Enseñandole a amar a mi nena

Un padre divorsiado encuentra otra forma de satisfacer su necesidades sexuales.Una tarde me estaba acomodando mi slip luego de salir de la ducha y mi hija, Carla, abrío la puerta, vi que se sorprendió mucho al verme en ropa interior y con mucha razón, era la primera vez que me veía así.

en ese momento no supe que hacer me quedé inmóvil frente a ella que miraba mi bulto en ropa interior azul claro, les confieso que sentí vergüenza y morbo al mismo tiempo al ver su reacción.

¡hija! ¿que haces? le pregunté calmado para no asustarla.
quiero hacer pis me dijo sonriendo.

bueno dame un segundo y entras.
bueno, papi – respondió cerrando la puerta.
Al salir de allí entré en mi habitación y recordaba una y otra vez su carita de sorpresa al verme con poca ropa y me excitaba imaginar que ella quisiera saber que tenía debajo de mi ropa interior, así que me masturbé pensando en mi hija de cuatro años.

Para ser sincero, ella siempre me excitó, los días anteriores solía verla con una camiseta y sin calzones y ver sus cachetitos que sobresalían un poquito debajo de la prenda me paraba la verga, pero hasta ahora nunca hice nada sexual con ella; pero sabía que eso iba a cambiar esa misma tarde cuando la invité a ver dibujos en la computadora y yo estaba solo con una remera larga y calzoncillos, ella andaba con una camiseta blanca que le cubría hasta un poquito más abajo de sus tesoros.

mientras yo buscaba los dibujos por internet ella se paró al lado mío y me saboreaba excitado al ver que ella intentaba verme el paquete, incluso me demoré un poco para que ella mirara tranquila mi tesoro.

cuando puse los dibujos le pedí que se sentara en mi regazo, pero estaba tan caliente que antes de que se pozara sobre mi, me bajé mi calzoncillo y la senté.
papi ¿qué es eso? – me preguntó mirandome sonriendo.
luego te digo hija – le dije besandola y agregué – ¿o quieres saber ahora?
bueno – me respondió.
bueno, te explico – dije y agregué – ¿viste que los ventrilocuos le meten el brazo por el trasero a los muñecos para hacerlos hablar?
si – respondió y preguntó – ¿eso es un brazo?
no, no es un brazo, pero sirve para meterselo a las mujeres en el trasero y hacerlas gritar, además sienten rico.
¿de verdad papi?
si hija – respondí
también puedes sentir rico en tu panochita si la refriegas sobre esa cosa, si quieres prueba.
a ver – dijo ella y comenzó a moverse de adelante hacia atrás.
cuando se empezó a mover pude sentir su piel, no tenía bombacha y sentir el ruido de su vaginita abriendose y cerrandosé sobre mi pene, me elevó a la cúspide del placer, incluso entré cerraba mis ojos y temblaba un poco.

pero no siento nada – dijo deteniendose.
es que tienes que hacerlo por más tiempo – le expliqué.
mira, te daré vuelta y te mostraré.
la coloqué de tal forma que su tajito quedó en total contacto con mi miembro. ahora muevete.
y comenzó a moverse.
«uy que rico, mi amor» pensé mientras veía a mi pequeña que comenzaba a disfrutarlo.
¿sientes rico? – le pregunté con la típica voz de un hombre que está tratando de no acabar rápido.
s s si, papi, siento como que me pica – dijo con sus ojos cerrados y sin parar de moverse.
yo también siento así le conté.
de pronto sentí que sus piernitas se cerraban con fuerza y me decía ¡me hago pis papi! ¡me hago pis!- dijo agarrandosé con fuerza de mis brazos.
hazlo, mi amor, tranquila – le dije caliente a punto de acabar.
sin embargo no hizo ni pis ni nada, solo sintió un orgamos sin expulsar nada, muy a lo contrario de mí que la había mojado entera con mi líquido preseminal, pero seguía caliente porque no había acabado.
¿ te gustaría que juguemos al ventrilocuo y te meta mi coso en la colita? – le pregunté y agregué – también vas a sentir rico como recién.
bueno dijo con un poco de verguénza.
a ver dame un segundo – le dije.
tomé un recipiente de vaselina que tenía en el cajón de la computadora y me puse un buen poco en el pene y le puse bastante a ella en el oyito.
¿qué haces, papi? – me preguntó cuando sintió mi mano en su colita.
es para que sientas rico, pero duele un poquito al principio, pero no tengas miedo que yo te cuido le dije.
bueno, papi – me contestó sonriendo.
aquí vamos, relaja tu trasero – le pedí.
bueno, papi – me contesto.
y comencé a empujar despacito.
¿duele, mi amor? – le pregunté mirando su carita hermosa.
un poquito, papi – me dijo.
avisame cuando ya no quieras que lo meta más – le pedí
bueno, papi – contestó.
metí cerca de diez centimetros cuando me dijo que ya no metiera más, su oyito apretaba un poco mi pene.
te sientes bien, amor – le pregunté.
si, papi – me respondió.
bueno, ahora voy a meterlo y sacarlo – para que tu colita se acostumbre y empieces a sentir rico.
está bien – dijo mirando mi cara.
y comencé con el mete y saca.
ay, papi, ay, papi, ay papi, ay – se quejaba.
te duele mucho, mi amor – le pregunté.
un poquito, siento como que me voy a hacer popo – me dijo avergonzada.
no te preocupes amor, que a mi no me va a molestar – le dije exitado siguiendo con el tramite.
ay, mi amor, le haces sentir muy rico a papi con tu colita.
ay ¿si papi? ay, ay – me preguntó entre quejido.
¿no sientes rico, amor? – le pregunté.
si papi, ahora si, pero hazlo despacito – me pidió mirandome con sus hermosos ojitos negros.
ay mi amor, ay mi amor, ay mi amor, ayyyy – y entonces fue cuando llené de semen el oyito de mi pequeña de cuatro años.
ay papi ¿qué me echaste? – me preguntó y agregó – ¿me hiciste pis?
no, hijita, mi amor – es otra cosa le aclaré.
nos quedamos un rato inmoviles y cuando recuperé el aliento, la tomé por la cintura y me puse mi slip.
Ella no vió mi pene, pero lo sintió muy bien y yo a ella, no se imaginan lo rica que fue esa follada con mi nena de cuatro años.

diganme si quieren saber que pasó después…