Harry x Hermione – Lecciones de Escoba
Hermione le pide ayuda a Harry para practicar su vuelo en la escoba. La Seata de Fuego no será lo único que se eleve al entrenar..
Tarde en La Madriguera y tras prepararse en su habitación, Harry vio a Fleur y Hermione calentando en el jardín, con conjuntos deportivos apretados que les marcaban perfectamente la figura. Harry no podía creerse su suerte cuando echaron a correr. Veía de reojo cómo botaban sus pechos a pesar de ir bien sujetos, y cuando podía se atrasaba un poco para dar un vistazo a sus magníficos traseros.
Fleur les contó sus planes de futuro.
Bill había vuelto de Egipto para quedarse, y su idea era irse a vivir juntos a un pequeño apartamento en el centro de Londres. Parecía muy emocionada, pero Harry notó algo raro en su sonrisa. También les puso al tanto de lo que iba a ocurrir en Hogwarts ese año, que por primera vez iba a admitir alumnos de intercambio, entre los que se encontraba su hermana. Por supuesto, Hermione ya estaba enterada de todo, pero a Harry le resultó de lo más interesante saberlo, y se preguntó por qué no había ocurrido anteriormente.
Cuando terminaron, Hermione le pidió a Harry que le ayudase a mejorar con la escoba. Se despidieron de Fleur y fueron al cobertizo a recoger la Saeta de Fuego de Harry. Hermione montó en ella pero parecía no ser capaz de mantener el equilibrio. Apenas levantaba el vuelo volvía a caer.
– Quizá me ayudaría montar con un profesional -dijo Hermione.
Harry accedió y subió a la parte trasera de su escoba, tratando de mantener la distancia con su amiga. Poco a poco fue dejando que ella controlase más la situación, y consiguió mantenerse estable a unos dos metros del suelo.
– Ahora sigue subiendo, Hermione. ¡Lo estás haciendo genial!
– Si sigo así no me voy a atrever, agárrala tú mejor -dijo la morena mientras se echaba hacia atrás en la escoba.
Hermione se acercó todo lo que pudo, hasta que su culo quedo enganchado entre las piernas de su amigo.
– Me siento más segura si puedo sentir el palo de la escoba lo más cerca posible.
Harry no entendía a qué estaba jugando su amiga, pero no iba a darle muchas vueltas. Se enderezó en la escoba y atrajo más hacia sí a Hermione. Encajó su pene, ya bastante duro, entre los glúteos de su amiga y se echó hacia delante, apoyándose en su espalda.
A Harry le pareció oír un gemido cuando aceleró con la escoba. Su amiga le pedía mayor altura y velocidad a gritos, mientras que de forma más silenciosa, su trasero parecía pedir una sesión de sexo duro. Hermione parecía dispuesta a conseguir su objetivo moviendo su culo arriba y abajo a lo largo del miembro erecto de Harry. Ambos sabían lo que estaba ocurriendo, pero lo negarían a cualquiera que lo preguntase en el futuro. Lo que a ojos de los demás sería un simple entrenamiento con la escoba no se correspondía con lo empapada que estaba la ropa interior de Hermione y lo duro que estaba el pene de Harry.
Tras unos minutos en el aire, los gemidos de Hermione eran ya muy claros. Harry estaba muy caliente. Su amiga apretaba cada vez más su culo contra él, moviéndolo cada vez más rápido y permitiendo que los dos sexos hicieran todo el contacto posible. Hermione se quedó sin aliento cuando los últimos roces permitieron que notase el semen hinchando el rabo de su mejor amigo para que posteriormente estallase contra su culo. Oyó el suspiro de Harry y con una sonrisa de alivio dejó de moverse, satisfecha, aunque en cierto modo arrepentida por lo que había hecho.
Al aterrizar, hicieron como si nada hubiera ocurrido. Sólo había sido un vuelo de dos amigos.
– Muchas gracias, Harry. Eres un gran profesor. Espero que me sigas enseñando en el futuro.
– ¡Claro! La próxima vez ya podrías ir sola.
– Es posible, creo que estoy adquiriendo muchas habilidades últimamente.
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