La nena del autobús
Una nena me permite probar el placer maximo en medio de un autobús repleto de gente.
Estaba en ese malfito autobús al igual que cada mañana, ese autobús repleto y caluroso donde apenas puedes respirar, pero ese día fue distinto, ese día la conocí.
Yo me encontraba con la espalda apoyada en la espalda de un tipo cualquiera, frente a mi había un pequeño espacio que me permita estar tranquilo, sin preocuparme por mi claustrofobia. Abrí la ventana y al mismo tiempo el autobús se detuvo. Allí subió una mujer, y ella.
Era una nena preciosa, de unos 10 años, ojos marrones claro, cabello rubio y un trasero redondo y perfecto. Ella, rápidamente y como pudo, se acomodó en el espacio frente a mí, mirando por la ventana. Esa lindura era tan bajita que su cabeza quedaba a la altura de mi cintura.
No podía dejar de mirarla, ese lindo trasero cubierto por esa falta de su uniforme, no pude controlarme y mi erección comenzó a crecer. En ese momento, y como si de obra divina se tratase, el autobús pasó un bache y la cabeza de la niña rozó mi verga.
Ella volteó y me miró a los ojos con una sonrisa pícara y lentamente bajó su mirada hasta mi entrepierna. Levantó su mano y me hizo una señal de «shh» al mismo tiempo que aproximaba su manita hasta mi paquete.
Comenzó a sobarme de arriba a abajo, suavemente y con un ritmo constante. Lo hacia mientras miraba mi cara de sorpresa y lujuria, reía entre dientes y se mordida los labios lascivamente.
Los movimientos del autobús ayudaban a los suyos en su labor, hasta que ella, mientras me guiñaba un ojo, comenzaba a bajar la bragueta de mi pantalón, dejando salir a mi verga aprisionada en mi ropa interior.
La miré, con una cara repleta de exitacion por ver cómo ella bajaba mis boxers y liberaba mi pene al mismo tiempo que se lo introducía en la boca.
Me invadió el placer más increíble jamás sentido, esa boca tan suave y resbalosa cubría mi verga poco a poco. Sentir esos labios carnosos rodeando mi pene mientras lo acariciaba su lengua era lo mejor. Una mano acompañaba su vaiven masturbándome, mientras la otra jugueteaba con mis testículos. Yo estaba en el cielo.
Una y otra vez ella se metía mi verga en la boca lo mejor que podía (no le entraba toda puesto que me mide 17cm), pero, como si un favor de un dios de la lujuria se tratase, el tipo detrás de mí me empujó aún más, haciendo que mi verga entrará de golpe en la boca de la pequeña y me apretujara contra ella. En ese momento casi me vengo y ella comenzaba a ahogarse.
Se la sacó y tomó aire. Me miró, rió suavemente y volvió a metérsela a la boca. Yo no resistí más y la tomé de la nuca para hacerla mi juguete.
La sujeté fuertemente y me cogí si garganta moviendo únicamente mi brazo, lo hice rápido y brusco por temor a levantar sospechas. Sus cabeceadas eran salvajes y por ello la pequeña se sujetaba de mis piernas mientras aguantaba la respiración.
En un momento metí mi verga lo más profundo que pude y me corrí, llenando mi garganta con mi semilla. Perdí mis fuerzas y ella, lentamente se despegó de mi entrepierna dando unos últimos sorbos a mi verga. Sonrió, encerró mi pene nuevamente y me dió la espalda.
Un par de paradas más allá su madre la llamó y la nena se escabulló para salir.
Ahí me quedé, despechado y sorprendido, con la mente llena de preguntas sobre ella.
¿Quien la había entrenado tan bien?
¿Acaso alguien había presenciado nuestro acto?
¿La volvería a ver?
Fin
Gracias por leer, está fue una fantasía que tuve un día en el que me ocurrió la situación ya dicha, una nena pequeña con su cabeza a la altura de mi verga en un autobús repleto. Espero que lo hayas disfrutado.
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