En casa con Cris
Al regresar a casa seguimos jugando con cris..
Antes de subirnos al auto para regresar a casa, le metí, a mi hija, la idea de que le insistiera a Cris de que se quedara un día más con nosotros, así seguían divirtiéndose en casa y mi hija aceptó, por lo que cuando íbamos por el camino mi niña le insistía. Al principio él se negaba; pero luego de que yo le sonriera un par de veces por el espejo retrovisor, aceptó de inmediato con un tímido si.
En ese momento mi paquete comenzó a ponerse duro mientras yo imaginaba todo lo que haríamos; pero traté de tranquilizarme. Respiré hondo un par de veces y la reacción fue disminuyendo.
Cuando llegamos a casa comenzamos a bajar el equipaje y entrarlo. Luego como ya era el medio día, pedimos una pizza que llegó media hora después.
– ¿Qué les parece si mientras esperamos la pizza toman una ducha? – les pregunté
– Está bien, papi – me respondió mi hija.
– ¿Qué te parece si vas tú primero Cris?
– Bueno – aceptó tímidamente.
Yo fui a mi dormitorio, que justo allí hay dos agujero que dan al baño. Uno justo al inodoro y el otro en la ducha.
El pequeño entro al baño y justo en frente del inodoro comenzó a desnudarse. Primero se quitó el pantalón, dejándolo en un slip oscuro muy apretado. Lo miraba de pies a cabeza y no dejaba de imaginarme chupándole el ano mientras el estaba sosteniéndose del inodoro por el placer. Cuando se quitó el slip lo primero que vi fue su pequeño penecito en reposo. Esa imagen me excito increíblemente, luego se giró para dejar su slip y todo su traserito quedo expuesto ante mi mirada pervertida. Estuve a punto de ir corriendo al baño al verlo totalmente desnudo; pero me aguanté, tenía que resistir.
Cuando el salió envuelto en la toalla, le ofrecí mi habitación y le dije que ahora me tocaba a mi, por lo que entré de inmediato.
Cuando oí que cerró la puerta comencé a hacer ruido con la hebilla del cinto para que cuando mirara en dirección al baño descubriera los huecos y me espiara como yo a él.
Luego de quitarme el pantalón comencé a masajear mi pene que estaba muy duro y luego lentamente fui bajando mi slip para que saliera disparado violentamente de su escondite. Supongo que estaba muy excitado porque en ese momento volaron algunas gotas de placer. Lo masajee unos segundos más; pero me contuve, quería guardar cada gota para cris.
Ojalá cris haya disfrutado el espectáculo que brindé solo para él, porque se que él me estuvo espiando también.
Me bañé y traté de no demorarme mucho para que pudiera entrar mi hija antes de que llegara la pizza. Cuando yo salía del baño cris salió de mi habitación. solo nos sonreímos el uno al otro y cada uno siguió su camino.
Al terminarme de vestir sonó el timbre y recibí la pizza. Cris veía la tele. No pude decirle nada, porque justo entró mi hija a la cocina. Almorzamos y luego tomamos una siesta. En la cama me daba vuelta de un lado al otro, necesitaba descargar; estaba muy excitado; pero resistí. Cuando nos bañábamos en la pileta les refregué mi pene muchas veces a los niños, por suerte ambos tenían ropa, de lo contrario me los habría follado ahí nomás.
Cerca de las ocho cenamos, vimos un poco de tele y a las nueve nos fuimos a la cama.
– Hija, no pueden dormir una niña y un niño juntos – le dije sonriendo y agregué – el dormirá en mi habitación.
– Pero, papi, me voy a aburrir – dijo haciendo puchero.
– Si, hijita, lo sé, pero no sé puede.
Ella entró a su cuarto enojada y golpeó la puerta con bronca. No quería hacerla enojar; pero necesitaba estar con Cris.
Cuando entramos a mi habitación cerré la puerta y me arrodillé para sacarle lentamente el pantalón, le acaricié sus piernas y luego le bajé el slip. Al ver sus nalgas no pude contenerme y comencé a lamerle su hoyito por unos minutos. El respiraba agitado. Luego tomé la vaselina, puse bastante en mi pene y luego en su colita. Puse el glande justo en su huequito y comencé a empujar, cuando vi que ya estaba la punta adentro, lo alcé, me acosté y el quedó sentado sobre mi, con la mitad de mi pene metido en su colita.
– Si supieras lo mucho que necesité esto hoy – le dije mientras entraba y salía de su hoyito.
– El me miraba fijo con sus ojos entre cerrados y su boca entre abierta, parecía que también lo disfrutaba.
Luego de unos minutos comencé a acelerar mis movimientos y cris comenzó a soltar dulces quejidos.
Que linda criatura, pensé mientras lo acariciaba. Tenía un rostro un poco andrógino, y eso me facilitaba amarlo sin límites.
– Me encantas – le susurraba.
El solo me abrazaba y se quejaba.
– Ojalá sigamos haciéndolo – seguía susurrándole.
– Y el me dio el sí con un movimiento de cabeza.
Luego de su respuesta comencé a meter mi pene más profundo.
– Mh, mh, mh, mh, mh, mh, mh, mh – gemía si parar.
– Mmmm, que rico tienes el hoyito. Perfecto como para hacerme morir de placer – le dije temblando de la excitación. Estaba a punto de venirme; pero antes de que empezara a acabar, bajaba la velocidad y mi semen volvía a su lugar, así estuve por un rato, hasta que llegó el momento en el que no pude aguantar más y mi pene comenzó a bombear leche, cuatro largos chorros, calientes y espesos encontraron hogar en su colita.
Luego de sentir mi néctar, Cris se acostó en mi pecho con mi pene achicándose dentro de él. Yo comencé a acariciar su espaldita, hasta que nos quedamos dormidos.
Al día siguiente desperté muy temprano, con mi pene duro como todas las mañanas y cris también lo tenía duro lo sentía en mi panza. Lo puse en la cama y mientras caminaba al baño completamente desnudo admiraba el culito burbuja de Cris, tan parado y rico que lo tenía, no podía creer que la noche anterior lo había follado hasta quedar sin fuerzas.
Continuará…
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