Xime, Xime, Ximenita 3
No podía creer lo suave de su piel..
Ximenita ya me había permitido limpiarle su cosita con agua después de haber ido al baño y ya estaba muy familiarizada con mis abrazos. Entonces, ella ya me tenía mucha confianza.
Decidí continuar jugando de manera inocente con ella después de eso para que se le olvidara la manoseada de su cosita que le había dado con el pretexto de limpiarle la orina.
Pasaron unas dos horas y su mamá llamó para avisar que llegaría noche y me pedía el gran favor de llevarme a Ximenita después del trabajo para su departamento que estaba a un lado prácticamente y me dijo dónde encontrar una llave de emergencia. Yo moría de felicidad por pensar en las posibilidades.
Se llegó mi hora de salida y llevé a Ximenita a su departamento. Al entrar a su departamento, Ximenita me pidió que la acompañara al baño porque le daba miedo. La cargué en mis brazos y la sujeté en un brazo poniendo mi mano bajo sus nalguitas ricas. Y eso me hizo pensar en mi sobrinita Karla de 5 años que cargaba tocando sus nalguitas paraditas, pero ya será otra historia.
Llegué al baño con Ximenita y me dijo que le ayudara a bajarse la ropa y subir al excusado porque no alcanzaba (solamente era una excusa porque disfrutaba de mi atención masculina porque no tuvo la de su padre).
Terminó de hacer pipí y me dijo que le ayudara a limpiarse y yo no dudé ni un momento en que le pasaría mis dedos con agua de la llave entre aquellas piernitas ricas. Al terminar de limpiarle allí y después de tardarme unos 2 minutos le subí la ropa y la cargué con sus piernitas abiertas alrededor de mi cintura para sujetar una de sus nalgas en cada mano y me abrazó de mi cuello y me dijo: «Gracias papi!» y después se tapó la boca y abrió sus ojitos pensando en que había cometido un error y yo le sonreí y le dije: «No pasa nada princesa. Puedes decirme papi pero solamente en secreto.»
En ese momento la llevé cargada hasta un sofá. Me senté con ella abrazada encima de mí y la acurruqué entre mis brazos acariciando sus nalguitas suaves con una mano y con la otra acariciando su espalda y su cabecita. Esa sensación de acariciar todo su cuerpecito encima de mí era tan agradable, sentía que todo el universo me daba todo el poder para lograr cualquier cosa.
En ese momento pensé que la haría jugar para que se cansara. me puse a corretearla alrededor del departamento jugando a que era un fantasma y después ella me correteó de la misma manera. Terminamos cansados y sudados y le dije que ya se tenía que meter a bañar para que estuviera limpia para cuando llegara su mamá. Pero ella me mostró un puchero de niña chípil y me dijo que yo la bañara para que no le diera miedo. Eso fue música para mis oídos porque ya quería ver su cuerpecito.
Para que se den una idea de lo linda que era, se parecía a Chlöe Grace Moretz pero en morenita. Su piel era trigueña porque era de la costa aunque no hablaba como costeña sino que so voz era tan juguetona y hablaba hasta por los codos.
Ella decidió ir a su habitación para buscar su ropa y me pidió que le ayudara a buscar su ropita. Le busqué lo más coqueto que pude encontrar: unos calzoncitos rosa pastel casi transparentes y una camisetita que hacía juego. Y le pedí que se pusiera su conjunto de dormir de color morado para contrastar.
La lleve a bañar y primero entibié el agua para no enfriarla. Tomé dos cubetas para llenarlas y tener suficiente agua caliente en una y agua tibia en la otra para poder tomarme mi tiempo sin que se enfriara el resto.
Comencé a bajarle su ropita y quedó desnuda ante mí esa belleza. Mi corazón latía a mil por hora y no podía dejar de sentir esa lujuria al ver su cuerpecito hermoso frente a mí. Era una piel exquisita y cuando le quité su blusa me dijo: «Tengo frío» Entonces yo la acerqué hacia mí y la abracé. Pude sentir su cuerpo desnudo tan suave y hermoso contra mi cuerpo. No pude evitar tener una erección.
La metí al área de la regadera pero usé el agua tibia que había apartado antes para comenzar a enjabonar su cuello y sus hombros y el resto de su torso. Fue una experiencia religiosa como dice la canción. Llegué a su entrpierna y comencé a frotar suavemente con jabón esa rayita tan celestial y noté que Ximenita gimió una y otra vez suavemente diciendo «Papi, Papi limpia mi cosita. Que quede bien limpia» Y yo solamente obedecí mientras le decía:
«Xime, Xime, Ximenita, Xime, Xime, Ximenita»
Comenten para la parte cuatro.
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