Arrimón Inesperado
Un viaje de rutina del colectivo del trabajo a mi casa se convierte en un «creampie» con un desconocido.
Me llamo Aracely mi trabajo está en Calimaya y vivo en Toluca, México
Quiero platicar acerca de una situación en la que me encontré (o me puse yo misma) hace unos días, el pasado viernes después de que salía de mi trabajo ya bien cansada, en lugar de pagar un uber decidí tomar el autobús que me lleva a mi casa, no es un destino tan cercano y se me ocurrió que quizá podría incluso dormitar un poco ya que la distancia entre el trabajo y mi casa estan muy distanciados, yo estaba harta y en lo único que pensaba era en llegar a merendar, a mi cama a descansar y quizás a toquetearme un rato, ya que han pasado varios meses y no he tenido sexo porque no tengo pareja, en fin… Esperé en la fila de la parada del bus al igual que todos los demás, como era hora pico obviamente sabía que tendría que viajar de pie, me subí al camión que como lo pensaba iba lentísimo, había gente parada incluso en los escalones de la puerta, como pude pasé entre la multitud y alcancé a llegar casi hasta atrás, cerca de la puerta trasera, por donde baja el pasaje. En fin, así iba, medio dormitando con la cabeza recargada en mi hombro, cuando de el camión dio un enfrenón bruscamente, nos sacudimos y hubo incluso quienes apenas lograron sujetarse para no terminar en el piso, todos nos asustamos pero así quedó, no hubo lesionados ni pasó nada grave, solo fue el susto, y que todos nos empujamos unos encima de otros, luego de la respectiva mentada de madre de algunos pasajeros para el chofer, nos acomodarnos de nuevo, una vez arrancamos noté que quede más apretada, había alguien que me estaba empujando, estaba detrás de mí, muy junto, yo no mire ni siquiera para ver de quien se trataba, solo lo tomé como que eramos muchos y no había mala intención en quedar tan pegados, me tomo unos segundos darme cuenta que no era por accidente, la persona detrás de mi claramente me estaba restregando su pene erecto! Yo no sabía que hacer, solo me moví un poco para alejarme, pero cada que se bajaba alguien, ésta persona se volvía a acercar para quedar atrás de mí como para poder tallarse sobre mis nalgas, aún cuando no pasaba nadie lo seguía haciendo, honestamente me pareció incomodo, ya que yo no había dado pié para que se me acercara, yo usaba una falda de verano con resorte a la cintura y de tela delgada, así es que podia sentir todo como si fuera mi piel, la cercanía de aquel muchacho me molestaba y me parecía de mal gusto, aunque el tener pegado algo que ya extrañaba me prendió un poco, de todos modos como sabía que era algo incorrecto me volteé para confrontarlo y sin decir nada lo mire con cara de desaprobación intentando hacerle saber que estaba molesta, él era un joven en sus veintitantos, alto y fornido, de quijada cuadrada y manos grandes (muy grandes) si bien no un hombre tan guapo, sí era muy varonil, él desvió la mirada y sentí que me había hecho entender para que no se me acercara nuevamente sentí que había logrado dominar la situación, hizo un gesto de que poco le importaba pero se alejo un poco, mientras se acomodaba su cosa, era un bulto grande y se veía lo duro incluso por encima de su pantalón, yo me había hecho entender y había logrado que mi acosador desistiera aunque por dentro creo que hasta salivé un poquito, aunque él no se dio cuenta.
Tras unos minutos y ya más calmada tenía muchas cosas en que pensar, en la casa, las cuentas, los quehaceres domésticos, en mi tiempo de celibato, en la verga que me acababan de embarrar etcétera, en fin, había mil cosas, por un segundo crucé miradas con mi acosador según yo para volver a advertirle que estaba atenta para repeler su agresión y creo que el lo entendió al revés o quizá era solo que podía más su calentura que mi rechazo porque unos segundos después lo vi acercarse de nueva cuenta hacia donde me encontraba yo… Trataba de quedar fuera de su alcance, pero con lo lleno que iba el bus, era imposible alejarme, cuando me di cuenta ya estaba formado detrás de mi, y se me pegó otra vez, sentí su sexo rozando mis nalgas, se me erizó la piel, mis poros se sentían abiertos y los vellos de mis brazos y piernas se electrizaban debido a la rigidez de tan maravillosa herramienta, yo estaba muy nerviosa al ver qué no se iba a detener, así es que durante los siguientes minutos estuvo embarrando su verga contra mis nalgas, yo por supuesto que intentaba alejarme o quitarme de enfrente de él pero era imposible, cada que me movía él se movía hacia donde estaba yo, y ya no sabía que debía hacer, después de varias embestidas me empezó a gustar y me quedé en el mismo lugar, decidí que en cualquier momento podía bajarse él o alejarse así es que no puse ya casi nada de resistencia, mas bien me había rendido y pensé que lo mejor era dejarlo terminar así es que lo dejé seguir, para que terminara el episodio. Yo estaba nerviosa, y por una parte quería confrontarlo, gritarle o empujarlo y detener todo en ese momento, aunque también me imaginaba ¿Que tan lejos se atrevería a llegar? Era una pregunta no retórica, que no debería estarme formulando, pero ya para ese momento yo estaba resignada aunque también muy caliente. Mis convicciones cambiaron cuando discretamente pero sin pudor, el extraño tocó mi trasero con sus mano izquierda, mientras la otra se sujetaba de la baranda, y seguía jugando y rebotando su pene en mi trasero, la verdad sentí muy rico, y baje la mano derecha con la misma discreción para tocar que es lo que había detrás de ese pantalón, era en efecto gruesa y estaba durísima, solo quería disfrutar y dejar de pensar, así es que no hice nada, y el muchacho asumió que me había gustado, así es que lo dejé seguir y pasó su mano de mis nalgas a mi espalda, haciéndome caricias por las caderas y muslos, puso su mano en mi vientre y luego me abrazo para jalarme hacia él, mis tetas que estaban duras por la excitación de la cercanía de su joven y viril cuerpo, yo ya estaba más que excitada, estaba en mi límite, tenía su respiración muy cerca, estaba en mi cuello, eso me puso todavía más cachonda así que le paré mi culito ¿Que estás haciendo? Me pregunté mientras que él me susurraba, – Eso es todo, ¡Así me gusta una vieja, caliente! A partir de ese instante perdí la noción del tiempo y el sentido común, me abandoné y decidí ceder a sus grotescas intenciones, a todo… En eso estaba, desvariando cuando sentí uno de sus pies patear suavemente entre los míos, quería que abriera mis piernas, y lo obedecí, desplegué ligeramente mis piernas y entre el movimiento de la gente y del camión, metió su mano debajo de mi falda, entre mis piernas y comenzó a sobarme,
– Que rica panochita tienes mi amor, que nalgas tan suaves para restregar mi verga, mmm…
Me tocaba y realmente me tocaba bien rico, ya no se me despego, iba casi encima de mí, la tarde estaba pardeando así que la obscuridad se volvió cómplice, no había luces dentro del camión, y aún nos esperaba un viaje largo; de nuevo se acercó a mi oído
– Creo que me estorba esto…
Mientras bajaba mis pantis, me comenzó a toquetear otra vez pero esta vez sentí mucho más rico, me decía cosas como: “así me gustan las panochas, suaves, como la tuya”. Subía y bajaba sus anchos dedos por mi raja, una y otra vez, cuando llegaba a mi culito lo masajeaba con cuidado y cuando llegaba a mi vagina, metía sutilmente su dedo, me volvía a murmurar: “que rico agujerito” mientras metía sus dedos. Me temblaban las piernas, yo estaba súper mojada por la excitación y obviamente por imaginar el paquetote que tenía entre mis nalgas. Luego se separo de mí, yo no me quería, ni me podía mover porque tenía el calzón a la mitad de mis piernas, aunque aparentemente nadie se percataba de la situación, me comencé a poner nerviosa, no sabía qué hacer, luego el tipo se me arrimó otra vez…
-Guárdame este regalito.
¡Se había sacado la verga y la puso entre mis nalgas! Oh Dios sí que era grande y gruesa, tal como la imaginé, moví la mano hacia atrás para tocarla, era muy grande en verdad, estaba calientita y babosa, lo masturbé un poco, me gustó sentir en mi mano una verga tan colosal, luego yo misma lo ayudé bajando mi falda un poco como para exponer mis nalgas y que su verga resbalara hasta quedar debajo de mi conchita, la quería dentro de mí y él por supuesto que también se notaba por como me embestía una y otra vez, quería partirme en dos y comenzó a hacer movimientos de vaivén, sin metérmela, me decía: “mójame con toda tu lechita.” el camión no hizo alto y cayó en un bache y todos saltamos, él, aprovechó para agarrarme de la cintura y cuando caí solo sentí que su verga apuntaba directamente en mi conchita, yo estaba ansiosa y paraba las nalgas esperando por ese trozo de carne, esperaba que me la metiera y eso es lo que sucedió, fue tan rápido que solo me salió un gemido, y así nos quedamos, no podía creerlo, tenía el corazón a mil, iba con la verga de un desconocido adentro de mí y nadie hacía nada o parece que a nadie le importa
-Ahora, así te vas a ir chiquita bien ensartada en mi verga, se ve que te encanta ¿Verdad? Te la metí de un solo golpe y que rico te la comiste.
Mientras en efecto, me la estaba comiendo toda, me sobaba y apretujaba mis nalgas diciéndome: “mira nada más que nalgotas se están comiendo mi verga mmm” yo simplemente me sentía en las nubes, meneaba mi culo para su placer, y él hacía lo propio para venirse, así que me incline un poco, y el comenzó a moverse, aunque trataba de disimular, sé que había quienes sí se estaban dando cuenta de lo que estaba pasando, pero eso solo me calentaba más, cuando el camión arrancaba se salía cuando frenaba me la metía, fueron pocas las metidas y sacadas que dio, el bombeo era delicioso, él lo hacía disimuladamente pero para ese momento yo ya quería más, yo empujaba fuerte tratando de tener dentro toda la monstruosa verga de aquel desconocido mientras llegaba a un orgasmo como pocas veces he tenido en la vida, al fin sentí como se vino dentro de mí y me llenaba de su leche, claramente noté como su semen mezclado con mis jugos comenzó a chorrear por mis piernas me saco la verga, se la limpió en mi falda, se la acomodó dentro del pantalón, me subió mis panties y medio arregló mi falda. Me dio una nalgada y tocó el timbre para bajar, me dijo :
– Que puta eres amor!
Y yo quedé ahí muerta de pena aunque satisfecha, esperando a llegar a casa tan rápido como sea posible.
Hola me llamo Carlos, soy de Toluca, me gustaría conocerte, me éxito mucho tu relato puedes contactarme a este número 7222488576