Violada analmente en un baño.
Estar excitada a veces puede llevarnos a algo imprevisto, terminando como menos lo deseamos.
Violada analmente en un baño.
Mi nombre es Erika, tengo 16 años, no soy muy alta, después de egresar de la escuela secundaria, mis padres como premio decidieron llevarme a Europa, después de haber conocido varios países, nuestro último destino era Barcelona.
Conocí unas chicas en la playa, que rápidamente entablé amistad con ellas, dado que hasta el momento no había conocido a jóvenes de mi edad, que rápidamente me invitaron a una fiesta con sus amigos. Algo que me costó mucho trabajo conseguir el permiso de mis padres, pero ante la súplica de estas nuevas amigas, por fin, me lo concedieron.
Como hacía mucho calor, me puse un vestido corto de tela muy fina, que, ante la luz solar, me di cuenta que por lo delgada se me transparentaba todo mi cuerpo a través de ella, me veía casi desnuda. Quise regresar a cambiarme de ropa, pero mis amigas me lo impidieron diciendo que así estaba bien, que se me veía perfecto. Nos fuimos a un salón que ellos llaman «pub», que es una especie de cantina, con música estridente semejante a la de un antro, con una pequeña pista para bailar y muchas mesas pequeñitas distribuidas por todo el salón.
También había unas mesas más grandes pegadas a las paredes que tienen una especie de redondel en donde caben sentadas unas ocho personas; nosotras nos sentamos en unas de esas en la que ya había algunos amigos de ellas.
Me presentaron con ellos y empezamos a tomar unas bebidas, pidiendo una Coca Cola, motivo suficiente para comenzar a reírse, por lo ordenado, como si hubiera dicho algo gracioso, diciéndome que estaba loca, que solo había cervezas.
Yo no tomo alcohol, así es que pedí una cerveza y la entretuve fingiendo que la tomaba, al cabo del tiempo, empecé a ver que las parejas que estaban bailando se cachondeaban sin importar que los demás los vieran; las niñas bailaban completamente pegadas a los muchachos y ellos les toqueteaban las nalgas levantándoles el vestido o por metiéndoles la mano por la cintura y por debajo de los pantalones.
A los de mi mesa no les importaba, ni siquiera los miraban, estaban enfrascados en una plática que yo entendía poco, pero con muchas groserías que yo no entendía por qué las decían frente a mis amigas. Sin embargo, ellas también les respondían de la misma manera. Me sentía un poco incómoda porque yo no acostumbro a estar en situaciones como esa, pero decidí adaptarme a las circunstancias para no quedar mal. Así es que empecé a tomar mi cerveza, y de una siguió otra, y otra más. Después me dieron unas copas de no sé qué que me pusieron muy mareada, pero muy alegre. Sentí la mano de una de las amigas que se metía por debajo de mi falda acariciándome las piernas. Me le quedé mirando con cara de estúpida y ella me dio un beso en los labios. Después, el muchacho que estaba a mi lado me empezó a besar el cuello y a acariciarme los pechos, tratando de meter su mano por debajo del escote.
Los demás nos veían y continuaban con su plática sin afectar, lo que me estaban haciendo. La niña que me acariciaba las piernas, ahora me toqueteaba la vagina por encima del panty, pero cuando intentó meterme un dedo, se lo impedí cerrando las piernas.
Como respuesta, ella me tomó por las mejillas y me estampó un beso enorme en la boca, forzándome a abrir los labios metiendo su lengua dentro de mi boca. No sé por qué, pero me gustó su sabor, me gustó su beso. Traté de corresponderle metiendo mi lengua en su boca lamiendo sus labios. No sentí cuando el muchacho que estaba a mi lado, me había bajado un tirante del vestido y había dejado al aire uno de mis pechos, lo acariciaba dulcemente frotando con sus dedos mi pezón que en ese momento se encontraba duro y completamente parado. No supe qué hacer, viendo que los demás no nos hacían caso, opté por quedarme inmóvil dejando que me hicieran libremente lo que me estaban forjando.
Después de un rato, el muchacho que me acariciaba me sacó a la pequeña pista y empezamos a bailar. Él me apretaba fuertemente metiendo sus piernas entre las mías tratando de hacerme sentir su erección, ¡y vaya que la sentía!, estaba completamente dura y se sentía enorme. Me apretó aún más contra él y me levantó la falda por detrás para manosear mis nalgas; como había mucha gente en la pista, ni siquiera se veía lo que me estaba haciendo.
Nos apretujábamos tanto unos contra otros de manera que no había forma de que se dieran cuenta de lo que me estaba haciendo, no sé por qué, pero no le quité la mano, dejé que me acariciara lo que quisiera y tampoco le impedí que la metiera bajo mis calzones hasta meterme el dedo en el ano. En ese momento ya no me importaba nada, era tal mi grado de excitación que no me importaba que su dedo entrara y saliera de mi culo frente a otras personas, me sentía en las nubes, pero me gustaba.
Después, nos fuimos a sentar nuevamente a la mesa quedando tranquilos, en medio del grupo. Yo estaba muy excitada y medio borracha, pero los demás lo estaban más que yo. No me importó que la niña que estaba a mi lado me volviera a meter la mano y tampoco le impedí que me metiera el dedo en la vagina. Me dejé llevar sintiendo cada vez con mayor intensidad el placer del morbo que me invadía. El muchacho que me había sacado a bailar continuaba acariciando mis pechos y besándome el cuello, dándome unos besitos deliciosos que hacían que el cuerpo se fuese erizando.
En eso estaba, disfrutando esas delicadas caricias, cuando el muchacho tomó mi mano y la dirigió hacia su sexo. ¡Me quedé atónita cuando colocó mi mano sobre su miembro y noté que se la había sacado del pantalón!!! Estaba enorme y húmeda, hizo que mis dedos la rodearan y me obligó a que la empezara a masajear de arriba hacia abajo. Con mi dedo gordo, toqué la punta de su verga y esparcí el líquido que tenía impregnado por su enorme cabeza; luego lo empecé a masajear, poco a poco y lentamente, mientras se retorcía apretándome los pechos y cerrando los ojos con lo que yo le estaba haciendo.
Me di cuenta que los demás muchachos que nos rodeaban, se agachaban por debajo de la mesa para observar lo que me estaban haciendo y lo que yo le estaba haciendo a su amigo,
después se reían con estrepitosas carcajadas.
Ya no me importaba, seguí masturbando a aquél muchacho cada vez con mayor intensidad, hasta que por fin se vino. Un torrente de leche salió de su verga llenando mi mano completamente con su semen, mientras él se retorcía y se quejaba como si estuviera agonizante. En ese momento, todos sus amigos, muchachos y muchachas empezaron a aplaudir celebrando la eyaculación de su compañero. No me esperaba eso, con la cara roja de vergüenza pedí que me dejaran salir para dirigirme al baño a lavarme; una de mis amigas, la que me estaba tocando con sus dedos, se levantó también y me acompañó.
Cuando entramos al baño, empecé a lavarme y ella (no supe nunca cómo se llamaba) me abrazó por detrás y levantándome el vestido, empezó a sobarme la vagina. Me levanté y dándome la vuelta quedé frente a ella. Quise decirle que ya no lo hiciera, pero antes de lograrlo, se aferró de mi cara y empezó a besarme desesperadamente. Me dio miedo, sus ímpetus me alarmaron. En eso entró al baño otro de los muchachos que nos acompañaban, diferente al que yo había masturbado.
Le digo:
“Este es el baño de mujeres” La chica me responde:
“No te preocupes es mi hermano”
“Eso no lo exime a entrar” Le digo bastante ofuscada, aunque no me dieron ni cinco de bola. Cuando el chico saca la verga y entre los dos trataron de desnudarme. Con los pechos al aire y con el vestido levantado, me arrancaron a tirones los calzones y me inclinaron sobre el lavabo, con las piernas abiertas.
Él se colocó atrás de mí mientras ella me abría las nalgas para que él me metiera su verga. No sé de dónde saque fuerzas para zafarme y aventarlos a empujones, aunque no valió de mucho, pues al tratar de acomodar mi ropa, acomodando mis tetas, nuevamente me agarraron.
Me metieron en uno de los compartimientos de los inodoros, donde quedé trabada contra el inodoro, apoyando mis manos en él, para evitar de caerme, posición que me impedía moverme demasiado, cuando levanta mi pollera, bajando mis calzones, metiendo su dedo en mi culo.
A pesar de gritar, era imposible que alguien me oyese, dado el volumen de la música, mientras su supuesta hermana mantenía trabada la puerta, intentaba desprenderme de este tipo, hasta que me dice:
“Mejor que te aplaques un poco, sino te va a ir peor”, mientras acariciaba mi culo, permaneciendo, con mis manos contra el artefacto, continuando gritando, motivo suficiente para darme unos fuertes chirlos en mis glúteos. Mientras subía mi vestido, hasta prácticamente termino arrancándomelo, me puse a llorar, aunque traté de no demostrarlo.
Sintiendo su verga, en la puerta de mi ano, pegando un grito a medida que se iba desplazando bárbaramente a través de mi recto, pareciendo partirme. Mientras me cogía brutalmente, sacudiendo mis pequeñas tetas al unísono, hasta que acabo, llenado mi conducto con sus flujos, gimiendo como un energúmeno, cayendo sobre mi espalda.
Rápidamente termino y desapareció al igual que su hermana, estaba rabiosa, e impotente de poder hacer algo, me puse el vestido notando que estaba bastante mojado y algo rasgado, los calzones que también lo estaban, posiblemente por el agua o el orín en el suelo, traté de arreglarme mejorando mi aspecto, regresando a la mesa.
Apenas llegué me dieron de tomar, ajenos totalmente a lo que podía haberme sucedido, por la bebida, la tensión terminé quedándome dormida, cuando desperté, quedaban 3 o 4 en la mesa. Sin despedirme tomé el bolso, buscando un taxi, para regresar al hotel, mis padres dormían, me fui hasta el baño para ducharme, y poder quitarme ese olor nauseabundo que tenía, cuando al quitarme el vestido me percaté que carecía de los calzones.
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