Mi ángel y su princesa son mías (Parte 1)
Esta historia basa en una historia 100% ficticia. Trata de la historia de un hombre treintañero con una bella mujer y su hija pequeña. .
Buenas, esta es mi humilde historia desde la experiencia que tuve con mi hijastra hace ya varios años.
Primero me presento, mi nombre es Brian tengo en este momento tengo 43 años soy diseñador. Mido 1.80 pelo negro y ojos de igual color, de contextura robusta (algo pasado de peso a decir verdad).
La historia surge cuando yo tenia 32 años, vivía a las afueras de una ciudad muy importante ya que mi trabajo me permite ganar bien sin tener que salir mucho de mi casa. En esa época vivía con una mujer muy sensualidad de unos 25 años, rubia de ojos verde agua de baja estatura (1.56 más o menos) con pocas tetas pero que trasero.
Nos conocimos en una fiesta e hicimos chispa inmediatamente, tanto así que terminamos cogiendo en uno de los vestidores del lugar. Luego de esa experiencia mágica para mi, ya que; siempre había sido muy puritano… Tanto así que además de ella solo había estado con 2 mujeres más en mis, en ese entonces, 32 años.
Seguimos saliendo unos 3 o 4 meses teniendo sexo salvaje cada que podíamos, se preguntaran ¿porqué no digo siempre? Es que mi precioso ángel de ojos verdes tenia una mini angelita de 5 años, una niña muy preciosa igual que la madre. Esa niña era un ángel en personal, también rubia y de ojos verdes; pero estos eran enormes e iluminaban todo a su paso.
Para tener 5 años su cuerpito era menudito, supongo que heredado de la madre que era también muy bajita y menuda; su padre la había abandonado al nacer ya que no quería hacerse responsable de una niña y mi ángel le había criado sola ya que sus padres también la habían echado de la casa al enterarse de la situación.
La verdad estaba muy prendido con mi mujer y su pequeña me daba mucha ternura, ella siempre me buscaba y jugábamos horas yo creo que en busca de la figura paterna que no tenia. En unas de esas tardes de juegos, la madre de la niña me anuncio que debería irse lejos de donde vivían, ya que le habían despedido y no tenia para pagar el alquiler de su casa.
Obviamente le ofrecí la mía, viviríamos juntos y ella buscaría trabajo en el pueblo que estaba a hora y media. Al trabajar en casa yo podría cuidar a la niña y ella no tener necesidad de pagar alquiler o niñera.
El inicio fue mágico pasábamos cogiendo día y noche en todos lados siempre cuidando que la princesita (como me decía a la niña) no nos viera. Pero hubo una noche en especial que paso algo que lo cambio todo.
Habíamos acostado a la niña temprano porque mi mujer había conseguido empleo en un comercio pequeño y queríamos celebrar.
Una vez dormida la pequeña nos fuimos deprisa al cuarto sin ver más nada. Comenzamos con una lucha de lenguas desenfrenada y muy caliente, mis manos acariciaron todo su cuerpo en busca de su suavidad.
Me separe para recuperar el aliento y antes de volver a esa guerra de bocas tan anhelada me deshice de la blusa y el sostén de mi oji-verde, la tire en la cama y me posicione arriba de ella volviendo a la lucha de lenguas.
Mi rubia estaba nublada y completamente entregada como en cada noche de sexo salvaje que teníamos, por lo que aproveche a bajar mis manos hasta sus diminutos montículos y me pregunte mientras los masajeaba con las yemas de mis dedos ¿Cómo una niña podría alimentarse de ellos siendo tan pequeños?
No se porque pero imaginarme a mi princesita tomando del pecho de su madre me prendió más así que baje mi boca para empezar a succionar los diminutos senos, me concentre en el izquierdo; el cual empecé a lamer su pezón y succionarlo violentamente, mientras al derecho lo pellizcaba.
Mi mujer en vez de enojarse por la violencia comenzó a gemir sonoramente lo que me hizo sonreír internamente. Tan linda y angelical y es otra putita más que le gusta que le traten rudo.
Con eso último en mente pase al pezón derecho a morderlo con mayor fuerza y mi mano se dirigió a a su ropa interior que arranque con desenfreno.
Cuando me separo de las tetas de mi mujer, veo lo rojas que están y ¡¡me encanta!! Ya se que hare la próxima vez. Levanto la vista y veo la cara roja de mi rubia con los ojos cerrados y la respiración errática, bien putita me saliste y esto recién empieza.
Me levanto para dedicarme a sacar mi ropa y ahí es cuando la veo, los ojitos grandes mirando desde una esquina de la puerta lo que estábamos haciendo… Pensé en terminar todo pero luego me dije, si quiere espectáculo que lo veo quizás y luego es tan puta como la madre.
Así que con eso en mente acomode a mi mujer para que no viera a la niña pero que ella vea exactamente lo que hacíamos y baje a hacerle una mamada.
Lamí, chupe, mordí y penetre con mi lengua toda esa dulce concha entre quejidos por lo bruto que estaba siendo y gemidos de placer.
Estaba que explotaba así que agarre mi chota que no es por presumir pero mide unos 26cm parada y la inserte sin más preámbulo en la vagina ya húmeda de mi mujer, era tanto lo que me excitaba ver a la niña vernos que no pude resistir y me moví sin desenfreno un buen rato hasta acabar me dentro. Cuando terminamos levanto la vista a ver si seguía mirándonos pero ya esos ojitos no estaban. Mi mujer en cambio se durmió rápidamente del agotamiento que esa sesión le había dejado.
Al día mi oji-verde se fue a la ciudad que quedaba a hora y media a trabajar, era temprano así que yo me hice un café y me fui a mi estudio a hacer lo mío. A media mañana no podía quitarme esos ojos viéndonos en pleno acto.
Quería borrar el morbo de mi mente pero no podía, era una niña ¡MADITA SEA! no podía pensar en cosas así, o al menos eso me decía porque mi mente voló en muchas cosas que no debería hacer pero que se sentirían ricas de hacer….
Así que con eso en la cabeza (y con la esperanza de sacarlo) comencé a buscar sitios porno de gente que relataba cosas que habían hecho con primas, sobrinas, incluso hijas y nietas. En vez de calmarme eso me dejo prendido a 100.
Y así estuve días pensando en el cuerpo poco desarrollado de mi princesita y cogiendo a mi mujer bajo su mirada, porque si venia cada tanto y nos observaba al parecer (o eso pensaba ella) en «secreto».
Una noche mi mujer estaba muy cansada y no quiso saciar mis ganas, en cambio se tomo unas pastillas para dormirse al instante; así que pensé ¿Qué pierdo intentándolo?
Me acerque al cuarto de la niña aparentemente dormida y la llame.
¿Princesa? ¿Pequeña? ¿Estas despierta? Es que tengo que contarte algo muy importante – enfatice lo importante ya que era una pequeña muy curiosa y sabia que si estaba despierta con eso abriría los ojos.
Pero no, no lo hizo. Así que asumi que estaba dormida.
Sonreí maliciosamente y comencé a acariciar su rostro para luego ir bajando, llegue a sus pechos y presioné suavemente su pezón sobre la ropa mirando si se despertaba. Al no haber movimiento lo tome como una luz verde, así que seguí bajando, estaba durmiendo con un pijama vestido lo que me daba mayor acceso.
Le levante el pijama y olí su rica vaginita de niña, que delicioso por dios!
La toque con mucho nerviosismo por sobre su prenda intima, luego la hice a un lado y vi esa vulvita rosa sin bellos.
Esos labios pequeño y su clítoris sin desarrollo.
Comencé a sobar su clítoris y la vagina con mi dedo pulgar con cuidado de no despertarla, mi polla ya estaba a mil y su vaginita liberaba fluidos muy afrodisíacos.
Me anime a más ¿total? Parecía muy dormida como la madre. Le saque su calzoncito de princesas y me acomode entre sus piernas. Lamí la vagina de lado a lado y comience a hacer el mejor oral de mi vida.
Sus fluidos sabían a gloria y su apretada flor no dejaba pasar prácticamente a mi lengua que trataba de hacerse lugar en su interior, su clítoris que apenas se veía al inicio comenzó a abultarse. No se cuanto tiempo estuve así, hasta que empecé a sentir pequeños gemidos venir de la boquita de ella, eso me dio indicio que no debía detenerme, por el contrario aumente el movimiento.
Al pasar unos segundos mi boca era inundada por el elixir más rico que probé en mi vida.
Levanto la vista y esos ojitos me veían brillosos ¿te gusto lo que sentiste pequeña? Le pregunto
Si, mucho papi ¿eso es lo que le haces a mamá?
No princesa con mamá hacemos cosas más ricas, quizás un día te pueda mostrar si no dices nada ¿vale?
Vale papi me gusto mucho.
Me acerque y bese su labios. Ya era tarde y debía descansar pero yo ya había decidido que eso no quedaría así…
Rico
Muy bueno sigue
Cuando ponen medidas de penes exageradas es cuando pierde toda credibilidad y dejo de leer