Agradable Sorpresa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Karla_patito.
Aunque lo intente, jamás podré olvidad esa mirada y esa pícara sonrisa cuando me dijiste que harías de esta cita, una cita especial para mí, no celebrábamos alguna fecha en especial, simplemente celebraríamos el hecho de estar juntos tu y yo.
Cuando me llamaste y me lo propusiste, sólo me pediste que me arreglara muy coqueta, para un día especial, por más que insistí no me diste más detalles, te quise engañar con el pretexto de saber qué tipo de ropa ponerme para que soltaras prenda, pero no lo logré, sólo repetiste con tu más sensual tono de voz: “Quiero que te pongas algo muy sexy… y obviamente, no olvides usar medias” y colgaste el teléfono.
Eran las 5 de la tarde y quedaste de pasar por mí a las 8:30, tiempo más que suficiente para arreglarme, aunque la verdad me quedé un poco molesta por tanta intriga y más por complacerte que por gusto, me dirigí a preparar la bañera ya que se me antojó darme un baño de tina y no mojarme el cabello (ya me había bañado a media mañana), le agregué una gotas de esencia de rosas y mientras se llenaba la tina abrí el closet para elegir que me iba a poner, después de tanto darle vueltas a la ropa (nada raro en nosotras) me decidí por un vestido halter en color rosa pálido de espalda descubierta, ceñido por debajo del busto y con caída libre de largo 10 centímetros arriba de la rodilla, acompañado de una “torera” que le hacía juego y que ayuda mucho para quitarte las miradas morbosas de quién no quieres de encima, abrí mi cajón de lencería y escogí un liguero y tanga que tu me habías regalado y medias de seda fiusha, como el escote es muy amplio, opto no usar bra, sólo unas pezoneras para evitar molestias, completaba el atuendo un lindo par de zapatillas de pulsera, un discreto collar de perlas y aretes a juego.
De mala gana comienzo a desnudarme y me coloco una gorra de baño para no mojar mi cabello, llegué justo a tiempo para cerrar las llaves de agua porque la tina estaba a punto de desbordarse, benditos rebosaderos que me evitaron el trabajo de secar todo el piso del baño, encendí las velas aromáticas y sin más, me metí a la tina y dejé que el agua se encargara de consentir mi cuerpo, poco a poco comencé a relajarme cayendo en un rico sopor, tomé la esponja y la impregné de gel y comencé a enjabonarme sin prisas, disfrutando del roce de la esponja recorriendo mi piel milímetro a milímetro, bien era el preludio de tus caricias recorriendo mi cuerpo, encendiendo mis entrañas al contacto con tu piel, con eso en mente, terminé mi baño y una sonrisa que borró mi mal humor se dibujó en mi rostro.
Me senté frente al tocador y terminé de secar mi cuerpo, comencé a consentir mi cuerpo con esa crema humectante de strawberry y champagne que tanto me gusta, comencé a maquillarme, algo discreto, sombra de ojos, un poco de rubor y lipstick, me puse la tanga y el liguero y comencé a enrollar lentamente la media, disfrutando el suave tacto de la seda en mis manos y lentamente comencé a enfundar mi pierna en ella, lentamente, sintiendo como esa adorable sensación se apoderaba de cada centímetro de mi piel hasta colocarla por completo y asegurarla con el liguero, me encanta la vista de mi misma ante el espejo que irradiaba sensualidad en ese acto, la segunda media me la puse de pié, ayudándome con la silla para subir la pierna, repitiendo la operación y disfrutando de la misma manera la erótica vista en el espejo, me coloqué las pezoneras y me puse los zapatos, no dudé ni por un momento que Carlos estaría fascinado con mi elección, me puse el vestido, retoqué mi maquillaje, peinado y coloqué mis accesorios, en el momento en estaba poniéndome los aretes sonó el timbre de la puerta, oops!! Ya eran las 8!!!!!
Obviamente era Carlos súper puntual como siempre, al abrir la puerta percibí como se le iluminó la cara al veme, me dijo: “Te ves espectacular Karly!”, me dio una rosa que llevaba para mí, me tomó suavemente por la cintura y me besó. No se si me estaba predisponiendo, pero ese beso, aunque breve, lo sentí diferente, no se explicarlo, pero se gustó, un beso muy rico.
Sólo me dio tiempo de tomar la torera y mi bolso y salimos de casa en su auto, yo le pregunté: “A donde me llevas mi amor?” y el solo me respondió: “Ya lo verás, pero antes, quieres cenar algo?” Ok, le respondí y enfiló por la Av. Insurgentes. Como muchas veces, posó su mano en mi rodilla y comenzó a acariciar mi pierna, muuuuy despacio, casi era milimétrico el desplazamiento de su mano sobre mi muslo, yo puse mi cabeza en su hombro y abracé su brazo, el hacía como que iba muy concentrado en el tráfico y no volteaba a verme, solo seguía desplazando su mano en mi entrepierna, subiendo ya mi vestido un poco y tus dedos comienzan a jugar ya con la liga de la media y ese cosquilleo comienza a sentirse entre mis piernas y mi respiración se comienza a agitar, tu sigues disimulando y tu mano continúa avanzando, ya siento tus dedos jugando con mi tanga, sobando sólo con uno de tus dedos por la orilla, no tengo más remedio que separar las piernas y abrazar muy fuerte tu brazo al momento que desde lo más profundo de mi ser se escapa un suspiro, bajo mi mano hasta tu entrepierna buscando el bulto que de seguro debes tener ahí, pero tu retiras tu mano de entre mis piernas, tomas mi mano y me detienes, eso me sorprende un poco ya que a ti te gusta que lo haga, pero regresas posar ahora ambas manos, la tuya y la mía, en medio de mis piernas, tu mano dirige a mi mano sobándome deliciosamente, como puedo hago a un lado mi tanga y lleno mi mano con la tuya de mi humedad, separas mis labios y me diriges para que sean mis dedos los que se introduzcan en mi mientras tu continúas masajeando mi clítoris, wooow!!! Hace mucho que no hacíamos esto!!! Me dejaste entretenida conmigo misma mientras tus manos volvían a acariciar mis piernas, te encanta sentir la suavidad de la seda y ese rose tan delicioso y que a mi me enloquece… discretamente me detienes porque ya estábamos por llegar al restaurante.
Acomode mis tanga y mi vestido, y tomé mi bolso para retocar un poco mi maquillaje, más que nada para disimular, llegamos y como siempre, muy caballeroso abriste mi puerta y me ayudaste a bajar, me iba a poner la torera pero tu me detuviste, “No Karly, quiero lucirte y ser la envidia de todos” me dijiste y bueno, yo te complacería.
Y si, llamaba la atención, pude observar como varios caballeros me miraban al pasar, y bueno, como buena coqueta caminé con un contoneo sexy. Y tenías reservación así que la hostess nos condujo a nuestra mesa, no vale la pena comentar la cena, sino lo que sucedió mientras tanto, en cuanto nos sentamos, por debajo de la mesa comenzaste a acariciar nuevamente mis piernas, con las uñas “rascabas” la seda y esa sensación me enloquece y tu bien que lo sabes, yo me dejé hacer por un buen rato, disfrutando de tus caricias y esperando que esa mano subiera un poco más, es por eso que yo sugerentemente abrí mis piernas invitándote a explorar una vez mas, lo que ahí había para ti… pero no lo hiciste, me llenabas de excitación y a la vez, de esa desesperación de que de alguna manera, desfogaras el calor que estabas encendiendo en mi vientre, yo busqué entre tus piernas, pero tu te resistías, eso me seguía extrañando, ya que otras veces te dejabas hacer tu también en ocasiones anteriores, pero hoy no, así que insistí y me extrañó que esta vez tu bulto no se “extendía” sobre tu pierna, sino sobre tu vientre, notaste mi cara de extrañeza y sólo sonreíste, me besaste, retiraste mi mano y de dijiste: “Espera mi amor, no comas ansias, mejor terminemos de cenar que esta noche será especial” y eso hicimos, yo estaba más que mojada y se me ocurrió ir al sanitario a “apaciguarme” un poco, pero no lo hice, prefería continuar con el cosquilleo entre mis piernas y salimos del lugar.
Llegamos al hotel y yo ya estaba que reventaba, me tenías en extremo caliente y lo que más deseaba es que me hicieras el amor, que me cogieras, que tuvieras sexo, lo que sea y como sea, sólo quería ser tuya, apenas transpusimos la puerta del cuarto y me colgué a tu cuello y te comencé a devorar a besos, besos salvajes, desesperados mientras prácticamente te arrancaba la camisa, tu me tomaste por la cintura y me apretaste a tu cuerpo, lentamente bajaste tus manos para subir mi vestido y comenzaste a masajear mi trasero, cómo decimos en México, de a “cartón de cervezas” y obviamente alcé mis piernas para enredarlas por tu cintura dejándote en precario equilibrio por la sorpresa, así que sólo te acercaste a la cama y te dejaste caer conmigo encima, yo comencé a cabalgarte por encima de la ropa aún porque ya ansiaba tener dentro de mi ese delicioso trozo de carne que me hace tan feliz, me saqué el vestido por arriba y te ofrecí mis pechos los cuales aceptaste gustoso quitando las pezoneras con tus dientes, obvia decir que mis pechos ya estaban mas que duros y mis pezones pedían a gritos tu boca, me encanta sentir tu lengua juguetear en mis pechos, sentir tus dientes mordiendo tiernamente de mis pezones y la succión de tus labios aplacando el calor de mis volcanes a punto de hacer erupción. Luego pegue mis pechos a tu pecho desnudo y nos besamos apasionadamente y luego, besé tu cuello, mordí tus orejas (algo que odias pero que yo disfruto) y besé cada centímetro de tu cara, bajo un poco para besar tu pecho mientras tus manos juguetean con mi cintura, mis caderas y mis muslos bajo un poco más y beso tu abdomen mientras que mis manos buscan desabrochar tu pantalón… pero me detienes, no sé qué pasa, por qué lo haces? Sólo sonríes, una sonrisa pícara, de niño travieso, me pides que me pare al pie de la cama, frente a ti y que cierre los ojos, me dices que tú te quitarás el pantalón, pero que me tienes una sorpresa….
Un poco sacada de onda, pero en extremo excitada obedezco y te complazco, me paro frente a ti y cierro los ojos, escucho como caen tus zapatos y como te quitas el pantalón, escucho como te acomodas en la cama y tu voz que me indica que ya puedo abrir mis ojos…
… muda, sorprendida, muy sorprendida, tanto que no podía moverme ni pronunciar palabra, eso sí, segura estoy que me dejaste con la boca abierta… tu cara aún estaba enmarcada por esa sonrisa traviesa, tu torso desnudo y… enfundado en unas pantimedias negras!!!! No lo podía creer!!! Ya alguna vez habíamos comentado algo sobre una fantasía así pero… No podía creer que lo habías hecho!!!!
Al verme inmóvil, sin hacer ni decirte te inquietó y me dijiste: -“¿No te gustó la sorpresa mi amor?” Yo reaccioné y sonreí, no dije nada, no era necesario, como una gatita me fui acercando poco a poco a ti, contoneándome, gateando sobre la cama, recorriendo lentamente tus piernas y acariciando la suavidad de tus pantimedias, pero no con mis manos, sino con mis pechos, sentir ese roce exquisito mientras mi lengua poco a poco lamía tus muslos, ahhh!! Que placer tan delicioso y ver sentir tus testículos aprisionados en esa delicada prenda me puso aún más caliente, comencé a besártelos, a chuparlos por encima de las medias, un placer nuevo y que me estaba resultando súper placentero y después recorrer tu pene con mi lengua, lentamente, poco a poco disfrutando de esa doble delicia de sentir tu miembro caliente y el roce de la media, aaahhhh!! Que grato placer fue llegar a la punta de tu pene y sentir tu líquido preseminal impregnado en ese delicioso tejido, pegué mis labios para comerme ese delicioso néctar que sale de ti, y con las medias no puedo hacer otra cosa que lamerlo y lamerlo, como un delicioso caramelo, me enloquece esa mezcla de nuevas sensaciones, y me dispongo a sumar una sensación que me encanta, sólo que en lugar de disfrutarlo con otra chica, ahora lo disfrutaría con mi chico… hice a un lado mi tanga y me monté en tu pantorrilla, dejando que mi humedad mojara la media y luego, comenzar a restregarme cabalgándote encima de ese tejido que me enloquece, ya no aguantaba más y desesperada, hice lo que otras veces hacías tú: a la altura de tus testículos, mordí la pantimedia hasta romperla y poder liberar tu pene que quería devorar. Cuando lo logré lo metí todo a mi boca, succionando como loca tu pene bañado en fluido, que delicia, pocas veces tu pene había soltado tanto líquido preseminal como en esta ocasión, no se por cuánto tiempo te lo mamé, pero yo podía haber estado horas haciéndolo mientras yo empapaba tu pierna con los fluidos de mi primer orgasmo!!!!
Me detuviste porque aún no querías venirte, me pediste dejarte disfrutar con un 69 a lo que yo, no tarda ni perezosa accedí, ambos acostados nos acomodamos, y como “espejo” comencé a hacerte lo que tú me hacías, así que mientras tu lengua recorría mi entrepierna, mi lengua fue recorriendo la tuya, si tu mordías mis labios, yo lo hacía con tus testículos, si tus manos recorrían mis piernas, yo lo hacía en las tuyas, cuando tus manos restregaban mi trasero yo restregaba tu trasero y cuando te prendiste a mi clítoris, yo me devoraba tu pene… así provocaste mi segundo orgasmo, plano y placentero y no dejabas de lamerme aunque yo brincara por las cosquillas que esto me provocaba hasta que me separé de ti, mi vagina pedía a gritos tu pene.
Me bajé de la cama y te pedí que te acercaras, tú te sentaste pensando que yo me iba a acoplar así y pretendiste quitarte las pantimedias, yo te detuve, no iba a permitir que terminaras con el erotismo que en mí habías despertado y no sé ni cómo ni por qué, pero te recosté y tomé tus piernas como muchas veces lo haces tú, las repegué a mis pechos abrazándolas muy fuerte, pasando mis mejillas acariciando tus medias y sin pensarlo, comencé a moverme como si fuera yo el chico y tú la chica, no sabía que iba a sentir, lo hice de principio como algo erótico, pero mi vagina se encontró con tu pene, así que sólo abrí un poco mis piernas y con mi mano guié tu pene y me lo encajé muuuy despacio, woooow!! El erotismo hizo que sintiera cada milímetro de tu pene introduciéndose en mi como un tizón encendido que quemaba mis entrañas, encendiste en mi una pasión desenfrenada y comencé a “cogerte” yo a ti, solté tus piernas que se acomodaron en mis hombros y yo abrí un poco más las mías y con eso logré que tu pene se hundiera casi por completo en mi, sin querer, vi nuestros cuerpos reflejados en el espejo, la imagen que vi, llena de erotismo me hizo comportarme como una desesperada y comencé a moverme como una posesa, mis gritos de placer llenaban la habitación y seguramente todo el hotel pero a mí no me importaba, estaba disfrutando como loca, como pocas veces hasta ese día lo había hecho, no sé si fueron horas, minutos o segundos lo que “te cogí” yo solo veía tu cara de placer, nuestros cuerpos en el espejo y tu pene entrando y saliendo de mi una y mil veces, hasta que explotaste dentro de mi inundándome con tu semen, que placer tan indescriptible, yo apuré mis movimientos y segundos después mi vagina se convirtió en mi corazón explotando en un glorioso orgasmo y latiendo una y mil veces aprisionando tu pene que me llenó de placer, apenas si mis piernas me podían sostener, me temblaban, temblaba toda y me dejé caer sobre ti, exhausta, satisfecha…. de momento…..
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