El rincón bajo la luna (Testeo)
Narrará la odisea de como plantificar el secuestro de una joven chica, de unos 25 años, llamada Karen, quién será usada como saco de semento. Habrá contenido explicito y muy descriptivo, leer bajo la responsabilidad de cada uno..
Capitulo Uno
Hacía un rincón lejos del paraíso.
Me obsesiona su figura, su tes morena, sus ojos oscuros y, en especial, por sobre todas sus características, amo su culo. Su hermoso y parado culo. Siempre lleva unos pantalones apretados, provocando que su hermoso culo se vea más redondo de lo que es. Quisiera poder meter mi cara entre sus nalgas y lamerla toda. Pero eso no será posible aun, primero tengo que secuestrarla y, después, saborearé cada gota desprendida por su cuerpo.
Hace tan solo medio año contraté una serie de albañiles, me hice pasar por alguien obsesionado por la seguridad, con un temor irracional a una catástrofe nuclear y quería tener mi propio sótano a prueba de bombas atómicas. Sin que el sonido pueda entrar o salir. Sin embargo, el sótano, no sería solamente un cuarto bajo tierra. Contaba con un cuarto parecido a una biblioteca, siendo uno de los estantes una puerta a otro cuarto, en éste, habría una pared falsa de unos cincuenta centímetros por cincuenta centímetros. El infierno emergería por detrás de ese pequeño rincón. Ahí adentro hay un cuarto, con una cama, cadenas y una celda. Claro está que coloqué esto sin ayuda de los albañiles, ellos solamente forjaron la estructura del infierno creyéndolo una futura almacén. Luego fueron mis manos las que crearon el averno para Karen.
Mi siguiente pregunta estaba relacionada a como secuestrarla, cabe destacar que conozco dónde trabaja y sus horarios. Transportarla sería un inconveniente, entonces ¿Cómo lograría tal acto? Simple. No diré nada relacionado a nuestro trabajo, solo qué, el hecho de conseguir ciertos fármacos, se nos es demasiado fácil. El acceso a ellos es simplemente sencillo. Por esa razón logré conseguir una tableta entera de clonazepam.
La droga no sería suficiente, necesito una forma en que se trague las pastillas sin necesidad de llamar mucho la atención. No la pondré en un chocolate o en un pan, tampoco en una bebida ¿Cómo haría para que se lo trague? Le compré un arma a unos chicos de la villa, les pagué bien al ver que funcionaba. Si ella no colabora voy a tener que dispararle sin vacilar, no pienso que me atrapen solo porque se resistió a ser convertida en mi esclava y receptora de semen diario. Una navaja tampoco es garantía, tal vez si la acompañas con el arma, puedes cortarla o pincharla un poco.
Martes 16 de junio, a las 18:13.
Estaba esperándola en la esquina, por supuesto ella me conoce y siempre me saluda. Está a unos veinte metros, reconozco su cabello y su forma de caminar, mi corazón palpita con desenfreno, no hay nada que pueda detenerme ahora mismo. A medida que sus pasos la acercan a mí, directamente, el infierno comienza ceñir su horizonte por sobre sus alas caídas.
— Hola — Comienza ella al estar a unos tres metros, levanta su mano y la acerca en forma de puño hacía mí. Para este punto mi corazón estaba a punto de explotar, también lo estaba mi verga, estaba dura como el arma que escondía en mi bolsillo.
— Karen — Comencé con un leve balbuceo, poniéndome delante de ella para evitar su avance — ¿Cómo estás? — Pregunté, sabía lo que venía después, mi verga también lo sabía, por lo que empezaba a segregar el néctar, que pronto, sería alimento de esta puta.
— Bien — Contestó de forma distante, con ganas de querer continuar su camino hacía su trabajo, sin embargo, mi verga iba a impedir que ella siguiera — ¿Pasa algo? — Pregunta al no verme moverme de su camino y al notar la transpiración cayendo por mi frente.
— Ahora mismo vamos a hablar — Comencé sacando el arma de mi bolsillo, estaba en mi campera. Su rostro se transforma, sus ojos se expanden y todo su cuerpo le pide escapar y correr. Sujeto su brazo con fuerza y guardo el arma — No deseo matarte, pero vas a venir conmigo — Sus labios temblaban, mientras que sus ojos se cristalizaban. Puedo sentir como su corazón intenta alcanzar la velocidad del mío, pero sé que no está excitada como lo estoy. Eso no me interesa, voy a violarla esté o no esté húmeda.
— No bromees con esto — Balbuceaba casi entre berrinches.
— No es una broma — Volví a sacar el arma, solo para deleitarme con su rostro. Vi como una lagrima se cayó por su mejilla y fue cuando el estasis hizo explotar mis emociones. Mis deseos por poseerla se hicieron más fuertes, quería hacerla mía en ese preciso momento. Acabarle en la concha y llenarla de leche. Ver como el semen se escurría de cada parte de su interior. Pero no podía permitirme caer tan bajo, debía usarla más de una sola vez — Ahora tomarás esto — Volví a guardar el arma en el bolsillo, y, con mi otra mano, retiré dos pastillas de clonazepam — Abre la boca y di Haa —
— No, dale. No es chiste — Tenía que golpearla en ese momento, no estaba entendiendo lo que estaba pasando, pero desistí de cualquier maltrato. Cualquiera podía vernos y llamaría la atención. Para este punto solo éramos dos personas que se conocían y estaban hablando.
— Trágate estas pastillas o voy a dispararte — Comenté de forma seria y con el ceño fruncido. Ya no quiero tardar más, deseo poder penetrarla ahora mismo !QUIERO HACERLA MÍA YA! gritaba por dentro, mi verga también gritaba poder violarla inmediatamente.
Ella tomó las pastillas, me aseguré que las tragara y los efectos no dardaron mucho en aparecer. Su cuerpo comenzó a perder el control, por lo que apoyé sus brazos por sobre mis hombros y comencé a guiarla. Finalmente mi plan comenzaba, podía sentir las carnes de su cuerpo y su olor a fresa estaba hinchando cada vez más mi verga. En una calle dónde no había nadie, aproveché para tocarle las tetas por sobre la ropa, pero mi mayor trofeo fue poder tocarle el culo, ese hermoso culo y redondo. Lo manosee y lo apreté y, si no estuviera fajo los efectos de la droga, estaría chillando por el dolor causado. Avanzaba unas calles y apretaba su culo, otra calle y apretaba sus tetas. No estábamos lejos de mi casa, un barrio incapaz de salir de sus hogares en un día tan frío. Nadie me vio con ella en el camino y, quienes lo hicieron, ni se dieron cuenta. Ella tenía bufanda y un gorro, con el, disimuladamente, acomodé para taparle media cara. A veces soltaba comentarios de que estaba borracha o algo por el estilo. Sin embargo, en una calle solitaria, metí mi mano por debajo de su calza termina y me topé con una tanga metida en su culo. Sentir la tibieza de la piel de su culo hizo que brotará semen de mi verga, estaba apunto de explotar y aceleré el paso hasta mi casa.
Una vez en el interior de mi hogar supe lo que había conseguido, tenía conmigo un saco de cemento, un deposito de leche de por vida. La dejé en el suelo con cuidado y comencé a quitarme la ropa, una vez desnudo mi lujuria empezaba. No podía resistirlo más, toqué su cuerpo sin poder controlarme, parecía un niño con un juguete nuevo. No sabía por dónde empezar. Besé sus labios, pasé la lengua sobre ellos y chupé sus mejillas hasta dejarlas coloradas. Karen simplemente no sabía lo que estaba sucediendo, solo seguía bajo los efectos de la droga. Tocaba sus tetas con fuerza y olía su entrepierna, pero no podía saciarme solo con eso. La tomé por los brazos y empecé a arrastrarla, pasamos a mi cuarto y de ahí a las escaleras que nos llevarían al sótano. Mi verga comenzaba a dolerme de lo hinchada que estaba, pero más le iba a e doler el cuelo a Karen de lo que iba a pasarle.
Acosté a Karen en la cama del cuarto secreto, mi premio estaba listo para ser violado una y otra y otra y otra vez y sin parar. No habría descanso, pero no podía mantenerla drogada por siempre, iba a matarla si hacía eso. Pero otros métodos se me vienen a la cabeza para que haga lo que quiero.
Bajé sus pantalones y su tanga, pude oler mi verdadera fortuna, estaba humedecido, pero tan solo era orina que se le había escapado por el miedo del momento. Estaba feliz y comencé a chuparle la concha peluda, lamí sus labios con desesperación, era un monstruo que no comió por meses y por fin podía alimentarse. Por fin tenía por lo que tanto luché. Por fin estaba a gusto en mi rincón, era mi paraíso, pero para ella un infierno. Era nuestro rincón lejos del paraíso.
[email protected] (para leerlo en word con una pagina que no daña a los ojos, enviar mensajillo con la palabra Karen CAP 1) :v
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