Una Orgia con Cuatro Niños
Se conocieron mis peladitos, se pelearon y me follaron los cuatro..
Para los que no han leído sobre mis experiencias anteriores, mi nombre es Natalia, tengo 26 años y soy una modelo de webcam aqui en Medellín, Colombia. Tengo una hermosa figura, soy alta, tengo cabello castaño, ojos verdes, piel blanca, con un gran trasero y senos grandes, un “cuerpo de un millón de dólares” como dice mi mama jaja. No me gusta mencionar las medidas de mi cuerpo ya que cambian si no hago ejercicio o si no uso tacones jaja pero las dejo aquí abajo. Estas son mis medidas actuales:
Altura: 1.76 m (5’9”)
Peso: 72 kg (158 lb)
Medidas: 35-27-42
Como mencioné en mis experiencias anteriores, me encantan los niños y me considero una p3d0f1l4. Me excitan mucho y, recientemente, desvirgué a cinco. A Danielito y a Carlitos los conocí durante un show privado de webcam, a Angelito y a Miguelito los conocí en un vuelo de regreso a Medellín, y Reynaldito es el hijo del amigo de mi amiga. Si quieres leer sobre esas experiencias, ¡haz clic en los enlaces de abajo!!
https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/sexo-con-maduras/modelo-de-webcam-y-dos-ninos-jovencitos/
https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/sexo-con-maduras/modelo-de-webcam-y-el-nino-del-vuelo/
https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/heterosexual/modelo-de-webcam-y-dos-ninos-jovencitos-ii/
https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/sexo-con-maduras/modelo-de-webcam-y-los-ninos-del-vuelo-ii/
https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/dominacion-mujeres/modelo-de-webcam-y-un-nino-dotado/
https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/dominacion-mujeres/una-noche-con-miguelito/
En mi post anterior, escribí brevemente sobre Alancito, un niño de once años que conocí en el parque, y también escribí sobre una noche especial que pasé con Miguelito. Sentí que era más importante escribir sobre Miguelito antes de publicar sobre la orgía porque de todos mis amantes jovencitos, he desarrollado «sentimientos» por él. No estoy muy segura de por qué tengo sentimientos por un niño de diez años, y no estoy segura si es amor lo que siento, tal vez es una obsesión que tengo con él, tal vez es su edad, pero cada vez que el está cerca de mí, me excita. Me siento sumamente feliz de verlo, y cuando me dio permiso para hacer esta orgía con los otros niños, sentí un gran alivio y al mismo tiempo, un gran sentimiento de culpa desapareció. Ha pasado un tiempo desde que esto sucedió, y estoy perdiendo la noción del tiempo porque la vida se interpone en el camino de la escritura, pero hasta ahora, Miguelito no ha mostrado ningún signo de celos, de hecho, creo que esto ha fortalecido nuestra relación, y la verdad es que el sexo ha sido increíble, como aquella noche que tuve con él. Si no fuera por el permiso de Miguelito, mis lectores, no estarían leyendo sobre esta orgía, ¡así que agradézcanle a Miguelito si planean dejar un comentario!
Ese día fue perfecto. El clima era perfecto, todo estaba en calma, y esa mañana me desperté emocionada. Me estiré mientras me levantaba de la cama y me dirigí al baño para poder tomar un largo baño de burbujas. Me afeito el cuerpo una vez cada dos semanas, y aún no había llegado el momento de afeitarme, pero lo hice de todos modos porque quería ser lo más suave posible al tacto para esos niños. Me afeité las piernas, el vello púbico, las axilas, me aseguré de afeitarme en todas partes y me aseguré de usar mi mejor gel de baño perfumado para poder oler deliciosa y tentador para estos jóvencitos. El baño de burbujas era muy relajante y quería quedarme en él más tiempo, pero tenía que concertar una cita en el salón de uñas y peluquería, así que salí de ese baño de burbujas para secarme. Ya que estaba planeando conducir de regreso a casa después de los dos salones, no tenía sentido vestirme con la ropa que usaría de camino a casa de Cecilia, así que decidí usar un top negro con mallas blancas y un par de sandalias negras para hacer que mi cita de pedicura pase más rápido y sin problemas. No había decidido esa mañana qué color me iba a poner para las manos y los pies, y al final le mandé un mensaje a Miguelito para que escogiera el color que quería.
Al salir de mi apartamento, me envió un mensaje de texto para decirme que quería que me pusiera el color blanco para las uñas y que quería que me pusiera todo blanco esa noche porque me vería como un ángel. Leer su texto me hizo sonreír y le respondí que haría todo esto porque me lo pidió y porque quería satisfacerlo. Luego, me envió un mensaje de texto, diciendo que no podía esperar para verme. Unos diez minutos después, llegué al salón de uñas a tiempo y, después de unos momentos, comenzaron con mis manos después de que le dije la técnica de uñas qué color quería. Llevo años yendo a ese salón, y siempre termino saliendo satisfecha, además, no son tan caros. Una vez que terminaron con mis manos, caminamos hacia la sección de pedicura y me senté en una de sus sillas de masaje. Le dije a la técnica que quería el mismo color, y mientras trabajaban en mis pies, Sofía me había llamado. Cogí y ella pudo escuchar la emoción en mi voz y me preguntó si estaba lista, a lo que dije que sí, y que no veía la hora de conocerlos. También pude escuchar emoción en la voz de Sofía, y le pregunté qué había planeado para el día. A través de una voz emocionada, Sofía me dijo que se estaba reuniendo con un «gatito» de doce años que había conocido en línea durante un show de cámara web.
Si han estado leyendo mis experiencias, saben que a Sofía y a mí nos gusta usar la palabra clave «gatito» cuando se trata de niños menores de edad, y cuando me dijo esto, tuve una idea de con quién se estaba reuniendo. Me contó hace unas semanas que un niño que vive en Miami con su padre, que también es Colombiano, estaba visitando sus shows de webcam a altas horas de la noche. Le pregunté a Sofía si estaban de visita en Medellín a lo que me dijo que sí, y que pensaba encontrarse con el niño en secreto. Le dije que fuera cuidadosa y cautelosa, y me prometió que lo haría, y que había estado planeando esto durante semanas y que era otra razón por la que no podía unirse a mí en la orgía. Todo tenía sentido en ese momento, y después de unos minutos más de conversación, terminamos la llamada. La técnica de uñas casi había terminado con su trabajo, y solo le tomó otros diez minutos terminarlo. Mientras caminábamos hacia el mostrador para el pago, la técnica dijo que no era necesario pagar porque era gratis, y le pregunté por qué, a lo que ella respondió que me escuchó decir por teléfono que «no veía la hora de conocerlos.» La técnica continuó, diciendo que también podía recordar el día en que conoció a los padres de su esposo, y que recordaba haber dicho que no veía la hora para conocerlos también.
Me reí en ese momento y pensé si ella supiera lo que realmente quise decir cuando dije «no veía la hora de conocerlos» ¡jaja! Pero al menos la cita con el salón de uñas era gratis, ¡así que de ninguna manera le diría que estaba equivocada! Le seguí el juego y le dije que esperaba que a los padres de mi novio les gustara para su hijo, que era más joven que yo, y la amable técnica dijo que sí porque me parecía una buena mujer. Le di las gracias por el cumplido y sonreí mientras me deseaba buena suerte, y la siguiente parada que tenía esa mañana era mi cita en la peluquería. No les aburriré a ustedes con los detalles de mi peluquería, pero esa cita no fue gratis jaja. Eliji lavar, secar y alisar mi pelo largo. Mi cabello se veía muy fluido y asombroso cuando terminaron con él, y con esta última cita, mi mimo del día estaba completo. Me dirigí a casa alrededor de las doce de la tarde, y la única rutina que me quedaba por hacer era vestirme y maquillarme. Fui a mi tocador y elegí un sostén de seda blanca con una tanga blanca a juego y debatí si quería ponerme también un par de medias blancas.
Le envié un mensaje a Miguelito y le pedí su opinión y minutos después me respondió que solo quiere que use medias cuando este el conmigo, y que no quiere que los otros niños me vean en medias, ni con los tacones claros de stripper. Respeté sus deseos y elegí no usar medias ni los tacones claros de stripper esa noche y, en cambio, opté por usar mi par favorito de tacones altos blancos, que completaron el look totalmente blanco que buscaba. La ropa interior la usé debajo de un vestido blanco corto y ceñido que no dejaba nada a la imaginación. Normalmente, me abstendría de ir a la casa de Cecilia vestida con vestidos cortos como este, pero ella y su esposo se habían ido más temprano ese día debido a una emergencia y terminaron abordando un vuelo anterior a Bogotá. No pude interactuar con ellos ese día y fui libre de llegar desnuda si hubiera querido jaja. Lo único que me quedaba por hacer después de vestirme era maquillarme, que era el toque final. En total, pasé tres horas en casa vistiéndome y maquillándome antes de estar lista para ir a casa de Cecilia, y todavía tenía tiempo de sobra porque apenas eran las quince o tres de la tarde.
Antes de salir del apartamento, me miré en el espejo por última vez para comprobarme, y me veía bien y sexy, y lista para ser follada por cuatro menores de edad jeje. Mientras cerraba la puerta de mi apartamento, le envié un mensaje de texto a Carlitos y le pedí que me respondiera cuando estuvieran solos, y él me respondió que lo haría y que no podía esperar para encontrarnos. Ojalá hubiera podido recogerlo a él y a Danielito justo después de salir del apartamento, pero con ellos tengo que ser extremadamente cautelosa porque sus padres trabajan durante la noche y están en casa en la tarde, y he tenido situaciones en las que casi se han cruzado conmigo. Sin embargo, afortunadamente, todavía no me he topado con ellos y no planeo hacerlo pronto. El viaje a la casa de Cecilia fue más fácil de lo normal ya que no había mucho tráfico ese día, y cuando estacioné mi SUV en el camino de entrada, tanto Angelito como Miguelito estaban afuera listos para saludarme. Cuando salí del SUV, ambos me miraron de pie a cabeza y silbaron, llamándome cosas lindas como «mamasita» y diciéndome que me veía muy buena con mi vestido. Me reí y les dije a los dos que se comportaran y que no hicieran esto en el camino de entrada y que esperaran hasta que entráramos.
Una vez dentro y con las puertas cerradas, me arrodillé frente a ellos y les di un beso en los labios a cada uno, y susurré que la diversión comenzaría una vez que Carlitos y Danielito estuvieran aquí con nosotros. Ambos gruñeron en protesta y preguntaron cuándo sería eso, y les dije a los dos que nos iríamos a buscarlos tarde en la noche alrededor de las veintidós (diez) de la noche. Les dije a los dos que quería ver Anime con ellos para pasar el tiempo, y ambos dijeron que también podíamos jugar algunos videojuegos si quería. Todos estuvimos de acuerdo en hacer ambas cosas y los tres nos sentamos en el sofá de la sala de estar, un niño a cada lado de mí, mientras encendíamos su enorme televisor Sony. Principalmente veíamos «One Piece,» y después de algunas horas, jugábamos Mario Party en su Nintendo Switch y, de vez en cuando, podía sentir a Miguelito tocándome las piernas y a Danielito masajeándome los senos. Ambos me estuvieron mojando durante esas largas horas, y cuando eran las veintidós (diez) de la noche, recibí un mensaje de Carlitos diciéndome que estaban listos. Le dije a Angelito y a Miguelito que era hora de irnos, así que dejamos de jugar y salimos de la casa.
Cuando llegamos a la casa de Danielito y Carlitos, estacioné el SUV y le dije a Miguelito y Angelito que esperaran en el auto mientras le enviaba un mensaje de texto a Carlitos para decirle que estabamos aquí. Salí del SUV y caminé hacia arriba y los dos ya estaban saliendo de la casa. Sonreí y los saludé mientras los tomaba a ambos en mis brazos y caminábamos juntos de regreso a mi SUV. Abrí la puerta del lado del pasajero para ellos y ninguno de estos cuatro peladitos se saludó, y supe que en ese momento las cosas se pondrían feas. Miguelito y Angelito se deslizaron para que Danielito y Carlitos pudieran sentarse cómodamente junto a ellos, y cuando cerré la puerta del pasajero y volví al asiento del conductor, comenzaron los gritos. Pude escuchar a Angelito regañar a Danielito, diciéndole que probablemente él tiene el pene más grande de los dos, y también pude escuchar a Miguelito defendiéndose de Carlitos, quien lo insultó, diciéndole que no hay forma de que un niño de diez años pueda darle a una mujer como yo un orgasmo. Me molestó escuchar a estos niños gritar cosas tan hirientes, así que levanté la voz, les dije a cada uno de ellos que se detuvieran y los amenacé con cancelar la noche si seguían portándose mal de esa manera. Todos se quedaron callados cuando puse el auto en marcha, y durante todo el viaje en auto, no se dijeron una palabra.
Cuando regresamos a la casa de Cecilia y salimos del SUV, miré hacia atrás y les susurré a los cuatro niños que se callaran porque no quería que los vecinos escucharan ningún grito y despertaran sospechas. Miguelito abrió la puerta con su teléfono y todos nos sentimos aliviados de finalmente estar allí para comenzar la noche. Pude ver la emoción en los rostros de los niños, y me acerqué a Danielito y Carlitos, diciéndoles que no podía saludarlos correctamente cuando los recogí, así que me puse de rodillas frente a ellos y comencé a besar a cada uno de ellos en los labios. Jugué con la lenguita de Carlitos mientras masajeaba la entrepierna de Danielito, lo que provocó que Miguelito y Angelito protestaran cuando se me acercaron y se quejaron de que no los besé ni los toqué así cuando llegue. Entonces, Carlitos dijo que tal vez era porque no me gustaban como me gustaban a mí ellos, lo que me hizo levantarme para decirles a los cuatro peladitos que me gustaban todos por igual. Todos me miraron cuando les dije que les mostraría a cada uno de ellos cuánto me gustaban cuando estiré la mano detrás de mi espalda para desabrochar mi vestido blanco y me lo quité de los hombros y lo deslicé abajo hasta mis tacones altos, dejándome solo con mi sostén blanco y tanga.
Salí de él y me alejé de los cuatro niños lentamente hacia la habitación de Cecilia, enfatizando los movimientos de mis caderas para ellos. Me siguieron mientras caminábamos dentro de su dormitorio, que tenía una cama tamaño king en el centro, el tamaño perfecto para nosotros cinco. Me senté en el borde de la cama y Miguelito, junto con Carlitos, se pararon frente a mí mientras Danielito y Angelito se subían encima del colchón, quitándose la ropa a toda prisa. Se colocaron detrás de mí e inmediatamente pude sentir dos pares de pequeñas manos masajeando mis senos desde atrás. Miré mis senos y los vi subir y bajar mientras Angelito y Danielito los masajeaban con movimientos circulares. Crucé las piernas y me estiré detrás de mí para poder desabrochar mi sostén blanco para estos dos jóvencitos que tocaban mis senos. Mientras me quitaba el sostén para liberar mis grandes senos, tanto Angelito como Danielito inmediatamente comenzaron a jugar con mis pezones, frotándolos, poniéndolos rígidos. Luego, ayudé a Miguelito a quitarse la camisa mientras Carlitos se quitaba la suya, y poco a poco fui desnudando a los dos másjovenes frente a mí. Los dos se sentaron a mi lado, un peladito desnudo a cada lado de mí con sus penecitos duros, listos y apuntando hacia el techo.
Sentí que Carlitos me tocaba, su manita palpaba mi pierna cruzada desde el tobillo hasta la rodilla. Miré a Miguelito a mi derecha, que también me estaba tocando las piernas, y mientras él me miraba, me incliné para poder besar sus labios. Sabía cómo besar en ese momento, y a su tierna edad de diez años, lamió mi boca y jugó con mi lengua. La habitación se llenó con el sonido de cuatro voces jóvenes que gemían, halagándome, diciéndome lo sexy y hermosa que me veía esa noche, y me sentí como una mujer en ese momento. Me sentí querida y el mejor sentimiento del mundo para mí es ser querida por niños inocentes, jóvencitos y cachondos de su edad. Podría haber muerto en ese momento y no me habría arrepentido en vida, así que disfruté del indescriptible placer que estaba sintiendo. Amaba las manitas de Carlitos en mis piernas, amaba los besos de Miguelito y como jugaba con mi lengua, y amaba las manitas de Danielito y Angelito en mis grandes pechos. Me encantaba ser el juguete de estos cuatro niños, y desde que tuve esta orgía, he estado pensando en maneras de tener una aún más grande con unos veinte niños. Todavía no he interactuado con tantos peladitos, ¡pero la lista está creciendo!
Estaba claro que estos cuatro peladitos estaban cachondos y listos para divertirse con una mujer pedófila adulta dispuesta como yo, y yo también estaba lista para ser tomada por ellos. Después de unos minutos de este juego previo, descrucé las piernas, me deslicé hasta el centro de la cama y me acosté boca arriba. Inmediatamente, los niños comenzaron a pelear entre ellos, discutiendo sobre quién sería el primero dentro de mi coño o culo y quién entraría en mi boca. Angelito argumentó que por ser el mayor de los cuatro iba a ir a follarme primero, lo que molestó a Miguelito. Empezó a gritar y les dijo a los otros niños que si no fuera por él, ni siquiera estarían en esa cama conmigo. A Angelito no le gustó lo que había dicho su hermanito menor y lo golpeó en el hombro, causando que Miguelito hiciera una mueca de dolor. No me gustó eso, y en ese momento, me levanté para sentarme con las piernas cruzadas en el colchón y les dije a todos que se detuvieran. Todos se quedaron en silencio y les dije que Miguelito tenía razón, y que todos deberían estar agradecidos de que estaban todos allí en la cama conmigo. Entonces, les dije que para que fuera justo, el mayor elegiría primero y el menor elegiría segundo y que quien llegara a follarme el coño no podía correrse en él a excepción de Miguelito, que sería el único permitido. Después de algunas protestas, todos estuvieron de acuerdo.
Le pregunté a Angelito, ya que era el mayor de los cuatro, qué quería hacer mientras me acostaba de espaldas y abría mis largas piernas para él. Él sonrió y dijo que quería follar mi culo y no mi coño mientras acariciaba su erección, la cabeza visiblemente cubierta con líquido preseminal. Gemí y miré a Miguelito y le pregunté a ese papasito qué quería hacer, y me dijo que me lo quería meter en la boca. Gemí y le dije que se pusiera frente a mí mientras me ponía a cuatro patas. Sentí a Angelito tirando de mi tanga blanca, retirándola lentamente por mis muslos y mis pies. Le dije que antes de que me lo metiera dentro, que quería que primero me lubricara el culo con aceite y le dije que podía encontrar el aceite en mi bolso. Cuando fue a recuperarlo, me acerqué a mi coño mojado y inserté lentamente algunos de mis dedos dentro. Luego saqué mis dedos de mi coño y los llevé lentamente a la boca de Miguelito mientras él los chupaba suavemente. Quería que probara mis primeros jugos, y mientras me chupaba los dedos, Danielito se paró a su lado y lo escuché decir que no me olvidara de él. Lo miré y gemí, diciéndole que nunca lo olvidaría mientras tomaba su penecito de doce años dentro de mi boca.
Miré su rostro sorprendido mientras me movía arriba y abajo sobre su penecito, y mientras lo chupaba, gemí aún más cuando sentí a Miguelito frotando su penecito en mi cara. Sentí su dureza de diez años rozando mis mejillas, mi barbilla, mi frente, y amaba cada minuto de él haciéndome esto. Entonces, Angelito volvió a la habitación y se metió detrás de mi trasero, y comenzó a frotar un poco de aceite dentro de mi culo para lubricarlo, haciéndome retorcerme de un ligero dolor y placer por sus pequeños deditos. Hizo lo mismo con su penecito hinchado, lo cubrió con el aceite y se preparó para penetrar mi tierno trasero. Saqué a Danielito de mi boca y comenzó a frotar su erección en mi cara, al igual que Miguelito, haciéndome gemir aún más y haciéndome lamer cada uno de sus penecitos hinchados mientras frotaban cerca de mi boca y lengua. Gemí por Miguelito, preguntándole si le estaba gustando, a lo que me dijo que sí, y que quería meter su penecito dentro de mi boca. Gemí y obedecí mientras tomaba su pollita dura en mi mano y tomaba a este niño dentro de mi boca y acariciaba el penecito de Danielito con mi mano izquierda. Entonces, sentí que Carlitos me agarraba por los tobillos mientras se colocaba detrás de Angelito y comenzaba a aflojar las correas de mis tacones altos.
Supe lo que quería de mí en el momento en que sentí sus manitas en mis piernas mientras las levantaba, y una vez que liberó mis pies de mis tacones altos, comencé a frotar su penecito duro con mis pies, pasando el dedo gordo del pie izquierdo sobre su eje y masajeando sus bolas con mi pie derecho. De repente, escupí la pollita de Miguelito y gemí fuertemente con un ligero dolor cuando sentí que Angelito comenzaba a penetrar mi trasero. El dolor desapareció de inmediato después de que empujó dentro de mí unas cuantas veces y comencé a empujar mi trasero hacia él para poder enterrar su penecito profundamente dentro de mí. Angelito colocó sus pequeñas manitas a los lados de mis caderas y comenzó a golpearse dentro de mí lentamente, haciendo que mis nalgas se sacudieran en el proceso con cada uno de sus golpes. Gemí bruscamente para que le dijera que siguiera follándome el culo así mientras tomaba a Miguelito en mi boca y le chupaba el penecito rápidamente, alternando entre él y Danielito, acariciando a uno y chupando al otro. Carlitos frotaba su penecito entre mis pies, tratándolos como si fueran mi coño, tal como le había enseñado muchas noches antes. La habitación se llenó con los sonidos de cuatro niños menores de edad gimiendo y una mujer adulta a cuatro patas, siendo follada en la cama de su empleador.
Podía escuchar los gemidos de Angelito mientras penetraba lentamente mi apretado culo. Podía escucharlo decirme lo bien que se sentía y lo apretado y cálido que se sentía alrededor de su penecito. También pude escuchar a Miguelito, mi novio jovencito, gimiendo de placer mientras yo chupaba amorosamente su pollita rápidamente. Sus pequeñas manitas estaban a los lados de mi cabeza, empujando mi cabeza hacia su erección mientras golpeaba sus caderas hacia adelante y hacia atrás rápidamente, follando mi boca con lujuria. Angelito comenzó a acelerar dentro de mi trasero cuando notó que ya no tenía dolor, y con cada uno de sus rápidos empujes, mis nalgas rebotaban para él. Dejé de chupar el penecito de Miguelito y miré por encima del hombro para rogarle a Angelito que siguiera así y que me diera unas nalgadas aquí y allá mientras me follaba. Hizo lo que le dije y me dio una fuerte nalgada en el trasero, haciéndome gemir mientras tomaba a Danielito en la boca y acariciaba la erección de Miguelito. Carlitos dejó de empujar su penecito entre mis pies y comenzó a chupar mis dedos limpios y cuidados, acariciándose mientras lo hacía, y estaba pasando el mejor momento de su vida a mis pies.
Luego saqué a Danielito de mi boca y le pregunté si le estaba gustando a lo que dijo que sí y que no podía esperar para follar mis grandes pechos a continuación. Le dije que me encantaba escuchar eso, y luego dirigí mi atención a Miguelito y le pregunté si estaba ansioso por meterse dentro de mi coño a lo que dijo que sí, y que quería guardar su lechita para mí. Sonreí ante su determinación y le gemí que esperaba que durara tanto tiempo para mí mientras lo tomaba de nuevo dentro de mi boca y hice todo lo posible para que mi confiado novio se corriera prematuramente. Minutos después de que volví a tomar a Miguelito dentro de mi boca, pude sentir a Angelito temblar mientras disminuía sus embestidas, y con un fuerte gemido, dijo que se iba a correr y cuando escuché eso, escupí el penecito de Miguelito y miré hacia mi hombro para ver a Angelito sacar su pollita roja y hinchado de mi culo mientras lo acariciaba sobre mis nalgas que rebotaban. Sacudí mi trasero para ese niño de doce años y le rogué que se corriera en mis nalgas, y cuando me escuchó rogar, dejó escapar un último gruñido y comenzó a rociar mis nalgas con su lechita de bebe y deliciosa. Gemí y me reí cuando lo vi arrojar su lechita en mi trasero, cubriéndola con su dulce néctar.
Se sintió tan cálido y agradable cuando su lechita aterrizó sobre mí, y cuando terminó, comenzó a frotar su erección en mis nalgas mientras lentamente se volvía flácida. Angelito se bajó de mí y cuando Carlitos dejó de chuparme los dedos de los pies, me preguntó si todos podíamos cambiar de posición nuevamente. Miré su entrepierna y pude ver que su penecito estaba duro y húmedo con su líquido preseminal, y sabía que estaba cerca de correrse, así que cambié de posición y me acosté boca arriba otra vez. Carlitos inmediatamente se subió entre mis piernas y Danielito aprovechó esta nueva posición y se sentó a horcajadas sobre mi cintura y comenzó a amasar suavemente mis senos con movimientos circulares, apretándolos, sacudiéndolos y pellizcando mis pezones. Empecé a frotar mi coño nuevamente, metiendo lentamente mis dedos dentro mientras esperaba que Carlitos me penetrara y me sorprendí de lo mojada que estaba. Miré a Danielito y sonreí al ver como jugaba con mis pechos, sabiendo bien que ese era su fetiche, los grandes pechos. Llevé los dedos cubiertos de jugo de mi coño a sus labios y comenzó a chuparlos, cubriendo mis dedos con su saliva.
Después de unos momentos, saqué mis dedos de su boca y le pregunté si le gustaba jugar con mis senos a lo que dijo que sí y que si miraba su penecito, podía ver cuánto le gustaba. Hice lo que me dijo, miré su erección y la agarré con mi mano izquierda seca para poder acariciarla por él. Con mis húmedos dedos derechos, unté la saliva que las cubría entre mis senos para que a Danielito le fuera más fácil frotar su penecito entre ellos. Vio lo que estaba haciendo y gimió, y le dije que esto le gustaría más si ponía su penecito entre mis senos. Luego, tomó la delantera mientras agarraba su pollita y la guiaba hacia mis senos que había apretado juntos para él, y mientras insertaba con cuidado su erección entre mi escote, Angelito se deslizó junto a Miguelito con mi cabeza entre sus rodillas, y insertó su penecito dentro de mi boca suavemente mientras lo tomaba. Alterné entre él y Miguelito, y mientras tragaba y chupaba la erección de Angelito, podía saborear la lechita restante mientras salía de la succión que mi boca estaba proporcionando.
Me encantaba mirarlos para ver sus rostros contorsionados de placer mientras tomaba a cada uno de ellos dentro de mi boca, y cuando chupé el penecito de Miguelito, su gemido agudo me hizo sacarlo de mi boca para poder preguntarle si él le estaba gustando. Acaricié su pollita mojada mientras seguía gimiendo que le gustaba y mientras decía esto, metió su penecito de nuevo en mi boca. Mi contacto visual con Miguelito solo duró unos segundos cuando sentí que Carlitos finalmente entraba en mi coño, penetrándome con esa pollita joven de once añitos. Carlitos agarró mis dos pantorrillas para poder levantar mis piernas en el aire mientras me penetraba como un martillo neumático, haciéndome gemir y retorcerme de éxtasis por sus embestidas. Danielito estaba pasando el mejor momento de su vida apretando mis senos y jugando con mis pezones mientras empujaba su penecito entre mi escote. La vista de la cabeza de su pollita apareciendo y desapareciendo entre mi escote me excitaba mucho, así como las caritas que hacía Danielito mientras luchaba por soportar el placer que estaba sintiendo. Yo también estaba pasando el mejor momento de mi vida chupando los penecitos de Miguelito y Angelito, y me preguntaba si los dos se correrían en mi cara una vez que terminara con ellos.
Sentí mis piernas descansando sobre los hombros de Carlitos mientras disminuía el ritmo y hacía todo lo posible para darme embestidas lentas y profundas con su penecito. Los cuatro niños me hicieron cosas maravillosas esa noche, y el placer que sentí durante esos breves momentos, siempre lo recordaré, y estoy segura de que ellos también lo harán a medida que crezcan. De repente sentí que las embestidas de Danielito se volvían más erráticas y supe que estaba a punto de soltar su corrida, así que saqué el penecito de Angelito de mi boca para acariciarlo a él y a Miguelito y animar a Danielito a eyacular. Le rogué a ese niño que se corriera, le rogué que cubriera mis pechos con su lechita, y también Carlitos, Angelito y para mi sorpresa, Miguelito. Escuchar a estos tres niños rogar a otro niño que usara mi cuerpo como si les perteneciera, como si yo fuera su posesión me excitó mucho. Entonces, sucedió. Danielito gimió fuertemente mientras sacaba su penecito de entre mi escote y comenzó a chorrear su lechita por todos mis senos, cubriéndolas con su lechita. Podía ver su penecito contraerse con cada chorro mientras lo apuntaba con cuidado sobre mis senos. Esto desencadenó un efecto dominó y en el momento en que Carlitos y Angelito presenciaron esto, ambos se vinieron también.
Angelito disparó lo que quedaba de su lechita por todo mi hermoso rostro, cubriéndolo con su delicioso néctar. Abrí la boca, con la esperanza de atrapar un poco de esa dulce leche, y mientras sacaba la lengua, Angelito frotó su penecito en él, haciéndome limpiarlo mientras enjabonaba mi lengua por todo su eje. Cuando Carlitos sacó su penecito de mi coño, agarró mis pies y comenzó a acariciar su penecito sobre ellos, jadeando rápidamente y gimiendo suavemente mientras su orgasmo lo inundaba. Disparó múltiples hilos de su lechita sobre mis hermosos y cuidados pies, cubriendo mis dedos con su cálido néctar. Volví mi atención a Angelito, y mientras chupaba la lechita restante de él, frotó su penecito flácido por toda mi mejilla, mi frente, mi barbilla, en todas partes para poder cubrir su penecito con su lechita nuevamente y empujarlo en mi boca para poder limpiarlo. Hizo esto hasta que mi cara quedó completamente limpia de su lechita, y cuando terminó, él y Miguelito ayudaron a secar mi cara con las sábanas. Danielito hizo lo mismo con su lechita, esparciéndolo por mis grandes pechos con su propio penecito flácido, y haciéndome limpiarlo con mi boca.
El único que aún no se había corrido era Miguelito, y mientras tiraba a un lado las sábanas que usó con Angelito para limpiarme la cara, nos miramos y sonreímos, sabiendo que era nuestro turno de mostrarle a los otros niños nuestra amor. Los otros tres peladitos se levantaron de la cama y se sentaron a relajarse en el sofá cercano que estaba en la habitación, dejándonos a mí ya Miguelito solitos. Mientras Miguelito se metía entre mis piernas temblorosas, lo miré y la determinación en su rostro de darme placer me excitó por completo cuando me agarró las piernas y las empujó hacia mi cabeza, con las rodillas casi a cada lado de mi cara. Gemí por él y le pregunté si me lo iba a dar fuerte a lo que dijo que sí y que podía ver que yo lo había estado deseando todo este tiempo. Sonreí y le dije que me lo diera ya y que no fuera un niño malo jaja. Se acarició entre mis piernas y encontró mi abertura húmeda mientras entraba rápidamente en mí, haciendo que los dos gimiéramos juntos. Colocó sus pequeñas manitas en mis muslos para mantener el equilibrio mientras me follaba duro y rápido. Podía sentir la cálido lechita que Carlitos eyaculo en mis pies corriendo por mis tobillos, encendiéndome y haciéndome desear estar cubierta de galones de lechita de niño.
Los dos gemíamos juntos mientras me follaba, y pude sentirlo profundamente mientras encontraba un ritmo. Entonces, Miguelito aflojó el agarre que tenía sobre mis muslos, dándome la oportunidad de envolver mis piernas alrededor de su cintura y acercándolo más a mí para que pudiera abrazarlo mientras me hacía el amor. Limpié mis senos cubiertos de lechita con las sábanas, agarré las manitass de Miguelito y las puse sobre mis senos limpios para que pudiera jugar con ellos mientras me follaba. Quería estar limpia para él, y no quería que sintiera que al final tuvo segundos descuidados. Yo le pertenezco a el, y él es quien permitió que sucediera esa orgía. Siguió bombeando dentro de mí con fuerza y rapidez, sin disminuir la velocidad mientras jugaba con mis pezones, gimiendo mi nombre de placer. Gemí por él también, rogándole que siguiera follándome como lo hacía, rogándole que se corriera dentro de mí para que pudiera sentir su lechita cubriendo el interior de mi coño. No dejé que Angelito o Carlitos se corriesen dentro de mi coño y culo porque eso es algo que Miguelito tiene permiso para hacer, y es una regla que todavía estoy aplicando con ellos.
Miguelito continuó follándome más rápido y más fuerte en ese punto, haciendo que la cama temblara sobre sus cimientos con cada embestida que me daba. Gimió mi nombre, diciéndome cuánto me amaba, cuánto me deseaba y cuánto deseaba que me sintiera bien. Le dije a ese papasito que yo sentía lo mismo y que él es el único que podía complacerme a este nivel, y me aseguré de que los otros peladitos lo supieran gimiendo en voz alta. Entonces, pude sentir su penecito contraerse dentro de mí mientras se volvía más y más errático con sus embestidas, haciéndome gemir en voz alta como la zorra amante de los niños que soy. Mis piernas se balanceaban salvajemente en el aire con sus embestidas, y los dos respirábamos rápido y con dificultad, perdidos en nuestro intenso placer. Luego, como si hubiera leído mi mente, gimió suavemente para decirme que estaba a punto de correrse, y yo le gemí lo mismo. Empujó dentro de mí unas cuantas veces más mientras los dos nos juntábamos y gemíamos incontrolablemente en los brazos del otro. Mis piernas estaban congeladas en el aire y mi cuerpo rígido por el intenso orgasmo que había experimentado debajo de este niño de diez años. Podía sentir a Miguelito temblando encima de mí mientras vaciaba sus bolitas dentro de mi coño, haciéndome de nuevo su mujer como lo ha hecho tantas veces.
Nos acostamos allí juntos, cubiertos de sudor y fluidos corporales, y disfruté cada minuto. A través de respiraciones dificultosas, Miguelito me preguntó si me había gustado a lo que le susurré en voz baja que sí, y que también guardaba mi propio orgasmo para él y solo para él. Besé la parte superior de su cabezita, y le agradecí por ser el mejor novio de todos, y con una sonrisa, recostó su cabeza sobre mis pechos para descansar. Miré hacia el sofá y noté que los otros tres niños también estaban exhaustos, y aproveché este momento para configurar una alarma en mi teléfono durante una hora para poder darles a los niños al menos una hora de siesta antes de llevar a Danielito y Carlitos a casa. Con cuidado levanté a Miguelito de mí y lo puse a mi lado para que pudiera levantarme tranquilamente de la cama para limpiarme. Caminé hacia el baño de la suite y abrí el agua caliente en la ducha, y cuando entré, dejé escapar un suspiro de satisfacción. La noche fue tal como me la había imaginado y fue sumamente difícil contener los orgasmos, pero valió la pena porque tuve el orgasmo más intenso de mi vida mientras Miguelito me hacía el amor. Eché un poco de gel de baño en mis senos, mi cara, mi trasero, en todas partes que estaba cubierto de lechita de niño, y me lavé.
Cuando terminé de ducharme, me sequé y caminé hacia el dormitorio para ver que los niños todavía estaban dormidos. Recogí mi mi ropa interior del suelo, y fui a la sala a buscar mi vestido y me vestí, poniéndome los tacones altos al final. Cogí mi teléfono para comprobar la alarma y todavía faltaban unos diez minutos para que sonara. Volví al dormitorio y primero desperté a Miguelito y mientras se levantaba le dije que se vistiera para que se alistara para subir a dormir. Hice lo mismo con los otros niños en el sofá, avisando a Angelito que se alistara para subir con su hermanito. Danielito y Carlitos fueron los últimos en despertarse de la siesta, y al despertar les dije que se vistieran rápido para llevarlos a casa. Todos los peladitos tenían miradas de decepción en sus rostros, y yo me sentí de la misma manera al saber que la diversión había terminado. Caminaron todos juntos conmigo, dos peladitos a cada lado y yo en el centro, y cuando llegamos a la sala, les dije a Angelito y a Miguelito que en media hora estaría de regreso. Ambos bostezaron y dijeron OK mientras subían las escaleras, y cuando Miguelito me devolvió la mirada, le hice un guiño, y esto le hizo saber que nuestra cita a las dos de la mañana todavía estaba en el horario.
Sonreí mientras tomaba las manitas de Danielito y Carlitos en las mías para que pudiéramos salir juntos a mi SUV y llevarlos a casa. Fue un viaje tranquilo ya que ambos se habían quedado dormidos en los asientos del pasajero, y cuando llegamos a su casa, los desperté para decirles que estábamos allí. Todos salimos y caminamos hasta su casa y antes de irme, les di a cada uno un beso en los labios y me agradecieron por la mejor noche. Les dije que no tenían que agradecerme y que yo debería agradecerles a ellos en su lugar. Sonrieron y se despidieron mientras entraban a la casa y cerraban la puerta. Me tomó quince minutos conducir de regreso a la casa de Cecilia, y en ese momento era medianoche, y todavía tenía mucho tiempo para lavar las sábanas usadas y secarlas para que Cecilia y su esposo no sospecharan nada. Esto tomó alrededor de una hora y media, y antes de ir a la habitación de invitados, hice la cama de Cecilia con las sábanas recién lavadas y salí de la habitación. En el cuarto de invitados me había quitado la ropa y la ropa interior, y durante media hora esperé a Miguelito. Jugué con mi coño para humedecerlo, y como siempre, Miguelito llegó a tiempo jeje.
Entró desnudo, como siempre lo hace, y se dio cuenta de que estaba jugando conmigo mismo, lo que le hizo gemir ante la vista que tenía delante. Gemí y saqué los dedos de mi coño y le hice señas para que se acercara a mí. Todavía lo deseaba a pesar de que estaba dolorida después de la orgía, y mientras se subía a la cama, se metió entre mis piernas para saciar la sed que teníamos el uno por el otro. Tuvimos sexo durante casi dos horas, descansando aquí y allá, hasta que no pudimos más. Desde esa noche, no he tenido otra orgía con estos niños simplemente porque me canse mucho y me dolía jaja, pero esto es algo que volvería a hacer completamente, y tal vez haga que Sofia también participe para que la diversión se puede compartir entre los dos! Y así fue como transcurrió esa noche, mis lectores. Fue una noche que nunca olvidaré y seguro que tendré más noches como estas en el futuro. Hasta ahora, he escrito sobre los peladitos con los que he estado teniendo sexo en persona, pero leí un comentario de alguien a quien también le gustaría leer sobre los encuentros que he tenido en línea mientras hacía mis shows de webcam.
Si desean leer sobre esas experiencias, háganmelo saber en los comentarios y en mi próxima publicación, ¡mencionaré lo que escribiré a continuación porque tengo muchas experiencias con niños! Sin embargo, en la próxima publicación escribiré sobre mi segundo encuentro con Alancito, el niño de once años que conocí en el parque, y su mamá, Marlena, y la impactante conversación que tuve con ella. Por ahora, mis lectores, los dejo a todos con algunas fotos tomadas por uno de mis amantes. Tal vez en el futuro, averiguaré si puedo publicar un video xoxo 😉
Que rico relato!!! Me encantan tus historias son muy morbosas, ojala algún día realices un creampie gangbang con varios nenes!!! No cualquier mujer tiene la dicha que varios «gatitos» se vengan dentro de su vagina adulta.
Me gustó mucho el relato.
Holas hermosa naty decirte q tienes uno relatos muy exitantes los leeos desde q has comensado a publicar desde el primer relato son exelemte de verdas queria decirte q porfavor continuamos mas escriviendo mas de tus expericiensias xf seria genial q escrivas esa expericiensa con la mama de marlen de que hablaron y q mas sucedio con su hijo xf escrivi mas espero q sea muy pronto tu publicacion felicidades
Me encantan cada relato que cuentas, me considero, al igual que tú pedofilico, a diferencia que no he tenido la oportunidad de experimentar con una niña de la manera que tú lo has hecho, saludos desde Bogotá, y esperando más de tus relatos, y gracias a ti novio por permitir que estos relatos sucedan.
Ufff cada relatos es mejor y que suerte tiene esos peladitos, ademas me muero por leer al nuevo suertudo de Alancito y tambien quiero leer sobre tus encuentros con los que conociste en linea, espero pronto leer nuevas actualizaciones
Naty me encantan tus relatos y desearía ver algún vídeo, ojalá poder verte con los peques
Hubiera sido bueno que Miguelito y Danielito te hubiera hecho doble penetración anal y vaginal a la vez
Muy buenas historias me gustaria saber en que pagina transmites y si te interesa desvirgar otro niño
Esto es genial para inspirar a las otras pedofilas que soñamos con disfrutar algo así con chicos.
Serías una genial pariente (aunque ni requiere vinculo) para los chicos que ya curioseen en sexo. Si te conozco te llamo para filmarte haciendole de todo a algun nene, tocarlo, bañarlo y que le saques la leche.