VIOLACION EN EL ESTABLO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
En las vacaciones pasadas mi amiga Amarilis me invito a visitar la hacienda de su familia, yo no tenía mejores planes, así que acepte su invitación, llegamos el viernes en la tarde, nos acomodamos en nuestras respectivas habitaciones, y decidimos descansar un rato, el calor era insoportable, por lo que entre a darme una ducha, deje caer el agua sobre mi cuerpo por largo rato, refrescándome y alejando el cansancio producido por el viaje, de pronto sentí un ruido en la ventana, mire hacia ella pero no había nadie, me apresuré a terminar de bañarme y envolviéndome en la toalla, Salí rápidamente del baño, ya en la habitación corrí las cortinas antes de comenzar a vestirme para bajar a cenar.
En el comedor me encontré con Amarilis y sin despertar sospecha me acerque a comentarle lo sucedido
– Mientras me duchaba sentí un ruido en la ventana, me asuste mucho, ¿seria algún animal?- le pregunté- no estoy acostumbrada a el campo y los animales no son de mi entera confianza
– Jajajaja, si, de seguro seria el animal de Juancho!- contesto ella risueña
– Que animal es ese?- pregunte sin gustarme para nada la situación
– El capataz, le encanta mirar por las ventanas, creo que se masturba mientras lo hace
– ¿Y si saben eso por que se lo permiten?-pregunté
– Mis padres no lo saben, espía a la chica de la limpieza y a la cocinera, y por supuesto a mi cuando estoy aquí, las chicas no se atreven a delatarlo, es el capataz, y yo, lo disfruto, ¡me excita pensar que se esta masturbando mientras me mira!- me dijo sin dejar de sonreír
– ¡Amarilis!, ¿como que te excita?- dije asombrada
– ¡Ay amiga, eres muy reservada!, con esas tetas que te gastas y esas nalgas tan firmes, yo me dejaría ver por todos, ¡ los tendría cachondos a todos!, tienes que aprender a disfrutar, a experimentar cosas prohibidas, ¡no sabes de lo que te pierdes!
– Mejor sentémonos a comer, no se como es que somos amigas, tu tan liberal y yo tan…
– ¡Tan mojigata!, eso eres amiga, ¡una mojigata!
El sábado luego de desayunar salimos a caminar por la hacienda, entramos a el establo, Amarilis quería que conociera su caballo, mientras miraba el animal, sentí que algo golpeaba mis nalgas suavemente, voltee sorprendida y pude ver a Flash, el perro de la hacienda, que metía su hocico en mi culito para olerlo, grite asustada y Amarilis le ordeno alejarse
– ¡que susto!- dije aun algo alterada
– ¿Viste amiga?, ¡es que hasta flash se dio cuenta de el culo que tienes!, jajajaja
– ¡No me parece gracioso!
– ¡A mi si!, ¡y da unas lamidas espectaculares!
– ¿Quien?
– Flash, si le muestras el chocho ¡te hace acabar con su lengua!
– Amarilis, te dejas lamer ahí con el perro
– ¡Ahí y atrás también!, es uno de mis mejores entretenimientos cuando vengo acá, ¡y no me veas con esa cara!, ¡me gusta experimentar!
Esa noche nos fuimos a la cama pasada las 11 de la noche, me quite el brasier y me puse una batita corta de algodón tratando de que el calor no me sofocara, pero no podía dormir, las palabras de Amarilis me rondaban en la cabeza, no era virgen, pero apenas había tenido sexo con un solo hombre, que había sido mi novio por cinco años y con quien no experimente gran cosa por que me daba vergüenza hacer las cosas que me pedía y que parecían de las que hacen las prostitutas, pero esa noche no se que estaba pasando conmigo, la curiosidad de saber que tenia de especial la lengua de flash no me dejaba dormir, di vueltas en la cama sin conciliar el sueño y decidí levantarme por un vaso de agua, baje, entre a la cocina y me serví el agua, mientras lo bebía, mire por la ventana hacia el establo y sin pensarlo, deje el vaso sobre la mesa y Salí de la casa dirigiéndome hacia allá.
Entre al establo sin saber que estaba haciendo ahí, me detuve en la mitad solo mirando mí alrededor, de pronto sentí un ruido y vi a flash venir hacia mí, me quede inmóvil esperando saber que haría, en un momento lo tuve cerca de mi oliendo mis pies y luego metiendo su hocico debajo de mi batita, lo empuje retirándolo, pero el volvió a insistir, en ese momento quise saciar mi curiosidad y me quede quieta, dejándolo oler mi coñito que ya empezaba a mojarse ante la situación, de pronto sentí la lengua de flash sobre mi bikini y sin pensarlo lo baje hasta mis rodillas, dejando mi chochito descubierto, Flash siguió lamiendo, separé mis piernas, pero el bikini lo dificultaba, termine de quitármelo y me abrí para flash, su lengua era mas áspera que la de un hombre, mas larga y efectivamente muy agradable lamiendo mi coñito, me excite mucho y me deje hacer, gimiendo a cada lamida de el animal, cerré mis ojos y me entregue a sentir aquella lamida fenomenal, muy pronto alcance el orgasmo, pero sentí que flash ya no jugaba con mi coñito, abrí los ojos para ver a donde se había ido y mi sorpresa fue enorme, flash estaba junto a Juancho, el capataz y otro de los trabajadores de la hacienda, me habían estado observando, rápidamente intente bajar mi bata para tapar mi chochito, pero Juancho lo impidió
– ¡no, no, no, no!, ¡quédate como estas!- dijo en tono de orden, mi vergüenza era tal que no me atrevía a hablar- no creo que a los patrones les agrade saber que la Srta. Amarilis tiene una amiga calentona que se la deja mamar por el perro de la casa
– Ellos no tienen por que saberlo- dije en tono muy bajo y mirando al piso, no quería ver la cara de aquellos dos hombres
– Claro que lo van a saber, ahorita mismo te voy a llevar a la casa, así como estas, con el coño desnudo y mojado como lo tienes- me tomó del brazo y me hizo caminar
– ¡Por favor!, no lo hagas, ¡me moriría de vergüenza!
– Bueno, eso podemos arreglarlo- dijo el acercándose a mi y tomando mi cara con una de sus manos- te portas bien con nosotros y no diremos nada
– ¿Portarme bien como?- dije mientras rogaba estar entendiendo mal
– Tu solo tienes que quedarte quietecita y nosotros cobramos nuestro silencio- no dije nada, no me había equivocado, esos hombres querían abusar de mi a cambio de su silencio.
Juancho bajo su mano hasta mi coñito y su dedo entró en mi rajita buscando mi clítoris, ¡me puse helada!, sentía vergüenza y mucha rabia, no sabia que sería peor, si dejar que hicieran lo que querían o negarme y que dijeran a todos lo que me vieron hacer con flash, pero mientras pensaba que hacer ya ellos me manoseaban, el otro hombre estaba parado detrás de mi apretando y sobando mis nalgas y ya el dedo de Juancho buscaba la entrada de mi coñito
– ábrete como te le abriste a flash- me ordenó, yo obedecí y en pocos segundos sentí su dedo entrando en mi coño- ¡ummmm, la puta esta estrechita!- dijo mientras su dedo entraba todo en mi chocho, me quejé al sentirlo todo dentro de mi, el otro hombre separaba mis nalgas y las volvía a juntar sin dejar de apretar- termina de desnudarte, quiero ver que tan tetona eres- me quite la batita y quede totalmente desnuda ante aquellos dos extraños, Juancho empezó a meterme dos dedos y a darme fuerte
– ¡ahhhhh!- me quejaba mientras no aguantaba las ganas de llorar, el otro hombre se había agachado detrás de mi y separando mis nalgas empezó a lamer mi culo, intente apartarme de el pero lo único que conseguí fue que metiera la punta de su lengua en mi huequito- dile que me deje, haré lo que quieren, pero mi culo no entra en el trato- dije con lo que me quedaba de dignidad
– ¿Tu culo por que no?- preguntó sin dejar de darme en el chocho con sus dos dedos
– Esta virgen y no quiero que lo toque- dije como si estuviera en posición de hacer tratos
– No te creo, ¿tienes el culo virgen?, ¡puta mentirosa!, ¡ya vamos a ver!- me volteo bruscamente dejando mi culo hacia el
– ¿Que pasa?, ¡déjame!- dije intentando safarme, pero el otro hombre me hizo doblar el cuerpo inmovilizándome a la vez y dejando mi culo en pompas
– ¡Suéltenme, suéltenme!- empecé a decir desesperada al sentir que Juancho separaba mis nalgas y ponía su dedo en la entrada de mi culo- ¡ayyyyyyy!, no, no, por favor, sácalo, ¡me duele!- Juancho había empujado su dedo dentro de mi culo de una forma brusca, metiéndolo todo de una sola vez y empezando a girarlo en mi huequito
– ¡Que rico!, la puta de verdad tiene el culo virgen, te lo voy a desflorar perrita
– Por favor Juancho,¡ para, sácalo, me arde!- mis lagrimas empezaban a brotar, me dolía como giraba su dedo en mi culo, el otro hombre me hizo levantar sin que Juancho sacara su dedo, y empezó a tocar mis grandes tetas, pellizcando mis pezones y lamiéndolos a rato, llenándolos exageradamente con su saliva, luego bajo su mano y empezó a frotar mi clítoris muy duro, sentía dolor en ambos lados, Juancho empezaba a sacar y meter su dedo y el otro pellizcaba a la vez mis pezones y mi clítoris, de pronto los dos penetraron mis agujeros con sus dedos y comenzaron en un mete y saca casi al unísono, deje de quejarme por un momento, nunca había sentido aquella sensación que estos tipos asquerosos me estaban haciendo experimentar, pero Juancho se dio cuenta que no me resultaba desagradable y sin ningún cuidado saco su dedo y al volver a entrar eran dos dedos en mi pobre agujerito- ahhhhhh!- volví a gritar- ¡ya por favor!, ¡te lo suplico, para!- rompí a llorar de nuevo, el otro saco sus dedos de mi coñito y aun con los dedos de Juancho en mi culo me hicieron caminar mas adentro de el establo donde nadie pudiera oírme, Juancho me hizo arrodillar, arrodillándose conmigo sin sacar sus dedos ni dejar de moverlos bruscamente
– Ponla a mamar- le dijo a el otro, que sin hacerse rogar saco su verga delgada pero muy larga de su pantalón y tomándome por las orejas lo introdujo en mi boca casi haciéndome vomitar, lo sentí llegar a mi garganta y sin soltar mis orejas me hacia ir y venir sobre su verga húmeda y con un fuerte olor, sentí mucho asco, nunca me gusto mamar la verga de mi novio y aquel hombre me la tenia metida hasta la garganta mientras Juancho seguía maltratando mi culo con una mano y con la otra manoseaba mis tetas- estas bien rica putica, tienes unas tremendas tetas y que rico esta ese coño chiquitico y bien apretado, pero tranquila que al terminar contigo te podrás meter hasta un banano, ¡te vamos a dejar bien abierta!- el otro seguía haciéndome mamar su verga hasta que su leche empezó a derramarse dentro de mi boca, cuando saco su verga, quise botar su leche, pero me dio una bofetada para impedirlo
– ¡Traga perra!- me dijo volviendo a abofetearme, trague su leche sintiendo que no aguantaba las ganas de vomitar, Juancho me empujo haciéndome quedar en cuatro patas, el otro hombre abrió mis nalgas y Juancho con sus dedos abrió mi hueco haciéndolo distender
– ¡Ayyyyyyyyyyy!- grite de dolor, aunque ese dolor fue nada para lo que sentí inmediatamente, la verga de juancho empujaba en mi hueco abriéndose camino dentro de mi culo- ahhhhhhhh!, ¡por favor!, ¡se me esta rompiendo!- senti como si una brasa entrara en mi culo el dolor era insoportable, la verga de Juancho era grande y gruesa y mi culo ardía tanto con su penetración que sin querer empecé a orinarme- ¡para, para, te lo suplico, para!
– Jajajajaja, ¡La putica se esta meando jefe!- dijo el otro en tono de burla
– ¡Que rico!- dijo Juancho metiendo su mano en mi chocho para sentir mi orina, me sentía humillada, nunca me habían abierto, tocado y manoseado de esa forma y menos había orinado frente a ningún hombre, Juancho no paró de darme por el culo, aumentó sus embestidas mientras mas se excitaba hasta que sentí su verga disparar su leche en mis intestinos, luego saco su verga y metió su dedo haciéndome chorrear su leche, el otro hombre no me dio tiempo a recuperarme cuando me empujo hacia atrás haciéndome caer de lado, se coloco entre mis piernas, me las abrió y empujo su verga dentro de mi coño, empezando con movimientos bruscos, Juancho metió su verga flácida dentro de mi boca y con una mano empezó a apretar mis tetas, haciéndome mamar hasta conseguir parársela de nuevo, el otro acabo primero, sacando su verga y llenando mis tetas y abdomen con su leche, tomó mi mano y pasándola por su leche me hizo regarla en todo mi cuerpo, Juancho acabo al rato, apretando mi nariz al sacar su verga para obligarme a tragar, el otro metió 2 dedos en mi culo y empezó a empujarlos fuerte
– No me voy a ir sin siquiera tocar ese culito perrita- decía mientras me empujaba sus dedos con fuerza haciéndome dar pequeños saltos de dolor, juancho se acercó e introdujo dos de sus dedos también en mi culo, yo no paraba de llorar y de pedir que me dejaran, que pararan, pero sentí sus cuatro dedos destrozar mi culito por un rato mas, hasta que por fin los sacaron
– Ahí tienes putica, como te lo prometí, te dejamos ese culo bien abierto, ¿viste que es mas rico con un hombre que con un perro?- yo me quede inmóvil, abierta con mis agujeros destilando leche, ellos se vistieron y salieron del establo, yo me quede un rato mas ahí, esperando que se alejaran, cuando ya no sentí ningún ruido me levante, empecé a buscar mi ropa, conseguí la batita, me la puse y empecé a buscar mi bikini, pero no lo conseguí, Sali del establo sin el, cruce rápidamente a la casa y subí a la habitación donde amaneció mientras yo no paraba de llorar metida en la ducha limpiando la suciedad de esos dos hombres, no volví a salir de la habitación hasta la hora de regresarnos a la ciudad, con la excusa de que tenia un terrible dolor de cabeza, de regreso le pedí a Amarilis que condujera el auto, y cuando ya salíamos de la hacienda, vi tras unos árboles a el otro hombre despidiéndose con una sonrisa maliciosa, agitando su mano con mi bikini en ella, nunca mas acompañe a mi amiga a la hacienda y nunca mas mi culito fue lo que era hasta ese día.
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