LA ESCUELITA DE FÚTBOL. (8).
Se disipan las dudas de Irina, me hago cargo oficialmente de la empresa y hay trabajo para repartir. .
IRINA, DUDAS – EMPRESA A NUEVO. -8-.
Cuando retiré dinero del Banco para pagar los adelantos del Equipo de Investigaciones lo había hecho con la totalidad de los importes, por eso en casa tenía guardados los dólares necesarios para cubrir el total de esa deuda (Abogada, custodios e Investigaciones). Sólo había hecho otro retiro cuando tuve que hacer el “arreglo” con los personajes judiciales, por ello, aunque estarían pendientes de todo, el “uso” del Equipo no se había extendido en el tiempo, pero… un trato es un trato y les pagué todo lo acordado, es más agregué dos mil dólares más por cada uno de ellos a modo de agradecimiento.
El Subcomisario no sabía cómo agradecerme, me aseguró que seguiría el acontecer de toda la Causa y me tendría al tanto “extraoficialmente”. En la charla surgió que el “retiro” suyo de las filas policiales era un tanto “ficticio” porque seguía conectado como si estuviera en actividad y me dejó claro que el Equipo y él en particular estarían a mi disposición, “para lo que usted considere señor Ignacio, creo que me explico”, -dijo dándome a entender que lo “ilegal” podía estar incluido en esto-. Le agradecí por esto y le contesté que no dudara de que lo tendría muy en cuenta.
Leticia se fue como a las siete y media de la tarde, no le pedí que se quedara, además se notaba que estaba en otra cosa, su mente trabajaba a los apurones determinando los pasos a seguir en la Dirección que llevaría adelante. Ya también me había enfrascado en el detalle de lo gastado hasta el momento, las decisiones que había tomado respecto al tema de Legales y lo que se ahorraba la empresa con la prescindencia del Estudio Jurídico.
Detallé también, acorde a la información de sobrefacturación que me había pasado el Subcomisario, lo que se ahorraba la empresa en gastos de fletes, motivo por el cual iba a utilizar los servicios de camioneros independientes hasta llegar a un acuerdo de precios con una de las empresas del sector. La que tenía todas las fichas era la empresa que, en su momento, había sufrido atentados a dos de sus camiones en ocasión de la puja con la licitación anterior, pero, todo dependía de las conversaciones y de las conveniencias de la empresa contratante.
En este informe hice hincapié en los gastos de la empresa de Seguridad y trasladé lo que me habían informado, la empresa cobraba según el contrato firmado, lo demás era sobre facturación y gastos “inventados” sobre el mismo rubro que iba a manos de los delincuentes ahora apresados. La suma de todo esto implicaba mensualmente un gasto exorbitante que ahora no se trasladaría a los costos. Aclaré también que los cargos a cubrir se completarían con personal que ya trabajaba en la empresa y que tenía sobrados conocimientos del tema, esto a fin de no resentir el desenvolvimiento de toda la maquinaria de elaboración, venta y distribución.
Por último, dejé constancia de que se seguiría sacando a la luz los posibles “desaguisados” y entramados que pudieran existir para robar, defraudar y estafar a la Compañía, haciendo hincapié también en los gastos que había en publicidad pues tenía la idea de que estos gastos excedían lo estipulado por contrataciones con la agencia que se ocupaba del tema en sí. Sabía que había una parte de esos gastos de publicidad que se licuaban por medio de impuestos, pero los honorarios de la agencia y de los contratados para la publicidad se trasladaban a los costos, todo eso merecía estudios pormenorizados.
Lo mismo sucedía con los dos o tres robos de camiones que aparecían cada uno o dos meses, eso lo había descubierto el Equipo de Investigaciones y aunque la carga la cubría el seguro de transporte, alguien se quedaba con esa mercadería y seguramente algo tenían que ver los detenidos. Todo lo guardé en un archivo y se lo mandé por mail al dueño de la empresa, pues, si bien es cierto que me dejaba el manejo absoluto de la misma y exigía, de alguna manera, que las decisiones las tomara yo, me pareció procedente tenerlo al tanto de todo lo que acontecía.
Después de esto, ya cerca de las nueve de la noche, me serví un whisky y me despatarré en el sofá gozando de la tranquilidad de la noche casi veraniega. Cinco, diez minutos después y sonó el celular, era Irina y lo primero que me vino a la mente fue la rubiecita gritando y moviéndose como víbora mientras estaba atada a la cama.
- Hola Irina, ¿cómo estás?
- Hola Nacho, disculpá que te moleste, ¿estás en tu casa?, necesito verte.
- ¡Epa!, ¿qué es lo que te urge pimpollo? Sí, estoy en casa, ¿en qué te puedo ayudar?
- Bueno, esperame que en cinco minutos estoy allí, te lo tengo que explicar personalmente.
No tenía ni idea de lo que me quería decir, pero escucharla me hizo pensar en su culito parado y me “activé”. Me solía pasar este tipo de cosas, cuando más “fundido” o cansado parecía estar, si surgían recuerdos lindos con alguna fémina, me asaltaban las ganas de “fundirme” o cansarme un poco más. Ya vería lo que quería, pero, sin dudas, iba a tratar de hacerla gritar sin perder tiempo en atarla a la cama. No tardó mucho, índice evidente de que no estaba tan lejos cuando llamó, le abrí el portón con el control, estacionó frente a la casa y se bajó rápido del auto.
Parecía una colegiala, vestía con un vestidito con breteles, corto y escotado, muy de verano, un recorte en éste que dejaba su ombligo al descubierto y zapatillas deportivas. La esperé en la puerta y se arrojó a mis brazos para besarme con un poco de desesperación y no sólo me besó, me pasó los brazos alrededor del cuello y cruzó sus piernas a la altura de mis caderas, no pude menos que sostenerla de sus nalgas desnudas pasando mis manos por debajo de la tela. No bien terminó el beso me dijo:
- No te enojes conmigo Nacho, necesitaba verte para pedirte algo.
- Bueno, estás un poco “sacada”, pero ya me viste, ¿qué me querés pedir?
- Que me cojas, que me dejés gritar y moverme sin atarme, por favor Nacho, necesito sentir que puedo, me trataron siempre de enferma por esto y la vez pasada comprobé que con vos es distinto porque me permitís expresarme sin ponerme “peros”, no me tratás de loca o desquiciada, no sabés lo que significa para mí.
- Jajajaja, disculpá la risa, ¿qué mejor que te expreses por la calentura que te genera estar con la pareja que querés?… Quien te haya “hecho la cabeza” de ese modo está más loco y desquiciado que vos.
- Con la boca tapada y atada de pies y manos pensé que era la única manera de tener sexo con orgasmos acompañados de lágrimas de frustración hasta que llegaste vos, que desde un primer momento cuando te pregunté por sogas ni siquiera hiciste una mueca. Es algo…
- No sigas, no vale la pena, vamos a la cama, vos me das, yo te doy y veremos que resulta…
No tardamos nada en irnos a la habitación y ni siquiera atiné a desnudarla, ya me había dado cuenta que no tenía ropa interior y se me ocurrió que la cogería con un misionero clásico, apretándola con todo mi cuerpo sobre la cama, ya veríamos que tanto se movía. Pensado y realizado, cuando ella subió a la cama sin sacarse la ropa aproveché para sacarme el short y de inmediato me tiré sobre ella besándola con ganas, casi sacándole el aire.
Mis manos apretaron sus hombros y le limité los movimientos, su reacción fue inmediata y comenzó a moverse como una culebra, pero no podía salir del lugar por mi peso y tampoco levantarme con sus brincos. Al glande no le costó encontrar el camino empapado que llevaba a su vagina y no bien lo calcé, lo “guardé”, fue lento, pero no me detuve y a mitad de camino dejé de besarla para que expresara lo que sentía, “¡sí, mierda, sí!, partila, haceme sentir todo el tronco”, -eso se lo entendí, después fue un concierto de sonidos, gemidos, gritos entrecortados en distintos tonos y placer expresado a su modo-.
Entrar y salir de ella chocando contra su pubis fue como un martilleo sin mucho recorrido y resultaba un esfuerzo doble, si llegaba a salir del todo me sacaba del lugar con sus movimientos desacompasados, entonces era hasta la mitad para volver a entrar y siempre cargando todo el peso de mi cuerpo sobre ella, costaba, pero tenía su gran grado de excitación. Parecía potenciarse con la cogida y el placer que demostraba, cada vez me costaba más aguantar sus cimbronazos hasta que se tensó como una vara de mimbre y gritó como deschavetada expulsando el orgasmo que la sorprendió. Iluso de mí porque pretendí aguantar, no pude, el apretón que me dio con sus músculos vaginales pareció tragarme y me descargué dejándome ir.
Otra vez me sorprendió con los movimientos casi violentos, los gritos y gemidos que surgieron al unísono a medida que le depositaba el líquido caliente en sus entrañas. No pudo sacarme de encima y la volví a besar, pero esta vez me comencé a reír mientras recorría toda su cara con besos cortitos y apretones a sus tetitas de pezones chiquitos, aunque altamente receptivos. El gesto de su cara cambió al ver que me reía…
- ¿Te causó gracia todo el lío que hice?
- No mi cielo, lo tuyo fue espectacular, me río porque no encuentro la soga con que debería haberte atado y te pude besar sin correrte la mordaza, jajaja.
- ¿Ves?, es como yo te decía, con vos no tengo problemas en expresar todo lo que estoy sintiendo y no necesito sogas ni mordazas.
- No es nada difícil cariño, ¿no te pusiste a pensar que yo me puedo sentir fantástico por el modo en que te brindás?… Te tocó un pelotudo al que le diste bola y te jodiste vos sola, no hay nada para reprocharse, ¿acaso Diana no gozó un montón con tus gemidos y movimientos?
- Gracias Nacho, me hacés sentir muy bien.
- De gracias, nada, todavía no terminamos y ahora te vas a tener que mover cuando entre en ese culito delicioso que tenés.
- ¡Ufff!, a vos no te puedo negar nada, aunque lo tengo un poco dolorido porque entre vos y Diana me lo reventaron.
- No te quejes de llena, bien que te gustó sentirte repleta de plástico y carne por ambos lados.
- No me gustó, me encantó, me hice la valiente ante ustedes dos, pero estaba muy asustada, después fue un placer que no puedo explicar. ¿Por qué no me hacés la cola y yo me meto un plástico?, me gustaría sentir lo mismo.
Ni borracho le decía que no, de sólo pensarlo me puse durísimo y me levanté para sacar un vibrador de medidas similares al “original”. Me preguntó cómo me gustaba que se pusiera, yo quería verle la cara mientras la penetraba y elegí el “patitas al hombro”. No me quise contener y pasé varias veces la lengua por su vagina entreteniéndome más en el agujerito de su culo. Lógicamente, esto motivó que se moviera nuevamente con contracciones y gemidos ostentosos. Esos gemidos y esos movimientos incentivaban mi morbo y me ponían a mil, hay que ser muy pelotudo como para que te molesten las manifestaciones de placer de la persona que es tu pareja y no dejes que se exprese. Pensaba en esto y llegó la mejor parte, arrodillado detrás de sus nalgas y con el glande bien ubicado penetré su culito, no pudo gritar porque se mordía por el dolor y aunque lo hice despacio la sintió de cabo a rabo, tenía los ojos cargados de lágrimas cuando apreté mi pelvis a sus nalgas haciéndosela sentir en lo profundo de su recto.
La posición no le permitía moverse demasiado, además estaba la presión que mi cuerpo ejercía sobre el suyo y se dio cuenta que no podía moverse, es más, dejó de intentarlo y se aflojó para gozar de las entradas y salidas profundas. “¡Madre de Dios como te siento Nacho!, me estás abriendo hasta el alma, siento que las paredes se expanden y un trozo enorme me taladra el culo, no te pares, por favor, no te pares”. Ni pensar en parar, no tenía apuro y ver como su culito se tragaba todo el grosor y el largo de mi pija enardecida era algo que no se puede narrar. La “locura” con ella aconteció cuando puse el vibrador en marcha y comencé a pasarlo por su clítoris altivo y desafiante, orgasmos, gritos, contracciones y puteadas se sucedían y se incentivaron cuando el glande de plástico comenzó a entrar.
La rubiecita con cuerpo de adolescente pareció enloquecerse, transpirábamos a mares y quiso volver a gritar, pero no le salieron las palabras, apenas sonidos guturales porque las cuerdas vocales parecieron decir basta y una disfonía se hizo presente, abría los brazos golpeando la cama con el dorso de sus manos y apretaba sus músculos haciéndome sentir como si una mano me oprimiera el tronco.
No sé cuánto tiempo estuve penetrándola así, probablemente poco, porque hay cogidas que parecen durar horas que la realidad traduce en minutos, el tema es que el ritmo logrado me permitía llevarlo con cierta comodidad. Entraba profundo en un lado y salía del otro, evitando que, al estar juntos en su interior, la vibración me hiciera acabar como un descocido. Esto hasta que se envaró, endureció totalmente su cuerpo, los ojos se le pusieron blancos y un chorro salió a presión empapando la mano que manejaba el consolador que vibraba, emitió sonidos raros tratando de gritar su orgasmo y guardé los dos “aparatos” en lo profundo de su interior. No tardé en seguirla y le llené las tripas de leche, creo que no me quedó ni gota de muestra y me dejé caer semi aplastándola. No me sintió, no se dio cuenta, Irina había llegado a los límites de su resistencia o de su placer y se había desmayado.
Salí de ella y le saqué el aparato de plástico, me gustó ver que los agujeros que quedaron abiertos y expuestos no tenían relación con las menudas partes de su entrepierna y nalgas. Totalmente satisfecho y apostando a que ya no le quedarían dudas, la acomodé en la cama y me dejé caer a su lado. Me quedaba unas cuatro horas de sueño y no iba a desaprovecharlas.
Al sonar la alarma del celular me levanté, me bañé rápido, me cambié mirándola a Irina que, despatarrada, dormía tranquila y relajada su décimo sueño, desayuné liviano y le escribí una nota agradeciéndole el maravilloso momento, no costaba nada hacerle saber de placer que me había otorgado, estaba seguro que su ego estaría de parabienes.
Le avisé a Luis que en la casa había una persona, que se fuera cuando quisiera y me fui con Javier. A las seis y cincuenta de la mañana entraba en el despacho convertido legalmente en el nuevo Presidente de la empresa. Saludé a Ivón que estaba resplandeciente, a Leticia que también parecía tener brillo propio y al Director de Recursos Humanos que tenía una carpeta en sus manos. A ambos le presenté a Leticia y le pedí que utilizara el escritorio de Isabel pidiéndole también a Ivón que tratara de solucionarle cualquier problema a la Abogada en la puesta en marcha de la nueva Dirección, después me metí en la oficina con el de Recursos Humanos.
- Señor, nos encontramos con un problema entre manos, la Policía detuvo a la totalidad de los Directores, por una cosa o por otra estaban “sucios”, no queda nadie de la Mesa Directiva, ni siquiera tuve necesidad de ofrecerles lo que usted quería.
- Ya lo sabía, me lo informó la Policía ayer y no diga que no queda nadie, estoy yo, está usted y está la Abogada, ahora hay que moverse, ¿me preparó la lista de los tres aspirantes por Dirección que le pedí?
- Está todo en esta carpeta.
- Bien, déjeme todo que lo voy a estudiar y esté atento porque cuando me decida quiero que se cursen los memos a todas las Direcciones sin demoras, hoy tengo que tener solucionado esto. Otra cosa más, ¿quién está a cargo de la Sección de Informática?
- Allí hay sólo tres empleados contratados, la que más sabe del tema es “fulana de tal” pero se ocupan principalmente del funcionamiento y mantenimiento de las máquinas.
- Bien, avísele que se presente en Presidencia a la brevedad, yo me ocupo desde aquí.
Conocía a la chica por unas reparaciones que se habían efectuado en las computadoras de la Dirección que antes tenía a mi cargo. Era una hermosa mujer de unos veinticinco años, pero su presencia chocaba mucho con mis gustos respecto a las mujeres. Era morocha con unos enormes ojos negros pero su cabellera estaba rapada en uno de los costados de la cabeza, medía unos buenos ciento setenta centímetros y sus ropas negras ajustadas dejaban adivinar un cuerpo de infarto, posiblemente saturado de tatuajes que ya se le notaban en uno de sus brazos y en el nacimiento del pecho.
No me gustaba para nada esa moda o filosofía contestataria de estropearse el cuerpo con tatuajes, mis estereotipos de belleza femenina deploraban esta práctica, sin contar que me disminuían el morbo casi a cero. Del modo que fuera, iba a conversar con ella respecto de los planes que quería instrumentar. Sus estudios la avalaban y seguiría con mi plan de darle prioridad a los que ya trabajaban en la empresa, pero teniendo en claro que era yo quien decidía y fijaba las normas, caso contrario buscaría a alguien con conocimientos que se adaptara a lo que pretendía.
Estaba decidido a armar una Dirección de Informática que pusiera a la empresa en un Sistema de Red interno, con códigos de acceso a la información que sólo yo manejaría. El tema de apretar un botón y enterarse de todo el movimiento interno no entraba en el conocimiento del dueño de la empresa y yo pensaba cambiar eso, tener acceso a la Tecnología y no usarla era de mediocres o, por lo menos, de “estancados”.
Mientras esperaba a la chica de Informática, salí de la oficina y me puse a conversar con Ivón y Leticia, mi secretaria ya había mandado a limpiar las instalaciones de lo que sería la Dirección de Legales, habían confeccionado un anuncio para aspirantes a los puestos requeridos y se había mandado el memo a las distintas Direcciones para avisar de la conformación de la nueva Dirección de Legales con el nombre de la Abogada a cargo.
Ivón me hizo saber que podría tener a una chica para uno de los cargos de secretaria para Leticia y me preguntó si había alguna posibilidad…
- Me extraña Ivón que justo vos me preguntes eso, sabés bien como actúo yo con las normativas y la primera en este caso tiene que ver con la Directora a cargo, no es algo que tenga que ver conmigo.
- Tenés razón, disculpen fue por la confianza de consultarte primero, todavía no me acostumbro.
- No hay problemas Ivón, mandame a la chica y vemos si cumple con las expectativas, corre con ventaja porque es recomendada tuya, -dijo Leticia dejando claro que ella decidiría-.
Me mostraban una serie de folletos de muebles de oficina y apareció la chica de Informática quien saludó con un “buenos días” y se dirigió directamente a Ivón mientras yo conversaba con Leticia a un costado de la oficina. La miré y me pareció que se encontraba un tanto cohibida, no era de extrañar, era lo que les solía pasar a todos los empleados cuando accedían a la Presidencia de la empresa, máxime en esos momentos en que “radio pasillo” funcionaba a pleno debido a los últimos acontecimientos conocidos.
- Soy Marisol XXX de Informática, me acaba de comunicar el Director de Recursos Humanos que el Presidente de la empresa quería hablar conmigo.
- Está bien Ivón, yo la atiendo, dame dos segundos Marisol… Leticia decidí vos el tema de los muebles, busca los que te sean más cómodos (ella asintió y me volví a la chica). Soy Ignacio XXXX, pasá a la oficina que tenemos que charlar un rato.
Se notaba que no estaba cómoda, le pedí que tomara asiento y lo hizo dejando notar la rigidez en su postura.
- ¿Querés tomar una gaseosa o un café?
- No señor, le agradezco, usted dirá para que me necesita…
- Bien, te mandé a llamar porque necesito de tu capacidad y conocimiento, pero, antes de proseguir, me gustaría que me contestaras, ¿estás bien en este trabajo?, ¿te satisface el sueldo que cobrás?, ¿no se contrapone tu imagen de rebeldía con el trabajo en una empresa netamente capitalista?… -Se notó que no esperaba esas preguntas-.
- En ese orden le podría decir que estoy cómoda, pero se podría trabajar mejor, respecto del sueldo, no me quejo para nada, no creo que en otro lado podría ganar más, aunque uno siempre aspira a mucho más y lo de la empresa capitalista es una problemática que creo estar resolviendo.
- ¿Cómo es eso?, explicámelo.
- Me indignan las arbitrariedades y la explotación, pero llegué a la conclusión que las ideas basadas sólo en slogan que le ponen rótulo a tales o cuales cosas no me dan de comer, no sustentan mis estudios, no me visten, no me llevan de vacaciones cuando quiero y a donde quiero. Tengo un título de Informática logrado con esfuerzo en la Universidad Pública, pero no existen posibilidades de desarrollar esos conocimientos sin equipos adecuados y sin un objetivo a cumplir, esto lleva a que las ideas se conviertan en vacías e improductivas y todo el sacrificio no habrá valido la pena.
- Me gusta que me lo plantees sin empachos, para mí, ir de frente es lo mejor, de frente puedo allanarme a buscar cualquier tipo de solución, si me juegan con deslealtad me convierto en “el hijo de puta de la película”. Te preguntarás el porqué de esto que te digo y te lo aclaro enseguida, estoy dispuesto a apostar por vos, aun cuando no me gusta y deploro tu imagen porque mis estereotipos de belleza son distintos, pero, primero lo primero, ¿qué se necesitaría en la empresa para que se pueda tener un control de toda ella apretando un sólo botón?…
- Me sorprende y aunque no esté de acuerdo, me queda claro que no es de los que mandan a decir las cosas… En la empresa se necesitaría un Sistema de Red en que todos los movimientos estén conectados y por lo que me dice, a una terminal que esté bajo su control.
- Efectivamente, es lo que pretendo, no quiero que se vuelvan a producir los desfasajes que llevaron a este lío que explotó ahora.
- Habría que cambiar los equipos o dotarlos de mayor capacidad, hacer Programas nuevos o adaptar los que ya están, instalar conexiones nuevas, antenas satelitales para no perder las conexiones, en otras palabras, modernizar a la empresa desde la Informática.
- La idea es similar, ¿te animás a llevar a cabo esa transformación?
- Con la gente de la Sección, ni loca, los dos chicos son macanudos, pero, para arreglar máquinas y yo sola no daría abasto.
- Me gusta mucho tu modo de pensar Marisol, tendríamos que ver el tema de tu imagen porque aquí, o se crece o se retrocede, no quiero tener a una Directora de Informática presentándose como una rockera llena de tatuajes, sé que no tiene que ver con la calidad de persona o con la capacidad laboral, ni entraré en el pelotudismo de la discriminación u otras yerbas, pero… La idea es conformar una Dirección de Informática con vos como Directora, tendrás tu lugar privado y hasta seis personas a cargo elegidas por vos misma para que esa Dirección sea eficiente, logrando que esa eficiencia se vuelque en la empresa.
- ¿Usted me está ofreciendo una Dirección con prerrogativas e ingresos de Directora?, ¿además, con dependencia sólo de la Presidencia y la potestad de elegir empleados competentes, pero la imagen personal me juega en contra para eso?
- Exactamente como lo estás diciendo, creo que tenés la capacidad y los conocimientos, sé que no me equivoco en eso, pero, recién hablábamos de franqueza y yo más franco no puedo ser, me sería más fácil rescindirte el contrato y solicitar aspirantes para el puesto, estoy seguro que aparecerían montones. Es algo así como un “tómalo o déjalo” …
- ¿Tengo tiempo para pensarlo?
- Sí, lo que tardemos en tomar un café que ya le estoy pidiendo a mi secretaria.
- También un vaso con agua para mí.
En definitiva, luego de ponernos de acuerdo en varios puntos, Marisol, ya completamente distendida y diciendo que, a partir de ahora debería cambiar de look, aceptó hacerse cargo de todo el trabajo de Informática y ponerse a trabajar de lleno a partir de ese momento en la reestructuración y modernización de las distintas Direcciones.
Después de conseguirse, por lo menos tres programadores de su conocimiento, comenzaría con una de las Direcciones, luego a otra y a otra, también me entendió otra premisa, “sin amiguismos, ahora sos Directora y la que tendrá que dar explicaciones, el que rinde se queda, el que no, que trabaje en otro lado”. Salió con el nombramiento abajo del brazo y el memo surcado a todas las otras Direcciones.
Había mandado a llamar a los tres empleados más “veteranos” de la Dirección que se ocupaba de la Elaboración y Distribución de los productos de la empresa, sin dudas, la más importante de todas. Los entrevisté a uno por uno y todos me dieron su versión respecto a lo que pasaba en la Dirección con el mando del anterior Director ahora preso. El que inclinó la balanza fue el más “veterano” de ellos, un hombre que andaba en los cincuenta años con veinticinco de antigüedad en la misma Dirección, éste enterado del problema que se podría presentar porque había quedado la empresa de transportes al margen del cumplimiento, cubrió los transportes con camioneros de mayor confianza y les abonó los repartos como independientes. También había cubierto el faltante del personal que había sido despedido por el tema del “parentesco encubierto”, sólo salvó a una señora prima de un primo del Director anterior y aunque estaba despedida, le di “la derecha” y la hizo retomar sus funciones.
Cerca de las once de la mañana, me tomé un descanso y la llamé a Ivón a mi oficina… Leticia andaba moviéndose para conseguir los muebles que necesitaría y mi secretaria entró con una sonrisa cómplice…
- ¿Cómo la lleva “Jefecito”?, se presentó “movida” la mañana, ¿no?
- Ni me hables, ya sabía que iba a estar “movida”, pero igual estoy molido.
- ¿Necesitás algún masajito?, soy capaz de sacarme la ropa para que no se manche con el aceite, jajaja.
- Estás fatal, ¿cómo andan tus cosas?
- En mi casa bastante bien, pero yo todavía tengo la cabeza en el “matadero” de un soltero.
- Mejor no toques ese tema porque lo dejaste agotado al soltero, jajaja.
- ¡Qué malo que sos!, no me podés decir eso, ¿te olvidás que fue mi culito el que pagó las consecuencias?, jajaja.
Venía bien un rato de distensión en ese momento de decisiones e Ivón se prestaba con humor al rato de intercambio de chanzas. Me preparó un cortado con más café que leche y un par de emparedados porque recién en ese instante recordé que había desayunado a las apuradas. Me alcanzó la taza y me preguntó:
- ¿Qué es lo que pasa con la nueva Directora?
- ¿En qué sentido lo preguntás, hay algo que no te gusta?
- No, para nada, es preciosa, tiene cultura, don de gente y me parece estupenda, te lo pregunto de chusma nomás, es para saber si hay onda con ella.
- Por ahora no, mi historia es con la madre de ella, aunque ahora eso se cortó, admito que me gusta, pero… tiene toda una historia detrás…
- Jajaja, no me digas más nada, mi “jefecito” Nacho y su historial de miedo al compromiso sentimental, de todos modos, te aviso que tenés a una pantera a punto de saltarte a la yugular y no soy precisamente yo.
- Vos me conocés mucho debido a la intimidad que tenemos, pero me parece que aquí te equivocás.
- ¡No jodas Nacho!, los hombres creen que se las saben todas y se olvidan que tratan con mujeres, nosotras tenemos esencias de brujas que nos corren por las venas y captamos señales que los hombres jamás ven, Leticia está “muerta” con vos y se “muerde” para no decírtelo abiertamente.
- ¡Ahh, bueno, cartón lleno, habló la experiencia esotérica!…
Tuvimos que cortar la charla porque se la escuchó decir a Leticia, “ya regresé” e Ivón, a mi pedido, salió rápido a decirle que pasara a tomar un café con nosotros. La Directora venía eufórica, no sólo se había movido con el tema de los muebles, sino que también había hablado con un Profesor de la Facultad y éste había recomendado a dos ex alumnos recién recibidos. Los mismos no tenían los Títulos homologados (esto siempre tarda casi seis meses para efectivizarse), pero podían cumplir con las expectativas de lo que pretendía Leticia. Ya lo había hablado antes con ella, yo prefería personal nuevo a los que pudiera “moldear” a gusto y no que tratara de acceder a profesionales cercanos a su entorno anterior. Creía que para ella era mejor alejarse de todo lo que tuviera que ver con su vida pasada, ella lo entendió de la misma manera y opinó que era más conveniente de ese modo. Terminando el momento de relax, Ivón me recordó que quedaban tres Direcciones por cubrir y me alcanzó los expedientes de los postulantes para cubrir los puestos.
La Dirección de Mantenimiento fue cubierta por el “veterano” que, en su momento, le había pedido a Ivón que intercediera por una chica conocida. Éste hombre conocía hasta la medida de los clavos que cimentaban el edificio y estaba siempre atento a solucionar cualquier problema que se presentara, de hecho, a pedido de Ivón, ya había mandado gente a poner en condiciones las oficinas que usaría Leticia y entró en mi oficina pensando en explicarme lo que había realizado allí. El nombramiento lo tomó totalmente de sorpresa, titubeó un poco, pero reaccionó bien, aclarándome enseguida que uno de los problemas que notaba en la Dirección de Mantenimiento era una supuesta desidia inspirada en el Director anterior y en la gente que había hecho entrar en la empresa.
En otras palabras, aún quedaban algunos que solían “rascarse las pelotas” haciendo lo menos posible, ante eso le contesté: “Don Luis, usted es ahora el Director y como me dijo el dueño de la empresa, “a cara de perro” con el que no cumple, si no se adaptan a lo que usted pretende, a la calle con ellos, de un día para el otro podemos tener postulantes haciendo cola para aspirar a alguno de los puestos”. Lo entendió a la perfección y me dijo que me quedara tranquilo.
Las Direcciones de Administración y la Contable las unifiqué y nombré a un Subdirector como encargado de toda la parte administrativa. Los Delegados del Sindicato, en mayor o menor medida, tenían el “culo sucio” con el tema de los actos delictuosos acaecidos en la empresa y llegué a un acuerdo con ellos… “El tema con ustedes es así, le pido a la Policía que no investigue su supuesta participación por acción u omisión en las estafas y robos y ustedes me aseguran, como mínimo, un año de tranquilidad en los planteamientos”. Aceptaron enseguida y no me quedaron dudas que se les había terminado una “mordida” pero zafaban de lo Legal.
El tema de la Sección de Publicidad y Propaganda quedaba stand-bay hasta tanto Leticia revisara todos los contratos con la Agencia de Publicidad y los gastos originados por las distintas campañas contando desde tres años anteriores. En esta Sección no hubo remociones, pero dos de sus máximos responsables renunciaron a los dos días alegando motivos personales. Quedó todo a cargo de la Dirección de Legales.
Otro tema fue el de la atención médica dentro de la empresa, eran cuatro médicos y cuatro enfermeras, de los cuales sólo trabajaban tres de ellos, en parejas y turnos rotativos, el médico y la enfermera restantes eran “Jefes” y sólo mandaban. Pasaron a depender de Recursos Humanos y rescindí el contrato de trabajo del “Jefe” y la “Jefa”, hice contratar a otro médico y a otra enfermera y cada cual pasó a ser responsable en su turno, sin jefes, además se encargó la compra de algunos equipos nuevos que me pidieron para un mejor cumplimiento de sus labores, ni siquiera había allí un equipo para hacer un electrocardiograma.
Ese lunes fue una “paliza” en toda regla, no sólo para mí, estaba todo alborotado, pero al final del día tenía todo más o menos organizado y la empresa no se resintió en absoluto. Leticia me hizo saber que la madre ya estaba dada de alta y me preguntó si me iba a ir para mi casa, le contesté sin pensarlo:
- No, ahora me voy a dormir un rato a un “departamentito” que tengo acá en capital, estoy “fundido”, no tengo ni ganas de manejar hasta la provincia.
- ¿Tenés un lugar acá en la capital para quedarte?
- Sí, es un “lugarcito” que tengo para relajarme cuando estoy un poco saturado de todo, esto mañana va a continuar y no quiero perder tiempo en ir y venir, -la vi a Ivón que con una mirada pícara se mordía para no hablar-.
- Yo quería hablar con vos por el pago que habíamos acordado por mi asesoramiento, ahora cambió todo y hasta el adelanto me parece excesivo.
- Olvidate de eso, lo que menos quiero es hablar de dinero. Mandale un beso grande a tu madre y mañana la seguimos, todavía hay mucho por resolver.
Nos despedimos allí, le pedí a Javier que manejara él y le di la dirección del edificio. Tenía que pensar en cómo haríamos con el tema de los custodios, él había pasado todo el día conmigo y, si se quedaban en el departamento, le tergiversaba todo el horario del otro trabajo en la Fuerza de Seguridad. Por lo pronto decidí que conociera el departamento y se llevara el auto, en la mañana vendría a buscarme el reemplazo. Planteado esto me dijo que tomaban esto como trabajo full-time, pero para cubrir la casa sin problemas ellos se bastaban y era preferible un conductor-custodio o dos, que se movieran exclusivamente conmigo. Ya veríamos. Luego de que Javier se fue, me desnudé completamente y me preparé para darme un regio baño de inmersión, ya con la bañera preparada para meterme y relajarme, sonó el celular, era el dueño de la empresa y lo atendí mientras me metía en el agua…
- Hola Ignacio, espero no ser inoportuno.
- Para nada, me estoy dando un regio baño de inmersión y pensaba precisamente en usted porque luego iba a hacerle un informe detallado de lo que fue el día de hoy.
- Tómese su tiempo hombre, ya vi el otro informe que me hizo llegar e imagino que hoy debe haber estado muy atareado. No quiero abusar de usted, pero mi mujer insiste en invitarlo a cenar y de paso puede contarme todo personalmente, ¿podrá ser?
- Con todo gusto, usted me dirá la hora y donde quiere que concurra.
Lo que menos tenía eran ganas de ir a cenar a la casa del dueño y departir con él y la mujer, pero tampoco debía hacerme el boludo ante su pedido. Lo que me extrañó es que siempre hablaba de “mi mujer”, dejando traslucir que estaba muy “pegado” a ella o era un “dominado”, un “pollerudo” o como se lo quisiera llamar. Yo la había visto sólo una vez, era una morocha alta de tez blanca y cabello renegrido, tenía el físico muy cuidado, con gym o cirugías de por medio y era muy elegante, toda una “señora bien de sociedad”, además era menor en unos quince años y la diferencia de edad era muy notoria.
Recibí un mensaje con la dirección y como la cena sería a las nueve de la noche, tenía tiempo para descansar un rato por medio de una “siestita”, me metí en la cama pensando que también la mujer había aprobado legalmente mi designación, por ende, “cortaba y pinchaba” en las decisiones del marido. La siesta me vino de maravillas, luego tomé un taxi y llegué a horario, me había vestido con mi mejor traje y en el espejo del recibidor del departamento me había visto de un modo “aceptable”. Me recibió junto con la mujer en la puerta del hermoso caserón que habitaba en uno de los barrios más pudientes de la capital, él estaba de sport y me extendió la mano dándome la bienvenida, ella, directamente me besó en la mejilla diciendo que al fin tenía la oportunidad de conocerme mejor.
Estaba vestida con un vestido a media pierna de una sola pieza, de verano y, aunque parecía sencillo, era propio de diseñador, además, lo suficientemente escotado para poder mostrar un par de tetas apetecibles, la completaba con un maquillaje sutil y el cabello tirante con una cola de caballo, lo cual dejaba ver la belleza de su cara. En ese momento no lo noté, pero luego vi que las sandalias de taco alto le delineaban unas piernas hermosas, todo el conjunto era para admirar y el movimiento de sus nalgas firmes acusaban el uso de tanga y/o no uso de ropa interior.
Se tomó de mi brazo para acompañarme hasta el living y me hizo notar que sus tetas acompañaban la elasticidad de todo su cuerpo. Me felicité por haberme puesto uno de los slips ajustados, la “dueña” destilaba sexualidad y sensualidad y todo eso se trasladaba a mi morbo inquietando a “mi amigo”. Tomamos una copa antes de cenar y el “jefe” preguntó cómo había sido el día…
- Tal como lo esperaba estuvo “movido”, pero creo haber solucionado la mayoría de los inconvenientes, de hecho, la empresa se movió como si hubiera sido un día normal. Nombré a los nuevos Directores, armé una Dirección nueva con Informática para poder controlar todo el movimiento de la empresa…
- Yo nunca me animé a eso, le tengo un poco de inquina a las computadoras, pero hacía mucha falta esa modernización.
- Entiendo que nos va a venir muy bien, unifiqué la Dirección de Contables con la de Administración y solucioné algunos problemas con la Sección de Salud interna, además, zanjé unas diferencias con los Delegados sindicales, creo que no nos va a traer problemas por lo menos por un año, mañana veremos si surge algo más…
- Bueno, bueno, ya basta de hablar de trabajo, cuénteme de usted, -el pedido de la mujer fue lapidario-. Quiero saber de la Escuelita de Fútbol y agradecerle porque, según me enteré, le salvó la vida a mi amiga de años.
- No hice más de lo que podría haber hecho cualquier otra persona, menudo susto me llevé con Elena.
- Me contó que se preparaba para pasar una velada maravillosa, con todo lo que imagino que eso implica y se le arruinó por esa descompensación.
- Noto que, de verdad, es muy íntima de Elena.
- Usted lo ha dicho Nacho, somos íntimas y confidentes desde que hacíamos nuestros primeros “pinitos” en las pasarelas, nos separamos un poco cuando se casó, pero fue por poco tiempo porque el marido resultó ser muy amigo de mi esposo.
Me quedó claro que sabía cuál había sido o era mi relación con Elena y muy probablemente, sabía también lo que ella gozaba conmigo. Ya lo había comprobado con las madres de la Escuelita, el tema de “la discreción” es bastante relativo en ellas cuando se consideran “amigas” de las que escuchan.
El marido estaba en pelotas de lo que hablábamos y tuve que hacer un esfuerzo para no demostrar sorpresa cuando me dijo: “Espero que podamos cultivar una amistad igual a la que tiene usted con Elena, eso me encantaría Nacho”. No sólo no demostré la sorpresa, sino que tuve que evitar atragantarme con la comida que me había llevado a la boca. Era evidente que la “jefa” quería probar un “pedazo” que no era precisamente comida y me lo hacía saber en las mismas narices del marido. Se me cayó la imagen del ex Presidente de la empresa, dejó de importarme y mi ego me hizo centrar en lo que la mujer pretendía escuchar, lógicamente, sin dejar al morbo de lado…
- Suelo ser un hombre reacio a contar y me inclino siempre por la discreción, pero, desde ya le digo que estoy a su disposición para conversar y forjar esa amistad que pretende.
- Me encanta como es usted Nacho y como Elena me dijo que su hija Leticia pasó a formar parte de una de las Direcciones de la empresa, me gustaría ir a charlar un rato con ella.
- ¿Nombraste a “Leticita” como Directora en la empresa?, -preguntó el marido interviniendo nuevamente en la conversación y denotando que la conocía bien-.
- Efectivamente, ella me estaba asesorando legalmente en el tema de los contratos y cuando surgió el asunto de los gastos que provocaba el Estudio Jurídico, le ofrecí la posibilidad y estuvo de acuerdo. Por eso fue que le expuse a usted del ahorro del 60% en gastos de asesoramiento legal.
- Hace años que no la veo, tendríamos que invitarla a cenar.
- Vamos a ver si ella quiere, recordá que es bastante especial, dejá que primero vaya yo a conversar con ella.
- Como digas querida, como digas.
Estábamos en el momento del café y volvimos al living mientras las dos chicas del servicio levantaban la mesa del comedor. Nuevamente, en ese corto trayecto, se colgó de mi brazo y apoyándome decididamente la teta en éste me dijo por lo bajo: “Mañana voy a la empresa a verla a Leticia, después vemos” … Jugado por jugado asentí con un movimiento de cabeza pensando en que cambiaría el día de Escuelita por una rotura de culo y no precisamente el mío…
Continuará… Por favor, valoren y comenten… GUILLEOS1 se los agradece.
Excelente muy excitante, erotico y tiene morbo, la historia cada dia mas interesante.