Abandone mi casa a los 10 años y me volví el hombre de mi tía
Mi padre era un apostador y mi madre una alcohólica, hui de casa, afortunadamente mi tía me dio techo y los placeres sexuales de la vida..
Me llamo Alex, desde pequeño viví en un hogar conflictivo, a mis 10 años veía como mi padre se gastaba todo el dinero de la casa en apuestas sin sentido mientras que mi madre sumida en el alcohol se desquitaba conmigo golpeándome y abusando psicológicamente de mí, al ser hijo único me tocaba vivir todos los males de esa casa solo, estaba frustrado y cansado, quería huir de ahí, así que me decidí, tomé mis cosas, algo de ropa y salí de ahí en una noche helada. Use mi bicicleta (fue lo poco que mi padre no pudo vender para apostar el dinero) y me dirigí a la casa de mi tía, con la esperanza de que ella entendiera mi situación y me dejara dormir ahí al menos varios días, ella siempre estuvo peleada con mi padre porque papá le robo dinero a ella para apostarlo, años de peleas la hicieron separarse de la vida de ellos y cortar contacto tanto con mi padre como con mi madre.
Ahí estaba yo, pedaleando hasta altas horas de la noche, tarde varias horas en llegar pues la casa de mi tía estaba retirada. Afortunadamente llegue sano y salvo, toque la puerta con la esperanza de que me abrieran la puerta pues eran cerca de las 3 de la madrugada. Espere varios minutos hasta que me abrieron la puerta, ahí estaba ella, mi tía Sandra, una mujer de una estatura promedio, con un cuerpo esbelto pues ella se ejercitaba seguido, un cabello castaño y unos ojos miel brillantes, llevaba puesta una bata de seda que se le apegaba a su figura dejando ver sus buenos atributos tanto en el pecho como en cintura.
-Alex!! pero que haces aquí- Me dijo casi que de regaño y me hizo pasar a la casa.
-Tía… perdón, pero ya no podía vivir más ahí, odio a mis padres-
-Ay querido, ven, cuéntame todo- Me tomo de la mano y me llevo a sentarme al sofá donde le conté todo lo que pasaba últimamente, el cómo ya ni si quiera iba a la escuela porque no pagaban mi colegiatura y el cómo mi madre me golpeaba.
Mi tía se notaba bastante furiosa, tomo su celular con la intención de llamar a la policía, pero mejor se tranquilizó pues significaría más problemas.
-Escucha Alex, tú te puedes quedar todo el tiempo que quieras querido, mañana vere que hago con tus padres, que tampoco me quiero meter en un problema legal, pero por mientras ven, debes estar cansado por todo lo que pedaleaste- Después de la charla en el sofá, me llevo al baño para darme una ducha pues estaba sudando por todo lo que había pedaleado hasta ahí.
Abrió la llave del agua caliente y la tina empezó a llenarse, cerró la puerta para que no entrara el viento y sin poder decir una palabra ella empezó a quitarme la ropa, yo avergonzado trataba de taparme pues solo mis padres me habían visto sin ropa, esto lo noto mi tía y trato de calmarme.
-Oh vamos Alex no hay nada de que avergonzarse, yo te bañaba cuando estabas más pequeño-
-Pero… ahora tengo 10 años tía…- Nervioso le dije, pero ella me tomo de la mano y me metió a la tina con el agua perfecta para relajarme.
-Tranquilo, soy tu tía, no tengas pena por eso- Se sentó en la taza del baño mientras me veía ducharme -Hoy tendrás que dormir conmigo, mañana desocupare la habitación de invitados para que te puedas quedar ahí
La voz de mi tía me tranquilizaba, y a decir verdad no tenía ni idea de por qué no podía dejar de verla, ignoraba que me sentía atraído por ella. Usaba el jabón para bañarme, sentía esa mirada clavada en mí, sobre todo cuando empecé a limpiarme el pene, me quería girar para que no viera mi tía, pero siguiendo sus palabras me relaje y seguí limpiándome en frente de ella.
La ducha fue agradable, ella tomo una toalla para secarme una vez termine de bañarme, me tocaba por todos lados para quitarme lo mojado, debo admitir que me gusto cuando me toco ahí abajo, un toqueteo que iniciaría todo.
-Bueno, a dormir- Una vez me seco, me vestí con la ropa anterior que me había traído de mi casa
Entramos a la habitación de mi tía y me acosté en un lado de la cama, ella del otro lado, apago la luz para así taparnos con las sábanas, solo que ella me abrazo toda la noche. A la mañana siguiente me desperté primero que mi tía, vaya sorpresa me di.
-Wow…- Dije a lo bajo pues al despertar lo primero que vi fueron los pechos desnudos de mi tía saliendo de su bata, no me había fijado que desde que me abrió la puerta no llevaba brasier.
Me quede congelado sin saber que hacer, tan solo veía esos pechos con sus hermosos pezones de color rosado algo duros. Estaba a nada de tocarlos, pero me contuve pues ella comenzó a despertarse, rápidamente fingí estar dormido tapándome con las sábanas, dejé que se levantara para no causar sospechas de que la estaba viendo sin su consentimiento.
-Anda arriba querido, debo ir a trabajar así que te preparare el desayuno- me dijo mientras me movía el hombro.
Por mi parte tarde en levántame para que fuese más creíble que seguía dormido, al levantarme y salir de la cama ella solo arrojo una leve risita mientras salía de la habitación, ignorando completamente de que se reía pues tenía una erección marcada en mi bóxer. Rápido me vestí y la seguí a la cocina donde ella preparo el desayuno.
Todo el tiempo en el que ella cocino yo estaba sentado en el comedor, pero la veía fijamente, su trasero se marcaba en su bata, podía verse perfectamente la costura de sus bragas marcadas en esa tela de seda. No la dejaba de ver hasta que ella puso un vaso de naranja frente a mí.
-Hoy debo ir a trabajar, sé que puedo confiarte la casa Alex, si tus padres tocan la puerta no les abras y no hagas ruido, ¿de acuerdo? – Me cuestiono para así servirme unos huevos revueltos con tocino.
Yo solo asentí con la cabeza mientras devoraba mi desayuno, ella se sentó a mi lado y también desayuno viendo su celular. Pasaron los minutos, al terminar de desayunar ella se levantó y fue a su habitación a vestirse, no pude evitar seguirla en cuanto yo terminé. Me asome levemente por la puerta entreabierta, jamás había sido alguien mirón o pervertido, pero ella me provocaba hacer cosas que nunca me imagine o pasaron por mi mente.
Veía como su bata se deslizaba por su cuerpo, mis ojos se deleitaban nuevamente con la imagen de esas tetas perfectas, miré hacia abajo y pude ver ese trasero firme, sus bragas de color negro se entre metían en sus nalgas, un espectáculo increíble, uno que creía ver a escondidas cuando en realidad mi tía se había dado cuenta de que la estaba espiando. Ella siguió visitándose, una vez se cubrió el cuerpo yo salí corriendo de ahí, y esperé a que ella se fuera.
-Nos vemos querido- Dijo al salir de su habitación -Puedes agarrar lo que quieres del refrigerador, y puedes ver la televisión, te portas bien-
Fue su última palabra antes de salir de casa y dejarme solo, tiempo que aproveche para limpiar la casa en agradecimiento por dejarme quedar, el tiempo paso rápido, y lo último que limpie fue la habitación de mi tía, en la cual encontré las bragas que había usado la noche anterior, sabía lo que era la masturbación, la había practicado pocas veces, pero esta vez era necesario. Me senté en el borde de la cama, que quité mi short y boxers, una vez desnudo comencé a frotar las bragas contra mi pene haciendo que se erectara, ya duro, empezó la verdadera masturbación donde dure varios minutos, sin poder contenerme eyacule en las bragas de mi tía, estaba extasiado, pero al mismo tiempo me asuste pues la puerta de la casa se abrió, ella había regresado.
-Ya llegué- Grito para que la escuchara.
Rápidamente me levante, me puse mi ropa y lleve las bragas de mi tía al cesto de la ropa sucia para así ir a con ella y que no sospechara, baje rápido las escaleras pues la habitación estaba en un segundo piso, una vez abajo llegue y la abrace
-Hola tía Sandra, como te fue? –
-Hola querido, bien ¿y a ti? por lo que veo limpiaste la casa, me alegro mucho- Se agacho para besar mi frente y afortunadamente pude verle el escote
-Si jeje, quise darte la sorpresa-
Ella feliz me dio otro beso y fue a la cocina para preparar la comida, dejo una sopa en el fuego y se fue a su habitación para quitarse la ropa, sin imaginar que ella encontraría las bragas manchadas con mi semen pues había cerrado mal el cesto de la ropa sucia así delatando mi acción. Una vez con otro cambio de ropa regreso a la cocina a seguir haciendo la comida, ella solo me veía de reojo todo ese tiempo con una sonrisita ignorando lo que ella pensaba.
Comimos, vimos la televisión y el día paso normal, ya entrando la noche pude ver como mi tía iba a la cocina y traía una botella de vino, a ella le encantaba beberlo, pero no era como mi madre, ella si sabía controlarse. Llego la hora de dormir, notaba a mi tía alegre, pero sabía que era por la bebida, ella se levantó, me tomo de la mano y me llevo casi que, a rastras a su habitación, parecía que le urgía llegar. Ya adentro de su habitación ella cerró la puerta, uso su celular para poner música algo leve, pero se escuchaba en toda la habitación.
-Querido, quiero hablar contigo- Me sentó en la cama, pero antes de que ella se sentara se acercó al bote de la ropa sucia, metió la mano y saco las bragas manchadas. -Esto qué significa?-
Sentí un gran miedo recorrer mi cuerpo, no sabía que hacer, estaba a punto de llorar, pero me calmo que ella se sentara, tomara mi mano con la suya y con su otro brazo me abrazara.
-Escucha no estoy enojada, pero debiste decirme…- Me tomo de la mejilla y me hizo mirarla. -No creí que tuviera que hacer esto contigo, pero por lo visto ya despertó tu curiosidad sexual-
Estaba confundido por lo que decía, ella tan solo se paró en frente de mí, se agacho y de forma rápida me beso los labios, pude sentir ese embriagante sabor del vino saliendo se sus labios hacia los míos.
-Ahora que yo me hare cargo de ti… creo que tengo que cubrir todas tus necesidades, todas…- Apenas dijo eso empezó a quitarse la ropa frente a mí, incluyendo la ropa interior, no podía entender que pasaba, pero era obvio que la bebida estaba haciendo efecto.
-Tía! que haces- Le dije sorprendido, pero no podía evitar verla, otra vez esas tetas perfectas estaban a mi vista, pero ahora cerca de mí, miraba su entrepierna y podía ver su vagina semi depilada.
-Tranquilo Alex, solo te hago un favor, todo niño pasa por estos cambios, tu sexualidad despierta y debe ser saciada- Podía notar su vista algo perdida, ella estaba borracha.
Sin oponer resistencia, ella empezó a quitarme la ropa hasta que quedamos ambos desnudos, a pesar de estar nervioso ya tenía una erección importante.
-Mira nomas querido, ¿estas feliz de verme? así como cuando me espiaste en la mañana?- Me dijo y solo trate de negarlo, pero era inútil hacerlo.
Acto seguido ella se sienta a mi lado nuevamente, me abraza y lleva una de sus manos hasta mi pene, comienza a acariciarlo muy suavemente, esos roces me hacían temblar y ocasionar que me pusiera más duro, estaba siendo masturbado por mi tía, lo estaba gozando bastante.
-Tu solo deja que tu tía Sandra te consienta, has pasado muchas penurias con tus padres, déjame compensártelo como se debe- tomó mi mano y la puso en uno de sus pechos, era increíble lo suave y a la vez firme, lo aprete levemente escuchando así un gemido de ella.
-Tía, esto está bien?- le pregunte bastante excitado por cómo le apretaba su pecho.
-Claro que sí Alex, confía en mí, te haré sentir muy bien- Esto último lo dijo con voz sensual.
Me empujo contra la cama, ella se arrodillo en frente de mí, lo siguiente que sentí fue increíble, sentí mi pene húmedo, ella había metido mi pene en su boca, hacia ruidos húmedos pues chupaba todo mi pene, adentro de su boca usaba su lengua para recorrer todo el tronco pequeño de mi miembro. Estaba gozando tanto que estuve a punto de correrme hasta que ella se detuvo.
Saco mi pene de su boca y retrocedió -Mmm que delicioso pene…- Se limpio la boca y se acostó a mi lado. -Bueno querido, ya es hora, te harás un hombre-
Mi tía se acostó por completo en la cama, abrió sus piernas y me hizo una seña de que me acercara, obediente me acerqué quedando en medio de sus piernas, la vista era espectacular, miraba sus ojos, de ahí sus pechos, su vientre y por último su entrepierna, su vagina estaba completamente expuesta frente a mí, iba a acercar mi mano, pero me detuve a medio camino, a lo que mi tía me sostuvo y en vez de alejarme me jalo para que finalmente tocara su vagina. Se sentía húmeda, resbalosa y sobre todo caliente, podía palpar sus labios vaginales y también su clítoris algo descubierto, me acerque a ver, ella me ayudo usando su otra mano para abrir sus labios, podía ver a la perfección ese hueco por donde debía entrar el pene.
-Bueno querido, es hora- Me tomo de las caderas y me jalo hacia ella, puso una almohada debajo de sus caderas alzando su pelvis -Vamos a tener sexo, te convertiré en un hombre, te gustara.
Estaba nervioso, pero a la vez ya quería esto, estaba pensando en si sería mejor que la masturbación, por lo que me deje llevar y guiar por mi tía Sandra. Mi tía tomo mi pene con cuidado y lo apunto a la entrada de su vagina mientras que con su otra mano se abría los labios, uso una de sus piernas rodeando mi cintura para empujarme por la espalda, esto ocasiono que empezara a meter mi pene en su vagina, fue la gloria.
-Tía!!!!- Esto era increíble, mi pene a pesar de ser pequeño era apretado por las paredes vaginales de mi tía
-Se siente bien no es asi?- Decía entre jadeos, me abrazo con sus piernas por la cintura haciendo que se la metiera aún más.
Mi pene estaba completamente adentro de la vagina de mi tía Sandra, mi pene de 10 años estaba disfrutando de la vagina de ella, podía sentir esas contracciones de sus paredes vaginales en la punta de mi glande, ella tan solo me jalo para besarme y hacer que pusiera mis manos en sus tetas, a lo cual conteste apretándolas sin parar. Ella me tomo de las caderas con sus manos y empezó a moverme de adelante a atrás, estaba penetrándola con su ayuda.
Mi pene entraba y salía de la vagina de mi tía, cada vez que salía notaba como estaba brilloso por todos los fluidos vaginales que lo cubrían, estaba tan excitado que también movía mis caderas al ritmo que mi tía marcaba, apretaba sus tetas y la escuchaba gemir, sentía como se mojaba más y más pues mis testículos se ponían mojados al igual que mis piernas.
-Ahhh tía esto se siente muy rico- No paraba de mover mis caderas
-Por su puesto querido, a partí de ahora todas las noches pondrás tu pene adentro de mi vagina- Decía de forma lujuriosa entre gemidos.
-Esto es tener sexo?- Sonaba el cómo mis piernas chocaban contra sus mojadas nalgas por sus fluidos vaginales, el sonido era cubierto por la música que puso anteriormente.
-Ahhhh así es Alex, esto es tener sexo, ahora disfruta, disfruta de como tu penecito entra en mi vagina- Al parecer a mi tía le gustaba recalcar que mi pene estaba adentro de ella.
-Ahhhh si, su pelvis roza mi clítoris, sigue así- Gemía como una loca, no podía creer que yo la hacía gemir asi, sus gemidos no podían ser suprimidos ni por la música, incluso los vecinos la hubieran podido escuchar
-Ahhh se siente muy rico tía, gracias por esto- Seguía meneando mis caderas.
-Mmmm no hay problema querido, mi vagina es tuya- Se mordía los labios para no gemir, pero era imposible- Ahhhhhh cógeme así Alex, dale pene a tu tía.
Se escuchaba ese sonido húmedo de nuestros cuerpos chocando entre sí, la calidez de su vagina era increíble, algo que nunca pensé sentir.
Continuamos por varios minutos hasta que llegue a mi limite
-Tía!!! quiero orinar! – Dije pues pensé que el eyacular era orinarse un poco.
-Adelante Alex, hazlo adentro de tu tía, suelta tu «orina»- Ella me aprisiono con sus piernas, aunque hubiera querido sacarla fue imposible.
-Ahhhhh- No pude aguantar más, lancé un gemido y comencé a eyacular adentro de la vagina de mi tía.
Mientras mis pequeños chorros de semen salían, ella llego al orgasmo mojándose más, tan solo me jalo del cuello para besarme y hacer que mi cabeza quedara en medio de sus perfectas tetas.
-Ah… Ah… eso querido, tu lechita esta adentro de tía Sandra- Decía entre jadeos.
Nos quedamos así aproximadamente un minuto hasta que el teléfono de mi tía sonó, era mi madre la que le hablaba. La primera vez que hablaba desde que salí de casa, algo que le llamo la atención a mi tía Sandra, pero en ningún momento saco mi pene de su vagina.
Fin de la parte uno.
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