El Incubo del Internado 23
Jay sigue buscando respuestas, pero ahora un personaje inesperado aparece con información, trayendo un festín de erotismo….
Advertencia: este relato es completamente Ficticio, no tiene nada de real y solo esta para entretener con una buena de dosis de morbo a todos los lectores que gusten…
Que sorpresa me daría ese sábado, cuando al volver no encontraría a mis hermanas, aunque antes de regresar al internado fui al centro comercial a comprar un postre, esperaba con ello darles las nuevas noticias de mi “compromiso”, pues sabía que a Tesi y Giby no les agradaría mucho, pero al volver no estaban ambas, me sentí preocupado, hasta que una hora después llegaron, bajaban de un vehículo elegante, al parecer una de las encargadas con más tiempo les dio permiso de salir, pero ¿con quién? Era mi duda, o casi, no podía creerlo hasta que me dijeron ellas mismas, mostrándose algo celosas, pero a su lado alguien salió, con una sonrisa traviesa, se me adelanto a mis planes, siendo la misma Tea, esa era su reunión de chicas, tuve que aclarar unas cosas, pero aceptaron lo del compromiso, tampoco les gusto la idea, se habían vuelto posesivas, y en realidad yo también lo era con ellas, no sabía a dónde iba a parar esto, por lo menos unas hamburguesas y el postre ayudaron al calmarlas, aunque se mostraron algo caprichudas por unos días, en los que la tensión se mantuvo de una forma excitante. Pues debido a sus celos no dejaron de rondarme, y en cada ocasión que pudieron se acercaron para mostrarme “cuanto me querían” así estuve chupando sus pechos, besándolas, y cogiéndolas de tal manera que terminaba llenando sus pequeños coños con mi leche, era como si me cazaran, aunque en veces era yo el que deseaba hacerlo, pues aún las miraba por los monitores, viéndolas como disfrutaba el incubo de ellas, lo que me daba envidia, al punto que deseaba ser yo quien las profanara, pero me terminaba deteniendo, aunque eso no evito que las estuviera gozando en cada oportunidad, incluso en ocasiones llegaban a verme para sentir algo de nuestro juego especial, por lo que terminaban muy calientes, sudorosas, mojadas por todas las caricias que nos entregábamos.
Sin embargo, las cosas no iban del todo bien fuera de eso, con Beni, Steve y Simón, eran cosa diferente, aunque este último sería quien cambiaria un poco la situación, fue en una tarde en que vigilaba el terreno boscoso que escuché a un animal del otro lado de la barda, este sonaba extraño, como nada que hubiera oído antes, mucho más grande y fornido, pensé que podría ser un oso, eso era peligroso, así que aprovechando mi condición y los árboles subí hasta el borde, pues quería ver que era, pero no supe reconocerlo, aunque la vegetación tampoco me dejo verlo bien, siendo ese momento cuando llegaría el chico diciendo:
Ese era el monstruo, del que contaron en la fiesta de Halloween, lo recuerdas – dijo Simón algo precavido.
Oh, cierto – dije recordando vagamente la historia.
Muchas cosas raras ocurren aquí, pero son pocos los que aceptan, la mayoría piensa que son falsas, pesadillas o cuentos de bobos – dijo Simón muy serio.
Y supongo que eres de los que saben la verdad – señalé más confiado.
Si, y antes pensé que tu no, pero me caías bien porque eres divertido – señaló Simón más amable.
Y ya no te caigo bien – cuestioné un poco curioso.
No lo sé, elegiste a los Búhos – indicó Simón un poco sentido.
Tú lo dijiste, Tea estaba loca por mí – le recordé ese detalle.
Pero no pensé que fuera tan en serio – dijo Simón incomodo.
Si supieras, con ¿Cuántas crees que me he acostado? No soy un santo – señalé burlón.
Pues es obvio que con Tea, si esta se desapareció después de la clase especial de cocina, así que imagino que la pasaste con ella – dedujo Simón algo incomodo.
Si, y no era la primera vez – señalé bastante orgulloso.
Oye, lo cuentas muy fácilmente, deberías ser más cuidadoso – sentenció Simón con seriedad.
Y lo soy, pero te lo digo por 2 cosas, primero, no hay nada que los Búhos no se enteren después, y segundo, tú me pareces de confianza – dije sereno dándole un voto de confianza.
Gracias, supongo que no será tan malo tenerte dentro, aunque sea con los Búhos, tal vez podríamos hacer alianza, digo conseguiste el muñeco del esclavo, de manos del viejo maestro loco, eso no cualquiera ¿Cómo lo hiciste? – dijo Simón inquieto.
Tuve suerte, su descuido fue mi victoria, lo uso con alguien pero lo dejó atrás antes que lo descubrieran, en cierta forma lo siento algo patético, sólo fue suerte.
Pues fue de la mejor, aunque seguro luego se te aparece el tipo buscando venganza, así que ve con cuidado – señaló Simón advirtiéndome.
Lo sé, estoy listo para cuando eso ocurra, y puede que lo vea pronto, tengo la sospecha que guardó algo más aquí – indiqué serio.
¿Qué cosa? Otra reliquia – cuestionó Simón impaciente.
No, la evidencia que lo incrimina – indique astuto recordando la maleta que antes hallé.
Dejemos ese tema, dime Jay, lo has hecho con la directora – cuestionó serio, o envidioso.
Claro que sí, pero no sueltes la lengua con eso – dije serio casi orgulloso.
Qué envidia, yo quería hacerlo con ella, pero todos los zombis de mis compañeros no me dejaron acomodarme, y al final solo se corrieron encima, que desperdicio, ni para que sembraron esas flores malditas – decía Simón desesperado.
¿Flores malditas? Explícate – le pregunté más molesto.
Veras, aunque las familias actualmente no tenemos relación directa con los rituales infernales, en realidad siempre estamos pendientes de la secta que está aquí, lo último que queda de nuestro penoso pasado, de hecho ellos tienen una reliquia, la cual desconocemos, nosotros los Cuervos estamos infiltrados en todos los grupos, para vigilar las acciones buenas o malas, somos moderadores, al parecer el culto está haciendo de las suyas, aquí plantaron flores malditas y con los vecinos de la casa de los Carneros provocaron una orgia entre todos, que ni te cuento, así que puede que dentro de poco tengamos que actuar, por eso las casas buscan las reliquias, aunque no sé si sean reales, pero tenerlas es una ventaja enorme, como dicen basta con el miedo que tengas, Steve posee el medallón, tu el muñeco de esclavo, falta el espejo que está roto, la botella de súcubos y la daga maldita, rayos, oye Jay, se que eres rival, pero no podrías ayudarme, vamos somos amigos ¿no? – suplicó Simón haciendo un gesto amistoso.
Por un momento vi al chico, la verdad me caía bien, no era para ir a molestarlo o abandonarlo a su suerte, además me dijo cosas importantes, veía que podía sacar más datos con él, y porque no decirlo, en cierta forma era como un hermano menor, así que no me pude resistir, le dije:
La verdad, el muñeco de esclavo, no es lo único que tengo, encontré algo más, no por nada me quieren dentro de la familia de Búhos, te lo digo como amigos – señalé un tanto serio.
Simón se me quedó mirando sorprendido, me sonrió de forma amistosa, sincera y se fue agradeciéndome con un ademán mi honestidad, aunque sabía que algo haría, tendría que moverme rápido, desde antes revisé en la foto que tomé de la impresión con el viejo Búho tuve mis sospechas, fui a confirmar, esa imagen sabía que la había visto con anterioridad, revisé en el centro comercial, pero me equivoque, era en otra parte, curioso que Simón mencionara la fiesta de halloween, pues ahí lo recordé, un cuchillo que creí de utilería, podría ser la verdadera reliquia, a plena vista en la escuela, la daga…
En el primer descuido fui al centro comercial, y compré un nuevo cuchillo para la cocina, otro que luciera parecido, como de utilería, el plan era simplemente cambiarlo en la primera oportunidad, nada elaborado, lo mejor fue que esa cosa la tenían guardada en una bodega, sólo la sacaron antes porque parecía de fantasía, apenas tuve que preguntar en su momento si tenían algo para tirar, por eso las encargadas como mi tía me dejaron entrar, por suerte estos planes son de los que uno si hace las cosas de manera tranquila, hasta ni lo notan, así que tomé la “reliquia”, la guardé entre la caja con cacerolas viejas que iban a ser desechadas, y las saqué para el reciclaje, si acaso la guardé en mi cuarto, aunque no sabía para que servía, aparte estaba muy vieja y gastada, me llamaba la atención porque en su mango tenía inscrito unas letras extrañas, en la empuñadura había un diseño de serpiente, pero no tenía idea de para que era esa cosa, por si las dudas la fui limpiando con una lija así como un químico especial quita sarro, estaba en eso cuando, pude escuchar a unos niños del internado jugar a un lado. Debo decir que entre la zona de internos y los dormitorios de los chicos, hay un pasillo que fue sellado con unas tablas, casi no se puede ver nada, pero oír es otra cosa, por suerte mi celda se mantiene un poco aparte, y la distancia con los dormitorios es considerable, así que mantengo cierta privacidad, que de lo contrario ya me habrían descubierto los estudiantes en mis andanzas, aún así debo decir que desde mi lugar, al tiempo que limpiaba la daga, podía escuchar a los chicos jugar, creo que eran de primaria, al parecer unas niñas volvían de clases de repaso, mientras algunos chamacos las molestaban, fue tal el descaro de estos que en un descuido le quitaron la libreta a una de ellas y la lanzaron por una aberturas entre las tablas, la chiquilla se molesto bastante, incluso sollozo, ahí por suerte Blacky que estaba afuera se acerco gruñendo, asustando a los chamacos, la niña se asomaba para ver si alcanzaba algo, sin suerte, apenas había entrado su dedito, así que se asomó, yo estaba perdido limpiando la daga cuando escuché que me hablaban, al voltearle a ver me pidió:
Guardia, por favor me regresa la libreta – dijo la niña secándose las lagrimas mientras sus amigas se alejaban un poco.
En ese momento me asomé a ver lo que había pasado, viendo la sombra de la niña así como el cuaderno, entendiendo rápido lo que pasaba, acepté con gusto ayudarle, pero me di cuenta que no podía regresarle por ahí la libreta sin dañarla, así que le dije que fuera a la entrada de la zona para que se la devolviera, ella aceptó así que tomé la libreta, me guardaba el cuchillo en el pantalón, pues estaba grasoso y no quería que se llenara de tierra por culpa del viento, ahí afuera, salí para ver dónde estaba la chiquilla, de hecho, al tomarla unas hojas se cayeron, en estas vi un par de fotos, con su uniforme escolar, ropa casual, y más interesante había unas con traje de baño y su disfraz de halloween, fue de princesa, imagino que acudió a la otra fiesta porque no la recordaba ver aquí, y realmente la chiquilla estaba tan linda, sin duda la recordaría, de cabello castaño hasta media espalda, carita de muñeca y ojos cristalinos con un cuerpecito propio de su edad, pero no era ni gordo ni delgado, estaba en plena forma, sin pechos, pero con un culito y piernas deliciosas, como sea, salí para devolverle la libreta, aunque ahora que lo pienso, puede que las cosas pasaran por algo, cuando llegué a su lado, justo en la esquina soleada del edificio, esta apareció, le devolví todo pero le dije que tuviera cuidado, que mejor guardara las fotos en otro lado, la niña se quedó un poco roja, en ese momento el cuchillo se resbalo de mi pantalón, parecía un accidente cualquiera, pero justo cayó sobre nuestras sombras, después me daría cuenta de algo, pues a mí no me afecto en nada, sin embargo a la niña, aunque de hecho parecía de unos 11 o 12 años, le dio un ligero mareo, que no paso a mayores o eso pensé, si acaso le dije:
¿Estás bien? – le dije mientras le ponía la mano en el hombro.
Si señor guardia – dijo la niña aún mareada.
Bien, ¿segura? Porque si necesitas algo puedes venir a verme, ok.
Le dije a la niña y esta aceptó, se fue sin decir palabras, se veía roja por el sol, o así me pareció, mientras recogía la daga, la cual volví a guardar, aunque sentí como si algo en su interior latiera, así que regrese al cuarto donde terminé de limpiarla, dejándola reluciente, después de ello no pasó nada relevante, cené con Blacky, ahora era común vernos salir a ambos, pedía mi hamburguesa y le compartía un poco de carne o tocino, regresaba y volvía hacer mis rondines, antes de revisar las grabaciones donde los videos con escenas de movimientos eran mandados a la revista, luego continuaba con el chequeo de mis hermanas, que realmente me estaban llamando mucho la atención, incluso más que Tammy y Sally quienes hacían muchas veces juegos de mucha sensualidad, carajo esas niñas eran demasiado eróticas.
Se unían en un juego donde se iban sacando sus ropas de cama, descubriéndose ante mis ojos como sus formas femeninas se desarrollaban, pequeñas tetas que ganaban volumen, mientras sus manos pequeñas y juguetonas tocaban cada centímetro para descubrir las reacciones más sensuales que podían liberar sus pequeños cuerpos, logrando que escaparan algunos gestos que me hacían desear cogerlas con todas mis fuerzas, dejándome con el deseo de irlas a violar aunque todo el mundo luego me quiera matar…
Después de semejante tortura, todo era calma me iba a dormir, luego seguía la rutina de clase, o casi, no sabía que estaba ocurriendo, pero durante mi trabajo me sentía observado, sin embargo era lo mismo de siempre, las alumnas en sus coquetos uniformes se dejaban desear, mientras los alumnos como lobos frente a ovejas intentaban poner sus manos encima de ellas, logrando mejores resultados que en una escuela normal, pues las chicas eran descuidadas, exponiéndose en un especie de juego sexual, volviéndolas objetos de deseos que eran fácilmente alcanzables, o casi, pues me fui dando cuenta que había algunas que respondían diferentes, eran las que pertenecían a alguna familia, estas eran de actitud más consiente, pero igualmente seducían con sus cuerpos, durante esos días una en especial se me fue acercando, su nombre es Elisa, la misma de la libreta previamente, pero algo había en ella, era distinta a las otras, no parecía normal, por lo que me sentía un poco incomodo, o eso hasta que el siguiente viernes, algo se presentaría:
Hey guardia Jay – decía Simón apareciendo de la nada.
Que pasa Simón – respondí sin preocuparme mucho.
Mi padre quiere verlo, dice que tiene negocios contigo, son importantes – respondió con seriedad.
Pues, todavía no sé si me requieran en otro lado – señalé si ánimos de ofender.
No, ya hablamos con el viejo lechuzo, así que no habrá problema – indicó Simón.
Bien, mañana a qué horas – le dije más tranquilo.
Excelente, nos veremos aquí a las 10, gracias – se despidió Simón desapareciéndose.
El muchacho me dio las gracias con una sonrisa amable, y se retiró, eso se me hizo raro, porque muchas veces el se quedaba ahí, el internado tenía muchos cursos y actividades fuera de las clases, por lo que este poco se aburría, de hecho en la sala comunitaria tenían un proyector de películas, aparte que consiguieron que agregaran una sala de videojuegos, sin contar, aunque no era formal, algunos alumnos aprovechaban la alberca vacía para practicar skateboarding, en sí, para muchos chicos estar ahí era como una libertad de hacer lo que quisieran, sólo los más pequeños eran retirados y en estos había excepciones, por ello tenía que estar la mayoría del tiempo junto a varias encargadas como era el caso de Marón, que no faltaba de atenciones de algunos alumnos, quienes seguramente querrían tener contacto con su delicioso cuerpo, de hecho me daba cuenta que muy lentamente ella misma también caía en el influjo del Incubo, pues se volvía mas descuidada, tanto en su arreglo como en las cosas que hacía, dando a varios deliciosos momentos para verla mejor, pero también llegaba a la zona donde yo me quedaba para solicitar mi regadera, no era mucho pero se volvía más confianzuda conmigo, de hecho esa misma tarde iría a verme y que espectáculo me daría.
Guardia Jay, perdón pero ¿podría prestarme un poco de jabón? Es que se me cayó el mío – dijo Marón metida en la regadera.
Yo sin falta fui a verla, no pretendía meterme y hacer algo, sabía que no era tiempo, pero al llegar como no abría la puerta, me asome, que espectáculo, ella estaba completamente desnuda, su cuerpo esbelto con unos senos de buen tamaño redondos con sus pezones grandes rojizos colgaban, pues estaba en 4 tratando de alcanzar algo que se le fue por una gruta, su culo redondo sobresalía, mientras sus muslos junto a sus piernas torneadas lo suficientemente abiertas para revelar su vulva lampiña (afeitada) una imagen tan sensual que invitaba a violarla, además su cabello estaba mojado, pegado a su espalda, no sé cómo me contuve pero si hubiera sido más débil seguro me metía a cogérmela a la fuerza, sin embargo ahí lo decidí, esa mujer sería mía, y por si sola se entregaría al placer, ella misma se encajaría mi verga hasta el fondo, así que de momento no haría nada, esperé a que se diera cuenta, y no tardó, dije:
Aquí traigo el jabón – le dije con voz fuerte.
Ella se asustó y se levantó, se dio cuenta que la miraba por completo, me había enseñado todo, me miró un poco molesta y dijo:
Le gusta lo que ve, pervertido – finalmente dijo Maron.
Claro que sí – respondí sin vergüenza alguna.
Ella tomó el jabón y se comenzó a lavar, que envidia tenía de esa barra, tocaba todo su cuerpo sin problema alguno, talló sus pechos, dejando espuma en cada roce, luego fue bajando por su plano vientre, las burbujas llegaron hasta los muslos, luego se centró en su pubis, en especial en sus labios, que eran rozados con cierta fuerza, era increíble pero ella a sabiendas de mi presencia se aseaba, dejándome verle todo, sin duda el incubo me daba esta suerte, es más, parecía que se estaba masturbando, pues la intensidad de sus toques íntimos eran intensos, creando una buena cantidad de burbujas que no escurrían pese al agua, aparte que ahogaba sus gemidos mordiéndose el labio, estaba muy caliente la mujer, pero fue demasiado obvio su juego cuando una buena cantidad de espuma bajo repentinamente, aparte su respiración agito sus pechos de forma deliciosa, realmente fue algo increíble, después de ello la mujer se calmó y yo me retiré, no quería tentar más mi suerte.
A la mañana siguiente me levanté temprano, y para mi suerte llegaba mis Sage temprano, casi me da rica ver como la mujer siendo tan recta, se sacó la blusa para dejar a mi vista sus redondas tetas para que pudiera disfrutarlas, mientras que mi verga entraba y salía de su cuerpo, gimiendo como una perra en celo, entregándose hasta que una llamada nos interrumpió antes de que me corriera en su interior, luego de eso hice revisiones, dejé libre a Blacky para que jugara con los chicos, y me arreglé para ir con los Cuervos, nada fuera de lo usual, además sabía que Giby y Tesi no estarían, irían con Angie a casa de la tía para pasar tiempo juntas, de hecho así le contarían el chisme de que estaba saliendo con una alumna, o eso sospechaba, por mi parte llegó una camioneta muy grande, en esta salió Simón quien me saludo como si fuera más su amigo, pero me indicó que entrara rápido, pensé que como en otros casos iríamos a una casa en un rincón de la ciudad, pero fuimos al centro, llegamos a un área cada vez más cerrada, donde los edificios hacían difícil la entrada de la luz del sol, curiosamente en vez de ver palomas pude notar muchos cuervos, creo que no por nada tenían ese nombre la familia, era un barrio realmente lúgubre, parecía que en cualquier esquina pudiera haber algún matón, por suerte sólo eran ideas mías, finalmente entramos en un edificio, que parecía una vieja hacienda, una construcción antigua, pero muy bien cuidada, con una barda de al menos 5 o 6 metros de alto, hecha de piedra, dentro el lugar todo estaba muy bien arreglado, con un jardín, piscina techada, y una casona bastante elegante de sólo 2 pisos, a un lado parecía que había unos establos, pero en vez de caballos dejaron el vehículo donde llegamos, curiosamente no parecía haber nadie más que nosotros, pues incluso el chofer se desapareció por una puerta, ahí me dijeron:
Que tal, esta es la casa principal de los cuervos, aunque hay otros “nidos” por el lugar, claro, algún día será toda mía, pero no todavía – indicó Simón.
De lujo – dije viendo para todas partes.
Si, es una de las primeras construcciones, mi papá vendrá un poco más tarde, tiene negocios por atender, eres libre de hacer lo que quieras, por desgracia yo todavía no estoy en buenos términos con muchos miembros de la familia, cosas de cuervos, así que me retiro, pero ten por seguro que cualquier cosa que desees te la otorgaran, en este momento la casa esta a tu disposición.
Uf, Simón, antes que te vayas, esto es una trampa ¿verdad? – cuestione por lo obvio que era.
Si, cosas de cuervos, quieren uno de los tesoros que tienes a como dé lugar, así que te tentaran para tener ventaja contra ti, pero si no es molestia, déjate caer un poco, así me ayudaras para ascender – señaló serio hablando con cierto sigilo.
Tal vez lo haga, pero dame una pista, que debo evitar o donde me debo fijar – le dije molesto.
En serio, gracias, bien: no busques el deseo o la recompensa fácil, si me quieres ayudar halla la pureza – indicó como un acertijo.
En serio, de ¿Dónde sacaste esas cosas? – cuestione molesto.
Si, perdón, pero voy a ver a mis amigos para jugar roll, así que estoy inspirado – indicó Simón.
Tras decir eso se fue, no sabía qué hacer, estaba solo en casa ajena, seguramente me vigilaban esperando que cometiera algún agravio para restregármelo en la cara, y sacarme alguna reliquia, por suerte tenía 3 en mi poder, aunque 2 ya estaban prometidas a los Búhos, ahora debía esperar al dueño para negociar la tercera, esto era confuso, aunque todo estaba muy bien, el lugar no me dejaba pensar tranquilo, la quietud era sospechosa, así que me fui al lado de una alberca, esperando desde ahí pudiera ver llegar al dueño, o por otro lado, que quien quiera que este vigilando se hiciera presente, no se las iba a dejar tan fácil, así que me senté tranquilamente, esperando a ver qué pasaba, cuando llegó a mi lado una señora, era algo mayor, de cabello todo canoso, pero seguramente de joven sería muy bella, iba muy bien arreglada, con traje de sirvienta, esta se puso a mi lado y cortésmente dijo:
Usted debe ser el invitado, lo esperábamos adentro – dijo la mujer.
Lo siento, pero no me siento cómodo en casa ajena y sin el dueño presente, así que esperaré aquí a que llegué – respondí calmado.
No es molestia, por favor entre – insistió la mujer.
Lo siento, no me apetece, me quedaré aquí, siento que si voy dentro terminaré rompiendo algo caro, y prefiero evitar los accidentes, pero si tanto insiste puedo aceptar su cortesía desde aquí – no sé de donde me salió esa idea, creo que me lucí.
La verdad mi respuesta le sacó de quicio, era obvio lo que buscaba, y no se la estaba haciendo nada fácil, así que sólo me miró con cierta molestia y preguntó tratando de guardarse el enojo:
Ha desayunado joven – dijo la mujer cortes.
Si, la verdad tuve tiempo de hacerlo, me desperté temprano para hacer mi trabajo.
Nuevamente la respuesta no le gustó nada, era una delicia ver a la mujer soportar mis respuestas, se le marcaba una vena, pero apiadándome de ella añadí.
Pero tengo sed, tal vez si tuviera un poco de agua, lo agradecería – indiqué.
Espere, déjeme ver que si sólo entregamos un vaso con agua a un invitado sería descortés de nuestra parte – dijo y se fue, aunque parecía murmurar maldiciones en mi contra.
No tardó mucho en llegar a mi lado una preciosas mujer rubia de ojos verdes, con un cuerpo de infarto, tenía un traje de sirvienta con una minifalda ajustada a su cuerpo, una piernas con medias de red, un escote dejando medio busto libre a la vista, con una talla interesante, y su cara aunque tranquila, desde lejos podía imaginarla gemir por las sesiones de sexo que seguramente habría tenido, esta llegó a mi lado con una botella de vino y dijo:
La jefa me dijo que quizás querría algo de licor, posiblemente para quitarse el nerviosismo por su pronta reunión – dijo con una voz seductora y algo sumisa.
Lo siento, pero no se me antoja el licor, es que no soy bueno bebiendo, además es temprano y por si fuera poco no estoy nervioso – respondí mientras me perdía en el cuerpo de la rubia.
Ella no esperaba esa respuesta, se quedó fría y se fue con la botella, tampoco contenta, no me importaba, aunque tal vez hubiera aceptado acercármele o coquetear, la verdad es que al irse vi su redondo culo, la falda siendo tan ajustada no dejaba nada a la imaginación, podía notar que usaba tanga, esta era tragada por las nalgas, pero recordaba el tonto acertijo que me dijo Simón, que entendía esto, no debo caer a la primera provocación, debía buscar algo en especifico, no sabía a qué se refería con la “pureza”, pero pronto llegó a mi lado una sensual morena con el cabello pintado de rojo, la verdad es que se veía preciosa, usaba un traje más normal, aunque se le notaba un generoso escote y sus pechos eran realmente redondos que sobresalían muy bien de ahí, su cara era más viciosa, seguramente sería una fiera en la cama, casi podía imaginarla en una orgia, esta con una actitud más relajada y jovial me dijo:
Señor invitado, dígame ¿en qué podemos servirle? La verdad es que mi amiga se muere por conocerle, y es experta en tragos, sabe usar sus manos como pocas – dijo sonriente.
Desde la distancia pude notar a una pelinegra mirándonos, así que respondí.
Jejeje, lo siento es que no soy bueno bebiendo, será en otra ocasión, ahora preferiría más algo como una naranjada o similar que beber, es muy temprano, aparte que aquí hace algo de frio – indiqué calmado.
Aunque sabía que mi respuesta no sería de su agrado, de hecho el gesto que hizo me dio tanta risa por dentro, pues se guardaba el coraje, ellas tratando de seducirme, tal vez emborracharme para el jefe, quien se aprovecharía de mi estado buscando cualquier información para incluso robarme las reliquias, causar un problema, o eso pensaba, cuando nuevamente me aguanté las carcajadas, porque la “amiga” que mencionó, otra sirvienta, una señorita con rasgos orientales también cambio de gesto a uno furioso porque sus planes no funcionaron, hasta llegué a ver como se ponía a su lado la jefa y la rubia quienes tampoco soportaban ser vencidas así, pronto llegó otra sirvienta, una mujer también muy bella, de piel clara, cabello negro, usaba lentes, traía una bebida que al parecer era una limonada, la cual entregó seria, yo estaba por tomar cuando pude notar algo en el agua, ya me esperaba un truco en esta:
Perdón señorita, creo que alguien le hecho pimienta al agua – señalé antes que se fuera.
Pues tenía un color raro y se notaba un polvo, era obvio que no era pimienta, pero sería de muy mal gusto acusarlos de otra cosa, a esta debó felicitar, porque en ningún momento cambio su semblante, sólo pidió disculpas y se retiró.
Mientras se iba si acaso le dije que mejor me trajeran un vaso con leche, porque estaba seguro que a esa no le podrían echar nada raro, pues podría cambiar de color, aparte que su sabor sería fácilmente alterado, o por lo menos así soy con esta, y mientras esperaba el frio me hizo ir a un baño, por suerte al lado de la alberca note que había unos vestidores donde encontré donde orinar, pero creo que desde ahí me vi perdido, o por lo menos entendí a donde se dirigía Simón en sus palabras: busca la pureza, o algo así; había entrado sin avisar a nadie, no quería pasar a la casa porque podrían: emborracharme, drogarme, acusarme de robo y tal vez algo más, prefería estar ahí, pero nunca esperé lo que seguiría, supongo que nunca se enfrentaron a alguien que pudiera decir no a sus encantos, cosa que en realidad no se me hizo difícil, son muy bellas las sirvientas, sin embargo, me he acostado con muchas maestras en el internado, alumnas también, a la directora prácticamente me la llevo a mi cuarto cuando quiero, por gracia de los Búhos, puedo hacer lo que quiera con Drew y Michelle, lo que es más tengo campo libre con Tea, y a escondidas puedo “jugar” con otras tantas, que tanto es perderme a 1 o 2 mujeres, el sólo pensar en eso mi verga se puso gruesa, logrando que me tardara un poco en orinar, pero una vez que acabé, con todo y un escalofrió, estaba por guardar mi paquete cuando me giré notando que era observado, y no podía creer por quien, ¿Qué hacía ahí? Era la pequeña Elisa, con un trajecito de sirvienta, aunque tenía varios detalles, la falda era un poco corta, medias hasta medio muslo con encaje, guantes largos, no estaba muy escotado, pero no hacía falta, pues todavía no le crecían las tetas, aunque debo admitir que se veía preciosa la muchachita, ella estaba como hipnotizada, viendo mi herramienta, no decía nada, sólo la miraba roja de la impresión, era bastante excitante, una cría de al menos 12 años que seguramente se empezaba a humedecer viéndome la barra de carne alzándose, estaba seguro que si le decía ven, esta se lanzaría a mí, aunque no sabía porque estaba ahí, eso me daba mala espina, a menos que su traje fuera real, así que pregunte:
¿Qué haces aquí niña? – pregunte sin meter mi miembro.
Yo trabajo aquí los fines de semana, me llamo… – dijo sin dejar de verme.
Elisa, lo sé, ¿te gusta lo que ves? – le dije moviendo mi barra de carne.
Ella seguía muy roja, no me dejó de mirar, no supe ahí que me pasó, por lo general me gustan crecidas, aunque desde que llegué ahí las cosas cambiaron, no tenía ningún problema con tirarme a niñas, y esta no dejaba de mirar mi estaca, la cual reaccionaba, pues la chiquilla me había estado siguiendo estos días, de eso me daba cuenta, pensé que era un enamoramiento infantil, pero en ese momento estaba dispuesto a aprovecharme de ello, así que le ordené:
Ven – fue lo único que hizo falta.
La niña se quedo sorprendida, no sabía qué hacer, pero yo no, la acerqué con toda la intención, de gozarla, tomé su manita, la jale adentro, por su estatura, más bien bajita, casi tenía mi miembro frente a su boca, sólo tenía que agacharse un poco, sin embargo por ciertas cuestiones mías, no me gustaba que me lo hicieran, aún así ella estaba por meterse mi polla en boquita, por lo que antes la levanté para besarla, se sorprendió mucho, no esperaba eso, aunque eso le gusto, se dejaba manejar bastante bien, de hecho ella misma se me aferraba con sus manitas, mientras yo le sujetaba el culito, no lo noté antes por las faldas, pero tenía unas ricas formas, encajaba mis dedos en sus nalguitas que eran suaves, pues desde el primer instante metí mis manos bajo su calzoncito de algodón, ella no sabía qué hacer, se veía muy inocente, de hecho se alarmada por lo que estaba ocurriendo, pero aún así se dejaba manejar completamente, jalonee su calzón con toda saña, casi quería arrancárselo, y al hacerlo se le enterraba muy delicioso entre los cachetes del culo, rosándole sus labios íntimos, por lo que sus gemidos se ahogaban entre mis labios, no trataba para nada de alejarse de mí, así que me vi libre de hacerle lo que quisiera, las ganas de coger se habían prendido desde el día de ayer, con Marón, Sage al amanecer, las sirvientas, ahora Elisa se llevaría toda mi calentura, la mantenía arriba, en ese momento le dije:
Esto querías verdad pequeña zorra – le dije mientras me apoderaba de su cuerpo.
Ella me miraba roja, no sabía que decirme, sólo se quedaba mirándome perdida, mientras le acariciaba su lindo culo, así que continúe:
Vamos agárrate con tus piernitas de mi, o no podre continuar – ahora le ordené.
Por fin reaccionó, abrazándome con sus piernas, ahora sin tener que mantenerla arriba, comencé a sentirla, desde sus piernas, hasta su culo, tocando su espalda, tratando de sacarle el vestido, el cual no cedía, así que un poco frustrado, la acomodé para bajarle el escote, y chuparle las tetillas, las cuales no eran grandes, pero ya tomaban forma, aparte las note sensibles, porque desde el primer instante en que las toque con mi lengua, ella gimió más fuerte, de hecho era divertido verla, pues trataba de contener sus reacciones, pero le era imposible, yo no me contenía, el cuadro era de lo más morboso, una preciosa niña de apenas unos 12 años, que medía menos del 1.50m en brazos de un joven moreno de más de 190m la estaba besuqueando, con la verga erecta, lista para meterse en su interior, la fui gozando a mis anchas, mientras mi estaca levemente rozaba su gruta, la cual seguramente ya estaba muy húmeda, por mi parte la seguía besuqueando las tetas, eran deliciosas realmente, ella lo estaba disfrutando, pero en ese momento pensé en cambiar de posición, la verdad ya quería cogérmela.
Aun entre mis brazos la jalé hasta llevarla a una banca que había ahí, parece que era para cambiarse e ir a la piscina, al hacerlo pude ver de reojo como su panti se le metía entre las redondas nalgas, a través de un espejo cercano, eso me encendió más, así que comencé a tallarle la punta de mi estaca en su vulvita, logrando que gimiera, de hecho podía sentir su humedad, sus jugos empapaban su panti, yo por mi parte seguía rozándole, cuando sin pensarlo, por sólo ese toque se corrió, aunque creí que se había orinado, pero su rostro era la prueba de lo contrario, Elisa se quedó como en trance, sin embargo yo seguía puesto, así que con mi mano le hizo un lado su ropa intima, y aprovechando su humedad se la metí de un movimiento, por suerte estaba tan ida, que su gemido no fue tan fuerte, pero su rostro se descompuso entre el dolor con placer, como dije había un espejo, desde ahí pude ver como mi verga había profanado su intimidad, rompiendo su himen, pues unos hilillos de sangre salían, no hice más, la dejé adaptarse a mi herramientas antes de continuar, pero una vez que sentí que su respiración se calmaba, empecé a embestirla, de principio lento, disfrutaba su tacto, la piel intima de su interior me acariciaba, así que la iba cabalgando con cuidado, ella adolorida se aferraba a mi cuerpo, como si quisiera evitar mi irrupción, pero eso fue solo al inicio, pues el placer la alcanzó después de unos minutos de estarla cabalgando, ella comenzó a gemir, buscando mis labios, quería besarme como si fuera su amante, aunque yo era quien controlaba los movimientos, pues con mis manos agarradas a su culito la levantaba y bajaba, demonios, esta cogida se sentía increíble, esta niña era de lo mejor, su vestimenta era altamente erótica, su figura muy sensual para su edad, aparte el cuarto se lleno de nuestro olor, no sé porque, pero en un arranque de excitación levante a Elisa para comerle su coñito, lo hice sin problemas, y saboreé su entrepierna lampiña, aun con restos de sangre, ella se retorcía de placer, mientras me sujetaba con sus manos, como si yo quisiera escaparme, su sabor era increíble, lamia, chupaba o hasta intentaba penetrarla con mi lengua.
Esto te gusta verdad nena – le llegué a decir.
Si, más – apenas decía Elisa.
Yo seguí comiéndole el coño, aún me hallaba sentado, y había levantado a la chica hasta alcanzarle a lamer su vulva, por suerte era pequeña así que podía manejarla con facilidad, pero en ese momento, con cierta malicia, pues se corrió en mi boca, mientras trataba de ahogar sus gemidos, me dio por casi dejarla caer, no había perdido la erección, así que se le metí de una estocada fuerte, ella prácticamente se desmayó ante eso, no creo que por dolor, pues su cuerpo reaccionaba, su interior me estaba masajeando por dentro, logrando así disfrutar de esa penetración tan salvaje, se la fui metiendo poseso en el deseo, hasta que finalmente me corrí en su interior, que buena para eso me había aguantado, estaba tan caliente que a pesar de haberme corrido seguí bombeando hasta que tuve un segundo orgasmo, y hubiera llegado a un tercero si no fuera por un ruido, maldición…
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