Adela: mi pervertida sobrinita
Una niña de diez años es la obsesión de un hombre pervertido y muchos años mayor, pero lo peor de todo, es que se trata de su propio tío… .
Adela: mi pervertida sobrinita.
Ella se llamaba Adela, pero todos la llamaban por su segundo nombre Brigitte. Un nombre que no me gustaba tanto como aquélla, una dulce niña de ojos achinados, piel blanca, cabellos lacios y negros, ojos marrones y cuerpo de un trasero redondo cuando se daba la vuelta; porque por delante sus «chichis» eran recién pequeños triángulos de carne de pezones rosados.
Aunque lo que les voy a contar sucedió cuando ella aún tenía los diez años. Pero desde más pequeña aún, fue una niña dulce y coqueta. Yo tenía que aprovechar esa oportunidad como su tío que era, o dejaría de llamarme hombre o lo que es un pederasta.
Aquella noche era el cumpleaños cincuenta de mi primo hermano, e iba a ver una fiesta a lo grande, incluido piñata. Estaríamos todos sus primos, hermanas, y tíos de mi primo de nombre Franco. Aunque él tenía una casa humilde, al menos contaba con un gran patio trasero para albergar a todos sus invitados, bailar y beber hasta que llegara la madrugada. Y eso era precisamente lo que íbamos a hacer con todos los familiares e invitados hasta poco a poco se empezaron a ir.
Mi primo bailaba todo el tiempo, pero eso no me impedía de llenar cada vez que veía vacío su vaso. Mis primas, y hermanas se fueron al llegar la medianoche, y casi solo quedamos hombres cuando llegó las 3 de la madrugada.
Pero aún así, por ratos veía a Adela salir de su cuarto, y pasar atravesando el patio rumbo a la cocina, que estaba en un cuarto aparte. Ella me miraba, y yo al mirarla, ella se sonreía contenta. Creo que me estaba diciendo que yo le gustaba mucho; pero, era solo yo el que la deseaba como un animal hambriento por desflorar su pequeño e inocente ser. Pero en esos momentos de locura, poco me importaba el delito y pecado que estaba pasando por mi mente.
Cuando se acabó la cerveza no me quedó más remedio que ir a comprar más, pero espere que se fueran algunos conocidos que solo querían beber gratis. Cuando volví solo quedaba mi primo, y otros sobrinos mayores que ya le daban a la bebida. Así como aún estaba ahí, su esposa, y su cuñada que es madre soltera.
Empezamos a volver y beber de nuevo, la hermana de mi cuñada estaba bien colocada después de haber bebido mucho, y parecía que le echaba el ojo a uno de mis sobrinos, por lo que esté se la llevó cuando estaba ya no podía mantenerse en pie. Mi cuñada también parecía estar muy ebria, por su exagerada forma de bailar y porque soltaba muchas groserías. Mi primo Franco hacia como que todo era parte de la fiesta.
Cuando estaban descuidados bailando, decidí, meterme en el cuarto de Adela, que parecía aún despierta, pues tenía las luces de su cuarto prendida.
—Hola qué haces?— la pregunté cuando inesperada mente abri la puerta de su cuarto, y ella soltó el celular donde yo creí que jugaba. Pero no era eso, el celular había caído de frente, y en ella, se reproducía una escena de una película xxx.
—No deberías ver eso, no son cosas para niños—. Dije acercándome al borde de su cama que tenía muchos estampados de hello Kitty.
—Pero ya no soy una niña, ya no me orino en la cama. Además ya menstruo…
El celular era de uno de sus hermanos mayores, y a veces se la prestaba para que ella hiciera sus tareas o se distrajera con algún juego de niñas.
Aquella confesión hizo que de repente, sintiera un calor por dentro. Mi sangre, mi corazón; lo que sea, pero estaba empezando a sentirme excitado.
—Eso quiere decir –balbucee agitado solo para ella–, que ya puedes tener sexo.
—¿Qué es eso? ¿Y por qué querría hacerlo?
—Es eso que estabas viendo en el celular, y es lo que practican los adultos cuando se quieren, y lo hacemos porque se siente rico.
La vi a los ojos fijamente, y estaba pensativa; entonces levantó la cabeza para verme fijamente también. No me sentí calmado hasta que volvió a mostrar su sonrisa.
—Entonces tío, deberíamos practicarlo, y de paso me enseñas, si es que es verdad que me quieres mucho. ¿O no es así?
El solo oír esas palabras inocentes que me invitaban a llevar a cabo mis bajos instintos, hizo que se levantará en una potente erección que me hizo doler entre mis piernas.
—Tienes razón cariño, y si tú quieres podemos practicarlo juntos ahora mismo—. Dije agitado, con nervios en mi voz por lo que la iba a ser.
—Está bien –Dijo con una sonrisa pícara–. ¿Cómo empezamos?
—Eh bueno, debemos sacarnos toda la ropa primero. Luego hacer lo mismo que veías en tu celular, pero en la cama, ya que no tienes mucha experiencia. La primera vez te va a doler un poco, pero solo será hasta que entre mi verga. Luego de eso vas a sentir muy rico, te lo prometo querida sobrina.
—Oh está bien, Lucho –dijo tiernamente–. Haré lo que tú digas. Todo.
—Entonces anda, quítate toda la ropa, y hazme un espacio en tu cama. Y creo que sería bueno que apaguemos las luces, no vaya ser que entre tu madre y nos pille…
Afuera se escuchaba como mi primo Franco se ponía a cantar una canción gringa de los ochenta, sin siquiera saber inglés. Eso me dió algo de risa, pero me dio más confianza para aprovecharme de su niña, ya que en el fondo, odiaba a mi primo. Por no haberme dejado estar con su hermana menor hace muchos años cuando solo éramos unos adolescentes. Y la alejó de mí. Se podría decir que nos gustábamos, y pude con ella haber tenido mi primera experiencia sexual. Pero en vez de eso, tuve que conformar me con pagar una puta para perder mi virginidad.
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No importaba mucho el futuro que me deparaba, de todos modos era un parásito y quería morir pero antes haciendo algo de lo que la gente hablara mucho, y pegara el grito en el cielo.
Por eso, que no dudé en meterme a la cama junto a Adela totalmente desnudo y ya por supuesto con el pene bien erecto. Pues mi sobrina se sorprendió un poco, pero creo que la supe decepcionada. En la pornografía había muchos penes de gran tamaño, y yo no pasaba de los trece centímetros.
No me importaba que se hubiera burlado, de todos modos se iba a dejar desvirgar por mí. Y eso era lo que más me importaba, luego tal vez sería más fácil hasta que encontrara alguien mejor que yo.
Dejé de pensar y la pedí que se abriera más de piernas, puse mis manos una a cada lado de su cabeza y con mi verga bien erecta empecé a empujar en su entrada.
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La música de la fiesta seguía, incluso parecía que habían venido más personas a tratar de acabarse las últimas siete cervezas. Mientras tanto, la cabeza de mi polla ya había entrado en su vulva, pero al parecer no había podido romper aún todo el himen, empujé con fuerza. Adela se quejaba, pataleaba, y lo unico que yo me pedía es que no gritara mucho. La fuerte música a pocos metros de nosotros nos silenciaban totalmente.
Creo que fue con una música techno cuando logré romper su himen y ella me abrazo muy fuerte hasta arañando mi espalda. No me importó, cuando la vi lloraba, pero no parecía triste. Me quedé quieto hasta que me dijo que ya no le dolía. Empecé a meter y sacar mi verga de su vagina. Y poco a poco Adela empezó a sentir rico, y hasta la hice gemir.
—Tenias razón Lucho, ahhh sí así… Dame más, ah ah ah ah así…
La estaba follando sin condón, y si no tenía cuidado podría dejarla preñada.
—Creo que sería bueno que ahora tú estés arriba y me cabalgues como en esos vídeos que ves, putita.
Adela aceptó, y rápidamente cambiamos de posiciones. Agarró mi verga, y la llevó hasta la entrada de su vagina. Ella misma se ensartó mi polla, y comenzó a cabalgarme como toda una experta. Nunca había estado con un hombre, por lo que deducía que esta niña había visto mucho porno.
Cuando casi me estaba por correr, la detuve y la puse de costado para follar de cucharita.
Acaricié sus pequeños pezones casi planos, y luego baje mi mano libre sobre su vulva, froté con ansia el clítoris de la niña, y la veía jadear fuerte, y luego exportar en jadeos…
—tio, siento que me voy a orinar
Le dije que lo soltara, que era otra cosa y no orina. Entonces metí mi verga dentro de su chucha, no dejé de frotar su clítoris mientras la penetraba de cucharita por la vagina. El sonido de nuestros cuerpos chocando era fuerte, pero al parecer por la fuerte música de los parlantes no éramos escuchados.
Adela comenzó a gemir alocadamente, hasta que explotó en otro orgasmo, su cuerpo temblaba y sentia su corazón queriendo salir de su ser, mientras yo la embestía con dureza.
Cuando sentí que ya no daba para más la volteé y nos besamos con pasión.
Me corrí un poco dentro de ella, el resto sobre su ombligo y abdomen.
La abracé, y ella me correspondió. Estaba agotado, no sé porque de repente me ganaron las lágrimas. Había desflorado a mi sobrina, pero a la vez sentía que ya nada podía ser igual desde ese momento en adelante…
—¿Qué te pasa tío, te sientes mal?
—Lo que pasa Adela, es que no debemos decirle a nadie lo que hemos hecho esta noche. ¿Me entiendes? Si no me vas a meter en un gran problema.
La miraba preocupado, y al parecer ella también lo sentía y entendía el asunto. Ya que me lo prometió juntando su dedo meñique con el mío e hizo su voto de juramento.
La acerqué a mi boca y nos besamos, ahora sí como dos amantes en un largo beso francés, y no pareció importar siquiera mi aliento a cerveza. Me levanté y cambié para volver a la fiesta. Ya eran más de las 4:30 y parecía que aquella celebración estaba a punto de terminar.
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¿Qué les pareció mi primer relato… Quieren que la continúe?
Me ayudaría sus votos y comentarios.
Que lindo tío
me hubiera gustado mas juego previo, besos y mamadas, eso de ir directo a la penetración me saco de honda, tal vez otro relato con mas detalles eróticos
Excitante deseo saber más de tubsobbrinaa