El rincón bajo la luna CAP2 (Violación)
Karen es una chica de 25 años que fue secuestrada, su único fin es ser usada una y otra vez por su captor, será violada, torturada y humillada por siempre. .
Capitulo Dos
Bestia desencadenada.
Mientras Karen estaba bajo los efectos de la droga, aproveché para atacar sus tobillos y sus muñecas a las esquinas de la cama. Usé esposas compradas en Sexoshop´s, no quise que fuera con peluche ni nada, la idea era que se lastime al intentarse zafar. Esas serían las marcas que quedarían en su cuerpo, un recordatorio de lo que su futuro iba a depararle.
Su cuerpo desnudo estaba delante de mí, no tiene las tetas muy grandes, pero sí unas piernas tonificadas y un abdomen algo plano. Siempre me masturbaba con sus fotos en Instagram, pero ahora, ahora todo será diferente. Ya no tengo la necesidad de hacerme ninguna paja imaginando como sería penetrarla, ya no había ningún motivo para imaginar nada. Todo lo que deseo está en esta cama.
Ya no puedo resistirlo más, me coloco un preservativo, no quiero dejarla embarazada, y me subo sobre ella. Su piel calida pone más dura mi verga, pero ya no habrá motivo para seguir esperando, guio mi verga hasta el interior de su concha. Es caliente, pero si no fuera por la lubricación del forro no hubiera podido entrar tan fácilmente.
Comienzo a moverme, cada vez que mi verga entra y sale de su concha el estasis me enceguece, cada vez que esa droga inunda mi cabeza la velocidad de mi pelvis aumenta. Chupas sus tetas es demasiado rico, sus pezones se ponen erecto mientras más paso chupándolos, será una buena puta. Luego de chupar sus tetas empiezo a lamer su cuello, paso la lengua hasta llegar a sus mejillas y me pierdo en su boca. Inútilmente intenta balbucear algo, pero no se entiende absolutamente nada, ni siquiera intenta zafarse, supongo que fue mucho darle dos pastillas de clonazepam.
Mi verga entra y sale de su concha, cada embestida se convierte en un paso más al paraíso que es su cuerpo, literalmente mi verga está en el paraíso que representa su concha. Pero apenas empieza, deseo cogerla por el culo una y otra vez, haber vibrar sus nalgas por las embestidas de mi pelvis y nalguearla tan duro hasta hacerle cambiar el color de la piel. Pasan veinte minutos hasta que siento el semen viajando, siendo preparado en mi verga, listo para ser expulsado y, cuando ese momento llega, empujo mis caderas hasta meterla la verga entera dentro de su concha peluda y meada. Siento los disparos de waska siendo expulsados desde mi verga, uno tras otro golpean el preservativo esperando romperlo y bañar su concha de semen. Pero eso no será ahora, tengo que esperar y comprar anticonceptivos. Tal vez la deje embarazada en algún momento y hacerle una hija, a la cual, también violaré. Si nace niño lo vestiré de niña y juntos violaremos a su mamá.
Me acuesto rendido sobre el cuerpo sudado de Karen, mi piel transpira y se junta con su sudor, es un colchón demasiado a gusto para pasar la noche. Tal vez lo haga, dormiré sobre ella y, cuando sienta que mi verga se pare otra vez, volveré a cogerla, después de todo, ella solo existe para eso. Para ser violada una y otra vez.
Luego de unas horas fui a bañarme, busqué ropa limpia y comencé a prepara todo para cuando despierte. Cociné un poco de Arroz con pollo, habré tardado unas tres horas en todo el proceso. Quiero volver a violarla, a sentir mi verga palpitar dentro de su concha. Pero no es divertido si no la veo llorar, no es divertido si no llora o suplica por ser liberada. Eso necesito, verla llorar. Tomo una caja de madera y bajo con un plato de arroz.
Vuelvo a verla, a su tes morena, sus piernas cerradas y contorcionadas, intentando safarce de las esposas que la aprisionan. Sus ojos empiezan a lagrimear y mi verga comienza a ponerse dura > Chilla, por favor, chilla< Pienso a medida que avanzo >Comienza a chillar< Dejo la caja de madera al lado de la cama, aprovecho y la uso como asiento.
— Hola — Comienzo dejando el plato de arroz en una mesita de luz.
— ¿Qué me hiciste, hijo de puta? — Grita con fuerza, mientras mueve todo su cuerpo para intentar liberarse — !Soltame! — Grita con los ojos cristalizados.
— Hace unas horas te violé, estuvo rico — Comienzo de forma seria, a partir de ahora debe entender que ese es su único final.
— Hijo de puta — Dice volviéndose a mover.
— Tengo conmigo algo que te ayudará a respetarme — Me levanto de la caja de madera, dentro de ella hay una batería, pegados a ella hay una serie de cables con pinzas de metal — No puedes hablar si no te lo ordeno, si lo haces, te electrocuto y tienes que abrir tus piernas cada vez que yo quiera —
— Por favor — Su voz se quiebra, ese tono solo produce que mi verga se inflame hasta el punto de explotar — Déjame ir, te juro que no le diré nada a nadie. Lo juro — Una lagrima cae por su mejilla, no puedo evitarlo y me abalanzo hacía su rostro, paso la lengua por sobre ella y me alimento de su lagrima. Es sumamente deliciosa, adoro el sabor de su pavor.
— Ya no hay nada que pueda sacarte de esta situación — Digo quitándome las zapatillas — Ábrete de piernas — Dije bajándome los pantalones y el bóxer.
— No, por favor — Chilla Karen algo desesperada, entonces tomo una de las pinzas de la batería y muerdo el costado de su abdomen con su metal — Duele — Grita por el dolor, pero más dolor siente cuando tocó una perilla en la batería y una corriente, controlada, llega hasta su cuerpo. Puedo verla moverse de forma desesperada, como si estuviera convulsionando, se queda paralizada, pero sus músculos tiemblan.
— ¿Suficiente? — Pregunto apagando la corriente — Puedo estar por horas así. Amo verte en ese estado, me éxito cuando lloras — Me subo a la cama — Amo violarte —
No estoy seguro que gritaba o que chillaba, estaba enceguecido embistiendo mi cadera sobre ella, sintiendo como la carne de su concha envolvía mi verga entera. No me importaba no usar preservativo, solo quería sentir como los jugos de su concha bañaban mi verga, unos fluidos que tardaron mucho tiempo en aparecer, pero que finalmente se hicieron presente. La fricción se aminoró y sentía mi verga moverse con más facilidad. Estaba a gusto sobre ella, excitado por ver las lagrimas en su rostro y sus chillidos para que la libere. También debo sumar que su cuerpo se movía para que la deje ir, esos movimientos me excitaban más, podía jurar que lo hacía apropósito porque ama ser violada. Siento, de nuevo, como mi leche esta por ser expulsada, pero no me contento, me muevo cada vez más y más rápido hasta sentir los disparos en su interior. Imagino mi waska bañando las paredes de su concha. Por favor, queda embarazada y pare a nuestra hija. Amaré violarlas a las dos.
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