EL RINCÓN DE LAS FANTASÍAS 5.*
Un hombre busca regresar a su juventud para hacer suya a la chica que le gustaba. .
Regreso a la adolescencia.
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Esa mañana entró a la tienda un hombre flacucho, vestido con un saco negro, camisa blanca, pantalón de mezclilla azul.
Se dirigió al amable vendedor y sin titubear dijo.
– Buen día señor. He leído en su página de facebook que son expertos en cumplir CUALQUIER FANTASÍA.
Quiero cumplir la mía, por así decirlo.
– Bien. Por favor dime Adam.
Pasa de este lado y cuéntame.
– Muchos quieren estar con una jovencita vestida con el uniforme del colegio, lo mío es algo parecido. Se que sonará imposible, pero yo quiero volver a esa edad y encontrarme con ella en los años de escuela.
Mostrando la foto de una jovencita en edad preparatoriana.
– Sin duda una fantasía muy peculiar. Dejame ver que puedo hacer.
Adam miro la foto y pregunta.
– ¿Deseas agregar algo más amigo?
– Quiero que la mujer de la imagen me recuede como su primer experiencia en la escuela.
Una cosa más. Deseo que cuando regrese a esa edad, siga sabiendo como satisfacer a las mujeres.
Adam pensó un instante para luego decir.
– ¿Me podrías dejar la foto de la joven para comenzar a trabajar? Te la devuelvo pronto.
Tardare dos horas.
Confía en mí.
Disfrutando de una taza de café, Ángel no paraba de pensar si aquel famoso Adam no lo habría tachado de loco y más aún, si le tomaría el pelo.
Sabía que se podía someter totalmente la voluntad de alguien, incluso por medio de hechicería o de algún trabajo de hipnosis o si existía alguna otra forma.
Pero. ¿Regresar a la edad de cuando era estudiante?
La idea de volver a encontrarse con Liliana era sin duda una de sus mayores fantasías.
En esa época sus nervios y su inseguridad lo hacían desistir de acercarse a ella, pero si esto funciona, podría dar fin a una de sus tantas frustraciones.
– Bien. Aquí está la foto. Procura de ponerla en la almohada antes de dormir. Esto funcionará una sola vez, así que no te confíes demasiado. ¿Entendido?
Al pagar la cantidad señalada, lo único que Ángel podía hacer era revisar la foto para ver si no tendría alguna sustancia alucinógena; aparte de pensar en el reclamo que haría al día siguiente por tal fraude.
Contemplaba la foto para luego quedar profundamente dormido.
El despertador sonaba de una manera distinta, seguido de una voz que le indicaba que ya era hora de levantarse.
Ángel con suma exaltación miro a su alrededor, observando el dormitorio que ocupaba cuando vivía con sus padres y aquella voz que oyó sin duda era la de su madre.
Lleno de euforia y nerviosisimo se encontraba desayunando para partir con suma alegría a la escuela.
Su mamá, curiosa por la actitud del muchacho pregunto acerca de ese estado.
«Nada mamí, estoy estupendamente» dijo Ángel.
Las clases parecían eternas, pero él sabía que taeria su recompensa.
Al salir del aula, miró a todos lados y finalmente ahí estaba ella.
Vestida con una falda azul marino arriba de las rodillas, calcetas blancas, camisa blanca y un suéter azul marino.
Su cuerpo comenzaba a mostrar sus atributos.
Unos senos abultados puntiagudos, unas piernas torneadas, su cabello castaño claro, siempre amarrado en cola de caballo, de cara fina entre niña y mujer a la vez. Tal cual y como la recordaba.
Como pudo se mezcló en la charla con las amigas; poniendo Liliana interés en él.
Logrando sacarle de aquel grupo y llevándola a un lugar apartado, Ángel adulaba con fuerza a la compañera.
Liliana, casi maravillada por los sutiles halagos se dejaba envolver cada vez más.
Hasta que finalmente Ángel le robó un tímido beso y luego otro, para pronto hacer una guerra de besos.
Las manos del joven subían poco a poco por las morenas piernas de la adolescente, parando esta la acción.
– No debes preocuparte. Veras que te gustará, además tendrás algo que presumir a las mojigatas de tus amigas. ¿No te gustaría?
Dicho esto. Liliana se entregó por completo al hombre que ahora volvía a ser joven.
Con algo de pudor, la chica se dejó quitar unas braguitas negras, para que la boca de aquel lujurioso muchacho deborara una velluda vagina apunto del colapso orgasmico, producto del estímulo de lengua a clitoris.
Ángel absorbió cada líquido que provenía de la intimidad de la colegiala.
Casi sin mirar, sus expertas manos desabotonaron la camisa que ocultaba un sostén blanco, para que este fuera subido y así dejar al descubierto unos pezones erectos y morenos.
Pronto el compañero se amamantaba, de una adolescente apunto del frenesí, por el placer que apenas comenzaba.
Ya sin ropa, él se montó en ella metiendo suavemente su glande en aquélla vulva que por vez primera sentía la virilidad de un hombre.
El la reconfortaba haciendole saber lo mucho que disfrutaría al momento de relajarse y olvidar aquel dolor causado por ese intruso dentro de ella.
Tiempo después su propósito se había logrado, pues Liliana gemía como loca. Al menos el lugar donde se hayaban estaba solo, de ese modo los dos gozarian sin problema.
Ahora Ángel chupaba y le metía la lengua en el culo de Liliana, provocándole más espasmos de placer.
Al igual que con la vagina, este hombre convenció a la chica que sentiría mucho placer.
Entre aullidos de dolor, la joven fue experimentado hambre por ser atravesada por el pedazo de carne de su compañero de escuela.
Con sutileza, Ángel alternaba la penetracion entre vagina y ano.
Sus manos recorrian cada centímetro del cuerpo de la adolescente, haciendo mayor énfasis en sus pechos.
Su boca de igual manera aprovechando lo que podía alcanzar.
Ángel gemía al momento de que sus embestidas subían de tono y con mayor fuerza, sin importar que ese culo recién estrenado sufriera daño alguno, llenando la cavidad de la colegiala de semen.
Limpiándose la verga, Ángel le dice a Liliana.
– Quieres que te enseñe a chuparlo?
– No se. Ya está limpio?
– Ven.
Tomando un dedo de la chica, él le mostró como debía de hacerlo.
Torpemente Liliana tomaba confianza, a medida que iba tomando un extraño gusto por ese palo de carne que recorría con la lengua y lo metía cada vez más hasta donde su garganta lo permitía.
Sin mediar palabra alguna. El chico, atrapó la cabeza de su compañera para que no soltara el falo al momento de llenar de líquidos su boca.
Siguio otra ronda de besos, mamadas que los dos estudiantes se daban entre sí, hasta que terminaron en un 69.
Ángel volvió a clavar ferozmente a la chica, por la vagina y por el ano.
Esta vez el cliente de la tienda termino en la vulva de la mujercita.
Ya sin fuerzas quedaron tumbados uno encima del otro.
Luego de un rato, se disponían a despedirse de ese lugar, testigo de un furtivo encuentro carnal.
En la puerta de la casa de Liliana Ángel le hizo prometer que jamás lo olvidaría y tampoco olvidaría aquel día en en cual fue su primera vez.
Ella lo juro con fevor y se despidieron besando sus bocas.
La noche pasó como de costumbre en casa de Ángel, tal y como lo recordaba.
A la mañana siguiente, el hombre despertó ya en su época actual, el trabajo, la gente de siempre, incluso sus pendientes para ese día.
Pero. Al cruzar la calle.
– ¿Ángel? ¿Eres tú?
Al poner atención vio a Liliana, frente a él y con una sonrisa de oreja a oreja.
– Liliana. Pensé que no me recordabas.
-¿ Acaso ya se te olvidó aquel día que pasamos y que luego me hiciste jurar que jamás te olvidaría?
Pronto. Ángel sintió una mirada fija en él y al voltear, observa a Adam quien lo saludaba muy sonriente.
– ¿Te pasa algo Ángel?
– No. Nada. Te invito a salir.
– Claro. A donde quieras.
El hombre volteo a donde Adam, pensado gracias RINCÓN DE LAS FANTASÍAS.
Excelente