LA ESCUELITA DE FÚTBOL. (10) – FINAL.
Las “mamis” me hicieron cierta “despedida” porque lo de Leticia se concreta y es mejor de lo que esperaba, todo lo demás es maravillosa VIDA..
REUNIÓN DE “DESPEDIDA” – ACEPTACIÓN. -10-.
Al llegar a casa con Regina le dije que se buscara un lugar junto al custodio que se quedaba en la casa, en ese departamentito se podía estar sin necesidad de intimar, comenté que iba a recibir visitas y que luego buscaríamos un lugar en una de las habitaciones de la casa principal, aceptó sin problemas y se fue a charlar con Luis que era quien debía estar allí.
Las mamis habían salido junto conmigo y se tardaban un poco más de lo debido, enseguida me enteré el por qué… habían ido a comprar algo de carne para hacer un asadito, invitándose a cenar. Diana venía en el auto de Irina y Sandra en el auto de Shui, trayendo a sus hijos, por supuesto, aún había bastante claridad y, no bien estacionaron los chicos bajaron y se fueron rápidamente a la pileta, tomaron varias cosas de la cocina para llevarlas al lugar dónde harían y comeríamos el asado, lo que motivó que me ofreciera a ayudarlas…
- Vos ni te podés mover de la casa, ya nos pusimos de acuerdo, dos de nosotras van a cuidar a los chicos y a comenzar a preparar todo, en este caso, Sandra y Shui, mientras tanto… ta, tam, ta, tam, como hace un rato que no te vemos, Irina y yo vamos a relajarte con algunos masajes “de los nuestros”, eso sí, en tu habitación porque por aquí no hay lugar donde puedas estirarte, -dijo riendo Diana-.
- ¿Están seguras que van a ser sólo masajes?
- Jajaja, quedate tranquilo, vamos a ser Masoterapeutas de nuestro “Macho-terapeuta”, -agregó Irina sonriendo con toda la cara-.
Ya me la venía venir por lo que me había dicho Elena, el “verso” que habían hecho con los maridos es que tenían una reunión en mi casa y volverían un poco más tarde porque “picarían” algo, ni problemas que se hicieron estos, además venían con los chicos y ¿quién puede ponerse a dudar o pensar mal cuando andan con los chicos a la rastra? A mí, en realidad, me importaba poco lo que pudieran pensar los maridos o las triquiñuelas de sus mujeres, en cuanto ellas se ponían la tanga o se sacaban la ropa, ellos dejaban de contar.
El tema es que, no bien terminaron de hablar Diana se sacó la remera y dejó a mi vista y al alcance de mis manos sus fabulosas tetas, me prendí con las dos manos a sus ubres y la besé con ganas, pero Irina no me dejó seguir, también se sacó la remera y, así desnuda de la cintura para abajo, nos empujó hacia la habitación…
- Vas a tener que traer sogas porque no creo que sólo sean masajes, -expresó Diana refiriéndose a Irina–
- No van a ser necesarias las sogas, Nacho ya me enseñó que no me hacen falta, él se ocupa de contener mis movimientos y vos te tenés que ocupar de tener mi boca sellada.
- ¡Ahhh, los dos son unos hijos de su madre!, estuvieron cogiendo sin avisarme, esta me la van a pagar, vas a ver cuando tenga el “aparatito” puesto.
Entramos al cuarto riendo los tres y tardaron un santiamén en desnudarme, apenas si las dejé practicar un poco del oral “a dúo” y a la primera que “ataqué” fue a Irina. Si lo hacía en “misionero” taparía todo su cuerpo y no le dejaba lugar a Diana, por eso, quedó de espaldas a la cama, pero levanté sus piernas, me arrodillé entre ellas y la penetración no se hizo esperar, estaba rebosante de jugos, Diana tampoco esperó y apenas comenzó con los movimientos de felina encerrada y las ganas de gritar, se sentó sobre su cara.
No me contuve para nada, Irina tenía orgasmos consecutivos cuando yo bombeaba en su vagina y emitía sonidos guturales que la entrepierna de la morocha no dejaba que se convirtieran en gritos, a su vez, Diana no se quedaba quieta, mi dedo medio en su culo y el clítoris atrapado entre los labios de Irina la volvían loca de placer, aunque temblaba, se contraía y se mordía para no gritar por los orgasmos, un poco más espaciados, pero igual o más placenteros que los de la chiquita rubia.
Como no me contuve para moverme tampoco lo hice para elegir agujero y, en un momento dado, con un grito que no pudo contener, me “perdí” casi de una en el culito de la rubiecita. Había movido la cabeza de la entrepierna de la morocha y grito diciéndome, “Nachooo, me hiciste mierda el culo, no te pares, dame más fuerte…”. No pudo seguir Diana enfervorizada le volvió a tapar la boca. Bombeaba en el culo de Irina, tenía metido un dedo en el culo de Diana y con la otra mano estrujaba sus pezones, estábamos embaladísimos hasta que Diana gritó, “pará Nacho pará, la petisa no puede más”. Yo paré, Diana se corrió de lugar e Irina parecía mirarnos sin ver, enseguida pestañeó y nos dijo: “No puedo más chicos, tengan piedad, no puedo más” … Respiramos aliviados y la rubia se movió hacia un costado de la cama, pero Diana se acomodó en cuatro y me dijo que siguiera yo, que, si quería alternar, alternara.
Supe enseguida lo que me quería decir y fue a fondo varias veces en un agujero por otras tantas varias veces en el otro hasta lograr que, aparte de tener orgasmos, se dejara caer de bruces y me pidiera de terminar, la saqué pidiéndole que se arrimara a Irina y le acabé a las dos en las tetas. Irina ya estaba bien, las besé con ganas a las dos y nos fuimos a dar una ducha conjunta, la mamada debajo del agua también fue conjunta, pero me dejaron en estado de tensión diciendo, “es para prepararlo para las otras, jajaja”
Con Sandra y Shui fue distinto, venían calientes entre ellas porque habían estado “tocándose” cuando preparaban el fuego y las ensaladas y ni bien entraron se desataron ambas, hicieron un “piedra, papel y tijera” para saber quién de las dos quedaría arriba, fue Shui y se enfrascaron en un “69” esperado desde hacía un rato. El culo de Sandra era más apetecible que el de Shui, más relleno, más gordito, mejor armado, pero la china se la “comía” con tantas ganas que me incentivó un poco más de lo que estaba. El culito chiquito de la china también me ponía loquito y ver sus nalgas con ese punto marrón que parecía latir a medida que me llamaba, desataba mis urgencias para entrar en ese lugar.
A sabiendas que “de una” no podría por allí, hice “la lógica”, lubriqué todo el ariete entrando en su conchita más accesible y después cambié de lugar, “Nacho, mi Nachito, me encanta sentirme bien cogida, seguí, esto es una delicia”. Esto lo decía después que se hubo tranquilizado porque al principio, tanto en un lado como en el otro, el tronco se hizo sentir. Gritó tratando de taparse la boca con la mano, golpeaba las palmas de las manos sobre las sábanas, se contraía, temblaba, puteaba desatada, chupaba desaforada y pedía un poco más, haciendo que la voz de Sandra se hiciera oír… “No hablés más china y la puta madre, te escuchó hablar y hablar, noto cuando acabás y me contagiás a mí, me estoy enloqueciendo” … Yo estaba en mi salsa.
Sucedió lo que tenía que suceder o, por lo menos lo que yo buscaba, Shui se desmoronó sobre el cuerpo de Sandra, dio a entender un “no quiero más” que se notó cuando la hicimos girar hacia un costado y se hizo un ovillo, agotada y placenteramente satisfecha. Sandra no perdió tiempo y su mamada me llevó en un sube y baja exquisito… “Ahora ponela dónde quieras, pero tratá de aguantarte, me quiero tomar toda tu leche”. Luego de unos quince o veinte minutos de entrar y salir de un agujero y del otro gozó de un par de orgasmos y se la di para que, besando mi pubis, su garganta recibiera toda mi simiente.
Ya, en el rato de la cena, surgieron las chanzas, las bromas y los comentarios con dobles intenciones que nos permitieron pasar un momento de lo más agradable…
- Tendría que poner una moción de reclamo porque no obtuve ningún “masaje” y se confabularon para agotarme, jajaja, estuvo genial, pero fue tremendo.
- Nosotras sí que recibimos “masajes”, no se notaron mucho porque fueron “internos” pero… ¡Madrecita!, activaron todo, -dijo Irina provocando las risas de todas las demás-.
- ¿A quién se le ocurrió este “acoso”?… -La que contestó poniéndose seria fue Diana-.
- Fue casi tácito y surgió en el momento, todas nos dimos cuenta que estas “escapadas” comenzarán a espaciarse, ya vienen las vacaciones y es probable que, en tu caso, sean más que vacaciones y te “acaparen” por un tiempo.
- ¿Perdónnnn?, ¿qué es lo que me estoy perdiendo?
- Ay Nacho, de tonto no tenés nada y sos un tipo genial, pero no dejás de ser hombre y suelen estar en “babia” de muchas cosas, -aquí se metió Sandra en la charla-.
- Jajajaja, te compraste “la jaulita”, preparaste el “palito” y lo pisaste con las dos patas. -La risa fue general y me hice a la idea de por dónde venía la cosa, pero quise seguir “tirándoles la lengua”- …
- ¿Alguna me puede explicar de qué me están hablando?
- De algo que ya hasta el nene se dio cuenta, -siguió Diana-. Leticia y vos, vos y Leticia están “hasta las manos”, son tal para cual y “pelotudean” como chicos con indecisiones, aunque todas nosotras creemos que sos el más “cagón”.
- Entiendo de lo que hablan y algo hablé con Elena, yo sé que soy muy “jodido” con mis modos de pensar y proceder, pero no todas pueden comprenderlo.
- ¡No jodas!… Nosotras nos vamos a poner como Joan Manuel Serrat para decirte: “Niño, deja ya de joder con la pelota” … Leticia se puede haber equivocado en varias cosas, pero tiene más ovarios que nosotras, más incluso que Elena que es un fenómeno de “mina”, además, ¿sabías que somos mujeres y descendemos de brujas?, no nos podés engañar con “fachadas”, todas sabemos cómo sos cuando querés dar y te morís de las ganas de dar con ella como pareja, -dijo Diana con la aceptación de todas las demás-.
Cuando les tocó irse se despidieron de mí con besos de los más fogosos, a dos de ellas les dije de mostrarles algo que tenía en la habitación y a otras dos algo que tenían en el privado para poder besarnos tranquilos, las dos que quedaban con los chicos estaban atentas a que no se movieran de la mesa y no nos vieran, ¡lindo grupo de compinches esas cuatro mamis!… Dejaron todo ordenado y limpio, hasta las sábanas cambiaron y al quedarme solo la llamé a Regina…
- El departamentito del fondo puede estar bien para dos hombres, pero creo que vos tendrías que instalarte en una de las habitaciones de la casa, doy por descontado que las mujeres tienen otro tipo de intimidades que no tienen por qué exponer.
- Como guste señor, aunque si hay que adaptarse…
- ¡Adaptarse las petunias!, acá a lo único que tendrás que adaptarte es a “tomarte el palo” cuando yo tenga algunas visitas, lo mismo si te toca en el semi-piso. Vení que te muestro la habitación.
La “Valkiria” me siguió y quedó encantada con la habitación con baño propio, admito que la miré con muy buenos ojos, todo en ella, por físico y por prestancia, generaban ganas de tener sexo desenfrenado, pero, ni hablar de hacer ningún intento, ya mi cabeza estaba consustanciada con la Abogada rubia y debía reconocer, tal como me lo hicieron saber las chicas, que lo de Leticia excedía cualquier razonamiento egoísta o cualquier tontería de mi parte. Estuve tentado de llamarla para que viniera a quedarse conmigo y me di cuenta que era algo totalmente improcedente, lo admito, me taré un poco, ella merecía otra cosa, la invitaría a cenar el viernes y… luego veríamos.
El viernes en la mañana, de camino a la oficina, le di todas las indicaciones a Gustavo, luego, ya en la empresa me encontré con otra chica sentada en la oficina de Ivón, ésta, de nombre Gloria, se presentó y me dijo que la cubriría a Ivón que se había tomado toda una semana por días que le debían. A Gloria se la notaba asustada, no era un prototipo de belleza femenina, pero no era nada fea y a mí eso me importaba, la llamé a mi oficina, la puse al tanto de lo que pretendía y le pedí que me consultara ante cualquier duda, salió más relajada y contenta por el trato.
No la había visto a Leticia y me extrañó, pregunté por ella y me avisaron que estaba supervisando los arreglos de la oficina nueva, debido a que trabajaban allí los de Informática. “Gloria, ubique a la Directora de Legales y dígale que venga a verme urgente”, mi voz sonó imperativa, pero no estaba enojado ni mucho menos, creía tener la solución para comenzar a acercarme a Leticia sin “apurarla” a lo tonto… A los cinco minutos se presentó a verme…
- Hola Nacho, me llamó Marisol para preguntarme sobre la ubicación final de los escritorios y dónde quería que colocara los equipos.
- ¿Te parece eso suficiente motivo para no venir a saludarme o no esperarme?
- Pero, pero, si fue sólo un instante…
- No pasa nada mi cielo, era broma, ya te vi y tengo la mañana más clara, -noté que su rostro se encendió-. Te llamaba porque creo que vamos a tener que cambiar algunas reglas de la empresa y de los contratos de trabajo.
- Tú dirás, hacemos las modificaciones a alguno que tengas en tu computadora y luego lo paso a la mía. ¿Qué querés modificar?…
Leímos los contratos y tuvo que acercarse, la dejé sentar en mi sillón y se ocupó del ordenador para hacer las correcciones, yo me quedé parado detrás de ella mirando lo que hacía y poco me faltó para acariciarle los hombros y el cuello, el perfume que tenía puesto en el cuello actuaba como desinhibidor y alteraba un tanto mis neuronas.
- ¿Te pusiste algún perfume con afrodisíaco para enloquecer a tu jefe?
- ¿Estás loco Nacho?, para enloquecer a mi jefe haría lo que fuera, pero nunca pensé en el tema del perfume, jajaja.
- ¡Ahhh, bueno!, esto no lo esperaba, debo ser yo porque ya me di cuenta que es el mismo de siempre. Como sea, una de las cláusulas que quiero eliminar es la que habla sobre las contrataciones de personal que tengan algún tipo de relación parental.
- Me parece una buena decisión, aunque para que no se instale el Nepotismo, el personal-pariente deberá demostrar con exámenes estar capacitado para el puesto que tenga que ocupar.
- Es justo, arregla ese ítem y redacta algún tipo de compromiso para el que “recomienda” haciéndolo responsable.
- Vos decís algún tipo de sanciones si se contrata a quien luego no cumpla con su trabajo o haga quedar mal a la empresa.
- Si porque saber y conocer no quiere decir que después se comporte bien en sus tareas o con los compañeros o con lo que hable en contra de la empresa en sí. Además, hay otro artículo normativo que quiero cambiar.
- Decime cual y lo cambiamos.
- Es el que tiene que ver con las relaciones entre personas que pertenezcan al personal de la empresa. No sé en qué se habrá basado Félix para redactar esto, pero creo que estamos siendo discriminatorios, además, si yo quiero tener una relación de noviazgo o pareja con alguna chica de esta empresa, no quiero tener que andar ocultándolo o dándole besos por debajo de los escritorios.
- ¡Pero mirá qué bien!, ¿tenés alguna en vista que se adapte a cómo sos?, -lo preguntó con cierto interés en su mirada-.
- Sí, esta noche la voy a llevar a cenar en el mejor restaurant, hablaré bien con ella y, si está de acuerdo, le voy a proponer el postre en el semipiso, aunque sin demasiados “firuletes” porque tendrá que entender que al día siguiente debo salir temprano porque tengo a los chicos del fútbol esperando para jugar.
- ¡Ah, claro!, tendrá que entender eso, bien dejame que vea esto y luego te mando el nuevo contrato con las correcciones.
Salió de la oficina poco menos que corriendo y tratando de aguantar una reacción, la pequeña ilusión que se estaba haciendo quedó destruida cuando le dije que llevaría a cenar a la chica que me interesaba como novia y pareja y quedaba demostrado, en principio, que no sería ella. Ex profeso había hablado refiriéndome a una tercera persona, aun sabiendo que me jugaba una carta enorme apostaba a que la sorpresa la haría más receptiva.
Cuando me quedé solo pensé en que podría haber actuado de otra manera, quizás invitarla para hablar de algo personal hubiera sido una mejor opción y que después surgiera por decantación lo del “postre” y el semipiso, pero llegué a la conclusión que era todo producto del “cagazo” al compromiso que arrastraba desde siempre pues, si al decirle la verdad no me aceptaba, me liberaría para pensar que no era la mujer para mí.
Al rato tenía un lío en la cabeza porque se me dio por pensar que, si se enojaba y me decía que no, aunque hubiera montones de mujeres dando vueltas, me quedaba “en pelotas”. “Se me quemaron un tanto los papeles” y hasta pensé en llamarla a Elena para pedirle uno o algunos consejos, enseguida desistí, bastante pelotudeces me estaba mandando, decidí “tomar el toro por las astas” y la llamé a su extensión…
- Leticia, dejá lo que estás haciendo y vení a verme urgente.
- Estoy terminando el contrato, ¿qué necesitás?
- ¿Todavía ni hablé con vos y ya me ponés “peros”?, ¿qué entendés cuando te digo urgente?… -No contestó, colgó y vino rápido a mi oficina.
- ¿Va a ser siempre así cuando te llame para algo?
- No, disculpame, tenía la cabeza en otro lado. ¿Qué necesitás?…
- Me parece que no encaré bien lo de hace un rato, pero tengo dos o tres opciones para subsanarlo.
- ¿En qué cláusula te equivocaste?
- En las del contrato, en ninguna, esto tiene que ver con el futuro, ¿qué preferís?, salimos de la oficina y nos vamos a tomar un café en una linda confitería o nos vamos a charlar a mi departamento y cenamos allí o desde allí nos vamos a cenar a un buen restaurant, tengo que tener una charla personal con vos, quiero pedirte que seas mi pareja y creo que no lo expliqué bien en la conversación anterior.
- Pero, pero, pero Nacho, ¿la mujer a la que ibas a invitar a la cena era yo?
- Claro belleza, ¿quién otra me puede mover el piso como lo hacés vos?… ¿Estuve mal?, ¿no?
- Estuviste pésimo y sí, sí, sí, sí, sí, sí, no necesito una cena, acepto ser tu novia, tu mujer, tu pareja, tu todo y sin “peros” ni condiciones, adónde decidas ir, te sigo.
- Genial, avisale a tu madre que lo cuide a Peter y decile que posiblemente no vuelvas esta noche y… y…, estoy tan embalado que me olvido algo…
- Jajajaja… ¿No te estarás olvidando de darle un beso a la chica que te acepta todo y tal cual sos?…
Recién allí tomé conciencia que Leticia estaba parada delante de mí, que tenía los brazos extendidos y que sus ojos y todo su rostro parecían brillar. Había besado a un montón de mujeres, pero ese primer beso con Leticia fue distinto, profundo, sabroso, sentido, nacía desde nuestro interior y nos aislaba. Era fuego, pasión, ternura, urgencias, se unía todo en un entrechocar de labios, lenguas y salivas que se aceptaban como pares. No pudimos mantenernos de pie y con el sofá a centímetros, nos dejamos caer sin despegar los labios y nos abandonamos el uno al otro, tenía sus tetas, su entrepierna, sus nalgas, su cara y todo su cuerpo a disposición de mis manos y parecía que yo no necesitaba más que abrazar su espalda, a ella le pasaba igual.
Mi erección quería traspasar la tela del pantalón y no atinó a acariciarme, le bastaba con el suave toque de sus yemas recorriendo mi espalda por sobre mi camisa. El tiempo se había detenido o eso nos pareció a los dos, el sonido de su celular nos hizo reaccionar. Era Elena, “te ahorraste de llamarla”, -le dije a Leticia cuando vi la palabra MAMÁ en el visor del celular que había dejado sobre el escritorio-. Contestó mirándome y poniendo cara de “mala suerte”.
- No mamá, no estaba precisamente ocupada con trabajo, estaba teniendo uno de los mejores momentos de mi vida… Sí, estoy en la oficina, en realidad en la de Nacho y nos estábamos besando…
- Jajaja, mandale besos a la abuela más hermosa, decile que “nos cortó el chorro””, -lo dije en voz alta para que Elena escuchara-…
- Sí mamá, eso es precisamente lo que iba a pedirte, quedate esta noche con Peter, nosotros nos vamos mañana directamente a la cancha… Bueno, yo me encargo de dárselos y mañana te cuento, chau má, besos. Nacho, mi madre te manda muchos besos.
“Mi novia” se despidió con un beso, se fue a reanudar sus tareas y cuando quedé solo me puse a pensar que tendría que aclarar varios “tantos” con ella, me sentía fenomenal a su lado, de hecho, la necesitaba, pero… ni “en pedo” cambiaba mi modo de ser. Celos no pensaba tolerar, los únicos que existirían podrían llegar a ser los míos y ¡por Dios! que no quería que salieran a flote, yo conocía mejor que nadie mis intransigencias. Imposiciones de su parte, cualquiera fuere, ni soñarlo, compartir, sólo con otras mujeres y nada más que conocidas mías.
Sabía que lo mío era duro de sobrellevar, pero, “es lo que había” y quien quisiera estar a mi lado, tenía que aceptarlo. Al llegar la hora de retirarnos de la empresa, horas que, a no dudar, se hicieron de “goma”, nos fuimos al departamento en el auto de Leticia y lo liberé a Gustavo, avisándole que dejara el vehículo en la casa y se tomara el resto del día libre, avisándole a Regina que al día siguiente fuera a buscarme a tal lugar.
Acostumbrada al lujo, a Leticia no le sorprendió el departamento, aunque acotó que le encantaba y pronto se movió en él con total comodidad y confianza. Lo recorrió por entero y al llegar a la cocina se fijó lo que había preparado en el freezer y me dijo que, si no me parecía mal, ella prepararía algo de lo que tenía almacenado y cenábamos allí. Acepté y como quedaba mucho tiempo nos sentamos a tomar una copa y a charlar de nosotros dos.
Le expuse todo lo mío como si fuera un manual, dejándole aclarado que ella no sería “una más” y que no iba a tratar de explicárselo, tendría que demostrarlo con amor, cariño, atenciones y siendo “todo oído” ante sus posibles dudas, pero, que una cosa eran dudas y otras celos o imposiciones. En un momento dado en que me miraba con seriedad, levantó la mano y me hizo callar agregando:
- Nacho, no es necesario que me expliques nada más, quiero y necesito estar a tu lado, te amo y no es fácil que yo se lo diga a quien no merece escucharlo, seré “tu mujer” y mucho más, sin trabas, acompañándote y sin hacer nada que pueda molestarte, sólo tengo una duda, ¿qué hay con Peter?
- Si no me preguntabas por él me ibas a hacer pensar mal de tu calidad de madre. Peter será el hijo del padre-hombre que necesita, entiendo que lleva tu apellido de soltera, pues cuando vos lo decidas y lo estimes conveniente le daremos el mío o no, debe ser un chico “normal” ante los ojos de la sociedad en que se va a mover.
- Ya tuvo varios problemas en el colegio con sus compañeros porque dijo que “su padre” era una mujer.
- No estoy de acuerdo con que una criatura tenga que “comerse” humillaciones, bromas, chanzas, discriminaciones y malos ratos porque, egoístamente, una pareja de gay decida por las suyas ser “padre-mujer” o “madre-hombre”.
- Está bien, pero, las parejas gays, decididamente, existen.
- Sin dudas que existen, pero creo que un adulto puede lidiar con haber asumido determinada sexualidad, pero no tiene por qué obligar a un chico que dicen amar a sufrir la crueldad de los demás o aceptar lo “anti-natural” que los demás no entienden tal como ellos pretenden, se me hacen que lo forjan en resentimientos y grietas que deberán “cargar” siempre convirtiéndolos en “alimento de Psicólogos”. De adultos, que elijan como crean conveniente, no estoy para “apuntar” a nadie, pero no creo en condicionar a ser de determinada manera y/o hacer sufrir a un chico, es demasiado egoísmo.
Las cosas habían quedado claras y noté que la mirada de Leticia cambiaba, en sus ojos noté el deseo y los entrecerró como cuando un felino está a punto de saltar sobre su presa, algo que, a todas luces, parecía ser en lo que me había convertido. No hubo sutilezas, hubo un abrazo sorpresivo y un beso que amagó con devorarme la boca y nuestras manos y brazos se convirtieron en tentáculos cuyas terminaciones nerviosas dejaban que el placer corriera para desplazarse al cerebro. Sus tetas endurecidas de pezones erguidos y sobresalidos clamaban por caricias, al igual que su entrepierna mojada por las segregaciones de su boca vertical.
No la dejé moverse demasiado, ella acostada en el sofá y yo arrodillado a su lado, ni sé cómo adoptamos esa posición, besaba sus labios dejando que una de mis manos se colara por su camisa y por el interior de su sostén mientras la otra, ascendiendo por sus muslos desde debajo de su pollera, se adueñaba de su entrepierna, la tanga no fue escollo para que los dedos más largos ingresaran sin permiso en el cálido interior.
El gemido placentero no se hizo esperar, bastó un pequeño apretón en su clítoris erguido y no tardaron en llegar las contracciones que anunciaban una descarga íntimamente esperada. “No me puedo aguantar Nacho, Nachooo, ¡por Dios!”, alcanzó a decir, se contrajo y formando un arco, dejó la espalda y la cabeza apoyada en un lado y la planta de los pies por el otro mientras temblaba, movía la cabeza de un lado al otro y daba gritos cortos que te elevaban el morbo al cielo.
Se dejó caer como vencida con el cabello rubio sobre el rostro, pero fueron sólo segundos y trató de incorporarse diciendo, “ahora me toca a mí”. No la dejé, la besé y le dije: “Creo que si me tocás, explotó a morir, mejor vamos a bañarnos y nos sacamos el trajín y las malas ondas que traemos desde afuera”. “Dame dos segundos, te preparo el baño y me alcanzás”.
Lo dijo mientras se “arrancaba” la camisa casi junto con el sostén amontonado debajo de sus tetas y dejaba caer su pollera para dirigirse al baño de la habitación exhibiendo su cuerpo de encanto y vistiendo sólo una tanga y sus sandalias de tacos altos y finos. Aún muerto se me hubiera “parado” igual, ¡qué mujer!, ¡Cristo santo, qué mujer! No tardé en sacarme la ropa y me fui detrás. Al entrar al baño me estaba esperando con su “escenario” armado, “el agua está justa amor”, me lo dijo sin volverse y sin mover su cuerpo que, a 90° dejaba la mitad delantera dentro de la bañera y sus piernas y nalgas maravillosas a merced de mi mirada enfebrecida y llena de deseos.
Ella logró lo que esperaba y yo lo que quería, me arrimé a sus nalgas y el glande pareció tener vida propia cuando comenzó a penetrar su vagina estrecha y empapada. “Ayyy, despacio mi cielo, ya tenía una idea, pero no es lo mismo, me estás partiendo… no la saques, que no se te ocurra, seguí que me encanta”. Su voz sonó amplificada por la bañera y por su posición, del mismo modo en que se amplificó el movimiento de sus caderas cuando ni un pelo quedó afuera, aunque en realidad ninguno tenía pelos para imponer.
Nunca hubo caderas más perfectas para las palmas de mis manos y afirmado allí entré y salí como desaforado haciéndola gritar a Leticia de placer y un tantito de dolor que también descubrió placentero. Tuvo un orgasmo gritado con ganas y yo seguí, aunque aminoré mi bombeo, ya fue entrando lento y profundo hasta chocar con su interior y salir del mismo modo. No lo esperaba y enderezó su cuerpo pidiendo que le acariciara las tetas. Lo hice y volvió lentamente a su posición anterior, pero comenzó a temblar de un modo que creo que ninguno de los dos esperaba, sus músculos internos me apretaron con fuerza y alcancé a preguntar “¿dónde?” …
No contestó de entrada, sólo empujó sus nalgas y luego gritó a lo “camionero”, tal como hacía su madre, “damela en la concha mi amor, en la concha, me la partiste, llenala de leche y que me queme, la puta madre, tomá mi polvo, soy tuya, te amo, rompeme el culo si querés, hace lo que quieras conmigo, ahhhh” … Mezclaba las frases, decía lo que le venía a la mente y poco me importaba porque muy adentro de ella la inundé con una acabada fenomenal. Me exprimía con sus músculos y aún temblaba cuando se giró, se sentó en el borde de la bañera y, literalmente, se “tragó” el ariete que se ponía “morcillón”, lo dejó limpio, luego se abrazó a mis nalgas y puso la mejilla en mi pubis diciendo, “dos segundos, amor, dame dos segundos, no me puedo mover, esto fue sublime”.
Acaricié sus cabellos finos y su espalda transpirada dándome cuenta que las piernas se me aflojaban, lo solucioné entrando a la bañera y me senté indicándole a mi novia que se pusiera sobre mí. Lo hizo con la felicidad reflejada en la cara, nos besamos sin decir mucho porque hay momentos en que las palabras huelgan y nos bañamos el uno al otro. Ya secos, corrió las cortinas de tul de los ventanales y nos movimos desnudos por todo el lugar, preparamos la cena, comimos en la cocina hablando mucho de nosotros y luego nos sacamos “chispas” con besos y caricias.
Ya era bastante entrada la noche cuando nos fuimos a la cama, había que “cerrar el círculo” con lo que yo quería y ella me había pedido… “Hoy y siempre mi vida necesito y necesitaré que tomes posesión de mí, mi garganta y mi culo están casi vírgenes y quiero que amoldes todo a tu tamaño, admito que lo esperaba, pero mi madre y la “bocona” de Diana se quedaron cortas con la descripción, igual lo quiero, dónde sea”. Nos dormimos tarde y traté, juro que traté de llevarlo con calma, pero ella misma se exigía y me exigía, derramó lágrimas que no pudo contener, tuvo arcadas y casi vomitó la cena, pero logró apoyar sus labios en mi pubis con la verga en su garganta.
Su mamada fue fantástica y trató de tragar con placer todo lo que expulsé, sólo se refregó por su cara lo que le salió por la nariz, así y todo, no se quedó quieta, impidiendo que mi ariete decayera y cuando creyó que su dureza era suficiente, se “montó” para “hacerse la cola”. No pudo reprimir los gestos de dolor al penetrarse y el grito que pegó cuando la “calentura” la pudo y se sentó de golpe, sólo sirvió para que se detuviera apenas un instante y continuara con sus movimientos de auto-enculada. No podía mover los músculos del esfínter, todo el recto estaba saturado de carne y me apuré a terminar cuando los gestos de dolor me indicaron que el placer ya no era igual.
Podría decir que, de forma literal, le había roto el culo, pero no era así, se lo había roto ella misma “usando” mi “consolador de carne” y eso me encantó. Se dejó caer sobre mí sin que importaran los dolores que le quedaron por las dos pequeñas rajaduras ni la leche que le chorreaba y el sueño nos “atacó”. Al despertarnos nos miramos, nos besamos riendo y el “mañanero”, aunque daba vueltas en los dos, se abstuvo de aparecer.
Nos bañamos juntos, nos cambiamos y salimos, desayunamos de pasada en una confitería y llegamos a tiempo al club dónde jugarían los chicos. Lógicamente que hubo cargadas, silbidos, aplausos y felicitaciones de las “mamás íntimas” junto a otros padres cuando entramos al club y yo la llevaba del hombro a Leticia, Elena fue la primera que luego de besarme en la mejilla se abrazó con la hija y les afloraron algunas lágrimas. El que se mostró más que feliz fue Peter, pues se abrazó a la madre cuando le dijo que nosotros éramos novios, luego lo hizo conmigo preguntando a viva voz si me podía llamar “papá” y le contesté: “Peter, vos me podés llamar papá, papi, Nacho, Ignacio, yo te voy a querer igual, lo hagas del modo en que lo hagas”.
No sé qué le pasaba por la cabeza a Peter, pero el abrazo fuerte que me dio me hizo entender que estaba muy feliz. Luego de la jornada deportiva varias de las mamis y papis se “auto-invitaron” a la casa y, de acuerdo con Leticia, los llamé a mis padres para que se sumaran, mi madre lo hizo a la disparada cuando le dije que le presentaría a mi novia. Mi “vieja” solía ser de esas madres “rompe-bolas”, pero, en este caso, le presenté como mi novia a la que ella quería y el “hola abuela” de Peter la terminó de desarmar, mi “viejo” sólo se sonreía, aunque el abrazo que me dio me lo dijo todo.
En un momento dado las más “íntimas” habían desaparecido junto con Leticia, las encontré conversando a todas en un rincón en los fondos del terreno y me estaba acercando a ellas cuando me salió Elena al paso, “vení conmigo Nacho, vamos a “cholulear” con tu madre, las chicas están conversando sobre intimidades y de esa charla ninguno sale perdiendo”.
Imaginé como “venía la mano” y me lo corroboró Leticia después, “no le cerré la puerta a nadie, sólo les pedí discreción y cuando vos quieras voy a participar”, no hizo falta explicarme más, la cosa sería tal como yo quería “liberal para un solo lado” y no me podía sentir mejor. De todos modos, tendría un buen tiempo a mi favor para que nos dedicáramos solamente a nosotros dos, no nos podíamos ir de “luna de miel” por el tema de la empresa, pero… por la casa no aparecería nadie por unos treinta días mínimos.
En la empresa terminó enterándose Félix por intermedio de Ángeles. La “veterana” quería reeditar algunas viejas tropelías con Elena y se pusieron de acuerdo las dos “ex diosas de pasarelas” para pasar un momento más que agradable, conmigo en el medio, por supuesto. Nos “escapamos” un mediodía al departamento y me encantó, bah, no sólo me encantó, me pusieron como loco las dos “viejitas”, la rubia y la morocha, cuando se prendieron en un “69” acompañado de dedos que penetraban culitos y vaginas complacientes.
Lógicamente que participé, ayudándolas con besos y caricias, a que el placer se hiciera más sentido y sus orgasmos no fueran reticentes, pero lo que más me gustó fue escucharlas gritar mientras se besaban de costado, las dos en el borde de la cama con sus culitos parados y yo entraba un poco en una, otro poco en otra y alternaba con cierta violencia en sus dos orificios, aunque, nobleza obliga, por el tema de salud y porque era “mi suegra”, con Elena tuve un poco más de contemplaciones.
Otro tema fue con Ivón, al regresar a la oficina después de los días que se había tomado, me contó que había iniciado los trámites de divorcio, pero que tenía todo un tanto trabado porque la separación de bienes se hacía complicada. En realidad, no tenían muchos bienes, pero el tipo quería quedarse con todo y la había amenazado. A esta altura de los acontecimientos yo estaba “avispado” de muchas cosas y no me “comía” ninguna, recordé de inmediato al Subcomisario y su ofrecimiento. De resultas de esto, el marido de Ivón recibió la visita de dos “muchachos” que lo hicieron entrar en razones y “accedió” a firmar sin joder más a la ex esposa.
Independientemente de esto, cuando Ivón tuvo todo a su favor, yo debía sacarme la bronca porque lo había recomendado para un buen trabajo al idiota y demostró que no lo merecía y si lo merecía tampoco me preocupaba demasiado. Lo llamé a dueño de la empresa en la que trabajaba el susodicho, empresa que, por otra parte, era subsidiaria de la que yo presidía. La respuesta del dueño de la empresa me sorprendió cuando le pedí que lo echara a la mierda porque me había jugado sucio en lo personal, “a mí me sirve y vos no podés venir a pedirme ni decirme a quien debo echar o no de mi empresa”.
Tenía razón, pero, de inmediato me di cuenta cómo juega el Poder que tengas o no en el mundo de los negocios… “Tenés razón, veo que es todo un tema de conveniencia, aquí no hay amistad que valga y como ahora soy el Presidente de la empresa y quien decide, voy a rescindir el contrato de nuestra empresa con la tuya, de hecho, hay otra empresa que opera en tu mismo ramo y me han ofrecido mejores precios por sus servicios, disculpá las molestias que te ocasioné con mi pedido anterior”.
No fue un “bluf”, Félix, el ex Presidente era un “buitre” para esto y el contrato anteriormente firmado entre ellos me daba la potestad de rescisión a conveniencia, además tenía mejores ofertas, pero nunca me había ocupado de eso por el conocimiento que había con el dueño. La llamé a Leticia y le pedí la rescisión del mencionado contrato, algo que se efectivizó al día siguiente, aquí debo aclarar que aún trabajamos con esa empresa, no sólo puso de “patitas en la calle” al ex marido de Ivón que tuvo que “buscarse la vida” sin “padrinos”, sino que tuvo que adaptar los precios a nuestra conveniencia para que pudiéramos hacer un nuevo contrato y la otrora relación de amistad pasó a ser estrictamente comercial.
Decía entonces de Ivón, ella estuvo enterada de todos estos pormenores y una mañana entró al privado a agradecerme porque el tipo se había tenido que mudar de la ciudad. Estaba en eso y la besé y la acaricié sabiendo que reaccionaría enseguida, me devolvía los besos y tenía la mano en mi verga que no había tardado en sacar cuando entró Leticia a mi oficina. Mi secretaria se quedó dura y mi novia le habló con toda tranquilidad: “Por mí no te cortes, es mi pareja y no se lo prohíbo, pero me gustaría participar, ¿podrá ser?”. El asombro duró lo que “un pedo en la tormenta” y tuve que levantarme a trabar la puerta mientras las dos se “mataban” con besos y gemidos.
Ese día el Presidente de la empresa, la Directora de Legales y la secretaria del Presidente se fueron apenas después del mediodía a atender unos “asuntos”. El semipiso parecía aplaudir cuando entraron las dos, comenzaron a sacarse las ropas y me “atacaron” luciendo solamente “piel”. Si lo de las “modelos veteranas” –Elena y Ángeles– había sido espectacular, no les puedo contar los “clavos que me hicieron cortar” la novia-rubia y la secretaria-trigueña –Leticia e Ivón– cuando se acercaban a mí, desnudas, con un andar felino y aunque fuera mi imaginación, mostrando los colmillos ante su presunta presa.
Y sí, zafé bastante bien, por edad, por estado físico, por aguante, por un poco de experiencia y porque aún tenía un incondicional, “mi amigo ariete” no me hacía ni me hizo quedar mal y más de una vez se tuvo que hacer “respetar” dejando su huella y presencia en distintas oquedades. De todos modos, aunque siempre sucede, mal que nos pese a los “machos”, terminaron condoliéndose de mí y quedé tirado como piltrafa en un rincón de la cama mientras las “ladys” se enroscaban como víboras deleitándome con música de gemidos. Desde allí en más se instauró una especie de trío que sólo funcionaba fuera del ámbito de la empresa y dentro de las paredes del departamento.
En definitiva, no me puedo quejar, la Escuelita sigue funcionando, aunque ya no doy clases, pero me demostré a mí mismo que podía transmitir mis conceptos a los más chicos. Alguna que otra vez, Leticia y yo nos juntamos con las “mamis íntimas” pero… los chicos crecen y los caminos se bifurcan, aunque saben que estoy y sé que están. Otras madres y padres fueron apareciendo, pero eso pasó a ser un tema de Roberto que, por capacidad y lealtad recibió la Escuelita como un presente de amistad.
La empresa creció, se afirmó en mercados nacionales e internacionales, a Ángeles y a Félix los vemos muy poco porque se mudaron a una isla del Caribe, dicen que el sol los rejuvenece y algo de cierto debe haber porque en las comunicaciones virtuales se los ve muy bien, más de una vez acompañados por Elena que suele pasarse gran parte del año con ellos.
Leticia está “engordando”, hace como cinco meses que le crece la panza y está cada vez más exigente con los mimos e Ivón no se queda atrás, Peter y su hijo se hicieron como hermanos y parece que entre ellas se han confabulado para que Ivón comience a “engordar” del mismo modo. La idea no me desagrada y están eligiendo fecha, ni puta idea de las cuentas que hacen, lo único que sé es que tengo que aportar mi “granito de arena”, en realidad no se llama así, pero yo me entiendo y creo que ustedes también.
Entre nosotros, hace un tiempo que noté que Marisol se lleva muy bien con Leticia e Ivón, además, se está poniendo cada día mejor, viste muy bien, eliminó montones de tatuajes de su cuerpo, el cabello le creció parejo y aunque lo lleva un poco cortó, el look le hace juego con la belleza de su rostro, la rockera pasó a la Historia y acorde a la simpatía que me profesa, en una de esas…
¿Qué sé yo?, soy así y me gusta decir que es mi esencia, de lo que sí estoy seguro es que la Escuelita de Fútbol tuvo mucho que ver en mi presente y al igual que a mi primera “maestra veterana”, le voy a estar siempre agradecido.
FIN.
Muy buena la serie! Esperando la próxima…
👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏
Excelente muy buena historia con sexo,morbo,lujuria muy bien llevada y erotismo y amor.