Soy la perra de mi esposo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por parejavoyeur.
Me encontraba en este estado de semi inconsciencia, en mi cama cuando lo oí entrar.
Ni despierta, ni dormida… pero percibiendo todos sus movimientos en la casa.
Encendió la luz del pasillo y por la rendija de la puerta, se iluminó mi suelueta, boca abajo en la cama, con tan sólo unas braguitas estilo culote y el sujetador, puesto que en esta casa en verano hace bastante calor.
Esta escena, junto que debía de estar con alguna cerveza de más, lo debió calentar aún más, porque se limitó a entrar en silencio en la habitación y a acariciarme a lo largo de una pierna hasta llegar a mi culo.
En ese momento, retiró la mano y sentí cómo sacaba su cartera y el móvil de los pantalones, dejándolos en la mesilla.
Se quitó los calzoncillos y la camiseta y lo dejó caer todo al suelo.
Yo pensé “este es el momento en el que me despertará”
Y la verdad es que me apetecía que lo hiciera puesto que la noche era bastante pegajosa y a esas alturas todavía no había podido dejarme dormir.
Al menos, cuando me dan polla por la noche consigo agotarme y dejarme dormir.
Sin embargo no me despertó como yo esperaba.
Se dedicó a agarrar su enorme pene erecto y a masturbarse mientras me miraba.
Incluso se puso de rodillas encima de mí, por el medio de sus piernas abiertas, estaban las mías semi cerradas.
Yo oía ese ruido tan peculiar de cuando un hombre se toca de esa manera.
Además, sentía su respiración, cada vez más agitada y acompañada de algún que otro gemido.
Yo seguía boca abajo haciéndome la dormida, aunque en verdad, ya mis hormonas empezaban a excitarse, cada vez sentía más calor de imaginar que un hombre se estaba masturbando de esa forma con tan sólo mirarme.
Mi coño empezó a escucrrir líquido y fue en ese momento, en el que se dio cuenta de que no estaba dormida.
Me tocó el coño, con la intención de acariciarlo simplemente y se lo encontró totalmente encharcado.
– ¿estás despierta?
– mmm – conseguí gemir.
– mm?? y ese gemido qué quiere decir eh perrilla? no me lo puedo creer, yo intentando no despertarte y tu ahí con el coño lleno de agua… que pasa que no querías que te la metiera esta noche?
– Si, si quiero… hazlo porfa.
– ¿y porqué no me lo decías eh? O acaso estabas teniendo fantasías con otro hombre eh?
– no no, nada más lejos
– anda que no, zorrilla, con la mente sucia y perversa que tienes…
– que no, de verdad, te esperaba a ti
EStas palabras no le convencieron, se enfadó bastante y se limitó a arrancarme de cuajo esas bragas.
De una forma algo brusca me las bajó y yo me limité a abrir algo más las piernas.
– encima se me abre de piernas la muy perra.
Yo esperaba a que me metiera los dedos o a que me estregara su pene para ir calentando aún más mi coño pero no tuvo tanta sensibilidad conmigo.
Se había enfadado bastante.
Con una mano me separó las nalgas y con la otra, cogió esa enorme tranca colocando el blande en la entrada de mi vagina.
Afortunadamente, estaba ya lubricada con mis propios jugos, porque la embestida que me metió fue tan brutal que no pude sino emitir un enorme gemido mezcla de dolor y placer.
– AAAAHHHHHH AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
Empezó a follarme sin tapujos, una embestida tras otra, y yo cada vez levantaba más el culo para sentir cómo me llegaba esa pedazo de polla erecta hasta el final de coño.
Hay un punto que incluso puede llegar a doler, pero cuando una está tan condenadamente cachonda de que se la folle un macho como este, se convierte en algo incomprensiblemente placentero.
Él no paraba de decirme obscenidades tipo:
– te gusta eh putita?
– si… me gusta… sigue por favor, sigue
– joder, debería de estarte doliendo el coño con lo que te estoy dando, y tu sigues ahí pidiendo más como las perras de la calle… menuda zorra me vine yo a meter en casa…
– ah ah ah sigue siiii ah ah ah
mis jadeos no cesaban, yo necesitaba más polla, y cada vez sacaba más y más jugos.
– sabes que te digo putita? que si tanta falta de rabo tienes esta noche debería de romperte ese culo rico que me estás poniendo.
Y les tengo que contar que en lo que se refiere a sexo anal, a mis casi 30 años, soy practicamente virgen, cosa que a Él le pone tremendamente cachondo.
Aparte de las 3 ó 4 veces que lo habré hecho en toda mi vida, mi culo conserva esa especie de virginidad, me cuesta bastante dilatarlo y eso hace que cuando él me penetra, sienta milímetro a milímetro en su nabo cómo va entrando dentro de mí.
Reconozco que de todas las veces que me ha enculado, esta ha sido la que más me gustó y no sé qué es lo que tiene ese hombre que me pone tan condenadamente excitada.
Con tanto jugo que saqué de mi coño, me lo estregó por todo el ano, metiéndome sus dedos poco a poco, primero uno, luego otro… luego uno por cada agujerito a la vez.
Yo seguía gimiendo y eso le excitaba aún más.
Me trataba como su puta particular, y seguía diciéndome obscenidades.
– te gusta puta? te gusta eh? esos gemidos no los dan sino las putitas sabes? tienes un agujero digno de reventar y de esta noche no te escapas…
– si por favor… házmelo… estoy realmente cachonda, sigue metiendome los dedos, sigue tocándome, poséeme, dame más porque estoy que estallo del calor
– serás putita… pero tu te has oido hablar? joder cómo me estás poniendo la polla, por supuesto que te voy a dar lo tuyo
Nuevamente, puso su glande sobre mi culo e intentó hacer la primera penetrada, pero no lo consiguió.
– pero bueno puta, tu qué te crees que es esto? primero me invitas a pasar y luego te me cierras de esta manera?¿
– no no, vuelve a intentarlo, sigue tocándome, que yo quiero que entre
– mentirosa, tienes el agujerito todo cerrado, no te dilata, qué pasa, que no te gusta lo que te estoy dando?
– si si me gusta
– calla puta mentirosa! – me decía mientras seguía introduciendo sus dedos en mi culo, dilatándolo aún más.
– que no, de verdad, ves como te quiere dentro
– no te creo perra! mira como el otro día te entraron todas esas pollas facilitas, te acuerdas?
– si… ahhhh si….
ahhhh pero… pero es que eran otras pollas mas pequeñitas que la tuya
– ah si? qué me estás diciendo? que tenía que haber traído a mis amigos a casa para que te abrieran bien el culo como el otro día? tanto te gustó perra? olvídate de pensar que cada vez que te quiera follar el culo tendrán que entrarte otros antes, este culo es mío, y tu eres MI puta, así que ya puedes irte dejando de follar por otros, que para algo te dejo quedarte conmigo hija de puta.
sus palabras me excitaban más y más… y yo le decía:
– yo sólo quiero que me lo hagas tu, no quiero a nadie más… me gusta tu polla, me gusta contigo, me gusta dejarme follar por ti, me gustan tus palabras sucias, me gusta que me digas qué tengo que hacerte para que te corras conmigo…
– ah si?? te gusta?? pues a qué esperas para abrirme ese culo eh? a qué? – volvió a ponerme el glande sobre mi coño pero a pesar d emi excitación, no conseguía entrar, la tiene exageradamente grande para mí.
Se enfadó aún más de lo que ya estaba.
– mira puta perra, deja de mentirme de una vez ya! que tan cachonda no estás si no te dejas meter la polla de tu hombre dentro!.
– me dio una enorme nalgada y me escupió en el ano.
– ahhhh siii que bueno
mas nalgadas
me volvió a escupir
– esto es lo que te gusta? es esto? no… ya sé lo que te hace falta a ti.
el empujoncito final…
Estiró su brazo hasta la mesilla, cogió su cartera sacó un billete de 20 euros.
Con su mano me agarró de los pelos, me tiró la cabeza hacia atrás y aprovechó que abrí la boca para soltar mi gemido de placer para meterme el billete dentro de la boca.
– así, ahora sí… como las putas de verdad, aquí tienes tu puto dinero por dejarte follar.
este gesto hizo que inmediatamente se me abriera el culo como el bebedero de un pato.
Me puso la polla delante y dio esa enorme embestida, brutal, profunda, que me hizo gemir de placer, sacando el billete de mi boca.
– cómete el billete zorra, que es tuyo.
empezó a encularme salvajemente, yo estaba tan excitada por ese dinero que seguí poniendo el culo en pompa para que me lo reventara bien.
El gemía, gritaba y me seguía diciendo guarradas
– así perra, déjate dar joder, pero qué rico culo tienes, te gusta eh¿ te gusta?
no me dejaba ni hablar
otro billete más de 20 euros en la boca.
cómete otro de estos más para que me dejes permiso para romperte el culo, te lo quiero destrozar.
De aquí no paro hasta hacerte la sangres so puta.
yo gemía.
Me estremecía.
Me agarraba fuertemente a las sábanas.
Sus embestidas seguían y seguían… me agarraba del pelo, me obligaba a mantener el dinero en la boca.
Estaba a punto de correrse.
– ahí te vas a llevar mi leche… joder mi putita cómo me tienes
– y tu a mí cielo, sigue
– te vas a dejar? no verdad?? Toma… toma puta, toma… toma otros 20 euros para que me dejes correrte el culo… AHHHHH AHHHH AHHHHHHHHHH
SE corrió todo… dejó caer su cuerpo sobre el mío y no me sacó la polla, aunque seguía haciendo presión, y mi coño se estregaba con las sábanas…
Y yo con el calentón que tenía, con el dinero en la boca y con una polla que seguía dándome por el culo, conseguí un extraordinario orgasmo contra las sábanas…
Sí… qué puta soy…
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