Martina
Niña de 7 años va camino a casa cuando….
Eran casi las 8 de la noche, era verano pero el sol hacía ya unos minutos que se había ocultado y la oscuridad se hacía presente cada vez más y más ayudada por el follaje de los árboles en ése alejado lugar enclavado en las montañas. Martina, era una linda niña de siete años, delgada, de cabello negro largo hasta su cintura, ojos cafés, lindas piernas y una bella sonrisa. Corría sobre un camino de tierra entre los árboles, su delgado vestido de verano era lo único que la cubría, además de eso solo sus huaraches y un calzoncito completaban su vestimenta, iba pensando en el castigo que le impondría su madre por no respetar su horario de juegos, era verano y se había divertido tanto con su amiga Luci que no se dio cuenta del tiempo. ¿Quizás no la dejasen salir nuevamente? ¿Quizás le azotaria igual que a su hermano Ernesto de 5 años el día que se escapó a nadar al río? Estaba segura que le esperaba un castigo, a cada minuto se ponía más obscuro, y aún le faltaban unos 500 metros para llegar.
Su amiguita Lucy vivía a casi un kilómetro de distancia, así eran las distancias en ese lejano lugar. Martina no tenia miedo del bosque, lo había recorrido muchas veces desde que nació, su temor era debido al castigo que sabia le esperaba al llegar pues su madre era una buena mujer, aunque muy severa en cuanto a la disciplina.
La figura de una persona apareció sobre el camino a escasos metros dirigiéndose hacia ella, la pequeña no tuvo más remedio que pasarle por un lado, bajó su cabeza con miedo, de sobra había escuchado cuentos de fantasmas y espantos aunque esa figura bien podría ser alguien que vivía por ahí, se abrazó a si misma y siguió caminando pero sus últimos pasos los dio en el aire, alguien o algo había levantado su pequeño cuerpo como si de una muñeca de trapo se tratara, quiso gritar pero una mano tapó su boca evitando que el grito saliera, se quiso defender y pataleo pero sus fuerzas no eran suficientes para liberarse de esos brazos fuertes que la aprisionaban. Con terror y entre lágrimas vio como aquella persona se apartó del camino y se metía entre la espesa vegetación sujetando a la niña que nada podía hacer para impedirlo.
Aquel hombre desconocido siguió avanzando por unos 10 minutos entre el monte hasta que se detuvo en un lugar solitario apartado de los caminos y de las casas, Martina lloraba en silencio y hacía buen rato que rezaba a todos los santos prometiendo nunca jamás llegar tarde a su casa ni portarse mal.
Aquel personaje la puso en el suelo al tiempo que tomó la falda del vestido de la niña y con fuerza se lo sacó por la cabeza de un solo movimiento, en un segundo Martina estaba solo con su ropa interior mirando aquella persona que en la oscuridad no alcanzaba a vislumbrar, antes de que ella pudiera reaccionar aquella persona la sujetó de un brazo y le bajó su calzoncito hasta los tobillos dejándola completamente desnuda frente a el. ¡No por favor! Dijo la niña, cuando se vio sin ropa frente al extraño, aquel hombre la tomó entre sus brazos besando su cara y tratando de meter su lengua en la boca de la niña, pero ella apretaba la boca por instinto, la mano del hombre jalo violentamente sus cabellos al tiempo que le decía ¡Abre la boca! La niña abrió su boca permitiendo que aquel hombre metiera su lengua en ella, sintió mucho asco pero se preocupó más cuando sintió las manos de ese hombre recorrer sus nalgas y sus dedos tratando de meterse en su culito, sabía que nadie podía tocarla de ese modo, y menos ahí, ese tipo de cosas eran pecado mortal, lo había aprendido en el catecismo. Aquel hombre la tiró de bruces sobre la hierba mientras se colocaba detrás de ella. ¡No me haga daño! Dijo la pequeña desde el suelo sin atreverse a moverse, el hombre se colocó detrás de ella, Martina, ignorante de las cuestiones sexuales no sabía, ni se imaginaba que estaba a punto de ser violada por un hombre desconocido, de pronto sintió la rodilla del hombre sobre su espalda inmovilizandola, escuchó que el hombre abría algún recipiente y despues sintió que le untaba algún tipo de sustancia resbalosa entre sus nalgas, un dedo del hombre se metió varias veces en su culito sin que lo pudiera evitar llenándo su interior de esa sustancia. ¡Oh no! Pensó Martina ¡Iré al infierno por esto! El dolor que aquello le causaba al tratar de meterse en su pequeño culo no era mucho, pero pronto tenía el grueso pene del hombre apuntando directamente a su virginal culito y empujó ¡Aaaaaah! Dijo Martina al sentir eso tan grande tratandonde meterse detras de ella. ¡Aaaaaaahyy! Gritó de dolor al sentir el segundo intento del hombre por meter su pene dentro de ella, trató de apretar su culo tan fuerte como pudo para que «eso» no se le metiera por detrás pero no supo como impedirlo, una estocada más fuerte logró que aquello tan grande se clavara por primera vez dentro de ella abriendo su culo hasta un límite nunca antes sentido.
Una corriente eléctrica la recorrió desde la cintura a la nuca y no pudo sino gritar de dolor, grito que el hombre ahogó con su mano sin dejar de meter su verga dentro del culo de la niña. Martina sentía que aquello tan grande que se metía detrás de ella acabaría por partirla en dos, quería escapar pero no podía, aquel hombre era demasiado pesado y fuerte, ella apretaba los dientes tratando de calmar su dolor, aquel hombre quiso meter más su verga dentro de la niña, pero en esa posición no lo iba a lograr así que se resignó a meter y sacar su verga del pequeño culo durante un minuto pero sin lograr eyacular.
El pene del hombre salió del culo de Martina haciéndole sentir un gran alivio, por un segundo pensó que «eso» había terminado pero tomándola por un brazo, el hombre le hizo dar la vuelta bruscamente dejandola sobre su espalda, levantó sus piernas hasta el pecho de la niña dejando descubierto el pequeño año recién desflorado, un escupitajo se estrelló entre sus nalgas y entonces con la poca luz que quedaba pudo apreciar aquello que apuntaba a su culo, era el pene de ése hombre, lo sabia porque habia visto a su hermanito desnudo muchas veces y sabia que aquello entre las piernas del hombre se llamaba pene, pero este era enorme en comparación con el pequeño pene de su hermano de 5 años, estaba duro, caliente y nuevamente trataba de meterse entre sus nalgas, trato de apretar las nalgas pero el hombre era muy rudo, haciendo presión en cuestión de segundos metió de golpe casi la mitad de su pene dentro de ella haciéndole gritar de dolor, las lágrimas chorreaban solas por sus ojos, jamás había tenido tal dolor, era algo terrible y aún no terminaba, aquel pene del hombre iba más y más adentro de su culo sin que lo pudiera evitar, sentía que su pequeño agujero se rompía trató de aguantar un grito pero no pudo.
Tenia la sensación de tener un aspero hierro caliente dentro de su culo, el pene de ése hombre había entrado en su colon metiéndose algunos centímetros más adentro hasta que la pelvis del hombre chocó con sus pequeñas nalgas. Ruidos guturales salían de sus intestinos, y tuvo unas ganas enormes de defecar.
La niña no dejaba de llorar y quejarse del dolor, sin la mínima consideración el hombre comenzó lo que sería el mete y saca en el pequeño culo de Martina, la niña sentia ése pedazo de carne duro entrando y saliendo de su culo, como una barra de acero que la quemaba por dentro además de unas ganas enormes por defecar. Los minutos pasaban lentos mientras aquel hombre le hacía daño, podía escuchar a los grillos y cigarras cantar al tiempo que escuchaba sus nalgas chocar con el cuerpo de ese hombre mientras nadie parecía darse cuenta de nada, prometió una y mil veces jamás volver a desobedecer a su madre, prefería los azotes de ella al castigo de este desconocido, pensó en su amiguita Lucy, en su hermanito, en su mamá. ¿Que le dirían cuando supieran que había hecho «cosas malas» con un hombre desconocido? El cura del pueblo ¡Sin duda la condenaria! Pensó entonces que quizás no debería hacer su primera comunión ¡Se iría al infierno! ¡Jamás debió llegar tarde! Sabía que a los niños malos los castiga el diablo, se lo había dicho su madre muchas veces ¡Eso era un castigo por ser muy desobediente!
En eso estaba pensando cuando sintió que el pene de ése hombre se clavó muy adentro de ella y que algo caliente llenaba sus entrañas, el hombre quedó quieto mientras gemía. Después de unos minutos sacaba su pene del culo de la niña dejándole una sensación de vacío nunca antes sentida. La niña estaba en shock y no atinaba a moverse a pesar de sentir algo saliendo y escurriendo desde las nalgas, aquel hombre se recostó al lado de Martina, sacó un cigarrillo y lo encendió aspirando el humo. Tomó a la niña de los cabellos y con violencia le acercó la cara a su pene semi erecto y le dijo ¡Chúpalo! Le ordenó ¡Quiero que que lo limpies con tu lengua! La niña muy asustada sacó su pequeña lengua y la pasó por la punta del pene de ese hombre, pero el aroma que le percibía le hizo desistir de la órden, aquello sabía horrible y apestaba a excrementos y sangre. ¡Que lo limpies con tu lengua! Dijo enojado el hombre mientras la tomaba de los cabellos y restregaba la carita de Martina sobre su pene.
Martina lloraba asustada y con su lengua comenzó a limpiar el sucio pene del hombre. ¡Sigue! ¡No pares! Le decía de vez en vez el hombre, después de unos minutos la verga del hombre estaba dura nuevamente y dentro de la boca de Martina y esta subía y bajaba sobre la punta del falo, el hombre sacó su verga de la boca de la niña y la recostó sobre la hierba con las piernas sobre su pecho y muy abiertas mostrando su vagina aún virgen.
Al recordar lo que había pasado la niña comenzó a llorar nuevamente rogando que por favor no le hiciera nada, pero el hombre estaba resuelto a desflorar aquella pequeña vagina, Tomó un poco de crema corporal de un pequeño tarro, lubricó la vagina de Martina y su pene apuntando a la entrada empujando con fuerza. ¡AAAAAHH! Martina se quejó, sintió que su vagina se estiraba mucho al recibir el pene del hombre pero no sabia que aún le faltaba perforar su himen. De un fuerte empujón el pene del hombre rompió la virginidad de la niña ¡AAAAAGYHH! La niña lanzó un grito de dolor cuando se sintió perforada y comenzó a llorar, el pene aún avanzó unos centímetros hasta detenerse en el pequeño útero de Martina.
Era una vagina infantil, pequeñita y apenas le había entrado la mitad de la verga del hombre, pero eso bastó para iniciar el movimiento sexual, quería disfrutar de la niña, la pequeña apretaba los dientes y rogaba porque eso se terminara, no pasó mucho tiempo antes de que sintiera su vagina invadida por ése líquido caliente, sabía que pronto todo terminaría, el hombre sacó su pene de la vagina y se levantó sin decirle nada, se vistió tranquilo y se fue perdiéndose entre el follaje y la obscuridad de la noche hasta perderse de vista.
La niña aún esperó un poco antes de atreverse a levantarse y buscar su ropa pero se dio cuenta que no podía caminar, a cada paso sentía que su entrepierna rozaba y le quemaba por dentro, algo resbaloso y pegajoso escurría de su ano y su vagina, aún así solo encontró su vestido y se lo puso, caminando lentamente logró llegar hasta su casa pero no había nadie, todas las luces estaban apagadas, se sentía sucia, se fue hasta la pila de agua que había en el patio, se desnudó tomó un balde y se bañó con el agua fria, para ella eso fue reconfortante, cada vez que vertía agua sobre su cuerpo se sentía más limpia, con su mano logró lavar su vagina y su culito, de no ser por la obscuridad de la noche se habría dado cuenta que aquello pegajoso en sus piernas era sangre con semen, una vez limpia entró a su casa, se cambió de ropa y se recostó en su cama quedándose dormida.
Seria más de media noche cuando unas voces la despertaron, su madre había llegado junto a otras personas que lloraban, hablaban de la muerte de una viejecita, su madre había salido al velorio antes de anochecer y no se había dado cuenta del retardo de su hija.
Su madre se acercó con su pequeño hermano que ya dormia y lo acostó en la cama, la señora observó a Martina en la cama de junto advirtiendo que estaba despierta. Perdóname por irme sin avisar hija, pero a muerto doña panchita y tuve que ir al velorio. Le dijo mientras arropaba al niño y volvía con sus visitas.
La niña quedó pensativa viendo las estrellas por su ventana, nadie se había dado cuenta de nada, no habría castigo, pero si le decía lo que había pasado su madre se enteraría del retardo y la castigarían, era mejor mantenerlo en silencio. Además le daba mucha vergüenza contar eso tan sucio que habían hecho con ella y que todos supieran, era mejor no contarlo a nadie, ninguna persona sabria jamás eso tan feo, seria su secreto por siempre, se cubrió con las sábanas y se quedó dormida.
Uff excelente relato duro y conciso.
Gracias por el apoyo
Me gusto muy buen relato saludos amigo …. 🙂 😉 🙂 😉 🙂 😉
Me agrada que te guste, saludos..
Riquísimo relato!!!!! Más relatos así!!!
Ya hay varios más ojalá te gusten.
deliciosooooooooooo
Que bueno que te gustó
Cada uno de tus relatos es mejor q el anterior tienes una mente prodigiosa que suerte q nos alimentas con tus perversidades te felicito amo la edad de las protagonistas entre más jóvenes mejor
Gracias por tu apoyo, aveces es mejor darle salida a los impulsos con algo de ficción pues lo que escribo no fue ni es real, las y los protagonistas de mis historias son de 4 a 9 años.
Lamentablemente el trabajo no me deja mucho tiempo para escribir. Saludos.
Riquísimo ya quisiera yo que me violaran así 😁
Cada quien sus perversiones.. yo respeto 😉