Xime, Xime, Ximenita 4
Ella tenía 7 años y unas nalguitas paraditas.
Ella se estremecía mientras cerraba sus ojitos y yo le frotaba su rajita con agua y jabón suavemente para no lastimarla y para poder hacerla sentir sus primeros placeres de la vida.
Conforme la seguía tocando ella comenzó a mover su cuerpecito desnudo en un movimiento lento y sutil hacia adelante y hacia atrás. Yo le hablaba suavemente en ese momento y le decía que era una niña hermosa y completamente bella. Ella abrió sus ojos y me sonrió y me preguntó si acaso hablaba en serio. Yo le contesté con un sí y de manera instintiva me acerqué a sus labios de niña para darle un beso. Ella me respondió rápidamente con un beso mientras yo alejaba mis labios de los suyos. Le había gustado.
Después pasé de lavarle su rajita a lavarle su colita. comencé a crear más espuma de jabón con un shampoo líquido de su mamá que olía delicioso cómo a grosella/frambuesa. Me la quería comer a besos allí.
Le comencé a lavar frotando su cuello tan delicado, pasando a sus hombros y después limié su espalda con esa espuma de shampoo tan rica. También froté sus tetas inexistentes y lavé sus pezones que apreté ligeramente y la hice reír.
Después de haber jugueteado con sus pezones, hice más espuma y comencé a frotarle sus nalguitas y a disfrutar de su musculatura de aquellos glúteos tan paraditos gracias a sus ejercicios de el ballet. Era una suavidad tan exquisita. Sus nalgas se sentían tan ricas por encima de su falda o pantalón pero se sentían mejor al contacto directo. Su piel era suave como unas nalgas recién exfoliadas de mujer adulta pero en este caso estaba frotando esas nalgas tan deliciosas de mi amiguita de años. Qué experiencia tan sublime!!!
No puedo creer nuevamente que su padre la haya abandonado cuando la pudo haber estado bañando como yo lo estaba haciendo. En ese momento le hablé con cariño y le dije: «Voy a limpiar aquí muy bien para que no haya nada de caquita entre tus nalguitas.» A lo que ella sonrió y respondió con un simple sí.
Obviamente, mis deseos sexuales hacían que le pasara mis manos y mi dedo medio por todas sus nalguitas y entre sus nalguitas para poder frotar esa entrada a su ano. Sin duda pensé en meterle mi dedo hasta donde pudiera pero no era el momento. Yo seguí frotando y ella solamente se dejaba que la bañara, cuando en realidad la estaba manoseando a mis anchas. Qué delicia!!!
En eso, ella me miró y me dijo que habían ocasiones en que le dolía por allí atrás cuando hacía caquita y le dije yo sabía como podía tener menos dolor y que si quería yo le podía ayudar y me dijo que sí. Le expliqué que hoyito entre sus nalgas estaba muy pequeñito y por eso le dolía. Le dije que yo le podía ayudar a hacerlo más grande para que sintiera menos dolor al hacer caquita. Me dijo que le ayudara para que no le doliera con la caquita. Le dije: «Espera aquí un momento.» Me dirigí hacia su cocina para buscar a mi mejor aliado y lo encontré 😀 ! Tomé un poco de aceite de oliva en mi mano y regresé con esa belleza.
Le dije: «Voy a usar mi dedo para hacer tu hoyito más grande. Te va a incomodar un poco al inicio pero después se va quitar la incomodidad.» Ella me respondió «Sí.» Le pedí que se relajara y me dijo que sí. Le pedí que se sujetara a mí y yo la abracé con una manó contra mí mientras estaba sentado en un banquito que estaba en el baño. Yo abrí mis piernas y la acerqué contra mí, abrazándola por la cintura y entonces comencé a embarrarle/untarle el aceite de oliva donde su espalda baja se une con sus nalgas. Comencé a frotar su anito con mi dedo medio poco a poco mientras la abrazaba contra mi pecho porque ya había estado desvestida por mucho tiempo.
Sin demorar tanto, mi dedo comenzó a perforar ese hoyito rico poco a poco. fui haciéndolo suavemente para no traumarla y así lo hice. Ese bendito aceite de oliva fue el lubricante perfecto. Le pedí que se recargara contra mí y que cerrara sus ojitos. Yo lubriqué suavemente ese anito tan delicioso y calientito y comencé a meterle más y más mi dedo lubricado. Ella comenzó a quejarse y le pregunté: «Te estoy lastimando corazón?» Ella me dijo que no y pregunté si quería que siguiera. Me preguntó: «Falta mucho?» Yo le respondí que faltaba solamente un poquito más y que después ya no le dolería. Ella me dijo que siguiera pero que la abrazara. Pude sentir cómo mi verga se enterraba a través de mi ropa contra su pancita plana mientras yo le taladraba su culito con mi dedo. Era una sensación tan erótica. Quería correrme en ese momento y vaciarle todo mi semen dentro de su culito pero me contuve.
Logré meterle todo mi dedo medio suavemente sin lastimarla y se lo dejé insertado lo más que pude y le dije que se relajara para que dejara de doler. Le dije que no apretara su hoyito y que lo relajara como si quisiera hacer caquita. Enseguida sentí cómo dejó de apretar y entró un poco más. Después saqué un poco el dedo y lo volví a meter suavemente. Así lo hice por unos minutos y mi verga seguía apretada contra su panza. Sentí cómo mi dedo se deslizaba con mayor facilidad a través de su anito. Estaba en la gloria y no cabía de felicidad por tan rica experiencia. Bendito el día en que su padre la dejo para que pudiera darme la oportunidad a mi de tocarla con tanta lujuria.
Después de aflojarle su culito le saque el dedo suavecito y suspiró. Obviamente, me lo había llenado de su caquita y lo enjuagué con agua y jabón. Me dijo que ya no le dolía su colita. Le dije que me disculpara si acaso la había lastimado y me sonrió, diciéndome: «No te preocupes. Al principio me dolió pero ya no. Ahora ya no me va a doler cuando haga caquita.» 😀 Qué bella estaba.
Como ya había tardado mucho tiempo en manosearla y se suponía que sólo la bañaría, decidí apresurarme a bañarla antes de que se hiciera demasiado tarde y llegara su mamá de la supuesta junta que iba a atener 😀
Terminé de enjabonar a mi niña preciosa una vez más y la enjuagué manoseándola debidamente 😀 porque no se compara una piel tierna a una piel madura. Los que ya hayan probado no me dejarán mentir que una piel tierna provoca una lujuria instantánea. La producción de lubricante natural es instantánea.
La llevé envuelta en una toalla hasta su habitación donde había dejado su ropita para vestirla. Le toque todo su cuerpecito para secarlo primero y le di muchos besitos mientras estaba desnuda y ella sólo se carcajeaba y me pedía los besos en diferentes lugares de su cuerpecito lindo.
Terminé por vestirla y la llevé a ver una película a la sala mientras le pedía una pizza.
Mientras esperábamos la pizza le pedí que guardara nuestro secreto de haberla bañado para poder seguir jugando a que yo era su papá y ella me abrazo y me dijo: «Eres el mejor papi del mundo. Te quiero mucho!»
Comenten y lean mis otros relatos.
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