Tarde en el pediatra (En la sala de espera)
Revisión médica en la pediatra de un preadolescente.
Me siento en la sala de espera con mi hijo, estamos esperando solo nosotros, y se puede escuchar un rumor de quienes están dentro, la voz de la pediatra y una voz que es la de la madre o la voz del niño que están dentro. La parte de arriba de la puerta de entrada a la consulta de la pediatra está cubierta de material de metacrilato semitransparente que permite adivinar el resplandor de la lámpara de exploración encendida cuando en plena revisión la están enfocando a alguna parte del cuerpo, a mi hijo le enfocaron en la boca abierta, las orejas, cuello y polla. Mi sensación en la sala de espera es de seguridad y tranquilidad pero Guille creo que está solo aparentemente tranquilo, «nervios de acero», pero mi sonrisa hacen que Guille se encuentre allí sin saber qué hace, perdido, tiene su móvil en la mano, pero no puede ver tetas ni coños, le choca mucho no poder hacerlo porque sabe que lleva dias sin pajearse y que en pocos minutos va a quedarse en boxer o calzoncillos y durante un rato no va a poder tocarse.
No pienso en decirle a la pediatra nada sobre las primeras pajas de Guille, los viernes y casi cada fin de semana sobre todo. Le instalé un controlador web, y cada semana el software me envía la actividad en la web de mi hijo, tiempo de conexión y webs visitadas, y cuando ve webs «no permitidas» está, por ejemplo, un viernes desde las 21:30 hasta la 1:22, maratón de pajas, chicas, parejas…
Estando sentada en la sala de espera junto a mi hijo observo que Guille no deja de mirar a cada lado, a la puerta, se queda quieto, cambia de posición en la silla, se pasa el móvil de mano en mano, pone una pierna sobre la otra y las descruza, yo lo miro sonriendo tranquilamente sin poder hacerme una idea clara de lo que puede sentir y notar durante la revisión, y me gustaría saberlo, pero a la vez no saberlo, mantiene en vilo mi interés. Desde la consulta a un lado de la sala de espera sale una enfermera, deja la puerta entreabierta y se puede ver el tallímetro y una parte de la camilla, con la sabanita blanca perfectamente planchada: el niño mira hacia esa consulta dos segundos y enseguida vuelve a mirar el móvil, noto que traga un poco de saliva, encoge un poco las piernas, ¿la polla se le habrá puesto dura o se le habrá encogido?, la enfermera pasa a poca distancia de nosotros, el niño la mira. No es L.I., la enfermera que él conoce, supongo que si ve a L.I. la reacción de Guille hubiese sido bastante distinta, más nervioso, más descontrolado, pensando en el inminente inicio de la revisión, al ver sus tetazas marcadas debajo de la bata blanca. Se oye el ascensor que se detiene en la planta de Pediatría y Adolescencia, y en pocos segundos aparecen una madre con su hija de unos 11-12 años vestida de uniforme del colegio, faldita de cuadros, calcetines blancos, jersey de cuello alto. Creo que para Guille ver a la niña es un revulsivo solo durante unos minutos, porque no se va a dejar que la niña note que él está nervioso por estar ahí sentado esperando y se va a tener que tragar los nervios y intentar aguantarse. La niña se muestra más tranquila que mi hijo, la mira un momento, ¿estará cachondo?¿se preguntará qué revision hacen a las niñas?¿fantasea con ver una revisión de alguna niña de su clase o de su equipo de natación?¿es una pediatra quien revisa a la niña o podría ser un pediatra pajero? En la web, veo el cuadro médico del centroy veo que todas son pediatras, todas mujeres, veo el curriculum de la pediatra de mi hijo, B.M., nacida en Navarra, prácticas en…, participación en…¿A quién llamarán primero, a mi hijo o a la niña?, Por sentido común, a nosotros, llevo deseándolo hace rato, voy a vivir una experiencia única. (Continuará…)
No veo el momento de seguir leyendote
Hola…¿te gusta?
Hola Lau_44, interesante cómo ha continuado tu saga, transmites tus emociones y pensamientos claramente sobre lo que te produce llevar a tu hijo a esas consultas.