Tarde en el pediatra (Buscando día y hora)
Revisión de un preadolescente.
Cuando Guille tiene examenes está concentrado en ello, y yo intento que no utilice portátil, a menos que sea para algo relacionado con el colegio, ni que juegue mucho a nada y el teléfono también le distrae mucho. Y la pelea en esos días son los entrenos, no quiere perderse ninguno y muchos días terminan más allá de las nueve de la noche. El caso es que noto a Guille más inquieto, más nervioso, por los exámenes y porque supongo que no tiene momentos para hacerse pajas, que le deben desconcentrar, porque tampoco le doy oportunidad de utilizar el portátil porque en época de exámenes lo tengo colocado en el comedor. Y entonces pensé que sería una experiencia llevarlo a la revisión después de las dos semanas de examenes y casi seguro cargadito de huevos y con ganas de descargar. Pero empecé a buscar fechas para la visita y no encontraba, tenía que ser algún día después de los examenes, con toda la tarde por delante y sin «extraescolares» como los entrenos. Busqué y busqué, al mediodía, por la noche, pero la enfermera L.I. no abría nuevas fechas, pero…el mismo día que Guille tuvo el último examen se abrieron horas para un viernes por la tarde, y vi que a las seis y media o siete podía ser buena hora y abrí la ventana de la aplicación: escribí nombre solicitando revisión del niño sano, que es como se llama. Me confirmó enseguida: viernes a las siete. Se me dibujó una sonrisa en la cara y noté un poco de excitación al pensar que iba a llevar a Guille a una consulta donde dos mujeres, pediatra y enfermera, iban a hablar con él y conmigo, lo iban a explorar con el bajalenguas, iban a utilizar el fonendo, se pondrían las dos guantes de latex, y el niño seguramente pensando más de la cuenta en una historia de fantasía pero que no le gusta, no le gusta porque sabe lo que van a hacerle; le atrae ir por el hecho de ser mujeres, pero a la vez quiere que pase rápido, y para que termine tienen que revisarle todo, que es lo que no le gusta. El día anterior follé al mediodía, me comieron el coño y me lo reventaron a pollazos dos veces, pero al saber que iba a llevar al niño al pediatra noté cierta excitación, ya dije que es un momento que estaba esperando desde hace mucho. Había pensado ir a la revisión con un consolador metido en el coño y con control remoto, pero no me atreví porque lo vi demasiado delicado, quería experimentar a ver qué pasaba, tengo pocas oportunidades, lo he llevado con 13 y parece que seguiré llevándolo hasta los 15, según me comentó la pediatra. Y le avisé el mismo día para que Guille no tuviera tiempo de reacción, ni para pensar posibles respuestas ni para hacerse pajas, eso último me excitaba porque imagino que un dilema que tienen los preadolescentes es masturbarse o no antes de una revisión, por si se les empalma, o por si la pediatra pueda decir que precisamente el preadolescente ya se masturba, cuando una niña se pone cachonda no se nota, pero cuando es un niño la polla se le pone dura. (Continuará…)
Lau_44, es un buen plan continuar publicando tus vivencias con algunos preámbulos en tus historias, así parece que vas por capitulos pero a la vez como si fuera un diario, eres una madre de otro nivel, hubiera sido un gran plus que aunque no fuera a control remoto si habrías llevado un dildo en tu vagina.
Muy bien lau pero sabes que estaría bien, que dijeses que sientes tú, también para ponernos en tu piel…me entiendes no?
Me hace acordar al estilo de Juan José Saer, pero es algo que no aplica a la literatura erótica.
Hace que uno emprenda una «lectura diagonal» esperando la parte sustancial del relato, que nunca llega.
Pronto sigo escribiendo. Gracias por leerme. Tengo que ir escribiendo a tiempos perdidos, cuando estoy sola delante del ordenador.