Sometida en la bodega parte 1
Recuerdos de las dimensiones de su ex, deseos de ver otras vergas y la mía que no se bajaba fueron la antesala de una sumisión dentro de la bodega del edificio donde vivía .
Si algo nos cachondeaba con Karina era saber de nuestros pasados y preferencias en términos de anatomía de los amantes que deseábamos. También nos calentaba hacerlo drogados para lo que descarguë una app para conseguirlos. Debo admitir que cometí el error de subir una foto en calzoncillos y proliferaron no solo las ofertas de drogas , sino que se atributos falicos. Le xomenté a mi pareja que mi bandeja de fotos estaba llena de vergas, lo que despertó su curiosidad y me pidió que le mostrará los penes que me llegaban por GrindR esa tarde-noche que buscábamos droga para saciar nuestra autodestructiva forma de sacrificarnos en un placer que se constituía de tiradores de coca, nalgadas, esposas, gagball, látigos, cegadoras, un dildo, un vibrador ( que estrenamos esa noche)y un collar con el que la paseaba por el departamento hacia alguno de sus lugares en los que decidíamos follar. De todo ese lugar había uno que no había sido testigo de nuestra perversión y era la bodega. «Ya, POS, a ver los penes que te enviaron. Oh, la mansa wea. Y eso le entra por el ano a alguien. A mí no me cabe ,amor». » Y por tu concha si te dilato, si te la chupo ?» «Mmm ,tal vez. Es casi tan gruesa como una lata, pero no, me rajaría, me gusta que me duela, me va a rajar, así que no, olvídalo. Por eso tampoco te paso la colita, Amor, porque tu cabeza es muy gruesa y cuando me lo haces por adelante o en cuatro vaginal me has hecho daño. No, no era principio de regla, me rajó tu verga». » Y la de tu ex? Me dijiste que la tenía grande, más grande que la del otro amante que tenías en ese entonces». «Era un poco menos gruesa», confesó entre avergonzada y sofocada por el recuerdo de tener ese miembro en su concha siempre jugosa y completamente depilada. «Ya, pero no quiero hablar de eso. O quieres que te pregunte yo a ti si has penetrado a mujeres por la cola? No quiero saber cómo fue porque yo no puedo pasàrtela». «Y cuándo estabas en esa relación consensuada con dos hombres a la vez, nunca te plantearon un trío con doble penetración?» «No, nunca», contestó rápidamente, lo que me dio la impresión de que evitaba el tema, porque me parecía poco creíble que no haya recibido una propuesta por una doble ración de verga. No insistí porque la fantasía me hizo planear una forma de que dos juguetes entrarán en sus cavidades, pero sería en forma de castigo.
«Me contestó el dealer habitual, dijo que llegaba en 30 minutos. Alcanzamos a hacer algo, me calentó saber que te metían penes más grandes que el mío, pero me dio rabia a la vez por no poder hacerte gritar como debes haber gritado con esa carne gruesa dentro tuyo, apretada por tu vagina estrecha y húmeda. Creo que ahora estoy enojado y deberé castigarte por querer ver otras pingas y recordar la de tu ex». «Ay, bebé era grande, pero no se le paraba siempre, tenía que tocarlo, chupársela, bailarle, usar juguetes para excitarme y calentarlo». «Te metías el dildo de 20 CMS. Era más grande o más chico que la de él?» » La suya era más grande».» Te calentó recordarlo, putita? Eres una golosa. Bájate los pantalones, ponte en cuatro. Dónde estàn las esposas». » En el clóset, con las otras cosas, Bebé. Qué me harás, mm? Dime qué me harás?». Saqué la caja con los juguetes sexuales, salvo uno que acababa de comprar por la mañana, una bala vibradora con control remoto, y un hilo dental minúsculo, los cuales tenía reservados para el siguiente paso de mi plan. Ella tenía puestos los hilos de siempre, los que venían junto a su disfraz de monja erótica que usó para una fiesta con su ex marido, cuando era más delgada, pero también menos culona y tetona. «Te lo metía rico, no es cierto? Quién te lo metía mejor de tus dos amantes ? El que era tu amigo o el que era tu pololo? Tú, amor ,tú me lo metes rico. La respuesta me molestó, porque sabía que el tamaño de su ex la seguía calentando. Así que la agarré del pelo y le dije que dijera la verdad, cuál de los dos. » Mi ex, Amor, mi ex. La tenía gorda y larga. No me entraba en la boca, siempre me dejaba con dolor de mandíbula, salvo cuando estaba drogado y no se le ponía tan dura hasta que la tenía adentro de mi boca. Cuando ya lo sentía enorme, me la sacaba y me ponía en 4. Me penetraba muy duro y me dolía así que gritaba mucho, lo que lo hacía azotarme con mucha violencia, pero me gustaba. Estás contento ahora?» «No, estoy más enojado -fingí- y le di certeras nalgadas que dejaron mis manos completamente marcadas en su cola. » Ay, ay, bebé, pero estas nalgadas son mucho más ricas. Sigue pegándome, ocupa el látigo, te lo suplico». En lugar de obedecer sus órdenes, tomé sus manos y la esposé para sacar con mis dientes su hilo. La hice pararse para poder arrancárselo y le dije que estrenaría otra tanga diminuta y que tenía otra sorpresa,pero que debía esperar. «Ay, me intriga la sorpresa, pero pégame o déjsme chupàrtelo». Le puse la cegadora y el gagball para que no me lo pudiera chupar, acción que intentó evitar pues quería mi verga dentro de sus fauces.
Verla cómo la tenía dispuesta para mí había conseguido que mi pene se parara más de lo habitual, se engrosara más. Para provocar mayor excitación golpeé sus nalgas con mi verga y luego sosteniéndola del pelo levanté su cara y pasé mi pene por su cara, lo que provocó que soltara gemidos contenidos por la bola que la amordazaba. Continué con mi plan hundiendo su cara contra el colchón y me senté en su nuca, asfixiandola, por lo que me levantaba y con el látigo castigaba sus nalgas enrojecidas. Me paré para constatar que tan mojada estaba y noté una pequeña poza en el colchón. Metí mis dedos y era un humedal que sonaba y salpicaba jugos de placer. Miré el velador y me percaté que el dealer me llamaba, así que cogí el teléfono y en vez de contestar , lo metí en su concha para que la vibración se encargará de estimularla más. Los gemidos se volvieron más nítidos , verdaderos alaridos. «Aló, qué tal Bro, en cuànto llegas?». «Me atrasé rey, pasé a buscar a mi novia y llegó en 10 minutos. Espérame en la coordenada habitual». Contesté que sí con una erección que no bajaba ,pero no alcanzaba a penetrarla antes de darle su último estímulo: unas líneas de cocaína que la pondrían mucho más caliente.
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