Un cambio de planes.
Tres niños extraviados en año nuevo, y un hombre que se ofrece a cuidarlos..
Desabroché los botones de su vestido, se lo estaba sacando por la cabeza cuando el movimiento hizo despertar a la nena que volteó a ver quien le quitaba su ropa.
Asustada al ver a un hombre desconocido desnudándola se levantó rápido tratando de quitarme su vestido de mis manos pero sin conseguirlo, se quedó observando el lugar donde se encontraba, vio a los otros niños acostados en la cama solo en ropa interior y dijo con la vocecita quebrada ¿Y mi mamá? ¡Ya vino! Le dije a la nena, ¡Se fue a la fiesta y dijo que vendría más tarde, también dijo que ustedes debían de acostarse a dormir!
¡Quiero ir con mi mami! Dijo la nena con la voz a punto de llorar. ¡Dijo que se acuesten a dormir! Le respondí serio. ¡Tu mamá se enojó mucho porque se salieron sin permiso! Haber, ¿a quién le pidieron permiso de salirse? La nena se quedó callada sin saber que decir. ¿Se salieron sin permiso verdad? ¿Verdad que si? La nena asintió con lágrimas en sus ojitos.
¡Ahora de castigo se van a quedar conmigo hasta que vengan por ustedes!.
Dicho esto le dije que se quitara la ropa para dormir, pues ya estaba muy excitado y quería ver a la nena desnuda, ella me miró incrédula y no se atrevió a moverse. ¿Que esperas? Le dije a la niña ¡Quítate la ropa o te la quito yo! Mi mami me dijo que no me quite la ropa delante de nadie. Dijo la nena tratando de conservar la ropa que aún tenía puesta. Tus amiguitos ya se quitaron la ropa y ya están dormidos. Le respondí. Y ahora faltas tú. ¿O no piensas obedecer? La niña comenzó llorar muy quedito mientras se quitaba su camiseta mostrándome sus pequeños e insignificantes pezones y se quedó quieta mirando a su derecha, quizás pensando que ya no le diría nada, ¡Las medias también preciosa! Le dije en tono serio. Ella tomó sus medias desde la cintura y comenzó a bajarlas hasta sacarlas por sus pies, ahora la nena solo vestía sus braguitas blancas.
¡Quítate las braguitas bebé! ¡Pero ellos no se han quitado las bragas! Respondió la pequeña, señalando a los rubiecitos que dormían sin darse cuenta de lo que pasaba. ¡Pero también se las voy a quitar! Le respondí.
¡No me gusta que me vean sin bragas! Me dijo la nena en un tono molesto sin mirarme. ¡Eso a mi no me importa! Le dije. ¿Te la quitas tú, o te la quito yo? ¡Tu elije! Le respondí a la nena pero ella no se movió. ¡Entonces yo te la quito! Le dije, he hice como si me fuera a levantar. ¡No! Dijo la nena llorando. ¡Pues entonces quítatela tú! Le dije con tono de enfado. La niñita estaba reacia a conservar sus braguitas puestas, me miraba enojada con lágrimas en los ojos, y al ver que no hacía caso le dije. ¡Creo que necesitas un par de nalgadas para que aprendas a obedecer! ¡No me pegue! Dijo la nena llorando quedito ¡Pues entonces obedece y quítate las bragas tu sola! Le dije a la nena, que resignada tomó con sus dedos su braguita y comenzó a bajársela hasta los tobillos. ¡Quítatela y dámela! Le ordené. La nena se quitó por completo su braguita y me la dio quedando completamente desnuda frente a mi pero mirando al suelo y tapándose su vagina con ambas manitas, yo tomé su braguita y la olí delante de ella. mmmmm ¡Que rico huele tu braguita bebé! Le dije a la nena mientras ella me miraba huraña. ¡Date la vuelta! Le ordené. La niña se dio media vuelta y pude observar sus dos nalguitas infantiles, redondas y paraditas, listas para ser manoseadas, algo muy erótico de ver si es que te gustan las nenas pequeñas, yo me acerqué a ella por detrás, la puse frente a mi dándole media vuelta y la abracé, la nena comenzó a llorar cuando sintió mis manos acariciar sus nalgas, eran redonditas, firmes y suaves como la seda, tal como me imaginaba que serían. ¡Déjeme por favor! Dijo la nena, pero ella no podría evitar que la tocara pues sus dos manos seguían tapando su vagina, y yo no tenía intención de dejarla. Traté de meter mis dedos entre sus nalgas pero la niña las apretó fuerte en cuanto adivinó mi intención.
¿Como te llamas bebita? Le pregunté mientras besaba su carita, pero la nena no contestaba, estaba muy seria, comencé a tocar sus piernas y dirigí mi mano derecha a su vagina, pero sus dos manitas de la nena me impedían poder tocarla, la nena luchaba para que yo no pudiera tocar su parte mas privada. ¡Quita las manos! Le ordené ¡No! Respondió la nena. ¡Mi mamá dijo que no deje que nadie toque «mi cosita»! Dijo la nena llorando. ¡Pero yo si puedo tocar «tu cosita» bebé! ¡Nooo! Dijo le nena ¡Me quiero ir con mi mamá! ¡No puedes! Le respondí ¡Estás castigada por salirte sin permiso! Así que quita las manos de ahí! ¡Tu mamá me dijo que de castigo yo podía tocarlos. ¡Éso no es cierto! Gritó la nena muy segura de lo que decía. Pues también me dijo tu mamá que si no se dejaban tocar yo les podía pegar. La nena abrió los ojitos ¿Tu quieres que te pegue? Como ella seguía llorando sin apartar sus manos de su vagina, yo la tomé con fuerza y la puse sobre mis rodillas con su culito apuntando al techo, sus ricas nalgas infantiles estaban frente a mi, como invitándome a probarlos, yo acerqué mi cara a sus pequeños glúteos y los llené de besos, la piel de sus nalgas era muy suave, tan suave como la seda, no tenía mal olor, olía delicioso, a nena recién bañadita. Pero la nena mantenía las manos tapando su vagina, mi mano izquierda mantenía a la nena sobre mis rodillas y con la derecha comencé a meter mi dedo entre sus dos nalgas, pero ella apretaba fuerte su culito. ¡Que rico culito tienes mi amor! Me llevé el dedo índice a la boca y chupando lo llené de saliva y se lo metí entre las nalgas. ¡aaaah! Gimió la nena al sentirse invadida por detrás ¿Te gusta que los hombres te acaricien las nalgas bebé? La nena lloraba en silencio y solo negaba con su cabecita, mi dedo entraba y salía a voluntad de su culito a pesar de que la nena apretaba con fuerza sus nalguitas para impedirlo. Comencé a lamer sus nalgas llenándolas de saliva, ella era una deliciosa cena de año nuevo. después de unos momentos levanté mi mano y la azoté contra sus nalgas, «paff» resonó en toda la habitación seguido por un «hay» y lloros de la nena que intentó levantarse de mis rodillas sin conseguirlo, y es que una nalgada con las nalgas mojadas duele más ¿Vas a obedecer niñita? Le pregunté a la nena que no dejaba de llorar. «Paff» se dejó escuchar cuando le di su segunda nalgada. ¡No me pegue! «Paff» mi mano se volvió a estrellar en sus nalguitas. ¡No me pegue por favor! Me dijo la nena llorando. ¿Vas a obedecer? La niña asintió mientras lloraba. De acuerdo le dije, pero deja de llorar o te daré más nalgadas. La nena dejó de llorar de inmediato aunque de sus ojitos salían lágrimas silenciosas y seguía sorbiendo mocos.
Levanté a la nena y la paré frente a mi. Muy bien muñequita quita las manos de tu «cosita» la nena comenzó a llorar nuevamente mientras quitaba sus manos y dejaba al descubierto su vagina. ¡Abre las piernas! Le ordené ¡Quiero ver tu cosita mi amor! La nena separó un poco sus piernas ¡Ábrelas más niña! ¡Quiero verte toda tu cosita! La nena seguía llorando y separo aún más sus piernas dejándome ver muy bien su vagina. ¡Deja de llorar o te daré otras nalgadas! La nena calló sus lloros y secaba sus lagrimas con sus manos mientras yo tocaba directamente su vagina con mi mano. ¡Que linda, que suavecita está tu cosita mi amor! ¡Me imagino lo rica que debe estar! ¿Dime como te llamas bebita? Isabella. Respondió la nena. ¿Cuántos años tienes Isabella? Siete. Me respondió. ¿Que son de ti esos niños? Le pregunté señalando a los dos rubiecitos que dormían en ropa interior en la cama. Son mis primos. Respondió la niña. ¿Ellos son hermanos? ¡No! Me respondió Isabela, son primos también. ¿Estás segura? Le dije. ¡Porque se parecen mucho! La niña solo asintió ¿Cómo fue que se perdieron? ¿Acaso no conoces donde vives? ¡No era mi casa! Dijo la niña. ¡Es la casa de mis abuelos! ¿Y porqué se salieron? ¡Queríamos comprar cuetes, pero nos perdimos y ya no supimos regresar! ¿Le avisaron a alguien que irian a comprar los cuetes? La nena negó con su cabecita. Es que yo fui con otro de mis primos a comprar cuetes, pero el nos dio muy poquitos y nosotros íbamos a comprar más. ¿Y los compraron? La nena negó con su cabeza. Es que ya no me acordaba donde los vendían y nos perdimos. ¿Tú querías comprar cuetes y te llevaste a tus primitos de compañía? La nena asintió. ¿Entonces es tú culpa que se perdieran no? La nena quedó en silencio. ¿Ya ves? ¡Por tu culpa los castigaron a todos! La nena bajó la vista ¡Tu eres la única responsable! Ahora la nena lloraba muy quedito, debía sentirse muy culpable.
¡Cuando venga tu mamá le diré que tu fuiste la culpable, y que por tu culpa tus primos se perdieron, para que tus tíos te castiguen y también te desnuden y te vean tu cosita!
La nena lloraba más y más amargamente. Como ella ya no se resistía la acosté en la cama a los pies de sus primos, levanté sus pies hasta su pecho abriéndole las piernas, en ésa posición su vagina y su culito se abrieron y quedaron expuestos frente a mi. ¡Sostén tus piernas aquí y no las sueltes! Le dije a la nena que con sus bracitos sujetaba cada una de sus piernas, yo metí mi cara entre las piernas de la niña y comencé a oler su vagina, con mis dedos separé sus labios vaginales para descubrir su himen intacto. ¡Que bien muñequita, eres virgen! Mi lengua probó de a poquito su vagina, primero la superficie de su piel y después fui metiendo mi lengua cada vez más adentro de su vagina hasta saborear su clítoris y todo su interior que alcanzaba con mi lengua, era delicioso poder probar la vagina virgen de una niñita de siete años, la nena comenzó a experimentar sensaciones que quizás, solo quizás nunca había sentido antes, porque gemía involuntariamente y movia sus pies retorciéndose como gusanito adivinando que sentía algo extraño en su «cosita». ¡Que rica está tu cosita Isabella! ¡Ahora voy a probar tu culito! Y diciendo eso dirigí mi lengua al rosadito agujero cercano a su vagina y hundí mi lengua lo más profundo que pude, lo cual le hizo estremecer su cuerpo. Durante mucho tiempo estuve saboreando su vagina y su culito, pasaba mi lengua por toda su entrepierna, todo lugar que pudiera cubrir su ropa interior fue saboreado por mi mientras que Isabella con las piernas abiertas cerraba sus ojitos. ¿Quizás pensando en aquello «raro» que sentía? ¿Quizás pensaba en mamá y papá? ¿En el castigo que le impondrían? Algo era seguro, sus papis no se imaginaban que en ése momento un hombre extraño se estaba cenando desnuda a su pequeña niña de siete años, y que en ese momento lamía sus partes más íntimas sin que pudieran evitarlo.
¡Quiero hacer pipí! Dijo la nena mientras yo jugaba con mi lengua en su clítoris sin hacerle caso. ¡Me voy hacer pipí! Repitió la nena, pero yo continué jugando con su clítoris mientras le sostenía fuerte sus piernas para que no las bajara, de pronto mi cara se vio salpicada por lo que parecían ser orines, el primer orgasmo de la nenita mientras ella gemía como una perrita en celo, sin perder tiempo comencé a beber la primer corrida que salía de la vagina de Isabella, era deliciosa, excitante, después de unos minutos más lamiendo su vagina bajé sus piernas, la nena estaba con los ojitos cerrados, algunas lagrimas escurrían por sus mejillas, ella quizás se asustó al sentir su primer orgasmo y trataba de comprender la nueva sensación que había experimentado, parecía exhausta y no era para menos, ya serían más de las 2 am y tendría mucho sueño.
¡Siéntate en la cama! Le ordené, la nena se sentó frente a mi, agachó la vista y miró a su izquierda, quizás apenada de ver a un hombre desnudo frente a ella. ¿Alguna vez te bañaste con tu papá? Le pregunté a Isabella, pero ella negó con su cabeza sin verme. ¡Mi mami dice que no debo bañarme con hombres! ¿Tienes hermanos? Solo una hermanita. Me dijo. ¿Alguna vez viste a tu primito sin calzón cuando hacia pipí? Isabella lo negó.
¿Sabes como se llama esto? Le pregunté a Isabella tomando mi pene ya bastante erecto masturbándome con la mano derecha, ella lo vio de reojo, como si fuera un pecado mortal ver el pene de un hombre y negó con la cabeza. ¡Esto, es una verga mi amor! ¡Y sirve para hacer bebés! ¿Ya habías visto antes una verga de hombre? La nena nuevamente lo negó, y seguía volteando a la derecha aparentando que no quería ver mi verga, pero de reojo la miraba.
Me acerqué hasta quedar a pocos centímetros de su carita y tomé sus dos manos poniéndolas sobre mi pene.
1. ¡Como tu ya me dejaste tocar tu cosita, yo te voy a dejar acariciar mi verga mi amor! Le dije a la nena que me miró a la cara y luego vio la verga que sostenían sus manos, tal vez le pareció que acariciar la verga de la persona que ya le había besado, lamido y tocado su vaginita era correcto, y ambas manitas de Isabella recorrían toda mi verga. ¿Cómo se siente mi verga Isabella? No sé. Respondió la niña ¿La sientes dura bebé? La nena asintió. ¿Que más? ¿Caliente? Dijo Isabella. ¡Así es mi amor! ¡Está muy caliente por ti! ¡Apriétame la verga nena! La nena apretaba con ganas mi pene hasta hacerme sentir muy rico, puse mis manos sobre las suyas y le mostré como debía masturbarme el pene. ¡Así mi amor! ¡Hazlo así! ¡Muy bien apriétalo más! ¡Ya vas aprendiendo preciosa! ¡Lo haces muy rico Isabella! ¡Dale un beso a mi verga! La nena no pareció entender la orden y me miró desconcertada. ¡Vamos nena! ¡Bésame la verga! ¡Dame besitos en toda la verga bebé! Isabella sabía que no tenía opción y acercando su boquita a mi verga comenzó a besarla. ¡Bésala toda! ¡Quiero sentir tus besos en toda la verga! La nena recorría toda mi verga con su boquita llenándola de besos, y la besó durante mucho tiempo era delicioso. ¡Muy bien bebita pero ahora quiero que abras la boquita! La nena me miró como no sabiendo que hacer. ¡Debes abrir la boca así! AAAAAH Mostrándole como debía abrir grande su boca, la nena lo hizo y yo metí mi pene a su boca, ella se quiso apartar pero la tomé por los cabellos y la obligué a quedarse con mi pene dentro de su boca. ¡Quieta bebita! Le dije ¡Te voy a enseñar a mamarme la verga! ¡Y lo harás por la buena o por la mala! ¿Entiendes? La nena me miró asustada y con la verga clavada en su boca asintió como pudo, sin soltar sus cabellos comencé a meter y sacar mi pene de su pequeña boca, sus dientes rozaban mi pene, era incomodo y le enseñe a no rozar. ¡Sube y baja mi amor! ¡Así bebita! Muy bien, ya estas aprendiendo como mamar una verga Isabella ¡Aprieta mi verga con tus labios! ¡Hazlo más rápido chiquita! ¡Más rápido! ¡Así! mmm ¡Que rico mamas la verga Isabella! ¡Ahora mueve la lengua alrededor de mi verga! ¡Quiero sentir tu lengua en mi verga! ¡Muevela! La nena movía su lengua un poquito porque mi pene ocupaba la mayor parte de su boca, aun así era delicioso sentir como su lengüita rozaba mi pene. ¡Que rico mamas la verga niñita! ¡Saca mi verga de tu boca y chúpala como si fuera un helado! Le dije a la nena, Isabella sacó mi pene de su boca y comenzó a lamerlo cual paleta de dulce. ¡Chúpalo desde abajo hasta la punta bebé! ¡Así chiquita! Muy bien bebita. ¿Ya habías lamido antes una verga mi amor? La nena me miró y negó con su cabecita. ¿Esta es la primer verga que mamas mi amor? La nena volvió a mirarme asintiendo con la cabeza. ¡Hoy vas a mamar dos vergas mi amor! ¡La mía y la de tu primito! La nena miró a su primo y agachó la vista, sumisa como pensando que no tenía caso negarse. ¡Pero antes me vas a lamer los huevos! ¡Quiero que los lamas como si fueran una paleta de dulce! La nena comenzó a lamer mis huevos un poco incómoda, quizás los bellos pubicos que cubrían mis testículos le molestaban, yo tomé su mano derecha y la puse sobre mi pene para que me masturbara mientras me chupaba los huevos, era algo realmente erótico y delicioso. ¡Chúpalos bebé! ¡Chupa los dos bebita! ¡Quiero sentir tu lengua en mis huevos! Isabella se esmeraba en complacerme sin duda muy asustada por lo que yo podría hacerle.
Espera mi amor, vamos a hacer un 69 le dije mientras me acostaba a un lado de sus primitos, la acerqué a mi y la hice ponerse sobre mi con su cabecita frente a mi pene y su vagina en mi cara. ¡Ahora comienza a mamarme la verga mi amor! La niñita con la experiencia recién adquirida tomó mi pene y lo metió en su boquita comenzando a mamar. ¡Sí bebé! Así mi amor! ¡Que rico mamas la verga Isabella! Yo acomodé a la nena para poder mamar su vagina y comencé a meter mi dedo en su culito y mi lengua entre los labios menores alcanzando su clítoris ocasionando que la nena experimentara otra vez aquellas sensaciones que la hacían gemir y retorcer su cuerpecito, en momentos se quedaba quieta, con mi pene en su boca quizás sintiendo alguna rica sensación que le impedía moverse, después de unos segundos continuaba mamando. ¡Me voy hacer pipí! Dijo la nena sacando mi pene de su boca. ¡No importa bebé! Le dije. ¡Hazte pipí! ¡Y sigue mamando! La nena siguió con su faena y casi sentí que me venia cuando la nena soltó mi pene y gimio como perrita, de su vagina salieron chorros de lo que parecía ser orina sobre mi cara, yo la mantuve sobre mi sin soltarla y seguí chupando su clítoris ocasionando que su orgasmo se extendiera haciéndola gemir como la zorrita de siete años que en realidad era. Por fin Isabella se desplomó sobre mi, cansada y sin fuerzas ni para apretar su culito a pesar de que yo metía mis dedos lo más que podía. ¿O es que quizas comenzaba a disfrutarlo? Eran más de las dos de la madrugada, Isabella había caído rendida después de disfrutar su primera experiencia de sexo oral y estaba cansada con su carita muy cerca de mi pene. Tomé cinta gris y con ella sujeté los pies de Isabella, ella me miró asustada pero sin saber que hacer. ¡Junta tus dos manos y ponlas al frente! Le ordené. Ella puso sus manitas juntas frente y yo las sujete con la cinta dejándola amarrada, la cinta es fuerte y sabía que no se podría soltar. ¿Que me va a hacer señor? Dijo la nena casi a punto de llorar. ¡Por hoy ya nada muñequita! Le dije.
Ahora le voy a quitar su calzoncito a tu primo porque lo quiero ver encueradito y despues voy a tener sexo con el! Solo que no quiero que me interrumpas, pero antes dime, ¿Cómo se llama?. Se llama Se llama Memo – Dijo Isabella – Memo.. ¡Lindo nombre para un angelito!
Espero el próximo relato gracias por tu morbo 5 de 5 estrellas
Muchas gracias lo pondré completo, no me gusta hacerla de capítulos
Cabroon que rica historia 🤤
Gracias por tu apoyo
hazlos follar entre los 3
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