4 niños gozamos con fetiches sucios
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Álvaro tiene un gran apartamento doble, donde vive con su madre, a la que apenas ve; su padre siempre anda de viaje y como por su cuenta, así que menos aún lo ve.
Por eso me ha dicho que vaya a su casa esta tarde, que podriamos hacer trastadas y estar a nuestras anchas, sin el control de nadie.
También les ha dicho de ir a su casa a otros dos amiguetes suyos, que no son de la escuela a la que vamos Álvaro y yo.
Él tiene 6 años; yo, Iván, 8.
Sus otros dos amigos son Óscar (creo que es primo suyo), de 7, y Dani, de 7 también.
Al llegar a su casa, como tiene toda parqué, me dice que me descalce, que puedo ir por toda la casa con calcetines o descalzo.
Me gusta mucho la idea, y me descalzo completamente.
Él ya está descalzo.
Es una sensación nueva para mí: en casa, descalzo.
Buen comienzo.
Óscar y Dani ya están en la casa, también descalzos.
Como no nos vemos así normalmente, nos miramos los pies y comentamos que se siente muy a gusto así.
Inevitablemente, hablamos de nuestros pies, nos los comparamos, nos los medimos, ponemos nuestras plantas de los pies las propias frente a las de los otros y, mientras, nos vamos rozando los pies.
Nos gusta y nos los tocamos, como jugando y cada uno acaba con un pie o dos de otro en sus manos o en el pecho o directamente en la cara.
Álvaro es un poco mandón, cosa que no me molesta.
Me pone sus pies en la cara, y me manda que se los lama; yo, que sé que tiene cosquillas, lo hago, y él empieza a reírse, pero no quita los pies y eso me gusta, porque es otra nueva sensación: lamer la planta de un pie, de dos pies.
Óscar prueba suerte con Dani y hace lo mismo que Álvaro: le pide que dé un lametón a sus pies, y Dani, lanzado, lo hace, sonriéndose ambos; luego Dani se lo pide a Óscar y éste le lame igualmente la planta de los pies a Dani; yo me fijo en ellos y ofrezco mis pies al que lo desee, y Dani es el primero que los lame y luego Óscar.
Les ofrezco los pies de Álvaro, que ellos lamen a continuación.
Y todo nos excita.
Vamos a la cocina a beber Coca-Cola o lo que haya; no queda, pero sí que hay RedBull y nos lo bebemos como si fuera Coca-Cola, sin saber las consecuencias.
Nos pone a mil.
Nos bebemos 8 latas entre los cuatro, y necesitamos ir a mear enseguida.
Los cuatro vamos corriendo al baño para mear, pero nos damos cuenta de que los cuatro a la vez no podemos mear.
y urge.
así que, quitándonos la poca ropa que lleva cada uno, nos metemos en la bañera, que es grande y así cada uno puede mear a su gusto.
Lo curioso es que al vernos mear tan juntos, nos excitamos más y empezamos a movernos un poco frenéticos, meándonos unos a otros.
y eso nos pone más calientes.
Nueva sensación: ponernos caliente mientras meamos.
Nos gusta.
Sonreímos.
Nos agitamos.
Nos embadurnamos.
Nos sentamos en el suelo de la bañera, todo mojados por nuestras meadas, y se nos ocurre seguir con el juego de los pies, ahora mojados completamente.
Y nos chupamos los pies unos a otros, pero ahora nos chupamos los dedos de los pies, lamemos las plantas de los pies y nos los restregamos mutuamente por cualquier parte del cuerpo: por la cara, el pecho, la espalda, la pilila, las piernas.
Enseguida, sin control, surgen los eructos, por el gas del RedBull, que nos salen a los cuatro sin querer ni poder evitarlo.
Entonces Álvaro se acerca a Óscar y le eructa en la cara; y Dani, al que acababa de mamarle yo un pie, viéndoles, se pone junto a mi cara y me suelta un eructo bestial.
A mí me mola ese nuevo juego y me dejo llevar.
Todos comenzamos e ructar como locos, sin control, meados, descalzos, echándonos las babas los unos a los otros en la cara, porque eructamos en la cara del otro, que es lo que mola.
Estamos excitados, seguramente por la bebida, y no sabemos qué hacer.
De hacer mucha fuerza para que le salga un gran eructo, Óscar se tira un pedo sin querer.
Nos reímos.
Pero Álvaro se gira y pone su culo en pompa hacia nosotros y hace por tirarse pedos, ahora adrede; eso nos mola de repente, porque es cerdo y porque estamos salidos; y nos acercamos al culo de Álvaro y en eso se tira varios pedos que olemos ahí mismo.
Los demás nos tiramos pedos también, pero a mí se me ocurre la idea de hacer con el culo de Dani lo mismo que con sus pies: mientras él intenta tirarse un pedo, me acerco mucho al centro de su culo, al ojete, y le pego un lametón, mientras sale un rico pedo a mi cara.
Él se pone frenético de gusto, y me hunde mi cara en su culo; los otros dos hacen lo mismo; y es Álvaro el que hunde su culo en la cara de Óscar, pero luego Óscar hace lo mismo con Álvaro, y luego pasamos cada uno, como una ruleta por el culo de los otros, lamiéndolo, pedeándonos, eructando y a veces incluso meando también donde nos pilla, porque es mucho el líquido que hemos tomado.
Nos encanta estar tan sucios.
Y nos lo pasamos bomba, restregándonos todo lo que podemos entre nosotros, tocándonos todo el cuerpo, manoseándonos las pililas, bebiendo incluso algo del meo que nos sale.
Estamos descontrolados y no sé qué haremos a continuación.
Siempre he querido leer una segunda parte de este relato, creo que me quedaré con el deseo…