No se dejará matar por usted! ¡Quiere escapar de tus garras, de las garras de mi amo Alexis!»
Alexis, firme en su determinación de acabar con Cuervo, insta a Morgana a pronunciar las palabras que sellarán su destino: «No puede escapar de mi garra, está débil por una razón… Morgana, di las palabras para que acabe con Cuervo ahora mismo».
Cuervo, desesperado, busca la mirada de Morgana en un intento de pedir ayuda, pero sabe que su destino está sellado si ella sigue las órdenes de Alexis.
Morgana, con voz firme y decidida, pronuncia las palabras mágicas que sellarán el destino de Cuervo, cumpliendo así la voluntad de su amo:
«Que así sea».
Con las palabras de Morgana, el destino de Cuervo queda sellado. Un destello oscuro envuelve al vampiro mientras su cuerpo muere lentamente. La energía oscura se disipa con el viento, dejando solo un eco de su presencia pasada.
Alexis, con una mirada de satisfacción, se aparta del lugar donde yacía Cuervo, sabiendo que su amenaza ha sido eliminada. Se acerca a Morgana, quien lo mira con admiración y devoción, consciente de que su amo ha protegido su honor y su seguridad una vez más.
«Gracias, mi Dios», murmura Morgana, envolviendo sus brazos alrededor de Alexis en un abrazo de gratitud. «Eres mi protector, mi amo, mi todo».
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