Aseo embarazoso
Nunca llegó a notar la diferencia. El jabón líquido y su textura eran similares a mi semen. .
Mi casa era de 4 pisos entonces llegamos a alquilar para generar ingresos. El primer piso era habitado por mi, el segundo, por una inquilina cuarentona cuyos tributos lo describiré. Cuarenta años de vida y un cuerpo exigente para mí gusto. Un culito pronunciado en una dosis normal. Senos abultados ya que un amamanta a su hijo de 4 años. Cabello negro, piel blanca un tanto quemada por el sol ojos grandes y marrones con unas ojeritas que le daban un toque sexy. Era una mujer en su punto, además de madre soltera. En fin, su hijo era un travieso de mierda al que algunas veces le agarraba a correazos sintiéndome como su padre cuando me jodia la paciencia.
Fue entonces que yo tenía 14 años y mi pene ya había experimentado a una niña de mi edad que vivía en mi azotea y, de hecho, llevaba en mi pene su flora vaginal. Evidentemente ella llevaba lo mio en su zona íntima, algo que pasa incluso en la boca después de besar a alguien por más que te laves. Entonces estaba decido a diversificar mi pene con un ambiente distinto. Esta vez decidí intentar sacar plan a esta señora.
Fue así que empecé a meterme a la azotea y masturbarme con su roma íntima. Tenía de estilos muy excitantes y llamativos. Mi operación era masturbarme cuando aún estaban húmedos y dejar que seque con parte de mi semen.
También me metía a su cuarto porque la imbécil dejaba el cuarto abierto y en su ropa sucia encontraba el olor de su intimidad y odia lamer el sabor de su flor de vida.
Fue así que un día decidí conversarle.
Para no aburrirlos. Iré al grano. Le converse sugestivamente hasta que cedió y en el rincón de la azotea se bajó el short negro que contrastaba con la blancura de sus piernas, dejó ver su ropa íntima blanca con bordes lila, movió a un costado la zona que le tapaba la vulva, yo me bajé el jean que usaba y saqué mi calzoncillo y con mi pene de 10 cm a mis 14 años, arrinconados para que nadie nos vea, empezamos la copulación. Sus labios mayores eran rugosos pero calientes y ni hablar del interior que era húmedo y ardiente.
Su vagina era muy grande para mi edad pero quizás allí estaba el gusto tanto en ella como en mí. La fricción sola nos exitaba y empecé a empujar mientras nuestras piernas se movían tratando de mantener el equilibrio. Ella tenía que flexionar un poco las rodillas para que yo, su macho, pueda llegar. El olor era delicioso. Nuestros líquidos reproductivos se mezclaban y el calor que compartíamos de nuestra piel de la entrepierna era de otro mundo. Mi pene en formación fraccionada la zona íntima de una mujer experimentada. Hasta que termino eyaculando en tanto clímax de placer. Guardamos nuestros genitales como si fuesen armas del delito y no besamos. Ella se fue y yo me quedé dormido por todo lo intenso que viví.
Ahora supongo que irá a lavarse su vaginita con su jabón líquido íntimo. Los que no sabe es que el color y la textura de su jabón era similar al de mi semen que hace días deposite allí después de vaciar el jabón que había. Definitivamente esa mujer era mía.
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