CAMPING SERIES: Mi pequeña Inge (Primera parte)
Primer encuentro sexual con preadolescente morbosa.
Acababa de cumplir 20 años y salir de una relación de pareja muy inestable. Tenía un mes entero de vacaciones, gané algo de dinero fácil y muchas ganas de no hacer absolutamente nada. Así que un amigo me prestó una tienda de campaña pequeña y me fui al camping que había conocido el año anterior, al que iba este amigo desde que era niño y ahora de casado y con hijos no se pierde ningún año. Tienen su caravana allí permanente todo el año.
Allí habían muchas chicas guapas, de todas las edades y nacionalidades. Y niños, y niñas. Muchos niños y muchas niñas, que me dieron unos placeres inimaginables… y durante muchos años.
Una noche, estaba en la playa del camping, sentado en una roca que te permitía estar sentado, o en cuclillas o tumbado, fumando un peta, mientras un grupo de personas estaban haciendo fuegos de artificio a unos cuantos metros de allí. Algunos muy potentes.
Llegó como asustada, directa hacia mi. La había visto antes y me resultaba muy apetecible, pero no quería tener líos con la familia y luego con la policía. Debía tener poco más de 10 años, pero estaba rellenita, no rechoncha. Rubia, con pelo corto y con unos ojos verdes preciosos. Me decía algo. «no sé», le dije «no entiendo tu idioma». y con mi ingles macarrónico «no andestan». Cogió mi mano y se la llevo a su pecho. Toqué su tetita, de inmediato me comenzó una erección y por pudor la retiré, pero ella volvió a poner mi mano encima de su pechito (la erección iba desbocada), sin darme tiempo a pensar, se abrió los botones de la la camiseta y puso mi mano encima de su tetita, blanda, suave con el pezonzito duro (mi corazón empezaba a desbocarse), se puso delante de mi, se dio la vuelta y me dio su culito a la altura de mi polla a punto de estallar, moviéndose para atrás muy suave. Yo notaba su culito blandito, no había nadie mas en esa parte de la playa y pensé en bajarme los pantalones deportivos, cuando me vino una eyaculación inmensa, la cogí por las caderas, mientras seguía masajeando sus tetitas y la apreté contra mi mientras la besaba en el cuello y le olía el pelo con una sensación muy dulce y me corría con una intensidad que no había tenido nunca antes. Ella también disfrutaba y nos quedamos así no se cuanto tiempo.
Después, me dijo algo que no entendí. Me dio un beso en la mejilla y se fue.
Me quede totalmente extasiado y con los pantalones mojados. Menos mal que era de noche, me metí un momento en el mar para limpiarme y ya lo disimulaba totalmente. Encendí un cigarrillo y me dije que había sido una experiencia extraordinaria y que era muy posible no podría repetir.
Me equivoqué.
Al día siguiente fue aún mejor.
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