Mi novio es un guerrero mexicano (quinta parte)
Alejandro se convierte en el respresentante de un dios y al despertar tiene una noche placentera.
Abrí los ojos y me encontré en una milpa en medio de la nada. El sol brillaba con intensidad en lo alto del cielo mientras un pequeño arroyo se oía a lo lejos. Miré mi mano, ahí estaba la herida fresca que había abierto unos minutos antes de desmayarme, sin embargo no estaba sangrando. Toqué la herida y mi piel comenzó a desprenderse. Asustado dejé tocar la herida pero mi piel ya se había desprendido y, al igual que una serpiente, no tardó en despegarse de mi cuerpo. Mi carne estaba al descubierto pero, sonará extraño, se sentía bien.
De pronto una figura misteriosa se acercó. Estaba envuelto en piel y llevaba una especie de bastón en una mano. Sin emitir palabra alguna me ofreció la piel que vestía y pronto quedo al descubierto mientras yo me vestía. La lluvia comenzó a caer y de mi piel brotó una enorme milpa con mazorcas tan grandes como mi cabeza. Muy pronto comprendí quien era este desconocido e hice una reverencia. De alguna forma su nombre se había materializado dentro de mi mente. Xipe Totec, el desollado.
– ¡Ale!. ¡Ya levántate!.
Desperté con un ardor en el brazo y algo de sueño. Me encontraba en la habitación de Atzin acostado sobre su cama. Por la ventana se asomaba la luna y las estrellas.
– ¿Cuando llegue aquí?.
– Hace un par de horas. Le dije a tu mamá que teníamos tarea y que te quedaste a dormir en mi casa. ¿Como te sientes?.
– Algo cansado y con el brazo adolorido.
Bien, me sentía estafado por haber vuelto a soñar algo similar, pero también me sentí aliviado de que mi amor estuviera a mi lado por… ¿Horas?. Bajamos a cenar antes de ir a la cama. En el comedor toda la familia estaba reunida. Había leche y pan de dulce para acompañar, sin embargo el ambiente se sentía un poco silencioso. No fue hasta que la madre rompió el hielo.
– ¿Y como estuvo el rito?.
– Bien, creo – respondí.
– ¡Mamá! – exclamó el hermano mayor – Apenas si conoce de nosotros y tu se lo preguntas así de casual.
– En realidad ya sabía un poco. Se que me lo han estado ocultando todo este tiempo.
– Es solo que no queríamos que salieras huyendo. Me alegra que mi hijo tenga un amigo tan bueno como tú y solo quería por lo menos tuviese a alguien con quien hacer cosas de chicos normales.
– ¡Mamá, me estas avergonzando! – exclamó Atzin.
– No te sientas mal chico – dijo el padre – Cuando salí con mi amada no tenía idea de la clase de cosas que hacían. Pero te diré algo, no importa en lo que crea si no en lo que tiene en su interior. A propósito, nunca te cases por la iglesia.
– ¿Por que?.
– Digamos que los dioses no son bienvenidos en la casa de Dios. En tu caso será mejor evitar siquiera acercarte. Tus padres no son muy religiosos, ¿O si?.
– Por suerte no. Pero gracias por el consejo.
– ¡Bienvenido a la familia! – dijo la mamá – Si necesitas cualquier cosa solo tienes que pedirlo (y consultar con tu señor).
Agradecí la cena y el alojamiento, luego me fui a la habitación. Eso había sido un poco incomodo, pero agradable al saber que no había vuelto un bicho raro, mas de lo que ya era. No dejaba de preguntarme como se comportarán ahora que no tratan de ocultarse.
– Oye, Ale. Ahora que te has tomado esto con calma deberías verte en el espejo.
Extrañado fui al baño y al observar mi rostro el espejo no pode si no saltar de la impresión.
– ¿¡Que le hiciste a mis ojos!?.
– ¿No te gustan?.
– Me veo… extraño. No lo sé.
– Es lo que ocurre cuando representas a uno de los dioses.
– ¡Mamá me va a matar! – bueno, no literalmente – ¿Que van a decir de mí?.
– Que tienes dos hermosos rubíes en la cara.
– ¿Te gustan?.
– Me encantan, resaltan tu sonrisa.
Se cercó a mi cara me dio un pequeño beso en la mejilla.
– No sientas vergüenza por representar a tu señor. Porta esos bellos ojos con orgullo y honor. No cualquiera es elegido por un dios para ser representante.
Nos dimos un beso y nos metimos a la cama desnudos. Nuestros cuerpos estaban calientes y deseosos de compartir el amor que nos tenias el uno al otro. Con delicadeza me acarició mi pecho mientras jugueteaba con su lengua dentro de mi boca. Mis pezones se pusieron duros y lentamente comenzó a acariciarlos mientras el placer me recorría la columna. Tomó con su mano mi miembro y lentamente sacó mi pequeña cabeza rosada. Ponto dejo de besarme y comenzó a chupar con cariño uno de mis pezones. Su lengua recorrió cada rincón mi pecho mientras su mano agitaba lentamente mi entrepierna.
Con mi mano acariciaba su miembro mientras el placer se apoderaba de mí. Bajó su cabeza y casi con desenfreno devoraba mi masculinidad. Su lengua abrazó mi cabeza y la recorrió para saborear cada rincón. No resistí mas y empujé su cabeza hasta llegar a lo mas profundo que de su garganta. Mis caderas se movían solas mientras el calor del momento dominaba todo mi ser y nos hacía disfrutar de las diferencias entre nuestros cuerpos.
Cuando ya no pude, tomé la cabeza de mi amado y le metí mi masculinidad hasta lo mas profundo para soltarle mi leche. Tres grandes chorros pasaron directamente a su garganta mientras el placer se apoderaba de mí para luego abandonarme. Con mi mano agité su miembro rápidamente y con la otra acariciaba sus pezones. No tardó mucho en soltar su leche en un gran chorro blanquecino que lo dejó empapado en su propio néctar.
– Me encanta el brillo de tus ojos bajo la luz de la luna.
– Lo mismo puedo decir.
Nos dimos un último beso antes de dormir profundamente.
. . .
– Eso fue muy corto.
– ¿Tu crees?.
– Quizá porque faltó la parte donde nosotros conversamos al inicio.
– Bueno, no quería confundir a los lectores con este formato. Además le da continuidad a la parte anterior.
– Tienes razón, pero todavía le falta algo.
– ¿Como un epilogo o algo así?.
– Puede ser. Eso de que solo nos dimos un beso es demasiado corto.
– ¡Lo tengo!.
. . .
Bajo el calor de la primavera mi pequeño árbol descansaba bajo la sombra de los últimos rayos del sol. Mamá casi se infarta al ver mis nuevos ojos y tuve que decirle que eran lentes de contacto para justificarlos. A mi familia le incomodó este cambio al principio pero terminaron aceptándolo a las pocas semanas. No volví a tener sueños extraños luego del ritual y la herida en mi muñeca sanó a los pocos días. Sin embargo a la salida de la escuela algunos padres me miraban extrañados por el color de mis ojos mientras que en los salones se rumoreaba que le había vendido mi alma al diablo.
Miré al patio de mi casa pensando en que quizá sean verdad los rumores. ¿Y si mi alma ahora le pertenecía a este demonio?. Pero luego recordé a mi amado novio, con esos ojos verdes que derretían mi corazón. ¿Será que esos dos hermosos ojos son la manifestación de la diosa?. Luego de ver mis ojos nuevamente comencé a creer que si y no pude dejar de preguntarme que implicaba ser un representante. Esa sería una pregunta que quizá pudiera contestar la siguiente vez que nos veamos, hasta entonces mi corazón esperará con ansias nuestro próximo encuentro.
Buen relato siempre me dejas con ansias por la siguiente párte