• Registrate
  • Entrar
ATENCION: Contenido para adultos (+18), si eres menor de edad abandona este sitio.
Sexo Sin Tabues 3.0
  • Inicio
  • Relatos Eróticos
    • Publicar un relato erótico
    • Últimos relatos
    • Categorías de relatos eróticos
    • Buscar relatos
    • Relatos mas leidos
    • Relatos mas votados
    • Relatos favoritos
    • Mis relatos
    • Cómo escribir un relato erótico
  • Menú Menú
1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (1 votos)
Cargando...
Dominación Mujeres, Incestos en Familia, Intercambios / Trios

Una forma poco peculiar de aprender – parte 3

Todo llega a su fin….
La habitación estaba en silencio, salvo por el sonido de las páginas, los lápices y las risas de Lucas y Diego apresurándose a guardar sus cosas en la mochila. Mientras tanto, María estaba en cuatro sobre la cama con su cuerpo desnudo, expuesto para sus hijos como en bandeja de plata. Para ese momento, ella ya había perdido la cuenta de cuántas veces la habían hecho repetir este ritual, pero sabía que se acercaba el examen final. Y quizá así, la dejarían en paz.

Cuando de repente, los oyó detenerse, estaban listos para el acto final. Ellos al fin comenzaron a masturbándose detrás de ella. Entonces, se comenzó a preocupar. Normalmente, los gemelos solo se limitaban a jalársela viéndola desnuda, pero dentro de sí, temía que un día perderían el control. Y que al fin, la terminen penetrando.

—¿Recuerdas cuando rasuramos a mamá? Su vagina se veía tan suave y rosada

—Sí, y ahora está toda mojada.

—Me pregunto cómo sabrá. ¿Crees que es dulce o agria?

—No lo sé, pero me gustaría enterrar mi cara entre esas piernas y averiguarlo.

Internamente, María estaba horrorizada por las palabras de sus hijos. Su mente gritaba»¡No! ¡Esto está mal!» pero su cuerpo traidor respondía con una excitación creciente que la llenaba de culpa y vergüenza.

—Oye, Lucas… ¿crees que podríamos tocarla solo una vez? Aunque sea un poco.

—No sé, Diego. Eso podría meternos en problemas.

—Vamos, solo una vez. No se dará cuenta.

Mientras tanto, María seguía estremeciendo más al escucharlos. Su corazón latía con fuerza y quería detenerlos. Pero Diego se le adelanto.

—Guau, está suave y húmeda… Tienes que tocar esto, es de otro mundo!

—Ohhh, es cierto, que bien se siente….

Entonces, María no pudo resistirse, un escalofrío le recorrió la espalda y la forma como la tocaban, no le permita contenerse más los gemidos. Y ella comenzó a temblar, arqueando la espalda y sacando más la cola. Cuando de la nada. Un buen chorro de orina salió disparado hacia sus hijos y los empapó.

—¡Ohhh! ¡Mierda, se meó! —exclamó Diego, sorprendido

—Esto es muy intenso…. Me, me, me vengoooo… ahhhahhhhh

—Mierda yo también… aaaahhhhhhh

Y asi, ambos hermanos se quedaron jadeando y temblorosos, mientras eyaculaban. Al terminar, Diego dijo:

—Ufff ¿Qué carajos fue todo eso?

—Nunca había visto algo así. Pensé que iba a desmayarse.

—Si, pero mira, mira cómo tiembla todavía

Y asi observaron a María luchar por mantener su postura

—Crees que…¿este bien? —Diego frunció el ceño, preocupado

—No lo sé. Pero definitivamente no parece hipnotizada en este momento.

—Mierda, creo que la sacamos del trance —murmuró Diego.

—Sí, y ahora qué hacemos?

—No lo sé. Pero tenemos que hacer algo antes de que se recupere.

Entonces, Diego se acercó a María, que aún luchaba por mantenerse en cuatro.

—Mamá… ¿puedes ponerte de pie? —le preguntó suavemente. María parpadeó, confundida, pero hizo un esfuerzo por incorporarse. Lentamente, se puso de pie, tambaleándose ligeramente.

—Ves? Está bien —dijo Diego, tratando de convencerse a sí mismo tanto como a su hermano.

—Solo necesita un momento para recuperarse.

—Fue suficiente —dijo Diego finalmente.

—Tenemos que arreglar esto antes de que se despierte completamente.

Y rápidamente, comenzaron a limpiar los fluidos del piso y a recoger su ropa esparcida. Una vez vestidos, se acercaron a María, que aún estaba de pie, pero claramente desorientada.

——Mamá, necesitas sentarte —dijo Lucas suavemente, guiándola hacia la cama.

Diego buscó una bata y se la puso sobre los hombros.

—Vamos a sacarte del trance ahora, ¿de acuerdo? Solo respira profundo y relájate.

Juntos, comenzaron a hablarle en voz baja y tranquila, ayudándola a salir del estado hipnótico lentamente. Mientras Lucas, le decía

—Mamá, estabas por tomar una ducha cuando te desmayaste en nuestro cuarto. Eso es lo que tienes que recordar al volver

Está bien, mamá. Vamos a contar hasta tres y cuando lleguemos ahí, estarás completamente despierta y recordando solo lo que te dijimos. Uno…dos…tres…

Entonces, María parpadeó rápidamente, aliviada, sacudiendo la cabeza, fingiendo salir del trance.

—¿Qué… qué pasó? —preguntó confundida.—Te desmayaste mamá —respondió Diego—Pero ya estás bien. Vamos a ayudarte a acostarte.

—Sí, creo que necesito descansar un poco. Gracias, chicos. Pero mejor… Voy a tomar una ducha rápida y luego me acostaré en mi cuarto.

—Bueno mamá. Si necesitas algo, avísanos.

María sonrió débilmente y se dirigió al baño, cerrando la puerta detrás de ella. Una vez dentro, se apoyó contra la puerta y soltó un suspiro tembloroso. Su cuerpo aún temblaba por las secuelas de su intenso orgasmo y la adrenalina de la situación.

Asi que mientras el agua caliente corría por su cuerpo, luego de entrar a la bañera. María reflexionaba sobre lo que había sucedido. Las sesiones de estudio con sus hijos habían comenzado como una forma inocente, pero se estaban volviendo cada vez más peligrosas. La hipnosis y las fantasías prohibidas habían cruzado límites que nunca debería haber cruzado. Sabía que tenía que ponerle fin, antes de que alguien hiciera algo irreversible.

—No más sesiones —se prometió a sí misma en voz alta.— Encontraré otra manera de ayudar a los chicos con sus estudios. Algo que no implique…esto. Aunque pensándolo bien…

—Esto es culpa suya —murmuró entre dientes. Carla. Vaya, parece que tendré que darte una lección por interferir en la vida de mis hijos.

De esa forma, comenzó a idear un plan. Y cuando lo tuvo, llamó a Laura esa noche. Ella le propuso que este fin de semana, iría con sus hijos a unas cabañas cerca de una cascada, y que quería que Carla fuera con ellos. Como forma de agradecimiento, por la primera vez que les ayudo con sus hijos.

Al oir eso su hermana, no le pareció una mala idea. Pues después de todo, Carla al fin estaba libre, pues ya había vuelto del exterior. Entonces, acordaron que así lo harían.

Y asi, el tiempo transcurrió hasta que llegó el sábado, y en la mañana, los cuatro salieron rumbo a las cascadas. El auto iba cargado con bolsas de comida y el ruido de las risas de María, Laura, Diego y Lucas.

Cuando llegaron a las cabañas, vieron unas casitas de madera rodeadas de árboles y oyeron el sonido del río a lo lejos. El calor era intenso, y el sudor se les pegaba a la ropa.

Finalmente, cuando llegaron a su cabaña. Diego y Lucas tiraron sus cosas sobre la cama y miraron a Carla, que desempacaba su bolso. Diego se acercó con una sonrisa pícara.

—Oye, Carla, el método que usaste con nosotros fue tan bueno que lo aplicamos con mamá.

Entonces, Carla dejó caer una camiseta, con los ojos abiertos.

—¿Qué? ¿Con mi tía María? No les creo nada.

—Bueno, en realidad, lo que hicimos con mamá… Fue hipnotizarla, porque ella no estaría dispuesta a ayudarnos asi no más, y menos de esa forma que ya sabes…

—Es verdad. E incluso, con práctica logramos hipnotizarla cada vez mejor.

—Jaajajaja… como creen? No, no les creo…

—Mira, hagamos una apuesta: si hacemos que mamá se ponga este micro bikini rojo, tú te pones el negro.

Carla soltó una carcajada, incrédula.

—Están locos. No hay forma de que lo logren. Pero acepto!

—Bien, vamos a bajar. Tu solo escóndete detrás del sofá, y mira como lo hacemos…

Y así todos bajaron a la sala y Diego llamó a su madre.

—Mamá, ven un segundo. Queremos mostrarte algo.

María se acercó, con un nudo en el estómago. Vio el brillo en los ojos de sus hijos y supo que se venían con su truco. Miró alrededor, consciente de que Carla estaba cerca, y se puso nerviosa, pues su plan estaba por comenzar. Así que decidió, una vez mas fingir.

—Está bien, chicos. ¿Qué quieren?

Lucas sacó el reloj viejo y lo balanceó frente a ella.

—Míralo, mamá. Relájate y entra en trance.

María dejó caer los hombros, fingiendo hipnosis con la cabeza floja. Diego dio la orden, claro y firme.

—Cuando vayas al baño, te vas a poner este micro bikini rojo y saldrás con él”.

María asintió, con voz plana.

—Entendido.

Caminó al baño con el microbikini rojo en la mano, cerrando la puerta tras ella. Se miró en el espejo mientras se quitaba la ropa, con las manos temblando. La tela era mínima, apenas unas tiras que se ajustaban a su piel, dejando casi todo expuesto. Se lo puso con cuidado, sintiendo cómo se hundía entre sus nalgas, y respiró hondo, nerviosa. Abrió la puerta y salió, tiesa como robot. Los gemelos la esperaban en la sala, y Diego la señaló.

— Mira, Carla. Te dije que sí podíamos.

Carla, se asomó desde atrás del sofá, inmóvil, con la boca abierta. María estaba ahí, rígida, con el micro bikini rojo mostrando más de lo que esperaba. Y Lucas. le pasó el otro micro bikini a Carla, el negro, que era aún más pequeño: era el que tenía una tira delgada en V que no cubriría casi nada.

—Tu turno, prima. Cumple la apuesta.

Carla tragó saliva, arrepintiéndose un poco, pero asintió.

— Está bien, esta bien, lo haré.

Así que entró al baño, cerrando la puerta. Se quitó la ropa y se puso el micro bikini negro, mirando cómo la tira desaparecía entre sus nalgas y apenas le tapaba adelante los pezones y la rajita de su vagina. Por un momento, intentó ajustarlo nerviosa, tirando de la tela con los dedos, pero el sonido de pasos en las escaleras la detuvo. Los gemelos la estaban llamando que salga, pues ya estaban listos para ir a las cascadas con sus trajes de baño.

Entonces, Carla abrió la puerta y salió, sintiendo el aire en la piel expuesta, arrepentida de haber aceptado. Y cuando Diego y Lucas se voltearon,  ambos estallaron en silbidos.

—¡Mira eso, prima! Estás increíble con eso— Diego rió, dándole un codazo a Lucas.

—¡Qué sexy, Carla! Esa V te queda perfecta— Lucas aplaudió, mirándola de arriba abajo.

Carla cruzó los brazos, incómoda, mientras María seguía inmóvil, fingiendo estar en trance. Los gemelos agarraron las toallas, y todos salieron hacia las cascadas.

Una vez que llegaron ahí. Miraron como el agua caía con fuerza, salpicando las rocas, y el aire estaba cargado de humedad y calor. María, Carla, Diego y Lucas dejaron las toallas en una piedra plana y se acercaron al borde. Entonces, Diego miró a su madre, tiesa en trance, y le habló con firmeza.

—Mamá, actúa como si estuvieras puesto un bikini normal. Muévete natural, como si no pasara nada.

María asintió, con voz plana.

— Entendido.

Se relajó un poco y empezó a caminar con pasos suaves, como si el micro bikini rojo no importara. Y entonces, Lucas señaló la cascada, con una sonrisa desafiante.

— Reto para todos: pasar debajo del agua. ¡Vamos!

Diego y Lucas corrieron primero, gritando mientras el chorro los golpeaba. Salieron empapados, con el agua corriendo por sus cuerpos. Carla fue la siguiente, confiada corrió.

— Esto es fácil, miren.

Pasó bajo la cascada, pero la fuerza del agua arrancó la tira delgada de su microbikini negro, dejándola completamente desnuda. El agua le resbalaba por la piel, brillando bajo el sol, y los gemelos estallaron en risas.

—¡Ay Carla, se te fue todo!! jaja —  Diego se dobló, riendo hasta que le dolió el estómago.

—¡Qué rápido se rompió esa cosa prima! — decía Lucas tapándose la boca

Carla cruzó los brazos sobre el pecho, roja, pero prefirió reír con ellos.

—¡Cállense, idiotas! No es mi culpa que esta tela sea tan débil.

Diego miró a su madre, todavía en trance.

— Tu turno, mamá. Dale.

María, fingiendo hipnosis, pasó bajo la cascada. El agua golpeó su micro bikini rojo y lo arrancó, dejándola también desnuda, con el pelo pegado a la cara y el agua corriendo por su cuerpo. No se cubrió, manteniendo la pose rígida, y los tres se rieron más fuerte.

—¡Mamá también perdió el suyo! —  Lucas señaló, entre risas.

—¡Pero que par de nudistas tenemos aquí! — dijo Diego aplaudiendo

Y Lucas, levantó las manos, con una idea.

— Para que sea justo, nosotros también nos quitamos todo. ¡Fuera trajes!

Entonces, se arrancaron los trajes arrojándolos sobre las rocas, y los cuatro quedaron desnudos, riendo y salpicándose en el agua. Luego, se recostaron al borde de la cascada, con las piernas colgando y el agua fría ante sus pies. Y entre risas, Carla miró a los gemelos, curiosa.

— Oigan, en serio, ¿qué más han hecho con mi tía María cuando la ‘hipnotizan’?

Diego se encogió de hombros, despreocupado.

— Solo nos tocamos viéndola desnuda, prima. Nos pone calientes verla así y ya.

Lucas asintió, riendo.

— Sí, nos jalamos mirándola en cuatro o como sea. Es suficiente.

Carla suspiró, aliviada.

— Bueno, menos mal. Me alivia que no la hayan penetrado.

Y esa palabra, resonó como un trueno en sus mentes. María, fingiendo estar en el trance, se tensó por dentro. Y Diego frunció el ceño, intrigado.

—¿Penetrarla? ¿Qué carajos es eso?”

Lucas se acercó más, con los ojos brillantes y el miembro un poco duro sobresaliendo del agua.

— Sí, Carla, ¿Qué significa eso, cómo se hace? Explica bien, no te hagas la tímida.

Carla dudó, mirando a María, pero creyó que estaba hipnotizada y se animó.

— Está bien, pero esto queda entre los tres, ¿eh? Nadie más se entera.

— Penetrar es cuando un hombre mete su cosa dentro de una mujer, aquí abajo, puede ser en la vagina o por detrás. Pero hay que prepararla primero, que se moje bien y se dilate, para que no duela y entre fácil.

Y María, escuchaba impactada con el pulso en la garganta, temiendo que todo se saliera de control. Lucas, con el miembro tieso y palpitando, dio un paso adelante, exigiendo con voz firme.

—¡Yo quiero hacerlo! Miren, ya la tengo parada!

—Rayos hermanito

Entonces, los tres empezaron a reírse. Mientras tanto, Diego se miraba abajo y notaba que aún no la tenia dura.

—Está bien, Lucas. Tú podrás ir primero, pero yo sigo después.

Lucas, ansioso, miró a su madre. Y la llamó para darle una orden.

—Mamá, ponte en cuatro ahora mismo.

María, atrapada en su fingido trance, obedeció, y se puso en cuatro sobre una roca, con el trasero hacia ellos y el agua salpicándole la espalda. Entonces, Carla se acercó a Lucas para guiarlo.

— Escucha bien. Primero, tócala aquí, entre las piernas, para que se lubrique bien.

Lucas, con la respiración entrecortada, puso la mano donde Carla señaló, rozándola despacio con los dedos.

— ¿Así, Carla?

Carla asintió, inclinándose para verlo mejor.

—Sí, perfecto. Frota más, que se moje bien. Mira cómo brilla entre los labios, eso es lo que buscamos. Siente cómo se humedece.

Y Lucas siguió deslizando los dedos por los labios de María, notando cómo la humedad crecía bajo su tacto.

—¡Se siente resbaloso! Está empapada, Carla. ¿Ya puedo meterla?

Carla lo miró, con una chispa en los ojos.

— Aún no, dilátala primero. Mete un dedo despacio, y que se abra un poco.

Lucas metió un dedo con cuidado, gruñendo por lo apretado que estaba.

—¡Qué rico se siente! Está bien cerrada. ¿Voy bien?

Carla sonrió, animándolo.

—Sí, ahora mete dos. Muévelos despacio, que se relaje y se dilate más.

Lucas añadió otro dedo, girándolos dentro de ella, y María dejó escapar un gemido bajo, incapaz de contenerlo por completo, aunque seguía fingiendo.

—¡Se está abriendo! Puedo sentirla temblar”. Lucas jadeó, excitado. Mientras por dentro, recordaba su ultimo encuentro (¿Así que ella estaba excitada? Se pregunto)

Pero Carla, lo saco de sus pensamientos, al acercarse y decirle:

—Eso es, ahora quiero que empujes tu cosa. Alinea bien la punta y métela despacio, que entre suave al principio. No lo fuerces, déjalo que se deslice suavemente…

Entonces Lucas, se acercó con el miembro duro rozándole la entrada. Alineó la punta y empujó lentamente.

—¡Qué caliente está por dentro! ¡Se siente increíble, Carla!

Y María gimió un poco, con el cuerpo temblando mientras Lucas la llenaba.

—¡Sigue… ve, más adentro! — murmuró María, con voz entrecortada, fingiendo estar en trance.

Lucas empezó a moverse, primero despacio, luego más rápido, con el agua salpicando a su ritmo.

—¡Es demasiado bueno! ¡Me sigue apretando! — gruñó, perdiéndose en el acto.

María se sentía cada vez mejor, con el placer subiéndole por la espalda, y sus pezones estaban endurecidos como rocas. Mientras tanto, Carla miró a Diego, y lo vio que al fin estaba duro.

—Diego, se te paró por fin. Ven, hazlo conmigo, no pierdas esta oportunidad.

Diego se acercó rápido, con los ojos brillantes.

—¡Sí, Carla!

Entonces ella, se recostó en una roca cercana, abriendo las piernas con el agua salpicándole en los muslos.

—Tócame primero, como hicimos con tu madre. Haz que me moje bien.

Diego la rozó entre las piernas, deslizando los dedos con suavidad.

—¡Estás caliente, prima! Ya te siento húmeda y resbalosa.

Carla gimió bajito, arqueando la espalda.

—¡Métela ya, Diego! ¡No esperes más!

Y Diego empujó, entrando en ella con un gruñido, y empezó a moverse mientras Carla jadeaba.

—¡Qué rico, Diego! ¡Más, más fuerte, dale!”

Y al otro lado, Lucas seguía con María, acelerando hasta que ella no pudo más. Y tuvo al fin, un orgasmo descomunal, dando un grito que resonó entre las rocas y el agua.

— ¡Aaaahhhhhh!

Entonces, Maria decidió que era hora de empezar a revelar su plan. Así que empezó a fingir, que volvía en si.

— ¿Qué… qué pasa? ¿Por qué estoy desnuda? ¿Ay, pero que es eso que está dentro de mí?”

—¿Ma… mamá??

Entonces, María le puso la mano en la boca a Lucas, susurrándole que se quede callado con urgencia. Mientras le decía:

—Sé lo que pasó con Carla y ustedes. No los culpo, pero tu prima va a aprender una lección hoy.

Y le explicó el plan, con su voz baja y molesta.

—Pero en resumen… Quiero que la penetres por el ano. Yo la sujetaré y te daré la orden. Vamos, es hora de hacerla pagar.

Lucas asintió, con los ojos brillantes.

—Sí, mamá, dale.

Entonces, María se levantó despacio, se acercó a Carla y la inmovilizó, agarrándola fuerte por los brazos por detrás, mientras Diego seguía moviéndose dentro de ella.

—Mamá, quieres unirte?. Dijo Diego

—No amor, tu sigue en lo tuyo. Yo solo quiero decirle algo a Carla…

—Espera, acaso tu… o sea, que te despertaste??

Entonces, Maria se acerco al oído de Carla y le dijo:

Maldita perra, se que te les insinuaste a mis hijos para enseñarles física. Debo reconocer que fue ingenioso… pero por tu culpa, he tenido que hacer cosas que no me gustan. Pero hoy, hoy será el día que me las cobre todas!

— ¿Espera, qué? No tía, no es lo que crees. ¡Por favor, suéltame!”

Pero María, la miró con ojos fríos.

— Escúchame, si no haces lo que te diga… te denunciaré con la policía. Elige.

Y Carla, lo entendió, no tenía salida, y solo asintió entre quejidos.

—Está bien… haré lo sea, pero no me hagas eso.

—Y tu Diego, porque dejaste de penetrarla? Vamos, no te dije que pararas!

—Sí sí, mamá, estoy en eso… estoy en eso…

—Saben que… mejor ya déjala Diego. Quiero que te acuestes en el piso, ya! Vamos, que no tenemos todo el día!!

—Eso…  y ahora Carla, súbete encima. Quiero que lo montes, cabálgalo como una puta.

Y así lo hizo Carla, se paro encima de Diego a la altura de su miembro, y bajo. Poco a poco, hasta acercar su agujero vaginal a su miembro. Luego, tomando impulso con sus caderas, empezó a saltar y a gemir.

Entonces, María llamó a Lucas y le dijo al oído:

—Es hora hijo… Sabías que una mujer puede satisfacer a dos hombre a la vez?

—En serio? No, no lo sabía

—Pues fíjate bien, ves el otro agujero de tu prima? Quiero que metas tu miembro por ahí! Vamos, no seas tímido…

Y así, Lucas se acercó, tomo a Carla de la cintura y se alineó con su trasero, para empezar a empujar su pene. Pero al instante, Carla reaccionó, e inmediatamente soltó un grito de dolor

—Auchh, Eso dolió… ¡No por ahí no, por favor!”

Pero María intervino, la sujetó fuerte del cabello, y le recordó lo que pasaría. Entonces le dijo:

—Aguanta, zorra. Esto te lo ganaste por puta.

— Vamos Lucas, intenta de nuevo!

Y Lucas volvió a intentar entrar. Poco a poco, y Carla se empezaba a quejar más.

—¡Ya, ya, duele… duele, mételo de una vez!

Entonces, Maria empujó a Lucas desde atrás y su miembro se enterró con fuerza en su ano. Haciendo que Carla  se retorciera del dolor.

— ¡Mira, mira nada más… esto le gusta, a la puta de tu prima!

— Oh, esto se siente increíble. Esta cosa de acá atrás me aprieta rico!

—Puta asquerosa, Mira cómo te abres para ellos, eres una zorra sucia.

—Muévanse los dos, rápido! Grito María, quiero que terminen dentro de ella.

Entonces, Diego y Lucas, comenzaron a deslizarse. Sacaban y metían su miembro dentro de ella, y le llenaban en perfecta sincronía sus dos agujeros. Y Carla, se quería morir al sentir todo eso. Pues era increíble, uno entraba y el otro salía, su tia le cacheteaba, y sus primos le apretaban los senos.

Poco a poco, ella fue perdiendo el control. Y por si misma, empezó a gritar:

—Ah, ahh, ¡Ya, ya, acaben dentro! ¡Quiero que me llenen toda!

Y los gemelos aceleraron más, sus movimientos eran más rudos, y los tres gemían al unísono. Hata que al fin, el primero en venirse fue Diego, su miembro la empezó a bombear por dentro, el calor de su semen la hizo retorcerse. Mientras al mismo tiempo, Lucas soltó su carga, y ella sentía como le detonaban por dentro.

Y así los tres cayeron, uno sobre el otro, agotados. Mientras María, no paraba de reír por la escena. Entonces ella intervino, apartó a Lucas, y tomó a Carla de los pelos poniéndola de pie. Mientras sus hijos, estaban acostados en el piso.

—Bien. Ahora dobla las piernas y ábrelas bien Carlita!!

Y Carla avergonzada, lo hizo, mientras su tía le decía que puje. A fin de expulsar, el semen de sus hijos. La escena era muy intensa. Diego y Lucas, no lo podían creer. En el suelo los chorros de su semen caían de la vagina y el ano de su prima. Así que nuevamente, se pararon frente a ella y se la volvieron a jalar.

— ¡Qué bestia, Carla! decía Diego.

—Eso hijo, dásela toda, decía Maria. Eso es lo que querías puta? Querías la leche de mis retoños, pues te la ofrezco. Tómala.

Y en eso, María puso su mano en la vagina de Carla y tomo un poco de semen, y se la metió en la boca de su sobrina. Mientras Diego y Lucas, terminaban de eyacularle en la cara y las tetas.

Finalmente, cuando María se dio por satisfecha. Tomo a Carla de uno de sus brazos, y la metió debajo de la cascada para que se limpie. Luego, ambas salieron desnudas por el sendero de regreso a la cabaña. Al llegar ahí, María sacó una pastilla de emergencia de su bolso y se la dio.

— Toma esto, para que no quedes embarazada. Prométeme que nunca más harás algo así con mis hijos, o te arruino.

Carla, temblando, asintió.

—Lo prometo, tía. Perdón por todo.

Y así, todo quedó entre ellos.

Al día siguiente, todos volvieron a casa. Laura pasó por Carla y se despidieron con sonrisas falsas. Pero esa noche, María se sentó frente a Diego y Lucas en la sala.

— Chicos, fingí todo el tiempo. No estaba hipnotizada. Esto se acaba aquí.

Diego miró a Lucas, atónito.

— ¿En serio, mamá? ¿Todo fue mentira?

Pero Lucas levantó una mano.

—¿Sí? Dijo María

—Aceptamos, pero con una condición: una última vez, para el examen final.

Entonces, María suspiró y asintió.

— Está bien, esa será la última. Pero será la última!!

Y así, todos se miraron en silencio, con la pregunta flotando en el aire:

¿Realmente sería la última?

FIN.

32 Lecturas/22 julio, 2025/0 Comentarios/por PetterG
Etiquetas: baño, hermana, hermano, hermanos, hijo, madre, primos, tia
Compartir esta entrada
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en X
  • Share on X
  • Compartir en WhatsApp
  • Compartir por correo
Quizás te interese
Pervirtiendo a Brunita: DISGUSTOS
Mis adorados sobrinos…Parte VII, El placer de ser gozado…
TERNERA TIERNA DE PANOCHA SUAVE SEGUNDA PARTE
El morrito del semaforo
“Lo que pasó un fin de semana…”
Adolescencia Parte 1: Mi Padre
0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.

Buscar Relatos

Search Search

Categorías

  • Bisexual (1.139)
  • Dominación Hombres (3.467)
  • Dominación Mujeres (2.656)
  • Fantasías / Parodias (2.753)
  • Fetichismo (2.355)
  • Gays (20.798)
  • Heterosexual (7.400)
  • Incestos en Familia (16.755)
  • Infidelidad (4.133)
  • Intercambios / Trios (2.829)
  • Lesbiana (1.087)
  • Masturbacion Femenina (781)
  • Masturbacion Masculina (1.615)
  • Orgias (1.796)
  • Sado Bondage Hombre (414)
  • Sado Bondage Mujer (157)
  • Sexo con Madur@s (3.763)
  • Sexo Virtual (230)
  • Travestis / Transexuales (2.265)
  • Voyeur / Exhibicionismo (2.232)
  • Zoofilia Hombre (2.067)
  • Zoofilia Mujer (1.615)
© Copyright - Sexo Sin Tabues 3.0
  • Aviso Legal
  • Política de privacidad
  • Normas de la Comunidad
  • Contáctanos
Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba