CÓMO CONSEGUÍ MI PRIMER NOVIO (GAY) SEGUNDA PARTE
Continuación de mi historia.
He aquí la primera parte de la historia: https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/fantasias-parodias/como-consegui-mi-primer-novio-gay/
Hola de nuevo. A petición de unos pocos, vengo con la segunda parte de mi historia; ahí les va.
Pues como comenté en mi relato anterior, todos parecían tener clara su orientación sexual menos yo. De hecho yo mismo me consideraba aburrido, no entendía cómo alguien podría llegar a fijarse en mí y llegar a considerarme como un posible prospecto de pareja.
A pesar de lo anterior, yo seguía disfrutando bastante de los momentos que me permitían pasar junto con Irvin. Como estaba acordado, yo lo seguí ayudando con sus estudios hasta terminar el sexto grado (lo que en mi país equivale a finalizar la educación primaria. Iniciamos el séptimo grado (lo cual se conoce en otras partes como educación media o preparatoria), para ésta etapa nuestros padres decidieron que ambos iríamos a un internado, ya que ofrecía una excelente calidad de educación. Al saber esto averigüé y me di cuenta que los estudiantes se alojaban por pareja en edificios de dormitorios, por lo cual hablé con la hermana de mi madre; quien trabaja como administradora de asignación de habitaciones, con la finalidad de explicarle que ambos éramos muy buenos amigos y teníamos por costumbre que yo le ayudaba con las asignaturas que se le dificultaban (ya ustedes se imaginarán mis motivos ulteriores).
Ante mi petición mi tía me dijo que no había problema, y ella se encargaría que nos asignaran a los dos juntos en la misma habitación. Fue así como dio inicio la primera semana de clases, para lo cual la escuela se dedicó a realizar los preparativos: Lógicamente chicos separados de chicas, distribución de horarios de clases, permitir que los estudiantes amueblaran y adecuaran a su gusto los dormitorios, realizar recorridos con los estudiantes para mostrarles las oficinas administrativas, hacerles saber los servicios ofrecidos por la escuela (limpieza de habitaciones, lavandería, comedor, etc.)
Como es lógico Irvin se inscribió en equipos deportivos, dadas sus aptitudes físicas. Las primeras dos semanas finalizaron y comencé a preguntarme si era sólo yo, o las clases parecían demasiado fáciles; pero resultó que en efecto me parecían fáciles sólo a mí, ya que todos mis compañeros no paraban de comentar que entre los estudios y las tareas prácticamente no tenían tiempo para actividades lúdicas con las cuales distraerse.
En ésta etapa la historia se repitió: Irvin era la sensación entre las chicas, puesto que era francamente todo un Adonis; lo cual la verdad me hacía sentir incómodo. Fue así como comencé a darme cuenta que tal vez yo podría sentir por él más que una mera amistad, lo que claramente entraba en conflicto con el molde que tanto la sociedad como mis padres intentaron crear para mí: La única forma de vivir es que un hombre se case con una mujer y tengan uno o dos hijos. Por lo que decidí a investigar acerca de orientación sexual en libros de la biblioteca y al llegar a la conclusión final que ser homosexual era algo completamente normal y no tenía nada de malo; por lo que me decidí a tener una sesión de asesoría con un psicólogo especializado en el tema -para lo cual solicité autorización en el internado para ir un sábado a la ciudad-, quien al oír mi caso me confirmó que efectivamente yo no era un degenerado ni nada por el estilo por el solo hecho que me gustaran otros chicos. Fue así como al fin decidí aceptarme a mí mismo junto con mis gustos hacia mi amigo.
Pero con mi ayuda Irvin logró mantener al día todas sus tareas, con lo cual pudo seguir activo en los equipos deportivos. Esto último hizo maravillas en su físico, ya que adquirió un cuerpo de ensueño con musculatura perfectamente definida. Para mi buena suerte él creció junto con otros tres hermanos, por lo que siempre fue muy desinhibido en cuanto a que otros lo vieran completamente DESNUDO: No tenía problema alguno en que yo lo viera en absoluto sin ropa alguna cuando salía secándose el cabello después de la ducha. Incluso llegué a esperar con ansias el momento de verlo salir después de bañarse para comérmelo con la mirada, pero aun así no me atrevía a confesarle lo que sentía; puesto que me aterraba la sola idea que él me viera como un fenómeno anormal.
Así avanzó el tiempo y llegamos a la mitad de la preparatoria, tiempo para el cual Irvin había tenido algunas novias -lo que la verdad me deprimía mucho-. Yo había seguido teniendo terapias con el psicólogo, y éste me recomendó que para distraer mi mente buscara algo con lo cual entretenerme; y yo decidí inscribirme en el gimnasio de la escuela para ver si lograba mejorar en algo mi condición física. Transcurrieron algunos meses en los cuales estuve ejercitándome y también cambié mi dieta, lo que en efecto me hizo ganar algo de masa muscular. Lo que no me esperaba es que una noche mientras me preparaba para ir a la cama, Irvin me dijo que realmente se me apreciaba el cambio; y me preguntó si podía tocarme. Me quedé de piedra, ya que me tomó algunos segundos comprender lo que me pedía, pero terminé diciéndole que sí.
Me tocó ambos brazos, el pecho y el abdomen. Me dijo que el ejercicio me estaba haciendo efecto en mí, y que ya fijándose no parecía el mismo que unos años atrás. En ése momento me preguntó si ninguna chica se me había insinuado o algo, ya que realmente mi apariencia había cambiado para mejorar. Ante ello yo respondí que realmente no me fijaba en eso, con lo cual él se quedó algo pensativo. Luego terminamos de alistarnos para dormir, pero por alguna razón yo no conseguía conciliar el sueño. Irvin al parecer estaba en la misma situación, y la verdad se sentía cierta tensión en el ambiente.
En un momento dado él fue el primero en romper el silencio preguntando: “Carlos, ¿puedo hacerte una pregunta? Pero te pido que respondas con total sinceridad”. Yo respondí que podía preguntarme lo que sea, que éramos amigos. Ante ello Irvin encendió la luz para preguntar: “¿Yo te gusto?”. Yo veía venir la pregunta desde antes que abriera los labios, y me tomé mi tiempo para responder. Comencé diciéndole que sin importar mi respuesta, su amistad era muy importante para mí y que no quería perderla por nada del mundo. Irvin me contesta “Como bien has dicho, somos amigos, de hecho yo diría que más que simples amigos somos prácticamente hermanos”. Entonces me dije a mí mismo que no tenía otra salida y que era ésta la oportunidad para decirle lo que sentía.
La verdad es que desde hace algún tiempo ya que he aceptado que me gustas. Irvin me pregunta “¿Porqué no me lo habías dicho?”. Yo le expliqué todo lo que sentía, y él simplemente me dice “nuestra amistad está por encima de cualquier cosa, nunca dejaría de ser tu amigo”.
Esto último volvió a crear un silencio incómodo, y nuevamente fue él quien lo rompió. Me pregunta: “Y entonces… quieres hacerlo o qué”. Yo le pregunté a qué se refería exactamente. “sabes bien a lo que me refiero me dice él”. Caminó hacia mi cama y se acostó en esta, diciéndome “bueno, enséñame qué tienes. Sorpréndeme, la verdad es que estoy algo caliente”. Ante ello yo comencé a tomar confianza y cocar su cuerpo. Sus músculos eran una verdadera delicia: Sus bíceps y tríceps perfectamente definidos, su pecho duro como roca, un “six pack” en su abdomen y unas piernas de ensueño. Di el siguiente paso y tímidamente posé mis labios sobre los suyos, a lo cual él respondió introduciendo su lengua en toda mi boca -lo que claramente yo no me esperaba-. Fue así como decidí que la cosa iba enserio por lo cual aceleré el paso desvistiéndonos a ambos hasta que quedamos completamente desnudos, teniendo a la vista su tan deseada verga.
Él simplemente dijo “Vamos, tócala. Sabes que lo deseas”. En efecto la toqué y la verdad era enorme: 25 centímetros, tomando en cuenta que la mía mide 15 centímetros. Él guió mi mano para masturbarlo suavemente a la vez que nos besábamos. Estuvimos así por más de media hora cuando me pregunta si me gustaría mamársela, a lo cual yo le respondí afirmativamente, y me atreví a comerme esa verga sabrosa.
Esa noche no dormimos nada, y al comenzar a salir el sol me decidí a atreverme a preguntarle: “¿Qué es lo que somos ahora?”
Él simplemente respondió: “Carlos, ¿Quisieras ser mi novio”
Yo respondí “Claro que sí”
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