Assassins creed (Capitulo 3): La última prueba
Sexo segun Ubisoft.
Alia decidió no ofrecer resistencia y estos aprovecharon para seguir jugando con ella, los dos hombres decidieron azotarla por cada parte de su cuerpo desnudo pero no de forma suave, con cada azote se le quedaba la marca en el cuerpo esto lo hacían para quitarle todas sus fuerzas y energías para que esta se quedara indefensa.
-¡Vaya coño y tetas que tiene la infiel!
-¡Me encanta que una mujer tenga todo el coño depilado y suave siempre! -decía mientras Alia seguía retorciéndose de dolor en la cama por aquellos azotes.
-¿Vamos a dejarla con las manos atadas y nos la follamos hasta que no podamos más? -preguntó Torquemada mientras cogía un poco de aire y descansaba durante unos segundos, el cardenal Manuel se puso de acuerdo con Torquemada y se pusieron manos a la obra, atada de manos y con el culo en pompa empezaron comiéndole el coño mientras otro le daba polla para que esta chupara al mismo tiempo que le comían el coño Alia empezaba a gemir poco a poco.
-¡Le está gustando a la muy puta que la humillemos y abusemos de su cuerpo!
Al poco tiempo empezaron a follarla despacio pero con cada gemido Torquemada aumentaba el ritmo y la fuerza con que metía la polla, después de varias horas de sexo duro y sin descanso era la propia Alia quien llevaba la iniciativa así que fue cabalgando a uno y a otro hasta que terminaron destrozados y sin fuerzas los tres.
Después de escuchar todo lo que Torquemada había hecho a su madre la cara de María era de querer eliminarlo allí mismo, pero los soldados la cogieron de los brazos fuertemente y le dieron unos cuantos puñetazos como lección y respeto ante Torquemada y el poder que tenía este ya que la había dejado vivir.
Antes de que los soldados se deshicieran de María este le dijo una última cosa:
-¡tu madre suplicó como una perra por su vida y por la de tu padre!
Los soldados se la llevaron a la calle arrastras mientras Torquemada seguía bebiendo vino junto a su sonrisa malvada.
-¡Es la hora María! -le dijo Zaida para que se levantara y preparara ya que todos los asesinos las estaban esperando en una sala para iniciar la ceremonia, pasados unos minutos aparecieron estas con sus capuchas puestas mientras que María iba detrás de su mentora en todo momento hasta que llego a una mesa donde tendría que recetar el credo.
-Mantén tu hoja fuera de la carne de un inocente.
-Ser uno con la multitud.
-Nunca comprometer a la hermandad.
Cuando hubo terminado de recitar el credo Zaida pidió a María que entendiese sus dos brazos para ponerle los brazaletes con las hojas ocultas.
-¡ahora debes demostrar que estas comprometida con la causa! -y le corto el dedo anular de cada mano.
-¡Hemos purgado tu temor, estas lista para ser una asesina!
María hizo una reverencia a su mentora y se apartó de la mesa, terminada la ceremonia Zaida termino con estas palabras.
-¡actuamos en las sombras para servir a la luz, somos asesinos!
A la noche siguiente María tenía un presentimiento de que algo malo iba a suceder aparte que era una noche demasiado tranquila, no había luna llena no hacia viento ni aire todo estaba en calma.
Después de muchos años de búsqueda Torquemada por fin sabia la localización de los asesinos y su guarida secreta así que dio luz verde a Ojeda para que fuera con sus tropas a destruir de una vez por todas a la hermandad de asesinos.
-¡no quiero que nadie siga con vida por la mañana! -dijo Torquemada mientras quemaba un pergamino que llevaba la marca de los asesinos. ¿Quién era la persona que había traicionado a la orden y porque? Se preguntaba este mientras que andaba de un lado para otro en su habitación.
María estaba limpiando sus armas cuando escucho ruido de espadas y gritos Zaida corrió hasta donde estaba María y le dijo a esta que Ojeda estaba atacando junto a miles de sus hombres la guarida, tanto María como su mentora iban bien armadas y preparadas mientras corrían por los pasillos para luchar.
Las tropas de Ojeda iban eliminando a todo hombre y mujer que encontraban mientras que algunos de los soldados iban prendiendo todo aquello para que solo quedara polvo y cenizas, otra parte de la guarida era un campo de batalla entre miles de soldados españoles y asesinos de diferentes edades a cada segundo que pasaba más tropas llegaban haciendo que el número de asesinos fuera disminuyendo por completo.
-¡Tenemos que irnos de aquí, la guarida ha caído por completo! -dijo Zaida a su alumna mientras se la llevaba del brazo a toda prisa pero una flecha lanzada desde una ballesta dio a María en el muslo sin dañar ningún musculo ni vena vital, el impacto de la flecha hizo que esta cayera al suelo María tardo tres segundos para decirle a su mentora que siguiera sin ella lo cual Zaida se detuvo por un instante y no supo que hacer, al ver el gran número de soldados que iban a por María para apresarla esta decidió huir y salvar su vida.
Los soldados se acercaron a María rodeándola mientras que lo hacían le daban puñetazos, patadas, algunos le agarraron de los brazos y le destrozaron las hojas ocultas que llevaba en cada uno de sus brazos para que ya no tuviera peligro alguno. La golpearon como a una persona que esta fuera de la ley una vez que terminaron de golpearla y humillarla le ataron las manos y la iban empujando con fuerza para que no se parara o le pegarían más fuerte aun.
María cogió aire y les dijo a los soldados que la llevaban sujeta por los brazos
-¿No tenéis huevos para quitarme la vida como habéis hecho con todos los demás?
Pero no obtuvo respuesta, la llevaron arrastras hasta salir de la guarida y la tiraron contra una pequeña fuente para que calmara su sed le dieron unos minutos para que descansara. María sabía que la habían dejado con vida para interrogarla y torturarla, esta recordó que su madre siempre le había tratado de enseñar a ser fuerte en los momentos de mayor dificultad.
-¡Vosotros llevaros a esa escoria de asesina para que la interroguen! -dijo Ojeda mientras daba un bocado a la manzana que llevaba en la mano, la metieron en un pequeño calabozo oscuro antes de empezar el interrogatorio María sentía que iba a morir en cualquier momento a causa de sus heridas y la paliza que le habían dado los hombres de Ojeda, pero algo dentro de su cabeza le decía que aún no era la hora de volver a reunirse con sus padres.
Esta abrió los ojos y se dio cuenta que estaban abriendo la puerta del calabozo para sacarla y llevarla a interrogación, María se dio cuenta que tendría que pasar el momento más duro de toda su vida así que se puso en pie sin la necesidad de que la humillen más y le hicieran más daño.
Los soldados encargados de llevarla estuvieron de acuerdo en que fuera por su propia voluntad y no a golpes la llevaron a una sala grande donde algunos soldados la estaban esperando, dos soldados agarraron a María sin previo aviso y la desnudaron a tirones rompiéndole a la fuerza sus vestiduras, después la cogieron por los brazos y las piernas hasta llevarla a una mesa grande que tenían para interrogar y humillar a toda mujer que llevaban detenida.
La tumbaron boca abajo mientras que Ojeda dio permiso para empezar los soldados que tenía María alrededor suyo empezaron a pasar sus pollas sobre las tetas de esta que llevaban algún que otro morado en ellas, otros la flotaban por su coño o empezaban a meterla y sacarla una y otra vez de su coño y boca.
Los chillidos que metía María eran silenciados con una o dos pollas en la boca para que las chupara a la misma vez, los jadeos de los soldados empezaban
-¡Te gusta cómo te metemos las pollas zorra del credo! -le dijo el soldado que estaba a punto de correrse sobre las tetas de María, otros le metían miedo diciéndole…
-¡De esta no te escapas puta árabe, hasta que todas las pollas de las tropas te hayan follado una y otra vez!
Con las folladas que estaba recibiendo María tenía el coño muy abierto y su boca dolorida junto a sus tetas de a ver sido apretadas y azotadas con la mayor fuerza posible, Ojeda se lanzó sobre el clítoris de María y empezó a lamer de arriba abajo solo con sentir la punta de la lengua esta ya empezó a gemir de puro placer.
Con las lamidas que le estaba dando Ojeda en aquel coño esta tubo dos orgasmos impresionantes en los que se corrió como nunca antes lo había hecho, después Ojeda se tumbó a su lado y empezó a follársela hasta que tuvo su tercer orgasmo y este le lleno el coño de semen después cambiaron de posturas y empezó a darle a cuatro patas, mientras azotaba aquel culo con fuerza y ganas poco a poco le fue metiendo un dedo por el culo bien adentro hasta que termino por meter dos dedos en aquel ano que estaba rojo.
-¡Ahhhh! -gritaba María cuando noto que se la estaba follando por su ojete estrecho, notaba como cada vez su ano se hacía más y más grande, pero esta seguía gritando de dolor.- ¡Soy una guerrera del credo jamás me rendiré!
Ojeda la puso de rodillas en el suelo haciendo que levantara bien el culo para ir metiendo su polla en donde él quisiera, su polla entraba con facilidad en cada agujero por lo mojada que estaba María y la cantidad de semen que había. Antes de correrse por última vez saco la polla del coño de María y se la dio para que la probara y saboreara el gusto que tenía su coño después de a ver sido follada brutalmente.
-¡Chulapa toda!
María comió cada centímetro de esa polla y demás pollas que le habían obligado a comer pero en ningún momento dijo donde estaba su mentora. Cuando la dieron por torturada y humillada Ojeda decidió que la llevaran devuelta al calabozo para seguir humillándola más tarde.
Continuara en el capítulo 4.
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