Uber viola a adolescente ebria.
Hola, me llamo Sergio, y en este relato cuento la vez que abusé sexualmente de una adolescente en el asiento trasero de mi auto mientras trabajaba de Uber..
Era un sábado de madrugada, alrededor de las 5 de la mañana, hacia una linda temperatura y a lo lejos se veían luces en el cielo que pronosticaban una posible lluvia. Estaba con mi auto dando vueltas por la ciudad, trabajando de Uber, era lo que hacia los fines de semana para tener un ingreso extra. Venía bastante bien, había hecho 4 o 5 viajes en la ultima hora, mas que nada moviéndome por la zona más céntrica de la ciudad, donde ya empezaba a haber movimiento de gente.
Lo que más se veía eran jóvenes que volvían a sus casas caminando después de salir de fiesta, la mayoría en grupos grandes y algunos de 2 o 3 solamente. Cuando pasaba al lado de un grupo así, recordaba lo mucho que odiaba llevar a este tipo de gente en mi auto, había tenido muchas malas experiencias llevando gente alcoholizada. A su vez, se me desviaba la miraba con las chicas, adolescentes vestidas con ropa muy ligera y cuerpos hegemónicos, muy fértiles. Me hacían acordar a cuando tenia su edad y quería encararlas, pero siempre terminaba rechazado, siempre, eso me llevo a terminar casándome con una gordita, que a pesar de ser una hermosa persona, físicamente no era lo que quería. Quizás les guardaba un poco de rencor a las chicas jóvenes hermosas, por siempre estar fuera de mi alcance y nunca haber podido tocar una. En fin, esos pensamientos invadían mi cabeza cada vez que me cruzaba un grupo así, en parte ya estaba acostumbrado.
La aplicación de Uber sonó, era alguien que estaba pidiendo un viaje a 240 metros aprox. de donde yo estaba. Lo acepté y empecé a conducir hasta ahí, tenía pensado que sea el ultimo viaje, porque ya estaba cansado. Llegué al lugar, era una calle bastante poco transitada, no habían casi autos y mucho menos gente caminando, poca luz. Sentada en la vereda, vi a una chica, era la que había pedido el viaje, así que paré el auto al lado y esperé a que se suba. Estaba sentada y tambaleaba la cabeza, los ojos se le cerraban, tuve que tocarle bocina para que se de cuenta que ya había llegado. Le costó bastante ponerse de pie, entre tambaleos y pisadas en falso que casi terminan en caídas, abrió la puerta de atrás del auto y se subió, cerrando de un portazo.
No sabia que le pasaba, a juzgar por su forma de actuar, parecía estar muy ebria, o drogada, o las dos. Le pregunté que le pasaba pero solo balbuceó algo que no entendí, recostó la cabeza hacia atrás, y se quedó callada. Me limité a no molestarla y simplemente conducir hasta donde la aplicación marcaba como destino final, a cada rato la espiaba por el espejo del auto para ver si se movía, pero no, de hecho parecía estar roncando. Bueno, dije, no me molesta que duerma mientras no me vomité el auto. Mientras mas la miraba, mas me llamaba la atención, era una chica muy joven, no pasaba los 18 años, de piel un poquito oscura, pelo negro con ondas, estaba vestida con unas botas negras, una pollera de jeans azul bastante cortita, que me dejaban ver sus piernas carnosas y tonificadas con facilidad, seguramente trabajadas en algún deporte o gimnasio. Llevaba una campera de cuero negra, con el cierre abierto, esta caía levemente por sus hombros y me dejaban ver su escote hermoso. Tenía su bolso negro colgando del brazo derecho, tenía lentes puestos, parecía alta, 170cm aprox., y era muy linda de cara. A decir verdad, era un mujerón a pesar de su segura corta edad, y tenerla dormida en el asiento trasero me hacía sentir… no se… raro…
Cada vez me acercaba más al destino, pero no podía dejar de mirarla, inevitablemente me empecé a calentar un poco, por la situación morbosa más que nada. Necesitaba verla un poco más detalladamente, aproveché que estaba ya a 2 cuadras del destino y tomé un pequeño desvió. Conduje 3 cuadras hacia el lado contrario y me metí en un pequeño campito, donde supo haber una cancha de futbol amateur en tiempos pasados, pero que estaba abandonada hace más de 25 años, estaba llena de arbustos y el pasto estaba super largo, además de que a los alrededores vivía poca gente. Me metí lo más profundo posible y estacioné el auto entre un árbol y una pila de basura que había, rodeado por el gran pastizal descuidado. Era imposible que alguien me vea.
Me bajé y rodeé el auto, abrí la puerta de atrás contraria a donde estaba ella sentada y me senté a su lado. Ella ni se movió. Moví un poco su pelo para verle la cara, me acerque para verla bien, era hermosa y se veía fuertemente dormida. Me acerqué un poco más y olí cerca de su cuello, me llegó un olor a perfume desvanecido, con un leve olor corporal femenino, mezclado con sudor y adolescencia. Me empecé a sentir super excitado, las orejas me ardían y mi pene empezaba a humedecerse, ese olor me había activado.
Le saqué la cartera despacito tratando de no despertarla, y la revisé. Dentro tenía un labial rojo el cual no parecía haber usado, unos anillos, su celular, su billetera, y un condón usado, el cual no quise tocar pero me prendió muchísimo saber que tenía eso ahí. Su celular era un iPhone 15, no se cual exactamente, de fondo de pantalla tenía una foto con lo que parecía ser su novio, era una foto abrazados frente al espejo, además de eso tenía 34 llamadas perdidas entre su mamá y su papá. Abrí su billetera y tenía bastante plata, una tarjeta SUBE y su documento de identidad. Alhué Humere era su nombre, nacida el 20 de agosto de 2008, había cumplido 17 hace muy poquito. La situación me sobrepasó y tuve que sacar mi pene del pantalón, empecé a tocarme mientras la miraba fijamente y tocaba sus piernas suaves, que contrastaban con lo áspera de mi mano. Estaba pensando que podía hacer, analizando las posibilidades y a su vez tratando de autoconvencerme de no hacer lo que quería hacer, ya que estaba mal, pero parecía imposible evitarlo ya. Acariciando sus piernas subí hasta su falda, con mi dedo la levanté un poco y pude ver una tanga negra de encaje, hermosa, me incliné un poco y acerque mi cara, empecé a oler su entrepierna como si fuera un perrito, las ganas me estaban matando y no iba a dejar a esa muchacha en su casa sin estar ahí adentro antes.
Me bajé del auto sin guardar la pija y di la vuelta, abrí la puerta donde ella estaba sentada y la empuje despacito para que se recueste en el asiento. Con mis manos la agarré de la cintura y despacito la fui acomodando hasta ponerla boca arriba sobre el asiento, agarre sus piernas hermosas con ambas manos y tire un poco hasta hacer que sobresalgan del auto. Subí un poco su pollera, me costó por el tamaño y peso de su culo, al estar apoyado en el asiento. Puse sus patas en mis hombros y me tiré dentro del auto, echándome arriba de ella. Mi pene rozando su tanga negra de encaje mientras besaba y chupaba su cuello, me sentía totalmente desesperado y desenfrenado, estaba cumpliendo mi sueño de adolescente, talvez no de la mejor manera pero lo estaba haciendo. Le deje varias marcas en el cuello con mi boca, se empezó a mover y despertar, pero antes de que eso pase, corrí su tanga hacia la derecha y le apoyé el glande en la conchita, un solo empujón fue suficiente para ya tener media pija dentro.
Empecé a moverme y… dios mío, fue increíble. Su vagina se sentía calentita y muy suave, sus labios húmedos acariciaban mi tronco con delicadeza cada vez que la embestía, estaba bastante cerradita pero a pijazos le fui abriendo el camino, su interior se amoldaba rápidamente y antes de darme cuenta ya estaba tocando el fondo. Empecé cogiéndomela lentamente y con mucha pasión. Le metía la verga entera de golpe hasta que mi pelvis choque con la suya, la sacaba despacito hasta solo tener el glande dentro, para volver a clavarla toda de golpe, y así repetidamente. Lento, profundo y pesado. El goce era máximo, mucho mejor que una adulta.
Ella se despertó, quiso empujarme pero no tenía nada de fuerza en sus brazos, quiso mover los pies pero al estar apoyados en mis hombros y yo recostado sobre ella, la dejé en una pose que no le permitía zafarse. Quiso gritar pero la callé de un beso, la boca le apestaba a alcohol y ahí entendí la causa de su estado. Metí mi lengua en su boca y recorrí diente por diente, le pase la lengua por el paladar, le estaba explorando la boca por completo. Sus intentos de zafarse, y sentir su lengua moverse desesperada al sentir la mía, solo me hacían excitar más. Empecé a cogérmela con bronca, muy frenéticamente, me desquité por las cantidades de burlas que sufrí de adolescente por putas como ella, la cantidad de rechazos, y el hecho de que nunca me dejaron estar adentro de una mujer así, me privaron de eso tan hermoso que estaba sintiendo en ese momento, no las iba a perdonar jamás.
Metía y sacaba la pija muy violento, usando todo el peso de mi cuerpo y la fuerza de mi cadera, deje de besarla para separar un poco mi cuerpo de el de ella, y sin dejar de violarla, la agarré del cuello con las dos manos y apreté. Apreté fuerte. Le corté la respiración totalmente. Se puso roja, y su vagina empezó a apretar, apretar muchísimo mas que antes. Parecía que estaba sellando mi pene al vacío, sus paredes se endurecían y vibraban, cada vez me costaba mas meterla cuando la sacaba. Hice un último esfuerzo y con toda mi fuerza la clavé, metí todo mi pene sin soltarla del cuello, ella pobre ya estaba inconsciente. Cuando la punta de mi glande estaba chocando por completo con su útero, empecé a eyacular dentro, solté un gemido como nunca antes y apreté las nalgas mientras soltaba todo ahí adentro. Las paredes de su concha me estaban exprimiendo al máximo, despacito fui soltando su cuello. Al intentar sacar mi pene, su vagina parecía cerrarse mas, negándome la salida, hasta no terminar de soltar hasta la ultima gota. Lo sentí casi como una reacción natural de su cuerpo adolescente, como un instinto femenino primitivo, de no dejarme ir, me había aceptado como su macho.
Me quedé ahí clavado unos segundos más, cerré los ojos y terminé por completo. Me sentía totalmente descargado, pero no solo mis huevos, había descargado mi alma después de tantos años de sufrimiento, en esa pobre chica. Espere a que sus paredes se desinflamen un poco, y cuando saqué mi pene de ahí adentro, rápidamente una gorda y espesa gota de semen caliente se empezó a asomar desde dentro de la vagina, y empezó a desparramarse lentamente. Estaba completamente llena. El pene me palpitaba. Empecé a besar sus piernas, en forma de agradecimiento por la experiencia hermosa que había vivido, y en forma de perdón, a pesar de que ella no estaba consciente, yo sabia que me entendía y que me perdonaba. Besé sus gemelos, sus muslos, su entrepierna calentita, todo. Vi su cuello, lleno de marcas, por los chupones que le había hecho y las marcas de mis manos, tal vez me pasé un poco de fuerza al estrangularla. La saqué del auto antes de que el semen rebalsante de su vagina manche mi asiento, la cargué en mis brazos y la deje suavemente recostada sobre el largo pasto, dándole un último beso en la frente antes de dejarla, de paso asegurándome que todavía respiraba. Le acomodé un poco la ropa, porque la iba a dejar ahí tirada, tarde o temprano la iban a encontrar y no quería que pareciera violada tan a primera vista. Antes de irme me dieron ganas de orinar, así que si, la oriné a ella. Apunté a su cara, su pecho, sus piernas, la deje totalmente empapada de lluvia dorada, marcándola como mía totalmente. Limpié la puntita de mi verga usando su campera negra y usé su celular para tomarle un par de fotos, se lo guardé en el bolsito junto a su billetera, y se lo dejé tirado al lado.
El sol poco a poco se asomaba por el horizonte, sentía insectos subiendo por mis piernas, mosquitos picándome y empezaron a aparecer perros sucios y llenos de pulgas, era un lugar realmente desagradable. Me subí al auto y me fui, totalmente descargado y feliz por lo que había hecho, cero arrepentimiento, pidiéndole a la vida que me vuelva a dar una oportunidad así en un futuro.
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