UN VIAJE A LA PLAYA DIFERENTE
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por italiana74.
Me levanté temprano pues se me presentaban 4 horas de viaje de autobús y quería aprovechar bien el fin de semana.
El viaje se hacía insoportable porque el autobús iba sin aire acondicionado y a pesar de ser las primeras horas de la mañana, ya el calor apretaba. A mitad del viaje, se hizo una parada de 20 minutos que aproveché para poder desayunar de nuevo y sobretodo refrescarme.
Por desgracia, perdí la noción del tiempo y cuando salí , el autobús había partido sin mi.
¿Y ahora qué? Estuve preguntando en la cafetería los horarios de los autobuses, esperando poder coger otro, pero para mi mala suerte, hasta el día siguiente no iba a tener oportunidad.
Una de las camareras me comentó que si no me importaba, había un cliente asiduo que bajaba también a la playa. Si quería, podía preguntarle para que me llevara.
Nunca he hecho autostop, pero me dio confianza que era una persona que frecuentemente visitaba la cafetería y que contaba con una casa en la playa. Además de que la camarera me había hablado muy bien de él.
Tras una corta conversación de apenas 15 minutos, mientras él terminaba su desayuno, nos dirigimos al coche.
Su nombre era Mauro, rubio con una mirada azul mar que mataba. Un hombre imponente de 1,90. Al final, iba a ser hasta una suerte haber perdido el autobús. Como ya tuviera aire acondicionado, sería estar en el cielo.
Desde el primer momento, la conversación fue fluida y para nada me sentía incomoda o cohibida.
Estábamos en medio de una conversación superficial y divertida cuando sin decir nada, me metió su mano entre mis piernas buscando mi coño. Aunque me sorprendió lo directo que fue, no me desagradó. Me divirtió la cara que puso cuando descubrió que no tenía ropa interior.
Con sus dedos empezó a jugar con mi clítoris y la temperatura de mi cuerpo y el tamaño de mi clítoris empezaron a subir por momentos. No hacía ni una hora que nos acabábamos de conocer, pero parecía que me conocía mejor que nadie. Porque cada movimiento de sus dedos, de su mano me hacía disfrutar más. Ni yo lo hacía mejor cuando me masturbaba. Cuando apartaba su mano para hacer los cambios, mi coño pedía a gritos que volviera. Pero no quería correrme así.
Le aparté la mano y despacio le fui bajando la cremallera después de soltarle el botón del pantalón. Introduje la mano para sacarle la polla que ya estaba empezando a ponerse grande y dura.
Y tan pronto estuvo fuera del pantalón, no me pude contener, tenía que tenerla entera dentro de mi boca. Sentí como me tocaba la campanilla y aún así no la me la había tragado entera. No podía parar, subía y bajaba la cabeza rápidamente, cada vez más profundamente, mientras con una mano le acariciaba los huevos con una mano por encima del pantalón. Mientras sentía como cada vez estaba más húmeda y como mi clítoris se hacía más grande a la par que su polla crecía y se ponía dura dentro de mi boca. Dios nunca había tenido el placer de comer un miembro así de grande.
Que ganas de tenerla dentro pero no podía parar comerla. No sé si disfrutaba yo más de la mamada que él.
Sus gemidos me animaban a seguir más y más rápido. Cuando me decía que ya no podía más, que se iba a correr, empecé a absorberla más fuerte pensando como sería el sabor de su leche caliente. Dios, si fuera tan rico como el de su polla, iba a perder la cabeza.
Y empezó a salirle tanta leche, rica y caliente que no podía tragarla tan rápido.
Se me escapaba de mi boca y empezaba a caer por su miembro. Como loca porque no quería perder ni una gota se la lamia disfrutándola como cuando estás comiendo tu helado favorito y se te derrite y empieza a caer por tus manos.
Subía la mirada para verle y me volvió loca ver su mirada de satisfacción.
Pero cariño, ahora te iba a tocar a ti porque la mamada sólo había hecho que me pusiera más cachonda todavía, tenía mi clítoris pidiendo a gritos su polla. Disfrutar de ese espectacular miembro dentro mío, como lo había hecho hasta unos segundos antes en mi boca.
Parece que me leyó la mente porque paró el coche en el primer sitio donde pudo.
Una entrada al comienzo de un pequeño y poblado parque.
Baja del coche y se dirige a al maletero, donde no consigo ver que saca de él.
Al momento está abriendo la puerta de mi lado y me saca del coche tirando fuerte de mi brazo. Parecía otra persona pues ni siquiera se volvió cuando me quejaba por el daño que me hacía en el brazo y le pedía que parara, que me dejara.
Sin decir una palabra, tiraba de mi fuertemente a la zona más poblada del parque, Cada vez me sentía más asustada porque estaba completamente en sus manos. Podía hacerme lo que quisiera, matarme incluso y nadie podría impedirlo.
Cuando nos encontramos frente a un árbol de ramas gruesas, me juntó las muñecas y me las ató. Ahí perdí el control y empecé a llorar desconsoladamente y a pedirle que me dejara ir que no se lo diría a nadie, que por favor no me hiciera daño. En ese momento me dio una bofetada. En ese momento dejé de llorar y me callé. No sé si me dio más miedo que me pegara o la mirada fría e indiferente que me lanzó.
Sin poner resistencia, me ató a una de las ramas más gruesas, dejando mis muñecas por encima de mi cabeza.
En ese momento, se puso detrás de mía donde podía sentir su respiración sobre mi cuello. Me destrozo el vestido dejándome desnuda de la cintura para arriba.
Entonces empezó a morderme el cuello mientras con sus manos apretaba mis pechos o tiraba de mis pezones. A penas me quejaba a pesar del dolor por miedo a que me pegara de nuevo o me hiciera más daño. Continuo mordiéndome los pechos, los pezones mientras me tiraba hacía atrás del pelo o me metía los dedos dentro de mi coño sin delicadeza alguna. En un momento no pude retener más un quejido. Manteniendo la mirada fría, me dio dos bofetadas que me cruzaron la cara.
De nuevo se situó detrás de mí. Por un momento, silencio y después un dolor fuerte.
Había entrado con su enorme miembro dentro de mi. De una manera dura, podía sentir como su polla llegaba hasta a mis ovarios. Me envestía como un animal, cada vez más duro y fuerte. Me cogía de las caderas para poder entrar más fuertemente mientras yo me iba hacía delante en cada embestida. El dolor era fuerte pero de repente sentía como me caía por las piernas un líquido….estaba muy húmeda. Estaba cachonda. Ya no sabía diferencia entre el dolor y el placer. De repente podía escucharme gimiendo.
¿Estaba volviéndome loca? Estaban violándome salvajemente y estaba disfrutándolo.
En un momento, se paró y me desató. ¿Ya había terminado?
No había terminado de pensarlo, me tiró al suelo y me obligó ponerme a cuatro patas.
A pesar del calor, el suelo estaba frío y húmedo.
Sin recobrar el aliento, sentí un fuerte dolor. Me estaba metiendo el puño cerrado entero en el culo duramente.
El dolor era insoportable pero a la vez no quería que pararse porque lo estaba disfrutando. Cuando ya no podía más y le pedía que para, en vez dejarme, siguió pero esta vez violándome con su polla mientras con una mano me cogía el cuello y me lo apretaba, hasta que se corrió dentro.
Me obligó a pasarme los dedos por el agujero y mojármelos con la leche que salía del él y metérmelos en la boca.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!