Viernes por la noche
ella jamas espero que esto pasara.
Es viernes por la noche, suena el intercomunicador diciéndote, señorita viene una persona con un envió para usted, lo dejamos pasar? Tu no esperas ningún tipo de paquete o pedido, tratas de recordar y dices, hágalo pasar, continúas recordando cuando suena el timbre de tu puerta, te somas por la mirilla y logras ver flores, vaya quien será que me las envió, abres la puerta le dices por favor colóquelas ahí en la barra, no logras ver la cara del repartidor, pero al pasar logras percibir un aroma muy familiar, miras la espalda y cuando deja las flores en la barra y voltea, te quedas totalmente petrificada, soy yo, tu amo, tu señor, escuchas –hola mi pequeña te ves estupenda, me acerco a ti te tomo por la cintura te acerco y te doy un beso, tu sigues sin comprender exactamente que pasa, te alejas y dices –que haces aquí, no puedes venir, y con aire de gran dama volteas hacia la puerta como anunciando la salida, yo me enfilo hacia a ella, pero logras ver con asombro que solo es para cerrarla y ves como saco una cuerda blanca gruesa, –esa no es forma de tratar a tu amo, creo que se te han olvidado los modales y es momento de que recuerdes a quien perteneces Me acerco a ti con la mirada impasible dominante, tú te hechas hacia atrás, topándote con la barra a tu espalda, –no amo, no, — mi pequeña, se te olvidan los modales, acto seguido te volteo de espaldas hacia mí, tomo tus brazos y los amarro con esa cuerda blanca, esa cuerda suave de algodón pero firme, tu cuerda, te amarro completamente, mientras paso la cuerda por tu cuello y logro que quedes indefensa, con esos amarres sobre tu espalda y que terminan en tu cuello como un collar, te volteo para mirarte fijamente a los ojos, –lo ves ahora, lo sientes.. doy un fuerte respiro cerca de tu cabello el cual huele glorioso, me acerco un poco más para besar tu cuello, y abro tu blusa para ver ese hermoso par de senos que son míos solo míos, agarro tu cabello con una liga, me alejo solo dos pasos y escuchas, — híncate!! Tu mirada asustada pero a la vez desafiante necesita corrección, — Híncate es una orden!!, me acerco a ti para tomarte del brazo e invitándote a hacerlo suavemente, comienzas a bajar ahora estas frente a mí hincada, — así es mi pequeña, esta es tu posición natural, sumisa, obediente, mía! Tomo una flor del arreglo, mojo los pétalos y comienzo a pasar la flor por tu cuello, tu nuca, tus brazos, tu pecho, y acabo en tus labios, regresando nuevamente a tus senos, — te gusta mi niña, tu solo asientes cerrando los ojos y disfrutando de la sensación, te tomo de la cintura para levantarte y te llevo al sillón que está a un lado de la ventana, te inclino con las rodillas en el asiento y tu cabeza hacia el respaldo, subo tu falda y te veo atada con tus brazos hacia la espalda, con nudos firmes pero sin lastimarte, me encanta verte así, me pongo cerca de ti y te das cuenta como comienzo a quitar el cinturón de mi pantalón, — has sido una pequeña mala y desobediente y es momento de corregirte, — no amo, no, exclamas y al terminar mi última palabra, sientes como un fuego que te quema tu nalga, mientras tu vagina comienza a mojarse, la primer corrección se siente inundada de dolor, odio, excitación, satisfacción. Y llega otra y otra más, sientes como comienza a calentarse tu carne debido a las correcciones, — amo yo me he portado bien, — ahhh si, de quien son este par de hermosos senos, dímelo!, — son tuyos amo, solo tuyos, — y has permitido acaso que alguien mas los tome!, — nadie amo, los guardo solo para ti, solo tuyos, en ese omento tomo la cuerda que tienes en el cuello la jalo haciendo que te levantes, — eso es lo que espero, que hagas todo lo imposible por que solo sean míos, de tu amo. En ese momento mi voz cambia tomándote por el cabello, — mi pequeña, tan hermosa, ven, te beso apasionadamente, mientras con mis acarician tus senos, me alejo y pregunto con voz tierna, — son míos?, — sí amo, en ese momento te beso aún más apasionado mis manos estrujándolos, me quito para volverte a recargar en el sillón, ve tu cara tratando de balancearte, me postro atrás de ti, y sientes el calor de mi aliento en tu sexo, huele tan bien, meto mi lengua en él y arrojas un gemido intenso, esta tan húmedo y me encanta su sabor y tu no haces más que comenzar a retorcerte sin poder mover tus brazos, aun indefensa, continuo lamiéndote mientras sientes dentro de ti como dos de mis dedos comienzan a jugar con tu sexo, y mi lengua comiéndote al mismo tiempo, te retuerces producto de mis caricias hasta que con un gemido ahogado te vienes en mi boca, es delicioso el manantial que emanas y saboreo impaciente. Aun no terminas de llegar cuando sientes que mi miembro comienza a entrar en ti, y te tomo en ese sillón gris, agarrando la cuerda que tienes en el cuello y apretándola mientras mi cadera y mi sexo chocan con el tuyo fuerte, mis movimientos se hacen cada vez mas fuertes e intensos, — te gusta mi pequeña, y con voz ahogada por la cuerda solo escucho un pequeño, — si amo. Continúo cogiéndote fuerte y firme jalando tu cuello con esa cuerda suave, blanca, mientras otra de mis manos acaricia y aprieta ese pequeño pezón duro, te suelto la cuerda del cuello para tomarte de los brazos, así amarrados pareciera que es una monta, te agarro de ahí para levantarte un poco y que sientas mas mis embates en tu sexo, siento como tu vagina comienza a contraerse anunciando otro orgasmo, en ese momento aprieto tu cuello firmemente, la sensación de la cuerda en tu cuello, tu sexo inundado de mi carne y completamente sumisa e indefensa hacen que te mojes aún más al llegar. Me salgo de ti, me acerco a tu cara, te veo sudando extasiada, te veo y me excitas tanto, veo como apenas puedes sostenerte, así que te tomo entre mis brazos y te llevo a la cama, te acuesto de frente a mí, y así sin poder moverte, te hago mía, te beso, hasta la sombra, tu cuello, tus senos, tu estómago, tu seo, te beso esos labios deliciosos te penetro y me dices, — soy tuya amo, haz de mi lo que quieras, comienzo a moverme frenéticamente tus palabras y la imagen de tu cara de tu deseo, me lleva más y más cerca del orgasmo, tú quieres hacerme llegar así que me aprietas con tu sexo, pero esa sensación hace que los dos comencemos a sentir más y más, siento como tu sexo comienza a contraerse de nuevo y sientes como mi miembro se comienza a hinchas te tomo del cuello apretándolo y así indefensa, entre un grito de placer ambos llegamos al éxtasis, te volteo para desamarrarte te quito la cuerda blanca, suave, me acerco a tu cara, apartado tu cabello, te doy un beso tierno y te pregunto, — mi pequeña te gustaron tus flores, asientes sin decir nada y colocas tu cabeza en mi pecho y así sin ruido, en silencio, nuestra piel y nuestras almas continúan disfrutándose.
Les gustó ?