Mis pequeñas modelos (parte 4): Camila (8 años), Fiorela (7) y Matilde (6)
Un nuevo momento de goce con mi niña, el cual se ve interrumpido por algo inesperado….
Habiendo disfrutado de lo sucedido el día anterior, me propuse continuar el proceso que venía trabajando con Cami. El hecho de que ayer las niñas estuvieron lamiendo y chupando helados durante la sesión de fotos me había dado la idea de cuál podría ser el próximo paso.
Es por eso que en el día de hoy, ni bien me desperté y desayuné en mi apartamento, antes de ir hacia la agencia decidí pasar por el quiosco para comprar nuevamente unos dulces y, además, un yogurt de frutilla. Caminando hacia mi lugar de trabajo iba sintiendo cada vez una emoción y necesidad mayor de ver a Cami. Cada vez que día a día regreso a mi apartamento no puedo esperar para volver a verla.
Una vez que llegué a la agencia, saludé en forma cordial a Patricia y Lucía. Cuando me dirigí a saludar a Valeria, observé que Raúl le estaba susurrando algo, como si lo que le estuviese comentando fuera algo importante. Ni bien Raúl se da cuenta de mi presencia, se sobresalta, deja de susurrar y comienza a hablar normalmente con Valeria sobre temas cotidianos.
Raúl: – ¡Ah!… Ho.. Hola, Enrique.
Valeria: – ¿Qué tal, Enrique? – me preguntó Valeria con una sonrisa.
En ese momento los saludo amablemente y comienzo a preparar mis cosas, cuando a lo lejos escucho que suena el timbre y observo que las tres niñas llegaron juntas. Esta vez noté que Camila vino con una blusa amarilla y una faldita color azul que le llegaba hasta por encima de sus hermosas rodillas. Mientras tanto, Fiorela llegó con una blusa ros y unos leggins violetas que hacían remarcar su culito. Finalmente, Matilde me sorprendió trayendo puesto solo un top negro y un shortcito bien corto. Las tres niñas me saludaron cariñosamente, sintiendo su hermoso aroma de niña y haciéndole cosquillas en la barriga a Matilde.
Camila: – ¡Hooooliii, Enrique! – con una sonrisa de oreja a oreja y dando pequeños brincos hacia mí para luego darme un afectuoso abrazo.
Fiorela: – ¡Hola, señor Enrique!
Matilde: – ¡Buenos días, Enrique, jaja!
Me agradó que Matilde vaya ganándose mi confianza poco a poco.
Con respecto al set con el que trabajaríamos hoy en día, Olga nos explicó que debíamos montar una especie de pasarela, sobre la cual las niñas desfilarían y posarían en bikini.
No me pareció nada descabellado, hasta que la sesión de fotos comenzó. Luego de haber armado la sencilla pasarela, Valeria procedió a explicarles a las niñas cómo modelarán hoy, para luego ir a cambiarse en los vestidores.
Mi corazón palpitaba una vez que veía que las cortinas de los vestidores se abrían y Camila, Fiorela y Matilda hacían su sensual aparición con sus bikinis.
Escuchar el sonido de sus piecitos descalzos caminando hacia el set me generaba un morbo cada vez mayor.
Cámara en mano, damos comienzo a la nueva sesión de fotos. Detrás de la pasarela había un biombo desde el cual las niñas iban saliendo entrando para cambiarse rápidamente de bikini y traje de baño en general. La primera en salir de atrás del biombo fue Matilde, quien caminó lentamente por la pasarela posando un hermoso bikini violeta. La siguiente fue Fiorela, quien posó usando una malla enteriza verde. La próxima fue mi favorita, Camila, la cual hizo acto de presencia con un diminuto bikini rojo que hacia resaltar los cachetitos blancos de su culito, mienttas caminaba moviendo la cadera sensualmente y recibiendo los fines de nuestras cámaras.
Lucía: – ¡Muy bien, Cami! Sigue así, sonríe.
Valeria: – ¡Excelente; ahora date la vuelta y regresa! – mientras Valeria le hacía flashes en la parte trasera de Cami, lo que me llamó la atención.
No era la primera vez que una indicación me sorprendía. Recordemos que el día anterior también Valeria les había indicado a las niñas lamer el helado mientras las fotografiábamos.
A medida que una de las niñas desfilaba por la pasarela y regresaba al biombo para cambiarse, otra de las niñas salía a la pasarela a posar, y así se iban turnando. La verdad es que me hacía excitar mucho saber que detrás de ese biombo las niñas se desnudaban y cambiaban.
Terminó la sesión de fotos, de manera que comenzamos a guardar los elementos del set.
Camila – ¿Y, Enrique? ¿Cómo estuve hoy, jiji?
Yo: – Estuviste excelente, Cami. Me ha gustado mucho cómo desfilabas y mirabas en forma coqueta a la cámara. Sin duda eres una niña hermosa
Camila: – ¡¡¡Awwww, gracias, Enrique!!! Que tierno eres – dijo mi niña mientras sonreía y me abrazaba.
Yo: – Jeje, de nada, Cami. Por otro lado, recuerda…
Camila: – Sí, Enrique, jijiji, ahora vamos. ¡Quiero ganarme más dulces!
Una vez que estábamos entre todos terminando de desmontar el set, tal como ayer les digo a mis compañeras que no se molestaran en seguir guardando las cosas, y que yo me ocuparia.
Camila: – ¡Yo te ayudo otra vez, Enrique!
Yo: – Gracias, Cami. Qué solidaria eres.
Patricia: – Jaja, ok, encarguense ustedes dos, pues.
En ese mismo instante, observo que nuevamente Raúl le susurra palabras a Valeria, la cual me mira. Yo no entendia muy bien. ¿Acaso sabrán algo de lo que sucede entre Cami y yo? Imposible, ya que yo siempre intento ser precavido y me fijo que no haya «moros en la costa» antes de disfrutar de mi modelito preferida.
Con Cami entramos y salimos de la habitación, llevando y guardando objetos del set, hasta que finalmente encontramos nuestro momento oportuno. Observo que todo el personal se encuentra ocupado con otras tareas por un largo rato, lo que me da pie a dar comienzo con Cami, quien estaba en bikini.
Yo: – Ok, Cami… Mira los dulces que tengo. Ya sabes que hacer.
Camila: – ¡Wiii, dulces! Pero esta vez, ¿donde me chuparás? – señalándose con una mano las tetitas y con la otra la vaginita.
Yo: – Por supuesto que en ambos lados, mi princesa, jaja. Así que para eso deberías quitarte tanto el corpiño como la bombacha de la bikini.
Cami sonríe en forma pícara, se ruboriza y se quita lentamente toda su bikini, ante lo cual yo decidí disfrutar plenamente de ese momento, ¡ya que es la primera vez que veo a mi niña completamente desnudita!
Al ver ese cuerpito infantil como dios lo trajo al mundo hizo que mi verga comenzara a efectarse. Esa piel, esos piecitos, esas piernitas, esa vaginita, ese culito, esa barriguita, esas tetitas, esa carita, esa boquita, esos ojos, ese pelo… ¡Cada milímetro del cuerpo de Cami era digno de ser admirado!
De esta forma, acerqué mi boca y decidí succionar y lamer con mucha pasión esas tetitas y esa vaginita, así como también darle tiernos besos en el culito. Ver esas partes del cuerpo de Cami cubiertas de mi saliva era algo que me fascinaba y que hacía que mi libido aumentara cada vez más. Dentro de la habitación solo se oía el sonido de mis besos sobre el cuerpito de Cami. Me sorprendió que, a diferencia de ayer, esta vez no note que Cami se sintiera nerviosa. Su piel sentía calma. Observo su rostro que está sonriendo y riéndose un poco.
Camila – Jijiji, otra vez me da cosquillas – mientras retuerce su brazos y piernas levemente.
Era hermoso dibujar ríos y caminos de saliva en ese cuerpito de niña, incluso delicioso.
Yo: – Mmm… Cami, ¡que sabrosa estás! Verte desnudita y lamerte toda, uff. Aquí tienes tus dulces, preciosa.
Camila: – Jiji, ¡gracias, Enrique! Que bueno que te guste mi cuerpo, jaja.
En ese momento decido seguir avanzando con lo que tenía planeado. De esta forma, saco de mi mochila el yogurt de frutilla, ante lo cual Cami abre enormmeme sus ojos.
Camila: – Wowwww, ¿eso es un yogurt? ¿¿Es para mí, Enrique?? – mientras me miraba con cara de ilusión y estando toda desnuda.
Yo: – ¡Por supuesto, hermosa! Pero primero, ¿recuerdas que ayer te dije que lo de tomar y lamer helados me dio una idea para hoy?
Camila: – Ah, sí, Enrique, es verdad, jaja. ¿Y qué idea te dio? – preguntó Cami con curiosidad.
Yo: – Dime, Cami… ¿¿Sabes qué tenemos los hombres aquí? – mientras me señalo mi entrepierna.
Camila, ruborizandose: – ¡Ayyy, Enrique, jijiji! Pues… Una verga, por donde hace pipí, ¿no?
Yo: – ¡Exacto, princesa! ¿Y alguna vez has visto una?
Camila: – Mm… Solo la de mi hermano pequeño cuando mi mamá lo baña, jaja.
Yo: – Jaja, pues me imagino que debe tener una verga muy pequeña, pero los hombres adultos como la tenemos mucho más grande.
Camila : – ¿De veras? – preguntó Cami sorprendida.
Yo: – Sí, Cami… ¿Quieres ver?
El rostro de Cami se pone aún más colorado, abriendo bien sus ojos.
Cami: – Bu… Bueno, Enrique, jaja.
Me bajo los pantalones, para luego ir quitándome el calzón lentamente. Noto que Cami me está observando la entrepierna con suma atención.
Mi verga, que estaba algo erecta, hace su aparición ante la atónita mirada de Cami, quien no podía quitar sus ojos de mi pene.
Yo, sonriendo: – ¿Y, Cami? ¿Que piensas?
Cami: – ¡Wowwww, Enrique! ¿¿Esa es tu verga?? Tiene algunos pelos, y creo que se le ven las venas, ¿no?
Yo: – Jajaja, sí, Cami. Se le marcan las venas y está duro… ¿Te gustaría tocarlo?
Cami: – O… Ok, Enrique.
Al sentir los pequeños dedos infantiles de Cami sobre mi verga sentí como una fuerte corriente eléctrica desde mi pene hacia todo mi cuerpo. Era una sensación única. ¡El contraste entre la manito fría de Cami y mi pene caliente hizo que el morbo se incrementara!
Camila: – Ayy, tienes razón, está duro, jiji, ¡y además se lo siente caliente, Enrique! – expresó Cami con un menor nerviosismo y con mucha curiosidad.
Yo: – ¡Uffffff, Camiiii! Qué lindo cómo me la tocaaaas. Haz los siguiente. Rodea todo el ancho de mi verga con tus deditos y mueve la mano hacia arriba hacia abajo, así.
Le hago una demostración a Cami con mi propia mano. Ella luego coloca sus deditos alrededor de mi pene y comienza a hacer lo movimientos que le había mostrado.
Yo: – ¡Uffffffff, hermosa, qué bien lo haces! ¡Sigue así?
Cami: – Ayy, jaja, ¿de veras te gusta esto, Enriq…? ¡Woww, se está poniendo aún más duro!
Yo: – Siiii, Camiiii, me encantaaaa. ¡Y se pone ma duro porque lo estás haciendo muy bien! – dije mientras comenzaba a sudar y a respirar de forma entrecortada por la excitación que esa manito infantil me estaba brindando.
Camila: – Pero, Enrique, ¡espera! ¿Qué tiene que ver esto con lo que me decías del helado? – preguntó Cami luego de detener el trabajito manual que me estaba haciendo.
Yo: – Bueno, Cami. Mm.. Resulta que… La verga es como un helado.
Cami: – ¿Como un helado? – preguntó la niña confundida.
Yo: – Sí… Como tú sabes bien, el helado se chupa y se lame… Y pues, la verga ..
Cami: – ¿…la verga también?
Yo: – Exacto, Cami. ¿Quieres probar? – pregunté con nerviosismo.
Cami: – Pero… ¿Sabrá rico?
Yo: – Eso tendrás que averiguarlo tú. De todos modos, no te preocupes. Para eso es el yogurt que traje.
Tomo un poco del yogurt de frutilla y lo unto sobre el tronco y glande de mi pene, ante la atenta mirada de Cami.
Yo: – ¿Ya ves? Así se te hará más fácil chuparlo.
Cami: Mmm… Bu… Bueno. ¡¡Está bien!! – respondió Cami, con una sonrisita, disipando sus dudas
Esa respuesta positiva hizo que mi pene quisiera erectarse aún más.
Cami tomó nuevamente mi pene con su manito, y comenzó a acercar su boquita. Dio un tierno beso de piquito en el tronco de la verga, siendo la primera vez que sentía los labios y la boca de Cami en mi pene. Continuó con los tiernos piquitos. Cada uno de esos besitos eran una electricidad que se disparaba en mi cuerpo. Luego, empezó a usar su lengüita, haciendo recorridos cada vez más largos sobre el tronco, comiéndose el yogurt. ¡Ver cómo mi verga iba quedando mojada con su saliva era algo muy placentero!
Cuando empezó a lamer mi glande, sentí un fuerte impulso para eyacular, el cual tuve que resistir a como de lugar. Cami jugaba con su lengüita sobre mi glande, haciendo círculos y humedeciendolo cada vez más. Se notaba que estaba haciendo eso con total curiosidad y buscando la exploración.
Yo: – Ufff, Camiii, ¡qué rico me lo lames! Eres buena en esto, jeje.
Camila: – Jiji, ¿de veras lo estoy haciendo bien, Enrique?
Yo: – Siiii, corazón. Ahora chupalo. Metete la verga en la boquita, pero no lo muerdas, jajaja.
Cami se ríe y contempla mi pene mientras lo sostiene con su mano. Luego de unos segundos, abre su boquita y se introduce el glande y parte del tronco de mi verga en su boca. La sensación era casi indescriptible. De repente sentí la boquita húmeda de Cami en mi verga, así como tambien era muy agradable ver desde arriba cómo mi pene iba desapareciendo dentro de su boquita infantil, mientras sus labios arrasaban con todo lo que estaba delante. Sus movimientos iniciales eran algo torpes, pero muy placenteros.
Yo: – Ahhh, muy bien, Cami. Mientras la chupas, juega con tu lengua.
En ese instante siento cómo Cami usa su tierna lengua dentro de boca, saboreando mi verga. ¡No podía creer que un angelito de tan solo ocho añitos me estuviera generando todo este placer!
Yo – Ayyyyy, Cami, preciosa, que bieno haceees. Ahora quitatelo un poco de la boca y vuelve a metertelo. Deber ir hacia atrás y adelante en la chupada, y cada vez más rápido, ¿si, corazón?
Cami se quita mi pene de la boca, y observo que queda un hilo de saliva y líquido preseminal entre mi glande y el labio inferior de su boquita, lo cual era una imagen totalmente excitante.
Cami: – ¡Okiii,jiji!
En ese momento ella usa su lengua para comerse ese hilo y continúa con la chupada tal como se lo indiqué, y solo se escucha el sonido de la chupada.
Cami: – GLUB, GLUB, GLUB.. MMM… GLUB, GLUB, MM… GLUB, GLUB, GLUB…
Mi verga desaparecía en la boquita de Cami y luego volvía a aparecer cada vez más humedecida, y así sucesivamente. De inmediato sentí que en cualquier momento iba a eyacular, pero no quería que Cami se encontrara con eso si avisarle, por lo que decidí primero interrumpir la mamada.
Yo: – Espera, Cami. ¡Me estás por hacer acabar!
Camila: – ¿Acabar? – preguntó Cami con sus labios totalmente mojados con liquido preseminal.
Yo: – Si, hermosa. En algún momento, debido a tanta excitación y calentura, mi verga va a expulsar un líquido algo blanquecino y viscoso en forma de chorros, ¿si?
Camila: ¿Un… Un líquido blanquecino? Wowwww, ¿pero dónde tirarás esos chorros?
Yo: – Ufff, ¡en tus tetitas, Cami! Luego te limpias y listo, ¿ok?
Camila: – Mm… Okiii, jaja.
Yo: – Sigue chupándola y yo te aviso cuando llegue el momento de bañarte las tetitas de leche, que así es como la llamo.
Cami da continuación a su espectacular mamada, chupando mi pene cada vez más rápido y jugando con su lengüita.
Cami: Mm… GLUB, GLUB, GLUB… Mmm… GLUB, GLUB.
Ver el cuerpito desnudo de Cami parado saboreandi mi verga cada vez con mayor pasión hizo que sintiera que me iba a venir.
Yo: – AHORA SÍ, CAMI, VOY A ACABAR
Cami deja de mamarmela y coloca su pecho cerca de mi verga y, como su cabello tapaba un poco sus tetitas, ella lo corre hacia atrás, dejando a la intemperie esos puntitos rosados.
Yo: – ¡¡¡AHHHH, AYYYY, AHHHH, SIIIIIIII, AHHHHH, AHHH, AYYY, AHHHH, RECIBELA TODAAAAA, SIIII, UFFFFFF!!!
Chorros y chorros de semen disparados desde mi verga saltan y caen sobre las tetitas de Cami, bañándolas de leche. Una vez que termino, sacudo mi pene por sobre sus tetitas, para que hasta la ultima gota de leche quede en su pechito de niña. Cami apenas atinó moverse mientras recibía los chorros de semen y cerraba los ojos por las dudas. Ver mis hilos de leche cayendo y deslizándose a lo largo de su pechito y su barriguita era algo fascinante.
Cami: – ¡Ayyy, cuánta lecheee, Enrique!eee! Me manchaste todaaaa – exclamó Cami algo desconcertada y sorprendida, pero no enojada.
Yo: – Ufff, disculpa, Cami, acabé mucha leche porque fue excelente la mamada que me diste, jaja. Toda esa la generaste tu, preciosa.
Cami: – Jajaja, bue… Bueno, me quiero limpiar esto…
Yo: Si, Cami, te buscaré un papel…
En ese mismo instante, mientras giro para ir en busca de papel en la habitación, observo que Valeria se encontraba de pie en la puerta de entrada de la habitación, observando que Cami estaba totalmente desnudita con las tetitas y barriguita llenas de leche y yo semi desnudo ¡No lo podía creer! ¡Me quería morir en ese mismo momento! ¡Que me trague la tierra! Sentí que mi corazón se me iba a salir por la boca…
Continuará.
Ufffff quiero saber que pasará ahora que Valeria los vio ….. mmmmm que morboso se puso!!!!
No me dejes con las dudas pibe continula……
Excelente relato, tuvimos q esperar pero valió la pena, ánimo y sigamos con esta serie