Daniela en España – Introducción
Introducción a la historia de cómo cambió mi vida cuando mi familia se fue a vivir a otro continente.
Esta es una historia ficticia. Proviene de mi imaginación. Sin embargo, está basada en hechos reales.
Cuando yo tenía seis años murió mi padre biológico. No recuerdo muchas cosas de él, solamente algunos paseos y circunstancias muy específicas que a decir verdad puede que solamente las recuerde por las fotos que he visto desde entonces. Tiempo después mi madre empezó una relación con quien he llamado papá durante la mayor parte de mi vida. Después de casarse decidieron que lo mejor sería que nos fuéramos a vivir a España, donde estaba su familia. Ahí comenzó una nueva etapa en mi vida: nueva ciudad, nueva escuela, nuevos amigos. Excepto que yo no tenía amigos y fue por eso que decidí abrir una cuenta de Instagram. Mi mamá me había regalado un teléfono celular como forma de congraciarse conmigo tras haberme obligado a dejar atrás todo lo que conocía por el bien de su matrimonio.
Era época de vacaciones cuando nos mudamos, por lo que estuve mucho tiempo sin conocer a nadie. Yo tendría unos once años para entonces, ya se podrán imaginar el aburrimiento que dominaba la mayor parte de mis días. Como me gustaba leer, pasaba horas buscando buenas historias en Wattpad y cada tanto encontraba alguna que valía la pena. En ocasiones, también, encontraba historias que claramente eran para mayores. Y no sé si me gustaban o disgustaban, pero ciertamente despertaban mi curiosidad. Así pasaban mis días hasta que empecé a sumar seguidores en Instagram. Con el tiempo acumulé suficientes como para tener con quien hablar todos los días, pero entretanto me llegó una solicitud de la única persona que conocía, además de mis padres, de ese lado del Atlántico: mi abuelo, el papá de mi papá.
Entonces no lo conocía muy bien, lo había visto un par de veces que había estado de visita en nuestra casa, aunque luego llegué a conocerlo bastante. Pero no quiero adelantarme en la historia, ya llegaremos. El asunto es que nos seguíamos en la aplicación y empezamos a hablar. Al principio eran conversaciones sencillas, me preguntaba qué cosas me gustaban o qué solía hacer para pasar el tiempo. Finalmente un día le conté que solía ver en el barrio a un chico que me gustaba pero que no sabía cómo acercarme a hablarle. Él trató de explicarme que era sencillo, que una vez que se le toma práctica al asunto sale de memoria y cosas así. Pero yo no sabía ni cómo empezar una conversación. Yo en ese momento no me daba cuenta de lo pretendía pero él me empezó a hablar de las cosas que les gustaban a los chicos. Me preguntó si había besado a alguien alguna vez y si me había gustado algún otro chico antes. Le dije que no y fue el fin de esa conversación.
Pasaron unos días hasta que me volvió a hablar. Me preguntó si había podido hablar con el chico del que le había contado y se ofreció para enseñarme cómo acercarme y qué hacer para llamar su atención. Le respondí que toda ayuda sería bien recibida porque yo no tenía idea de qué hacer. Me dio unos consejos acerca de cómo iniciar el contacto pero también me dijo que debía estar preparada para lo que pudiera pasar. Yo no entendía lo que me quería decir, así que le pregunté a qué se refería. Me dijo que si yo lograba llamar la atención del chico era muy probable que él me quisiera besar y que si yo aceptaba que nos besáramos él iba a querer más. Me dijo, entonces, que yo tenía que ir preparada de antemano para lo que fuera a pasar. Que iba a tener que tomar esas decisiones. Yo no entendía por qué hablaba del tema como si fuera algo solemne así que le pregunté a qué se refería y me contestó que eso era cosa de adultos. Insistí porque no me iba a quedar con la duda y ahí fue cuando me dijo que el chico iba a querer que le toque el pene. Me dio un poco de vergüenza que un señor de sesenta años me hable de andar tocando penes así que cerré la aplicación en el momento. No por eso pude dejar de pensar al respecto, naturalmente.
Con el tiempo logré acercarme y hablarle al chico que me gustaba y, lo que es más importante, que mi abuelo me enseñara muchísimas más cosas. Pero eso se los cuento más adelante.
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