VACACIONES CALIENTES
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola me llamo Juan tengo 40 años y vivo en la Comunidad Valenciana este año como todos tenia vacaciones para Agosto pero no sabía qué hacer si irme de monte o playa, los amig@s este año estaban como yo, con poco presupuesto así que otro año que me quedaría en casa e iría a la playa, cuando pudiera y de copas por las noches.
Un día de tantos me dio por ir al Saler cerca de la Albufera, y me instale en la primera línea de la playa.
Era temprano las siete de la madrugada, y sobre las siete treinta estando yo en el agua vi acercarse a dos chicas donde yo tenía colocada mi toalla.
Ellas colocaron sus toallas y sobre la media hora salí de la playa y fui a acostarme en la toalla.
Las salude y ellas a mí.
Y al poco tiempo una de ellas girándose me dijo
Eloísa.
Hola me llamo Eloísa ¿eres de Valencia?
Juan.
Si soy de Valencia
Eloísa.
Nosotras somos de Madrid hemos venido a Valencia de vacaciones pero no la conocemos mucho.
Te presento a mi amiga Estefanía.
Juan.
Tanto gusto Estefanía.
¿Qué deseáis saber de Valencia?
Estefanía.
Donde poder ir a comer, por ejemplo hoy, por donde pasear, que discotecas ir, que monumentos ver.
Etc.
Juan.
Donde ir a comer por detrás del Saler hay bastantes bares muy buenos antes de llegar a la Albufera, pasear tienes bonitos sitios por Valencia por donde ir por ejemplo aquí por la noche se puede pasear en el mismo Saler.
Que discotecas ir eso no puedo deciros no soy de discoteca yo.
Monumentos es coger un plano o ir a pie por Valencia ya que Valencia está llena de monumentos.
Eloísa.
Me dijeron que el Saler era un sitio por las tardes de Gays y Lesbianas.
Juan.
Lo era pero ahora no lo es tanto.
¿Sois lesbianas?
Eloísa.
Somos amigas y lesbianas.
Y tu ¿Eres Gay?
Juan.
No aunque me veas en el Saler no soy gay.
Eloísa.
Tienes novia.
Juan.
Tengo por decirlo amigas que son más que amigas.
Estefanía.
No entiendo.
Juan.
Qué edad tenéis.
Estefanía.
Eloísa tiene 25 y yo tengo 28 años
Juan.
Por decirlo de alguna manera pertenezco a una religión que soy como si fuera el sacerdote de ellas.
Estefanía.
Seguimos sin entenderlo.
Juan.
Os lo diré sin dar más vueltas ya que vosotras me habéis dicho que erais lesbianas.
Yo soy un hombre que le gusta el BDSM.
Estefanía.
Desde que vimos 50 Sombras de Grey, siempre nos interesó pero nunca hemos practicado aunque si hemos leído los libros.
¿Entonces eres sumiso o Amo?
Eloísa.
Deseas llevarnos a un sitio donde se pueda comer y hablamos.
Juan.
Deberíamos recoger todo y son las 12,30 mientras vamos y pedidos podría ser la 13,30 o 14.
00 horas.
Eloísa.
Pues recojamos y vallamos se puede ir entrar en Bikini
Juan.
Comeremos en la terraza y podréis ir en bikini.
Salimos de la playa y yo monte en mi coche y Eloísa y Estefanía en el suyo, me siguieron y las lleve a un Bar Restaurante cerca de la Albufera.
Allí después de ver el menú.
Pedimos entremeses y unas patatas bravas y de comer una paella de arroz negro para tres.
La broma salía a 20 @ por cada un@, pero al término de la comida ellas me dijeron
Eloísa.
Deja pagamos nosotras tu haz echo de guía.
Juan.
Ya que no dejáis que page, os llevare a la albufera y alquilare una barca y daremos un paseo.
Eloísa.
Vale lo veo bien fuimos a la Albufera y alquile una barca, a los cinco minutos sin decirme nada las dos se quitaron sus bikinis y se pusieron a charlar conmigo como si nada.
Hablamos de ellas de mí y de vez en cuando se tocaban y se besaban y yo dije
Juan.
El sol aquí quema aunque no os deis cuenta y no he visto os halláis puesto protección.
Eloísa.
Queremos ponernos muy morenas.
Y siguieron besándose.
Y entonces dijo Estefanía
Eloísa.
Tienes muchas sumisas Esa pregunta me dejo en blanco y esperando unos segundos dije
Juan.
Os dije que tengo alguna amiga, que a veces si hace de sumisa, pero hace tres meses deje a la última, la pase a otro Amo.
Y no tengo ninguna ahora.
Y Estefanía dijo
Estefanía.
Deseas seamos tus sumisas el tiempo que estemos en Valencia
Juan.
Donde os a veis alojado.
Estefanía.
En el Vedad un chalet de Torrente.
Juan.
Lo conozco yo vivo cerca.
Y bajando de la barca sin vestirse cogieron el coche ellas y yo el mío y fuimos al chalet allí aparcamos los coches y entrando en la casa fuimos directamente a la ducha.
Ya eran las siete de la tarde.
Luego tomamos alguna cerveza cerca en el primer bar que vimos y sobre las nueve de la noche las lleve a un Bufet libre y cenamos.
Las dos bebieron vino y más de la cuenta y nada más llegar a casa se desnudó y yo dije
Juan.
Sois muy libertinas, me conocéis de esta mañana y en la barca os a veis quedado desnudas delante de mí, y ahora lo mismo.
Y andando fui hacia una habitación me encontré que era la habitación de matrimonio y mire el almario viendo algún que otro juguete y la ropa de ellas.
Y otras cosas.
Entonces escuche una voz
Eloísa.
¿Dónde estás Juan? Yo calle y espere a los cinco minutos Eloísa que pasaba por la puerta y estando esperando le di una bofetada y dije
Juan.
¿Quién te ha dado permiso para entrar? Ella se quedó quieta y no supo que decir y en unos segundos igual pensó en todo lo que se habló comiendo, en la Albufera y cenando y me dijo.
Eloísa.
Perdón Amo te buscaba y pase a ver si estabas aquí.
Y sentándome en la cama le dije
Juan.
Desnúdame Ella me miro y a los pocos segundos vino hacia mí, y quitándome la camisa, y luego las zapatillas y luego los pantalones cortos y mi calzoncillo.
Lo dejo todo en una silla bien plegado y luego me miro y yo dije
Juan.
A que espera chupa mis dedos y masajéalos.
Y poniéndose tumbada empezó a chuparme mis dedos.
Todo había empezado bien no sé si lo hacía por querer o porque estaba bastante bebida así que siguió chupándome los dedos.
En eso Estefanía quiso entrar pero al vernos se quedó en la puerta y a los pocos segundos viendo la escena de su amiga conmigo bajo su mano y fue acariciando su coño.
Eloísa dejo un pie y paso al otro chupándome y yo dije
Juan.
Creo que en vez de tanto monumento, discoteca, y paseos podrías daros unos días de BDSM y ser mis sumisas hasta que os valláis.
Eloísa se giró un poco y mirando a Estefanía que estaba tumbada tocándose, saco su boca de mi dedo y dijo
Eloísa.
Si Amo, pero ten en cuenta que nosotras somos lesbianas.
Y dándole una bofetada dije
Juan.
Lesbianas y sumisas.
Y se escuchó decir al fondo a Estefanía
Estefanía.
Si Amo lesbianas y tus sumisas.
Yo de momento a un no sabía quién tenía el mando de las dos.
O lo tenían las dos.
Y metiéndose de nuevo Eloísa un dedo en la boca empezó a chuparlo y yo saque mi dedo de su boca y cogiéndola del pelo la alce y dije
Juan.
Chupa estos huevos, mi polla no los huevos.
Ella cogiendo mis huevos empezó a chupar y entonces vi a Estefanía como se acercaba arrastrándose y cuando llego a Eloísa y poniéndose a su lado empezó a chupar su coño.
Yo me calle y la deje y entonces pasado unos minutos notaba como Eloísa se acercaba de vez en cuando con la lengua por mi polla.
Estaba tan caliente que no atinaba o a lo mejor si la cosa que empezó a chupar mi polla y los huevos yo entre mi dije entre mí.
¿No sé si es el vino o que le gusta o el calor que lleva encima? Y vi a Estefanía como alzaba la mano mientras chupaba a Eloísa y echo mano a mis huevos.
Acariciándolos yo ya no pude más y me corrí en la cara de Eloísa y Estefanía hecho sus jugos por el cuerpo de Eloísa y Eloísa se corrió también cayendo todo por sus piernas y yo dije
Juan.
Ya tenéis faena limpiaros entre vosotras y lo que allá caído en el suelo limpiarlo también Y levantándome de la cama busque el cuarto de baño y empecé a bañarme.
Sobre la media hora vinieron las dos y metiéndose en la bañera y me dijeron
Eloísa.
Amo debemos hablarte
Juan.
Vosotras diréis
Eloísa.
Amo, somos de Valencia no de Madrid creíamos que eras un turista que deseaba ligar y te dijimos que éramos amigas y lesbianas, para que nos dejaras en paz, y si somos amigas pero no lesbianas y este chalet es de Estefanía bueno sus padres que están fuera viven en Valencia y hace años compraron el chalet y Estefanía lo usa para escaparse de vez en cuando.
Juan.
¿Alguna cosa más que deba saber?
Estefanía.
No Amo solo que si nos gusta el BDSM pero no teníamos Amo hasta ahora.
Y cogiendo la alcachofa con la mano dije
Juan.
Os quiero ahora mismo a las dos con los pies bien abiertos Y cuando los tenían bien abiertos salí de la ducha y dándole al agua caliente, puse la alcachofa en el coño de Estefanía apreté y deje callera el agua en su coño.
Ella de momento callo y cuando la veía que iva a llorar quite la alcachofa y se la puse a Eloísa y espere a que fuera a llorar pero Eloísa aguantaba más.
Y dije
Juan.
Esto es parte de un castigo.
Y cerrando el agua fui hacia donde estaba mi pantalón y cogiendo la correa puse a las dos cogiéndose de la pila del baño y mirándose en el espejo y empecé a darles azotes con mi correa.
Y dije
Juan.
¿Entonces nunca habéis tenido ningún Amo?
Eloísa.
No Amo
Juan.
¿Y con vuestro amig@s habéis jugado alguna vez?
Eloísa.
Son de nuestra edad y no sabemos sus gustos, es un tabú entre nosotras, nunca hemos hablado del BDSM
Juan.
¿Pues desde hoy quiero lo habléis?, ¿Quiero saber lo que piensan vuestras amigas del BDSM?
Eloísa.
Si lo aremos y te tendremos informado Amo.
Y dejando de pegarles, las dos se corrieron de nuevo y les dije.
Juan.
Ducharos y venir luego a dormir.
Me fui al cuarto matrimonio y me acosté y a la media hora se acercaron las dos por la puerta y cuando la traspasaron dije.
Juan.
Yo dormiré en la cama y vosotras en el suelo.
¿Así desde hoy quiero la verdad siempre? Si Amo, dijeron las dos y nos dormimos.
Al siguiente día a las siete de la madrugada yo ya estaba despierto suelo madrugar, y levantándolas dije.
Juan.
Me gustaría ver vuestros armarios que contienen de ropa y otras cosas.
Estefanía.
Amo tenemos solo un armario la parte izquierda es mía la derecha de Eloísa.
Y cogiendo toda la ropa de Estefanía la eche sobre la cama.
Y la que veía bien se la daba para que la colgara y la que no la dejaba en el suelo.
Y la que se podía retocar decía este escote más grande o esta falda con un palmo más corta.
Y abriendo la parte de los cajones dije.
Juan.
La ropa interior desde hoy no llevareis.
Y los juguetes se quedaran hay ya traeré nuevos juguetes.
Y dicho esto hice lo mismo con Eloísa.
Y dándoles ropas les mande se vistieran con ellas y después de desayunar dije.
Juan.
Vamos a Torrente, vamos de compras.
Y saliendo de casa fuimos andando ya que el Vedat de Torrente está cerca.
Estuvimos unas horas comprando y dije vamos a acercarnos a los bares del metro Torrent Valencia y tomamos un refresco y estando sentad@s, se acercó una chica y saludo a Estefanía.
Y esta nos presentó.
Estefanía.
Juliana te presento a Eloísa una amiga, y Juan y ella es Juliana.
Juliana.
Mucho gusto Eloísa, Hola Juan Y acercándose me beso y me susurro eres guapo.
Juliana tenía 30 años.
Y dijo Juliana.
Juliana.
Estefanía a Eloísa me la has presentado como tu amiga y Juan que es tuyo era una pregunta de doble filo, y Estefanía mirándome le encogí los brazos como diciendo “Tu misma“, Estefanía trago saliva y dijo.
Estefanía.
Juan es nuestro amo, y nosotras somos sus sumisas.
Juliana.
Bueno he de irme Y levantándose nos saludó de nuevo despidiéndose y vimos como bajaba la acera abajo hacia el Ayuntamiento.
En pocos segundos por decirlo de alguna manera el WhatsApp de Estefanía quemaba y mirándome dijo.
Estefanía.
Amo que hago, ha sido decírselo a Juliana y mira todas preguntándome “Que echo”, “Donde me he metido”, “Si eres guapo”.
“Estas loca” ay miles de preguntas.
Juan.
Yo no contestaría a ninguna y si las vieras cara a cara entonces les contestas como le has hecho a Juliana.
Y sabiendo que la pólvora estaba encendida, entramos en una tienda de juguetes y compre unos cuantos y mirando la ropa.
Le compre a las dos una camisa abierta en forma V que iva más allá del pecho.
Y una mini falda de tela negra transparente a juego con unos zapatos negros.
Yo esperaba una cosa.
Y dándoselo a las dos les dije.
Juan.
Poneros esta ropa y volvamos a casa.
Al subir para el Vedat la gente iba mirándolas pero no quería eso, y en eso se acercó una chica a Estefanía y mirando como iva vestida dijo.
Monserrat.
¿O sea que es verdad?, dirigiéndose a Estefanía, eso es lo que yo esperaba que la vieran alguna amiga y reaccionara de esa manera.
Estefanía.
Si soy sumisa y me gusta.
Y Monserrat se quedó plantada en la acera y no nos siguió, nosotr@s, fuimos hacia casa.
Y al llegar se desnudaron y guardaron cada una sus compras cada una en su parte del almario, yo fui a la parte del jardín que estaba detrás de la casa y en un trastero hice un hueco y allí guarde los juguetes.
El jardín era grande.
Y entrando a la casa vi una puerta que no había visto ayer, y bajando abajo enchufe la luz y vi cómo se encendían dos bombillas.
Iluminando el sótano.
Pero que sorpresa mía ver que no era un sótano.
El dueño lo había convertido en una mazmorra, vi que las ventanas estaban cerradas, y la luz natural apenas entraba en la mazmorra, entonces subiendo llame a Estefanía
Juan.
Estefanía zorra ven aquí y Estefanía vino junto con Eloísa y señalándole la puerta que estaba escondida dije
Juan.
Que es eso.
Estefanía.
No lo sé Amo Y bajando a bajo.
Estefanía se quedó de piedra al bajar yo registre los cajones de un mueble y a los diez minutos vi unas fotos en las cuales una mujer estaba tumbada y un hombre le pegaba con una fusta.
Se las enseñe a Estefanía y ella dijo.
Estefanía.
La mujer es mi madre, y el hombre mi padre.
Juan.
Tu madre era la mujer de tu padre y además su sumisa, quiero que la invites a comer.
Estefanía.
Si Amo.
Y cogiendo el móvil y dijo
Estefanía.
Hola mama te llamo para invitarte a comer.
Rosa.
Lo veo bien hija hace tiempo que no nos vemos subiré al Vedat a comer contigo.
Sobre la una y media Rosa ya estaba en casa.
Y Estefanía presentando a Eloísa y a mi empezaron a poner el aperitivo y estando ya sentad@s en la mesa.
Dijo Estefanía.
Estefanía.
Mama hoy encontré una puerta que daba a un sótano y vi que era una mazmorra ¿tú sabes algo? La madre se puso colorada y dijo
Rosa.
No.
En eso yo deje a su derecha la foto y viéndola ella dijo.
Rosa.
Muchos días yo dormía en esa mazmorra en un colchón harapiento que está en el suelo, me tenía tu padre desnuda boca arriba, con las muñecas atadas a la espalda y los tobillos atados a dos columnas de madera que había al pie de la cama.
Tu padre solía mirarme de pie, desnudo a excepción de una máscara que se ponía en su rostro, y siempre dejaba caer su mirada en mis pechos, que llevaba unas areolas Y Rosa desabrochándose la camisa enseño estas areolas que eran ligeras, y sus pezones eran de aspecto exuberante y entonces yo dije
Juan.
Entonces eras su sumisa
Rosa.
Fui su mujer y su sumisa, pero hubo otra mujer también.
Entonces Eloísa salto de la silla diciendo
Eloísa.
¿Quién?
Rosa.
Tu madre que solía estar atada a una silla cerca de la cama y tenía también grandes senos y estaba desnuda siempre.
Sus muñecas estaban atadas a los apoyabrazos y sus tobillos firmemente sujetos a las patas.
Entonces yo dije
Juan.
No le importaría llamar a la madre de Eloísa.
Está cogiendo el móvil llamo a Esther diciendo
Rosa.
Esther ven al Vedat tenemos que hablar
Esther.
Se descubrió
Rosa.
Si las niñas han descubierto la puerta
Esther.
Ahora voy Cuando Esther llego a casa nosotr@s, estábamos tomando el café y ofreciéndole café explico Rosa a Esther lo que nos había contado.
Esther dijo dirigiéndose a Eloísa y Estefanía.
Esther.
Como vosotras sabéis yo me quede pronto viuda e hice amistad con Rosa ella estaba casada y un día me entere que Rosa además de mujer de tu padre Estefanía era su sumisa y un día hablando en mi casa Rosa me invito a su casa y vi una sesión de ella y su marido.
Entonces dijo Eloísa
Eloísa.
Mama en esa conversación con Rosa yo estuve presente detrás de la puerta.
Escuche todo.
Juan.
Por eso el sobresalto en la mesa al escuchar la historia de Rosa.
Eloísa.
Si.
Juan.
¿Y el ser sumisas lo llevasteis bien o no?
Rosa.
Fuimos sumisas hasta que mi marido falleció y si por mi lo lleve bien
Esther.
Yo lo lleve bien también.
Juan.
Volverías de nuevo a ser sumisas.
Rosa.
Ya tengo 45 años y Esther 42 años
Juan.
Pero a un tenéis un cuerpo bonito, y curvado y vuestro pelo es bonito.
Y entonces note que las cuatro estaban calientes y dije
Juan.
¿Os gustaría ver de nuevo esa mazmorra? Y mirándose las dos dijo Esther
Esther.
Si
Juan.
Espero me hagáis caso.
Y cogiéndolas de las manos las lleve abajo y cuando ellas entraron en las mazmorra quedaron quietas unos segundos.
Sus hijas venían detrás.
Y mirándolas firmemente dije
Juan.
Desnudaros y tu Rosa vez hacia el colchón y tu Esther a la silla.
Ellas volvieron a mirarse pero se desnudaron y fueron cada una a su sitio, fui hacia Rosa y la puse tal como ella había descrito y fui hacia Esther y la ate tal como dijo Rosa.
Y buscando por los cajones encontré la máscara y desnudándome me la puse.
Y llendo hacia Rosa me incline y toque su coño.
Luego me volví hacia Estefanía y dije
Juan.
¿Ves esto puta? Este es el coño de tu madre, es bonito y aun dando a luz tu madre a ti, mira en lo que te has convertido en una zorra y sumisa lo mismo que lo era tu madre.
Y abriendo el coño de Rosa escupí en él, y frote la saliva a lo largo de su clítoris.
Los ojos de Rosa se cerraban y gemía y me suplicaba me detuviera que no pasara más mis dedos por su clítoris.
Y acercándome a una pared del fondo había varias herramientas y juguetes, estaban colgados en la pared.
Y cogiendo una larga fusta con un tramo cónico en la punta fui hacia Rosa y le di un fuerte golpe en las piernas de Rosa.
Ella lanzo un fuerte grito de dolor al recibir el golpe en su coño.
Y acechándome escupí en su cara.
Y después de nuevo escupí sobre su coño.
Frotando con suavidad a lo largo de sus labios y luego frote suavemente su clítoris de nuevo, y observe a Rosa retorcerse rechazando las caricias y diciendo Rosa
Rosa.
“Por favor deje de tocarme”.
Y dejando la fusta a un lado cogí sus pechos y mientras los acariciaba vi cómo se endurecieron y se convirtieron en unos picos y de repente pellizque un pezón y luego el otro Rosa grito fuertemente y yo dije
Juan.
Estas empezando a disfrutar zorra, dile a tu hija cuanto te encanta.
Ella no dijo nada a lo mejor por vergüenza y cogiendo de nuevo la fusta y la golpee con fuerza entre las piernas, y su cuerpo se retorció, cuando el fuerte golpe sonó en la mazmorra, al tiempo que ella seguía gritando, su coño se crispo cuando yo lo azote, y sin ninguna compasión la golpee durante aproximadamente 10 minutos seguidos hasta que los labios de su coño quedaron rojos e hinchados por los golpes entonces Esther grito
Esther “Por favor golpéame a mi” Deje a Rosa y acercándome a Esther balancee mi polla por su cara y cogiendo su barbilla de forma cruel dije
Juan.
¿Quieres ver como tu hija mira mientras te torturo? Cuando te dirijas a mi llámame Amo ¿Lo has entendido perra?
Esther.
“Si Amo” Yo retire mi mano de su barbilla y le puse mi polla en sus labios y dije
Juan.
“Vamos a mostrar a tu hija como chupas mi polla” empieza a chupármela perra, y si me muerdes serás lo último que harás Y Esther abriendo la boca de par en par y sus labios presionaron alrededor de mi polla y comenzó a chupar mi polla mis huevos se movían al ritmo de mi polla, mientras notaba como bajaba mi polla por su garganta, veía las mejillas de Esther ahuecadas mientras me chupaba, Esther gimió con la polla por completo dentro de su boca, y de sus ojos cayeron unas lágrimas cuando trago del todo mi polla.
Y veía como sus pechos se agitaban y girándome dije a Eloísa
Juan.
¿Ves que puta es tu madre no se le ha olvidado nada? , ¿Fíjate bien para cuando tengas que hacerlo tú? Y cogiendo su cabeza presione sobre mi polla, y notaba que casi no podía respirar le lloraban sus ojos, y justo cuando creí que iva a desmayarse saque mi polla de su boca y echando mi semen por su cara vi como gotearon a su pecho y piernas
Juan.
“No está mal perra” “Y vosotras que hacéis ay” “Venir ahora mismo y chupar el semen que hay en esta perra” Y acercándose Eloísa y Estefanía a Esther empezaron a chupar la cara de Esther y limpiándola.
Y cuando estas habían terminado me acerque a Eloísa y mirando a Esther dije.
Juan.
“Y ahora voy a mostrarte como se folla a esta maldita puta” Y colocando a Eloísa a cuatro patas yo me arrodille y me puse entre sus piernas y mi polla entro en su indefenso Ano, los ojos de Eloísa soltaron pequeñas lágrimas y su cara la ponía como de miedo mirando hacia abajo y alargando mi mano abofetee su cara, y llamando a Estefanía le dije
Juan.
“Colócate al lado de Eloísa y que te chupe tu coño” Estefanía se colocó delante de Eloísa y esta empezó a lamer su coño, mientras yo entraba y sacaba mi polla del culo de Eloísa y acachando mis brazos los puse dencima de los pechos de Eloísa y pellizcando con fuerza cada uno de sus pezones y luego me incline y tire de su pelo.
Y en ese momento chillo Eloísa, en eso alargue mi brazo y cogiendo la fusta y dando un sonoro golpe lo estrelle contra la espalda de Eloísa causándole un fuerte dolor mientras esta chupaba el coño a Estefanía.
Esther miraba a su hija con unos ojos de incredulidad, y la hija también mirándola sintió una extraña sensación y Eloísa se preguntaba mientras chupaba el coño de Estefanía que sentiría Estefanía a tener la boca suya en su coño.
Yo di un nuevo golpe con la fusta a Eloísa y se estremeció de nuevo, y dándole otro golpe más en su espalda, notaba a Esther como ponía cara de odio al ser castigada su hija.
Y al siguiente golpe Eloísa arranco un gemido largo de sus labios.
Eloísa se inclinó de nuevo hacia delante su lengua se movió de nuevo hacia el coño de Estefanía.
Y Estefanía se puso rígida un placer sexual noto Estefanía cuando Eloísa comenzó de nuevo a chuparle, yo deje la fusta en el suelo poco a poco los pechos de Estefanía se endurecieron en pequeños brotes rosados, se olía por toda la mazmorra ese olor a sexo Estefanía se corrió y yo me corrí en el culo de Eloísa y llendo a Rosa y Esther desate a las dos y dije chuparle a vuestras hijas y limpiarlas Rosa se acercó a Estefanía y empezó a limpiar su coño y piernas y Esther se acercó a Eloísa limpiándole su culo y piernas.
Y yo les dije
Juan.
“Esto no es nada” “la próxima vez será peor siempre será peor” y yéndome arriba fui a la ducha y me duche y espere subieran ellas en cuanto lo hicieron les mande se ducharan y entrando en el cuarto baño se ducharon y volvieron al jardín donde estaba sentado yo en una mesa ancha y se sentaron desnudas a mi lado.
Y yo dije.
Juan.
“Quien iva a decir que madres e hijas después de muchos años se encontrarían como sumisas”.
Rosa.
Amo nuestra sumisión era como un calvario a lo que nos has hecho hoy tú.
Juan.
Quieres decir que debería ser más duro con vosotras.
Rosa.
Amo mi marido fue más duro pero es verdad que eran otros tiempos.
Sufrimos cortes, moraduras por el cuerpo, y otras vejaciones si es verdad que poca gente sabía quién era sumisa y quien no, también habían hombres sumisos en nuestra juventud.
Juan.
Me aclimatare a nuestro tiempo para vuestras hijas y para vosotras hare otras cosas mirare algo.
Eloísa.
Amo lo veo injusto haz lo que desees igual a ellas que a nosotras Y mirando a las cuatro di el visto bueno y según hablábamos y sonó el timbre Estefanía fue abrir desnuda y al abrir la puerta sorpresa era Juliana y dijo
Juliana.
Puedo entrar.
Estefanía.
Si puedes entrar pero no estoy sola Estefanía llevo a Juliana y dijo
Estefanía.
Ahora vengo Y llendo a la cocina trajo dos jarras una de limonada y otra de naranjada las dejo en la mesa y cada un@ se sirvió lo que quiso.
Y Juliana dijo
Juliana.
Vengo a disculparme por reñirte esta mañana y dejaros plantad@s en la calle.
Estefanía.
Estas disculpada
Juan.
Creo que no dices toda la verdad.
Y Juliana poniéndose colorada dijo.
Juliana.
No es verdad, lo que deseo yo y es porque lo creo es que desearía ser sumisa, creo ser sumisa pero nunca lo he dicho.
Juan.
Crees que eres sumisa, has tenido algún Amo
Juliana.
No pero mi padre me humillaba verbalmente, y me pego azotes hasta los diecinueve años, y cuando mi padre hacia esto a mí me gustaba.
Así que creo que me gusta ser humillada y por eso creo ser sumisa.
Ya eran las ocho de la noche y entonces dije
Juan.
Quítate la ropa ellas van desnudas.
Juliana miro a Estefanía y a los pocos segundos se quitaba una camisa y un sujetador y una falda de botones vaquera y un tanga y las zapatillas y yo dije
Juan.
Qué edad tienes
Juliana.
26 años
Juan.
No veo ninguna marca en ti.
Juliana.
Ya dije que desde los diecinueve no me ha tocado nadie.
Y haciéndole que se levantara la lleve a un metro de la mesa y le hice sentarse en un taburete pequeño y yo cogí mi polla y la restregué por su cara, y cogiendo una barra le pegue sobre sus tetas un poco, y acariciando sus tetas luego, al poco tiempo vi como sus tetas estaban duras, calientes y rojizas yo cada vez apretaba más mis manos y cogiendo de nuevo la barra le di en sus muslos ella temblaba un poco no sé si de miedo, y yo le pegaba cada vez más fuerte.
Y ella se movía como podía y alzando la mano le pegue unas cuantas veces en su espalda, y en una de esas la tire al suelo y se quedó en el suelo tirada, doliéndose de los golpes.
Y cogiendo su cara le apreté diciendo
Juan.
Así sabrás quien manda aquí cerda.
Ella tirada en el suelo busco mis pies y lamio mis pies y los dedos hasta metérselos en su boca bien profundo, y yo cogiéndola del pelo estire hasta levantarla y ella grito, y empujándola de nuevo callo de rodillas y cogiéndola de nuevo por sus pellos de un rosado claro estire e hice se levantara de nuevo y alzando mi mano le di de arriba abajo y de abajo arriba en sus tetas y ella gritaba y hubo un momento en que se quiso cubrir con sus manos.
Y entonces la abofetee y ella se quedó quieta, dejando que yo le diera hasta que la cogí de nuevo por sus pezones y tirando de ellos la lleve así hasta la mesa donde estaban las demás.
Y cogiendo unas pinzas del tendedero se la coloque en un pezón y después otra pinza en el otro pezón, y cogiendo mi correa se la coloque por su cuello como si fuera una correa de perro.
Y haciéndola que se colocara a 4 patas de nuevo, y levantando la mesa un poco metí la correa por una de las patas, y ella quedo amarada como si fuera una perra.
Y dije
Juan.
Ahí quieta perra nosotr@s vamos hablar de nuestras cosas Y mirando hacia la valla vi a una mujer, la vecina que no se perdió nada.
Entonces mirando a las sumisas me levante y fui hacia la valla la mujer me vio que iva y poniéndose nerviosa, no sabía si quedarse o irse.
Al llegar a la valla vi que sus pechos estaban al descubierto y su falda bajada y su tanga medio bajado y su mano derecha dentro de su coño.
Juan.
Hola cómo te llamas ¿Disfrutas?
Adela.
Hola a tender y te vi como la tratabas y me quede y si he disfrutado.
Juan.
Si lo deseas puedes unirte a nosotr@s
Adela.
Me lo pensare Y diciendo esto me fui hacia la mesa, y tocando el coño de Juliana dije
Juan.
Estas aquí calentita y que esperas que te folle pues no creas no eres mi perra.
Pero si me llevaría otras para mi casa para después de vacaciones.
Y levantándome dije hora de paseo vestiros no poneros muy guapas pero si muy putas.
Y me fui hacia la mazmorra y allí encontré unos collares de tela, y una correa de perro y llendo a donde estaba Juliana dije
Juan.
Si deseas venir con nosotr@s deberás colocarte este collar y ponerte tu camisa y falda vaquera solo, la camisa bien desabrochada y algún botón que otro de la falda abierto.
Juliana.
Si Amo quiero ir Yo levante la mesa y sacando la correa, le quite la correa de su cuello y le puse la correa de perro y ella ya se vistió y mirándola le desabroche un botón más de su camisa, y dos botones de su falda y llevándola a puerta de la calle.
Allí estaban esperando las otras cuatro sumisas.
Y abriendo la puerta dije
Juan.
Cierra la puerta Estefanía y coge a esta perra del collar Ella hizo lo que le dije y fuimos a pasear por las calles del Vedat, procuraba ir por donde habían jardines.
La gente nos miraba viendo a las cuatro la ropa que llevaban y a Estefanía que llevaba de su mano la correa y al lado Juliana enseñando sus pechos y el penúltimo botón de su falda abierto enseñando su coño cada vez que movía la pierna al andar.
Así estuvimos andando hasta llegar a unos jardines que había un edificio grande y vi que era un teatro y al fondo a su derecha vi que habían dos bares y fuimos a uno pedí refrescos y yo una cerveza en quince minutos la terraza se llenó la gente pasaba y se sentaban junto a nosotr@s, y pidiendo bebida miraban a nuestra mesa descaradamente.
Cuando creí oportuno llame al camarero y dije
Juan.
La cuenta
Camarero.
No señor hoy usted no paga en esta mañana e echo de caja lo que suelo hacer en día y medio gracias a usted
Juan.
Gracias por no cobrarme y levantándonos tod@s, nos fuimos para casa y mirando a Rosa y Esther dije
Juan.
Podéis quedaron en casa ya que es grande, y tu Juliana de aquí a casa te piensas si deseas venir más veces.
Al llegar a casa tuvimos una sorpresa Adela esperaba en la puerta y entrando tod@s en la casa también entro Adela y Juliana dijo
Juliana.
Debo irme Amo, pero aquí tiene mi número de teléfono llame cuando quiera.
Yo me apunte su número de teléfono en mi móvil y quitándole la correa le dije
Juan.
Espero verte pronto y que no te abotones ningún botón.
Juliana.
Vendré en cuanto atienda a mi madre que ya es mayor o en cuanto usted me llame Amo, e iré así por la calle.
Y yo dirigiéndome a Adela dije
Juan.
Qué edad tienes
Adela 39 años
Juan.
Y a que has venido
Adela.
Usted me invito.
Me dijo que si deseaba tener de lo que había visto acudiera a usted,
Juan.
Más o menos si te lo dije así Y mirándola vi que era mediana, pero si tenía unas enormes tetas, con una fina cintura y vestía bien.
Y acercándome a ella en prueba le pegue un bofetón y se me fue la mano ya que le rompí el labio y dije
Juan.
Siempre has sabido que eras una puta Mirando a su cara y luego baje los ojos mirando a sus tetas, y vi como Adela empezó a jugar con los botones y yo en unos segundos estire la mano y dije deja de jugar y de un tirón le arranque varios botones y se vieron sus pechos.
Y le dije
Juan.
Quítate la falda Ella le dio vergüenza ya que tenía su tanga mojado.
Pero se quitó la falda y me calle y no le dije nada del tanga y saliendo tod@s de nuevo a la terraza nos sentamos en la mesa y dije
Juan.
Perra colócate debajo de la mesa y chúpame mi polla.
En cuestión de segundos Adela se metió debajo de la mesa y abriéndome la cremallera y desabrochando la correa me quito los pantalones y después los calzoncillos y sacando mi polla la empezó a chupar desesperadamente.
Juan.
Veo que te gusta mi polla zorra.
Viendo que esa perra se afanaba en la mamada, y mirando a las demás dije
Juan.
Os veo que estáis cachondas perras y diciendo estas palabras vi como todas abrieron sus piernas y empezaron a masturbarse,
Esther.
Ufff si Amo somos unas perras y levantándonos tod@s de la mesa me fui hacia el centro de jardín y Adela saliendo de la mesa vino a mí a seguir chupando mi polla, y Esther sin pensárselo cogió a Rosa del pelo y la atrajo a su coño y metió la boca de Rosa en su coño.
Y Rosa empezó a chupar el coño de Esther.
Y yo cogiendo a Ana saque mi polla de su boca y levantándola empecé a abofetearla.
Y cogiendo sus pezones retorcí uno y dirigiéndome a ellas fue hacia Esther y levantándola estire sus tetas fuertemente y dije
Juan.
Te estiro fuertemente por que antes de coger a Rosa debes pedirme permiso.
Y volviéndola a tirar al suelo la puse a cuatro patas y la puse al lado del coño de Rosa.
Y entonces Esther chupo el coño de Rosa.
Y llendo a Adela le di un nuevo bofetón, y bajando mi mano a la altura de su coño le di unas cuantas palmadas.
Y tirándola de nuevo al suelo puse mi polla para que me la chupara.
Y enseguida escuche la voz de Estefanía que decía
Estefanía.
Amo puedo chuparle el culo a Eloísa
Juan.
Si perra puedes y dando la vuelta a Adela la puse a cuatro patas y metí mi polla en su culo, y entonces vi como Esther se meo en la boca de Rosa y mientras yo estaba a punto de correrme.
Vi a Rosa como se afanaba en lamer hasta la última gota de Esther.
En nada yo y Adela gemimos de gusto, y en pocos segundos estuvimos corriéndonos, y cuando me di cuenta tod@s estábamos tumbad@s en el césped rendid@s, y dije
Juan.
Tu puta levántate arréglate y vez a tu casa y otro día seguiremos.
Entonces dijo Adela
Adela.
Amo voy toda guarra
Juan.
Sé que vas toda llena de semen tu pelo tu cara, pero te he dicho que te fueras a tu casa tal y como vas Adela se levantó y se fue tal como estaba y mientras se marchaba miro hacia mí.
Juan.
Vaya barrio el Vedat está todo lleno de putas.
Rosa.
Amo cuando yo era joven esto era un sitio de chalets que daba gozo estar aquí cuando fue creciendo la gente vino y vinieron muchos comprando y alquilando los chalets y eran casas de putas etc.
Cuando mi marido falleció le di el chalet a mi hija y yo fui a un piso en Torrente.
Hoy el Vedat es un 80% de putas etc.
Juan.
Mal sitio para vivir y bueno para negocios.
Entonces cogiendo a Eloísa la cogí por su cintura y sobándole el culo la lleve al jardín, y le dije
Juan.
Tienes un culo sensacional duro y preto me encanta.
Eloísa.
Gracias Amo.
Y seguí tocándole su culo vi como estaba a punto de excitarse, y vi enseguida como se acercó más a mí y ya note como tenia mojado el coño.
Entonces ella noto como tarde o temprano iva a follarla.
Y veía como estaba intranquila y me quede contemplándola y en ese mismo momento vi a Adela como miraba de nuevo por dencima de la pared.
Y entonces puse mi mano en contacto de su coño, y subiendo la mano le acaricie la espalda y apartando su pelo le acaricie por su nuca y avanzando la cogí con las dos manos acariciándola, y buscando sus pechos empecé a acariciar sus pechos estos enseguida se pusieron erectos, y entonces baje unas de mis manos y la puse por detrás exactamente en su culo.
Y teniendo su ano a mi disposición y bajando mi mano acaricie sus nalgas.
A la vez que mis dedos se introducían por su raja llegando al orificio y después introducírselo en su ojete.
Las respiraciones de ambas eran intensas escuchaba a Eloísa y a la puta de Adela que estaba mirándonos desde su jardín.
Y Eloísa quedo quieta un buen rato y me dejo hacer lo que deseara yo, ya que a ella le estaba gustando, la calentura de ella como la de Adela iba a más.
Y sacando mis dedos de su culo me dispuse a metérselos por su coño, acariciaba sus labios y su clítoris, e introduje dos dedos mojados, y note lo mojada que estaba y acachandose dirigí mi lengua a su coño.
Y entrando en el empecé a lamerlo, entonces me di cuenta de que se corrió, y mirándola con la cara de pocos amigos me dijo
Eloísa.
Perdón Amo Yo calle y seguí, y flexionando mis rodillas dirigí la polla a su cara, y notaba como ella sentía mi olor, Eloísa sentía el contacto de mi polla en su cara, acariciando su rostro con ella, para finalmente dejarla a la entrada de su boca y ella cogiéndomela con la mano abrió la boca y empezó a chuparla y pasarme la lengua por el glande.
Entonces detuvo la felación unos segundos pero sin soltarme la polla y abriendo sus piernas dirigió mi polla hacia su coño y colocándome yo dencima de ella que estaba tumbada en el césped se la metí en su coño, que gusto sentía empecé lentamente y después intenso.
Gozábamos de aquella follada, y vi cómo se corrió por segunda vez yo la mire y estando dencima de ella me alce sin casar mi polla y la abofetee varias veces.
Diciendo
Juan.
Esto es por correrte dos veces y no te he dado permiso.
Eloísa.
Amo ha sido todo tan rápido Adela estaba observándonos y poniendo una cara de pena y yo le mire con una expresión de felicidad ya que en esos momentos me corrí, dencima de ella.
Y mande a Adela que viniera a casa a limpiarla en nada teníamos a Adela delante de nosotr@s y limpiando a Eloísa a cuatro patas, yo mirando a las dos me puse caliente y poniéndome detrás de Adela y en el primer intento metí mi polla por su culo, estábamos los tres gozando Eloísa dejaba que Adela la limpiara y chupara su coño también y Adela estaba recibiendo mi polla por su culo, yo estaba de nuevo a punto de correrme de nuevo dentro de su culo, y sentí mi leche dentro de su culo.
Hasta que decidí retirar mi polla y mandar a Eloísa limpiara el culo de Adela.
Y mientras iva a ducharme las dos se pusieron a jugar limpiándose una a la otra.
Y sobre media hora después acudieron al comedor juntándose con Estefanía, Rosa y Esther y a los diez minutos salí yo y dije a cenar.
Y Adela dijo me gustaría invitaros en mi casa a cenar y tengo piscina podéis daros un chapuzón luego.
Juan.
Y tú marido.
Adela.
Vivo sola mi marido se separó de mi hace cinco años encontró a otra.
Juan.
Mira que bien encontré a seis sumisas Eloísa y Estefanía + Juliana tres solteras y Rosa y Esther dos viudas y ahora tu Adela separada.
Esto me sale bien no tendré que pelearme con ningún novio y ningún marido.
Y saliendo tod@s de casa, fuimos hacia la casa de Adela quien con Rosa y Esther prepararon la cena mientras Eloísa y Estefanía ponían la mesa yo me pegue un pequeño chapuzón en la piscina.
Al salir de ella me pasee por el Chalet de Adela y era más grande que el de Estefanía.
Y al entrar al cuarto de matrimonio mire por su armario y encontré un armario lleno de juguetes.
Era una mujer que le gustaba jugar.
Tenía vibradores, pinzas, pinzas con cadenas dos fustas, y otras muchas cosas más, baje al comedor y le dije
Juan.
Me gusta tu cuarto de matrimonio y la parte derecha de tu almario donde tienes los cajones.
Y Adela dijo
Adela.
Amo cuando quieras puedes dormir en mi cama y mis juguetes son tus juguetes.
Después de cenar Adela volvió a enseñarnos de nuevo la casa pero lo mismo que Estefanía en el jardín había un tablón mal colocado y daba a un sitio grande como almacén y quise entrar y dijo Adela.
Adela.
Yo no entro me trae malos recuerdos
Juan.
Y que es, que hay dentro.
Adela.
Mi ex le llamaba “La Celda” es donde me maltrataba Me dio por entrar y la puerta daba a un pasillo exterior y hacia un frio terrible.
Y dentro había una cama mugrienta, el suelo era duro y de piedra.
Y a la salida le dije Adela
Juan.
A un está en pie esa invitación de dormir aquí.
Adela.
Si Amo
Juan.
Pues acepto.
Y si no os parece mal mañana iremos a Torrente y pasaremos por un tatuadora.
Mientras todas se fueron a casa de Estefanía y yo me quede con Adela.
Y nos fuimos a la cama, cama que era grande y Adela dijo
Adela.
Amo yo siempre duermo desnuda.
Juan.
Yo también Y antes de acostarme fui al armario y cogiendo varios cordones de tela que eran suaves al tacto, y le dije
Juan.
Pon las manos juntas por delante y te atare a la cabecera de la cama, pase un lazo por sus muñecas atándolas después al otro extremo del cordón a la cabecera de la cama.
Adela tenía las piernas juntas y apretadas.
Y estirando de su cuerpo y después de sus tobillos para atarlos al pie de la cama.
Adela quedo extendida boca arriba desnuda, quedo completamente expuesta.
Y tapándola con la sabana y apagando la luz y acostándome le di un beso y dije
Juan.
Buenas noches
La espalda de Adela estaba en contacto conmigo ya que los dos estábamos desnudos, a media noche yo me había girado hacia ella y abrace íntimamente su cuerpo, puse una de mis manos sobre unos de sus pechos y mi cabeza apoyada en su cuello, y una de mis piernas doblada, rodeando su cuerpo, y ella podía notar mi miembro, caliente, en su entrepierna.
La erección de mi polla era evidente.
Como Adela estaba atada no podía apartarse de mi ni tampoco apartarme.
El caso que Adela se despertó y la situación le pareció agradable y excitante, allí estaba ella desnuda y atada, con mi cuerpo dencima de ella, mi miembro grande y duro y caliente rozando su ingle, y mi respiración en su cuello, yo en realidad no dormía quería ver que hacia ella y de repente vi cómo se mojó toda.
Se ve que Adela pensó en esa situación pero fue imposible.
Pero yo tenía mi miembro caliente y palpitante cerca de ella de su vagina y eso la excitaba y sin darse cuenta ella notaba yo como hacia pequeños movimientos para mejorar la posición y así prolongar mi roce.
Poco a poco note como ella en sus pequeños movimientos consiguió que mi polla se apoyara sobre la entrada de su coño, llegando a rozar su clítoris, la posición era perfecta, y la punta de mi polla estaba húmeda, seguramente de mi líquido pre-seminal.
El roce de mi miembro en su clítoris la estaba excitando mucho, ella empezó a utilizar mi polla como si fuera un consolador, y se movía ligeramente como podía para que mi miembro que lo tenía duro, húmedo y caliente rozara y presionase la entrada de su vagina, solo era mi punta pero llegaba a rozar su clítoris y parecía que le encantara.
Pronto empezó a moverse como pudo arribar y abajo más y más para sentir mi miembro frotándose contra su clítoris.
Ella lo estaba consiguiendo y se movía cada vez más y más.
Notaba como lo estaba pasando genial.
Y en un momento yo me moví y una buena parte de mi miembro se introdujo en su vagina y mi miembro se introdujo más, abriendo y dilatando los pliegues de su vagina, y yo como dije antes me hacia el dormido y la penetre profundamente.
Hubo un momento que escuche gemir a Adela, al sentir la penetración, toda mi polla estaba dentro de su vagina y entonces hice como me despertaba y tapándole la boca con una mano y me puse a follarla a un más profundo y rítmicamente.
Y dije
Juan.
Vaya con la puta, puedo sentir lo mojada que estas Adela no podía hacer nada atada como estaba, completamente a mi merced, y mi miembro se puso más duro y grande y ahora entraba y salía profundamente dentro de su vagina a cada presentación, clavándose dentro de su cuerpo, yo seguía manteniendo su boca tapada, mi polla llenaba completamente su vagina, y me deslizaba suavemente dentro y fuera de su cuerpo, frotando su clítoris a cada presentación, y quitando mi mano de su boca para poner mis manos por sus hombros y finalmente con un gemido prolongado, me corrí y sobre su cuerpo solté todo mi semen, dentro de ella sin dejar de bombearle profundamente fue una corrida muy abundante
Nos levantamos y fuimos directos a la ducha, y después a desayunar y llame a Estefanía y dije
Juan.
A las diez os espero fuera en la puerta, iremos a Torrente En verdad el Vedat estaba a 100 metros de Torrente pero antes el Vedat era un sitio y Torrente otro, hoy en día Torrente y Vedat está unido por el mismo Ayuntamiento, nada más salir para Torrente no habíamos recorrido 50 metros y nos encontramos con Juliana y dijo
Juliana.
Amo desearía ir con nosotr@s Yo no dije nada pero con mi mirada le di permiso.
Y al llegar al Tatuador le pedí me enseñara una libreta con letras.
Y por fin elegí una era una J estilo romano y entonces dije
Juan.
Os es traído aquí para tatuaros esta J.
Claro está que si no lo deseáis yo lo entenderé.
Todas se miraron y dijeron que si y yo dije
Juan.
Había pensado a un palmo por encima de vuestra rodilla Nadie dijo nada y entonces dije al tatuador.
Juan.
Quiero que me hagas seis J y dentro de cada J este puesto BDSM.
Tatuador.
En dos días los tendrás.
Juan.
Vale pues se quedan contigo Rosa, Esther y Eloísa y mañana vendrán Estefanía, Juliana y Adela.
Fuimos de paseo por Torrente viendo tiendas de ropa y tiendas de todo a un euro, y sobre las doce y media Rosa, Esther y Eloísa se añadieron a nuestro paseo y fuimos a Torrent Avenida la parada del metro y allí nos sentamos a tomar un refresco.
Al siguiente día Estefanía, Juliana y Adela fueron al tatuador.
Y cuando termino les dijo que en semana y media o dos semanas fueran para quitarle las vendas y que más o menos estaría todo bien.
Esta noche les dije de ir a las chicas a un karaoke cerca del Vedat.
Era un bar muy extenso con salida a una gran terraza y en una esquina el karaoke donde la gente salía a cantar.
Era la primera vez que salíamos de noche.
Allí había chicas que me podían dar morbo de infinidad de situaciones, pero desde luego lo que me gusta es dominar a mis sumisas, y a esas chicas que me miraban desde su mesa con cara de perras, que van de duras y divinas, y luego son las que más cachondas se ponen, cuando son dominadas.
Y probar cosas nuevas, y ser tratadas de manera dominante, que las caliente, les haga arder, y profundizar en sus deseos perversos, y hacerlas sentir sucias, traviesas, quebrantando las normas morales, y descubriendo el placer oscuro, cuando en la realidad luchan por aparentar mucha dignidad y orgullo.
Entonces Rosa y Esther salieron a cantar una canción de David Bisbal y yo me desconecte de esa mesa con cuatro chicas.
Y me concentre en ver cantar a esas bellas sumisas.
Entonces vi como de la mesa se levantaba una chica y venía a nuestra mesa se llamaba Dolores y tenía 37 años, era preciosa, delgada 1,65 de estatura, pelo liso de color castaño oscuro, con ojos color verdes muy profundos y una cara redonda de esas que son niñas buenas, y un cuerpo bien desarrollado, donde destacaban sus piernas y un culo muy moldeado, una cintura muy estrecha, y unos pechos grandes, según se podía apreciar en su top rosa y una falda vaquera de botones y dedicándome una bonita sonrisa dijo
Dolores.
Sueles venir mucho por aquí.
Juan.
No es la primera vez.
Y mirando hacia la mesa vi a sus amigas como dos de ellas enseñaban gran parte de su anatomía llevando faldas vaqueras muy ajustadas y que le apretaban su culo, y enseñando gran parte de sus piernas para deleitar la vista.
Mientras yo me distraje y solo miraba a Dolores sus piernas, a sus tetas de forma muy descarada, y notaba como ella se ruborizaba un poco, como si se excitara en cada mirada.
Y mirando a sus ojos le propuse sentarse en nuestra mesa y dijo
Dolores.
Sois muchas.
Juan.
Por una mas no se enterara el camarero Ella acepto y pidió una cerveza, y empezamos a tener una charla de momento muy amigable, sobre el verano, las vacaciones, y pidiendo más cervezas y viéndola un poco más animada por las cervezas y la confianza, entramos en un terreno más personal mientras las chicas iban y venían al centro del karaoke a cantar.
Juan.
Como es tu carácter
Dolores.
Soy muy abierta y liberal, pero más abierta cuando bebo como ahora.
Pero soy muy cercana pero eso no quiere decir que sea una golfa
Juan.
No dudo que seas muy buena he escuchado esto otra vez esas palabras y luego se han lanzado a mis brazos.
Dolores.
Eres presuntuoso y además si llevaras uniforme tendrías alguna posibilidad, pero veo que no.
Entonces Dolores dijo de ir al baño y yo la seguí y entrando en el baño, cerré la puerta y tomándola por la cintura le p
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