Un castigo aterrador.
Un niño de seis años paga sus errores. Relato completo de ficción. .
Desperté incómodo sobre la tierra, las piedras del suelo se clavaban en mi espalda, al abrir los ojos pude ver las estrellas en el cielo, el lugar era cálido, oscuro, sin luna, desolado como una pradera, sin árboles solo pequeños arbustos a mi alrededor me daban una idea de donde me encontraba.
¿Qué estoy haciendo aquí? Pensé para mis adentros mientras trataba de sentarme. Un dolor punzante surgió de mi cabeza haciendo que me lleve la mano a la nuca, sentí dolor al tocarme. ¿Qué me pasó? Me preguntaba mientras me ponía de píe, quise ver la hora pero mi reloj había desaparecido, lo mismo que mi teléfono y mi cartera, revisé mis bolsillos pero no había nada… ¿Acaso fui asaltado?
Traté de recordar algo pero muy poco venia a mi mente, yo estaba en el trabajo y al terminar me dirigía a mi casa cuando en el estacionamiento vi a un pequeño niño en shorts jugando solo, lo miré con deseo, sus pequeñas piernas se veían tan deliciosas y al no haber personas cerca lo abordé, era lindo, como de unos 5 años, inocente y en pocos momentos lo convencí de ir conmigo por dulces y juguetes, el subió emocionado al auto y yo arranqué pues sabía que su familia podía estar cerca y ése no era un buen lugar para mis retorcidos propósitos. Recordaba salir con ese niño con dirección desconocida solo tratando de alejarme con mi pequeña víctima para poder abusar de él hasta el cansancio. Hasta ahí recordaba.
¿Acaso me descubrieron? ¿Me golpearon y me dieron por muerto abandonando mi cuerpo aquí? A mi alrededor no habia nada solo esa enorme área desértica por lo que caminé sin rumbo por horas hasta ver a lo lejos unas luces. Quizás ahí podría pedir ayuda ¿o no? Tal vez lo mejor era tratar de regresar a mi casa sin llamar a la policía, ¿qué les diría? ¿qué traté de secuestrar a un niño para violarlo cuando fui robado?
Como sea me dirigí a esas luces, desde ahí tomaría un taxi e iría a mi domicilio después trataría de recuperar mi auto y ver que había pasado en realidad.
Poco a poco las luces del poblado se acercaban mas, comencé a entrar en una colonia nada atractiva, los perros me ladraban al pasar, quizá era ya de madrugada porque todo estaba cerrado y las calles vacías, a cada paso me punzaba la cabeza, todo me parecía extraño y muy grande, los autos, las casas, a lo lejos miré un auto avanzando lento hacia mi dirección, tenía las luces apagadas y en un barrio tan pobre e inseguro eso da un poco de temor pero pensé para mi mismo que ya no tenía nada de valor y no podrían quitarme nada.
Conforme se acercaba wl auto pude ver que los dos hombres que venían abordo se fijaban en mi y algo se decían entre ellos para finalmente detenerse frente a mi ¿Adónde vas hermoso? Dijo quien venía de copiloto. ¿Hermoso? Pensé, ¡estos deben ser homosexuales! y sin hacerles caso seguí mi camino. Escuché como uno de ellos bajó del auto y aunque quise correr no pude debido al dolor en mi cabeza ¡Te pregunté que a dónde vas mocoso! Dijo uno de ellos alcanzándome y tomándome del cuello de la camisa con una facilidad que me sorprendió y asustado solo atiné a decir. – A mi casa…
Fue mi respuesta pero lo que me sorprendió mas fue que de mi boca salió una voz de niño. ¿Dónde vives? Preguntó el que me tenia agarrado por la camisa. Yo me quedé pensando y entonces me asusté más… No recordaba donde vivía. ¿Qué dónde vives niño? Dijo el primero pero yo seguía asustado y no respondí nada ¿Cómo te llamas hermoso? Dijo el segundo hombre. ¿Cómo me llamo? Rayos no recordaba ni siquiera mi nombre, en ése momento miré mis manos, eran las de un niño, mi corazón comenzó a latir muy fuerte, toqué mi cara en ella no había rastros de barba ni bigote, ¿Qué estaba pasando? Comencé a asustarme en verdad.
¡Súbelo! Dijo quien manejaba y aunque me quise resistir no pude y el segundo hombre me subió al asiento trasero de su auto con una facilidad increíble, dentro del auto mis pies no alcanzaban el piso, mi cabeza no rebasaba la ventana. ¿Vamos a tu casa? Preguntó quien estaba en el asiento trasero conmigo, ¡No! respondió quien manejaba, vamos al desierto.
Yo trataba de ver por la ventanilla del auto pero el hombre que me acompañaba me hizo bajar la cabeza al asiento con una fuerza tan grande que era imposible para mi quitarme su mano de encima. ¡Quédate abajo precioso! Dijo mientras lo sentí tocarme las nalgas por sobre los pantalones.
El hombre manejó unos treinta minutos sobre lo que parecía ser un camino de tierra y luego lo sentí entrar en un área rural por los tumbos que daba el auto hasta llegar a un lugar muy apartado de ese poblado, solo entonces me soltó el hombre y pude ver la soledad del lugar, no había luces a la vista y solo la luz interior del auto me iluminó cuando la encendieron.
¡Es muy lindo! Dijo quien manejaba pasando al asiento trasero dejándome en medio, ¡si… lo que vamos a gozar con el! Dijo el otro tratando de quitarme los pantalones. ¡No… no, déjenme! Dije desesperado al darme cuenta de sus intenciones y asustado comencé a llorar mientras trataba inútilmente de detenerlos con mis manos, pero el llanto que salía de mi, la voz, eran los de un niño pequeño. Quién manejaba me tomó las manos y el segundo pudo quitar mi pantalón, unos calzoncitos infantiles aparecieron frente a mi, con desesperación el hombre me sacó los zapatos y la ropa interior dejándome completamente desnudo de la cintura hacia abajo. Mis piernas velludas y fuertes habían desaparecido y ahora tenía unas piernas lampiñas, blancas y suaves, mi corazón latía al borde de un infarto, ¿era esto un sueño? Quizá una pesadilla y necesitaba despertar.
Quien me sujetaba de atrás ya me retiraba la camisa y camiseta de mi cuerpo sacándolos por mi cabeza sin que me opusiera quedando completamente desnudo en medio de dos hombres, tomaron mi ropa y la arrojaron fuera del auto, como el interior era demasiado pequeño ambos salieron y comenzaron a quitarse la ropa mientras me miraban con lujuria.
Atónito observé como al despojarse del pantalón sus enormes vergas erectas sobresalían de sus cuerpos, ¡Me van a violar! Pensé aterrado mientras me miraba a mi mismo desnudo en el asiento trasero. Quien manejaba terminó primero y se abalanzó sobre mí sujetando mi cabeza haciéndome doler el golpe que tenía pero no pude hacer nada, sin más me comenzó a besar en la boca mientras yo trataba de alejarme de él pero no pude. Fue entonces que sentí que abrían mis piernas y comenzaron a succionar mi pene de un modo violento, el segundo hombre parecía querer arrancarme mi verga con su boca y de pronto me comenzó a morder el pene, los testículos y las piernas haciéndome gritar de dolor.
¡Me toca su culito! Dijo quien me besaba y solo dando vuelta a mi cuerpo quedé con el culo sobre las piernas de quien manejaba y mi boca frente a la verga erecta del segundo, desde cerca se miraba descomunal, sin duda tendría unos 25 centímetros de largo y unos 6 o 7 de diámetro, aún antes de que me dijera una palabra ya sabía lo que me esperaba, con una mano tomó su verga y con la otra tomó los cabellos de mi cabeza obligándome a introducir ése enorme pedazo de carne en mi boca. ¡Mámame la verga putito! Dijo mientras la metía sin piedad en mi garganta muy, muy profundo. Yo podía sentir una gran presión en mis oídos, mi mandíbula se extendió al máximo al tratar de meter algo tan grande, empujando con fuerza llegó a mi tráquea y me hizo sentir que moría asfixiado, justo entonces pude sentir que ya tenía algo clavado en el culo, era un dedo de quien manejaba y luego dos dedos que me hicieron doler mucho pero no podía gritar porque la enorme verga me lo impedía.
¿Quién será el primero? Dijo el copiloto después de unos minutos. ¿El primero? pensé que no podía escapar de mi destino. Esto era un castigo, si… un castigo divino por tantas veces que yo hice lo mismo, ahora yo experimentaba el terror que había causado a muchos niños y niñas en carne propia. Ambos hombres lo echaron a la suerte y ganó quien manejaba, el copiloto sacó su verga de mi boca y bajó del auto, el otro sacó sus dedo de mi culo y me recostó de espaldas al asiento subiendo mis piernas hasta mi pecho, desde esa posición pude ver su verga apuntando a mi culo, era grande, de unos 17 centímetros y unos 5 o 6 de diámetro, aterrado supe que no iba a ser fácil recibir tan grande verga en un culo tan pequeño.
¡Espera, por favor! Le dije pero el no me escuchaba, ¡No me violes! Le dije llorando, ¿Acaso sabes lo que es una violación? Yo asentí… Parece que nuestro amiguito ya no es virgen. Dijo quien manejaba a su amigo. ¿Quién te la metió? Me preguntó el copiloto… No, nadie. Respondí llorando. ¿Entonces cómo sabes lo que voy a hacer? Dijo quien manejaba ¡Soy un adulto, soy un adulto! Respondí gritando tratando de convencerlos. ¿Un adulto? Preguntó extrañado y procedió a revisar mis ojos y mi boca… ¿Un adulto con dientes de leche? Dijo sin poder ocultar su risa ¡pues eres un adulto bastante lindo! Dijo y escupiendo abundante en mi culo metió su saliva con un dedo dentro de mi, yo sabía lo que eso significaba, me estaba lubricando y comencé a llorar ¡No por favor! ¡Soy un adulto! Dije antes de sentir su glande atravesar mi esfínter haciéndome gritar del dolor, estábamos tan apartados de todo que ni siquiera se preocuparon por callar mis gritos. De un empujón metió su verga un poco más y luego otro poco así mientras me partía en dos desde mi culo, podía ver a ése hombre sobre mi gimiendo y sujetando mis piernas mientras yo apretaba los dientes por el dolor.
¡Que rico! ¡Está muy apretadito, creo que lo estoy estrenando! Dijo quien me penetraba. ¡Apúrate, yo también quiero meterle mi verga! dijo como desquiciado el segundo mientras sentía su verga entrar de a poco por mi intestino hasta llegar a mi colon y esa sensación de querer cagar de la que hablaban los niños que había sodomizado me invadió acompañada de cólicos como cuando te duele el estómago, que junto al dolor de ser penetrado era algo difícil de soportar por lo que no podía dejar de llorar. Quise decirle que quería ir al baño pero… ¿Cuántos niños me dijeron lo mismo y los ignoré?
Por fin después de interminables momentos sentí su pelvis chocar con mi culo, ahora seguía lo peor y no me equivoqué, sin esperar a nada comenzó a sacar su verga de mi culo para volver a clavarla hasta el fondo haciéndome gritar de dolor, lo hacia lento, como disfrutando del momento tal y como yo lo hacía con aquellos niños que tuvieron la desgracia de cruzarse en mi camino, una y otra vez su verga entro en mi culo de niño haciéndome gritar porque parecía que metía una gran lija en mi intestino. ¡Ya no por favor! ¡Me duele mucho! Dije llorando sin que a él pareciera importarle, yo sabía que él no iba a parar, que no escucharía mis súplicas así como yo tampoco escuchaba a esos niños, hasta que después de mucho tiempo sentí como su verga se hacia mas grande y llenaba mi intestino con semen caliente que me hizo arder todo el interior mientras el hombre gemía.
Por un momento pensé que eso sería todo pero recordé al segundo tipo que con la verga en la mano miraba lujurioso el acto de su amigo. ¡Me toca! Dijo haciendo a un lado al primero ¡Ya no por favor! Pero él sin esperar ni un momento levantó mis piernas y metió unos 10 centímetros de su verga de golpe en mi culito ayudado del semen que recién había depositado quien me quitara la virginidad anal haciéndome gritar de dolor, su verga era mucho mas gruesa que la del primero y pude sentir como mi piel se rompía por dentro.
Éste tipo no tenía ninguna consideración y metió su verga con fuerza hasta mi colon, ahí sentí como se deslizó adentro aún unos 10 centímetros hasta que chocó con mi culo.
¡Ya lo empalé! ¡se la metí completa al putito! Yo apretaba los dientes, y cerraba los ojos mientras mis lágrimas caían de mis ojos sin que pudiera evitarlo. El hombre comenzó a sacar su enorme verga para meterla hasta el fondo inmediatamente, lo hacía fuerte, duro, sin importar que lo hacía con un niño, un dolor horrible me surgió desde adentro, sabía que algo malo ya pasaba dentro de mi, el dolor se incrementó más y más haciendo que me desmayara del dolor.
No supe cuanto tiempo pasó pero cuando desperté pude sentir como el hombre metía y sacaba su enorme verga de mi culo como si estuviera cogiendo con una mujer adulta, mi pequeño cuerpo se movía como un muñeco de trapo yo sentí que me rompía por dentro pero había dejado de llorar y solo miraba el techo del auto, miraba el rostro lleno de sudor de quien me sodomizaba.
¡Tráelo hacia mí! Dijo el otro y con un ligero movimiento mi cabeza colgaba del asiento trasero hacia la puerta derecha, su verga ahora rígida entró en mi boca comenzando a meter y sacar, esa verga era mas delgada pero igual llegó hasta mi garganta, podía ver sus testículos frente a mis ojos mientras me obligaba a hacerle sexo oral, me tomó de las orejas y violento me marcaba el ritmo de la mamada mientras sentía la verga de su compañero taladrando mi culito.
Quien me hacía sexo oral metió su verga hasta muy adentro de mi garganta y sentí una descarga de semen al tiempo que no podía respirar, no tuve fuerzas para quitarlo de encima mío a pesar que lo intenté, pensé que ése sería mi último momento, una oscuridad comenzó a apoderarse de mi y caí en un túnel sin fondo, de pronto yo estaba en el piso mientras escuchaba gritos y llantos aterradores, demonios de todo tipo me rodeaban, tenían alas y rostros horripilantes, me mordían y me hacían daño mientras yo gritaba aterrado entonces escuché el ruido de un helicóptero cercano.
Sentí el sol quemar la piel de mi espalda, la tierra bajo mi cuerpo me hacia sentir incómodo pero no tenía fuerzas para moverme, el ruido del helicóptero se mantuvo cerca mientras escuchaba que muchos pasos se acercaban hasta mí, sentí una mano tocar mi cuello y alguien dijo. ¡Está vivo! No pude ni abrir los ojos, solo sentí que me pusieron en una camilla y luego sentí que volaba, cuando abrí los ojos varios días después estaba en un hospital con muchas agujas en mi brazo, sensores en mi pecho y oxígeno en mi nariz.
Al darse cuenta que estaba despierto una enfermera llamó a un médico quien se acercó a revisarme, miré mi piel blanca como la leche carente de vello, toqué mi rostro sin sentir esa barba que me caracterizaba, el dolor en mi culito me hizo recordar lo que había vívido recientemente.
¿Cómo te llamas? Preguntó el médico, pero no, no respondí… no recordaba mi nombre, ¿Dónde está tu mamá? ¿Sabes como se llama? Mi mama… yo era un hombre de 52 años, mi madre había muerto hacia ya unos 8 años aunque no recordaba su nombre y solo miré al médico.
Un espejo… dije sin más, ¿Un espejo? Repitió el médico. ¡Por favor, traiga un espejo! Dije con voz débil, una enfermera trajo un pequeño espejo de su bolso y entonces pude verme pero no era yo, lo que miré fue el rostro de un niño de unos 5 o 6 años pero ése rostro no era el mío, no era mi rostro de infancia, era un niño lindo pero desconocido aún para mí. ¿Sabes cómo te llamas?
Repitió el médico, yo negué con la cabeza, ¿el nombre de tu mamá? Yo volví a negar, ¿Quién te hizo daño? Yo no respondí, no sabía quiénes eran, no sabía quien era yo, cerré los ojos mientras lloraba al recordar lo vivido pero no la violación de esos hombres sino… ¿Cuánto daño había yo hecho? ¿Cuántas vidas de niños inocentes destruí? Ahora estaba pagando mi error.
Días después vinieron algunos policías para platicar conmigo, pero no pude decirles mucho, no recordaba mi nombre, mi dirección, en mi mente podía escuchar mi voz de adulto pero al hablar de mi boca salía una voz infantil, mis conocimientos eran los de una persona adulta, sabía lo que me había pasado, me habían sodomizado, me habían hecho sexo oral solo por placer, esos conocimientos no son propios de un niño tan pequeño, sabía que era ingeniero civil, sabía de cálculo, leer, escribir, matemáticas avanzadas, pero sabia que nadie, nadie creería que yo era un adulto atrapado en el cuerpo de un niño.
Había perdido el uso de mi esfínter y usaba siempre un pañal, el segundo hombre había destruido mi intestino con su verga enorme y eso era para siempre, después de un par de operaciones me hicieron una colostomía que es con la que vivo hasta hoy. Como nadie me reclamó fui a parar a una casa hogar donde los encargados y vigilantes no podían usar mi culo pero hicieron uso de mi boca y mi cuerpo siempre que podían.
Yo siempre pensé que tener a un niño a mi disposición para disfrutar cuando yo quisiera sería lo máximo, mas sin embargo yo fui ése niño a disposición de varios pedófilos y siempre viví con el miedo de ser despertado por las noches o usado a todas horas para satisfacer los bajos instintos de esos hombres de los que no me podia alejar y los que me tenían amenazado si contaba algo.
Como nadie quiso adoptar a un niño con necesidades especiales me quedé ahí durante 12 años hasta que ellos consideraron que habia cumplido la mayoria de edad pues no sabiamos mi verdadera edad y salí de ése lugar arrepentido por la vida que habia llevado, no se que clase de dimensión es esta pero siempre que duermo espero despertar en mi verdadero cuerpo esperando que esta vida sea solo una pesadilla, rogando y prometiendo que si vuelvo a mi cuerpo seré diferente y jamás haré ningún daño a los niños
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